Santiago
de cali, marzo 18 de 2016
Atisbos
analíticos no 239,
órgano
de ECOPAIS, Fundación ESTADO*COMUNIDAD Y PAÍS, “por un nuevo
estado para una nueva Colombia”, Humberto Vélez Ramírez,
humbertovelezr@gmail.com .
¿qué
pUEDE ser ese asunto
llamado
paz territorial?
Ponencia
presentada en La Universidad Libre de Barranquilla en la V Cumbre
Nacional por la Paz el 18 de marzo de 2016.
Como
centrales, tres puntos se abordarán en esta reflexión. Como punto
de partida se presentarán los componentes concretos de los que
podrían ser- mirados desde las lógicas de las sociedades civiles,
del movimiento social por la paz y del renaciente movimiento
campesino que, tras casi 50 años de pausa en sus luchas,
reverdeció en Colombia hace unos dos años largos como
paro cafetero[1]- los componentes concretos de una de las propuestas
de construcción de Paz Territorial; en segundo lugar, se
reflexionará cómo, tras casi cuatro años de diálogos en la
Habana- diálogos que ahora evidencian más espíritu de avance
que de frustración- en Colombia han emergido una serie de
situaciones, circunstancias y eventos, que podrían colocar al país
de cara al horizonte de un inédito proceso de reordenamiento
nacional a partir, ya no de los centros geopolíticos llamados
Bogotá, Medellín,Cali y Barranquilla, sino de una
transformación estructural de las relaciones sociales en el agro y
sobre todo, en las economías campesinas; finalmente, se
señalarán algunas ideas sobre cuáles serían las condiciones
necesarias para que Colombia pudiese acceder a esa inédita e
histórica etapa. De no precisarse esas condiciones objetivas y
simbólicas, nadie, por adivino o profeta que sea, logrará precisar
qué puede suceder en el país una vez se produzca, de
aquí a tres o cinco meses, la firma de acuerdos completos
y bien desarrollados y operativos y consensuados, de modo
adecuado, en la Mesa de la Habana.
De
todas maneras, por economías de tiempo y para poder tener en esta V
Cumbre un referente concreto para la reflexión y el debate, en este
Atisbos sólo se ha recogido el primer punto.
Los
Componentes concretos de una propuesta
de
construcción de Paz Territorial.
Hasta
ahora, tercera semana de marzo, variopintas son las propuestas de
construcción de paz territorial. Desde las lógicas del gobierno, el
líder de su conceptualización ha sido Sergio Jaramillo, Alto
Comisionado de Paz, quien, de distintos modos y diversos discursos
expositivos, siempre ha resaltado dos puntos: que la paz tiene que
empezar a construirse desde las regiones y que el gobierno debe
estar abierto a escuchar las voces que desde ellas emerjan ya
se tratase de los derechos de las víctimas o de los de
los pobladores; en la Conferencia dictada en La Universidad de
Harvard en abril del 2014 enfatizó, primero, que garantizar
esos derechos bajo un enfoque territorial exigía instituciones
fuertes no sólo en términos de organizaciones sino también de
prácticas y normas indispensables para la cooperación y la
convivencia, y segundo, que en Colombia no iba a haber otra
oportunidad para la paz; y en algunas oportunidades ha
insinuado, de modo suelto, algunos temas, pero sin que haya
presentado una propuesta orgánica y de conjunto al respecto.[2] Por
su parte, el Ministro para el Posconflicto, Rafael Pardo, ha señalado
que el esquema de Paz territorial “lo tenemos que construir entre
todos. Cada día el país está más centralista. Nosotros los que
estamos aquí, hallamos que tenemos la salida para las
regiones. Termino con un llamado al realismo. En este país nos
encantan las discusiones jurídicas, las discusiones constitucionales
y yo pido que no caigamos en esa falacia constitucional. En este
proceso de paz de lo que se trata es de cambiar las cosas, de cambiar
la realidad, de hacer las transformaciones necesarias para que
la paz signifique algo trascendental, algo para cada habitante de
Colombia. Si no lo hacemos ahora, entonces ¿cuándo?”.[3] De
todas maneras, aunque Rafael Pardo parte de un enfoque de paz
territorial, lo lleva más allá: que el conflicto va a reactivar la
economía; que no se puede limitar a algunos municipios ni a otorgar
beneficios para los desmovilizados ni a las zonas donde hay
conflicto; que debe ser transversal integrando el agro a la economía;
que también debe cubrir a los municipios donde hubo conflicto, aún
a zonas deprimidas de las grandes ciudades; que “un país en
posconflicto es un país donde todo el mundo está en las
mismas condiciones de oportunidad”; que para iniciar la
construcción se debe comenzar con la parte institucional y
que, por eso, en el Ministerio de Agricultura se acababa de crear “La
Agencia de Desarrollo Territorial” encargada de ejecutar los temas
del posconflicto como “un paraguas del Fondo que recibirá
recursos nacionales e internacionales”. [4]
De
todas maneras, no obstante sus elaboraciones sobre la Paz
Territorial, más conceptuales que programáticas, los personajes del
gobierno es muy poco lo que han avanzado, o, por lo menos,
publicitado, sobre el carácter, alcances y contenidos
concretos de la Paz Territorial.
El
otro Enfoque de Paz Territorial ha sido el de las Farc, por ellos
denominado TERREPAZ, muy legítimamente ajustado a sus lógicas
históricas, así como a su actual situación de fuerza en transición
de la guerra a la pacificación. Así los han concebido,
La
propuesta de las Farc tiene algunos aspectos interesantes y otros
preocupantes. En pocas palabras proponen: 1) Que se reconozca su
presencia en espacios donde ellos han estado históricamente y tienen
apoyo social. 2) Que esos territorios deben ser espacios para que se
materialice el cese de hostilidades y la dejación de armas así como
la reparación de las víctimas y, por tanto, las sanciones
restaurativas que se deriven de la jurisdicción especial para la
paz. 3) Que en estos territorios puedan vivir tanto los
excombatientes y sus familiares, las víctimas, exmilitares e incluso
exparamilitares, y construir un proyecto autogestionario de
desarrollo sostenible y una activa participación política a través
de cabildos populares. 4). Que estos territorios tengan protección
constitucional y sean excepcionales, extraordinarios y transitorios.
5) Que tengan acompañamiento internacional y veeduría ciudadana.[5]
Y
hay un paquete de terceras propuestas de Paz Territorial asociadas a
distintos sectores del movimiento social por la paz. La que aquí
levantamos es una de ellas, levantada por ECOPAIS-LOS ATISBOS
ANALÍTICOS.
Nuestra
respuesta se desprende de la necesidad de impulsar y aplicar una
estrategia robusta y coherente de transformación estructural de las
economías campesinas que, desde hace cinco décadas, vienen
bailoteando en el vacío a partir de periódicos intentos por
impulsar movimientos de colonización, que no han hecho otra cosa
que apretar los nudos que las han mantenido atadas y
subordinadas a las empresas agrícolas capitalistas sobre
todo en materia de satisfacer sus demandas periódicas de
mano de obra asalariada en las épocas de cosechas. Y ha
sido así desde hace más de 45 años cuando con el Pacto de
Chicoral en 1972, en los inicios del gobierno de Misael
Pastrana, el Estado negoció con los terratenientes el tercer intento
histórico por hacer en Colombia una reforma agraria[6] y esa ha
sido la constante hasta ahora con el actual proyecto
de las ZIDRES[7]. Si por economías campesinas entendemos la
masa crítica de pequeños productores y arrendatarios rurales que ha
habido en Colombia, por campesinos conceptuamos a esos sujetos -
hogares familiares, sobre todo- atados al campo como
espacio vital de producción y de reproducción y como forma
existencial cultural de vida. En la agricultura colombiana se
pueden diferenciar tres importantes tipos de empresas: 1.Las Empresas
agrícolas capitalistas, tecnificadas, dedicadas, sobre todo a la
producción de materias primasen en una extensión de 8.1 millones de
hectáreas de las 51 real o aparentemente cultivadas, que usan
trabajo asalariado y, en ciertos períodos del año, mano de obra
proveniente de las economías campesinas 2. El latifundio
ganadero, que ocupa 38 millones de hectáreas, en un 50%
explotadas pero en otro 50% inexplotadas por las razones que sean-
afán especulador o posesión extensiva de la tierra como fuente de
poder y de prestigio social- y que son tierras con vocación
agrícola. Es este 50% sin explotar el que deberá ser
afectado por el componente de reforma agraria de la reforma rural
integral, que es el primero de los acuerdos parcialmente pactados en
la Habana y que postula la necesidad de reformar la estructura
de tenencia y de uso social de la tierra. Y 3. Las economías
campesinas, conceptualmente ya esbozadas atrás, que, en
alta proporción, están subordinadas al capitalismo agrario y que
sólo ocupan 4.9.millones de hectáreas. Son similares en muchos
puntos, sobre todo, en lo relacionado con el horizonte de
producción agrícola y de cultura rural en que se encuentran
inscritas pero diferentes en otros (tipo de producción, etnia y
cultura étnica, formas organizativas dominantes de las bases
sociales que las soportan y las mueven, grado de dependencia del
capitalismo agrario…), aspectos éstos que deben ser muy
tenidos en cuenta en el momento del diseño de las estrategias de
construcción de paz territorial de las que son el actor central.
Por otra parte, es en las economías agrarias donde habita
el grueso del campesinado: según Información del DANE para el 2013,
2l 25% de la población colombiana era rural, o sea 11 millones y
de ellos, 8 millones eran genuinos campesinos. Ante todo y sobre
todo, será, entonces, ésta la población sujeto de una estrategia
de construcción de paz territorial.
Para
efectos de la reflexión y del debate, éstos pueden ser,
entonces, los componentes concretos de una Estrategia robusta y
coherente de construcción de Paz Territorial: 1.
La
implementación diáfana y transparente e imaginativa en
todas las regiones que configuran la territorialidad geopolítica
colombiana de la Jurisdicción
Especial para la Paz con un modelo de justicia que, para
posibilitar la paz, para los crímenes de guerra y de lesa
humanidad aplica sanciones cuya intensidad depende de la calidad de
las reparaciones ofrecidas a las víctimas. 2.
El
reordenamiento territorial del País a
la luz de la Constitución de 1991, que destaca a
las Regiones y Provincias como
las unidades territoriales centrales; de acuerdo con Orlando Fals
Borda, Colombia debe reordenarse territorialmente alrededor de
unos seis Estados-Región cruzados por un modelo democrático
de relación entre gobernantes y gobernados. Este nuevo modelo de
ordenamiento territorial le vendrá como anillo al dedo al proceso de
construcción de la Paz Territorial. 3.
La
plicación del componente de reforma agraria del acuerdo de la Habana
sobre reforma rural integral buscando dotar de tierra suficiente a
la masa de arrendatarios y de pequeños productores que la tienen
insuficiente bajo la forma de Unidades Agrícolas Familiares y
Plurifamiliares, UAFP. 4. Levantar
y poner en acción, con objetivos a corto, mediano y largo
plazo, un Programa Nacional Estatal de producción agrícola
enhebrado alrededor de las economías campesinas, orientado a lograr
la meta de la Soberanía Alimentaria haciéndole
cumplir un papel central a la Planeación Indicativa así como a
estrategias de mercadeo que abrevien y racionalicen los pasos entre
los productores rurales y los consumidores urbanos.
5. El
fomento entre las economías campesinas de empresas asociativas
y autogestionarias orientadas
a fortalecer el logro de la meta de la soberanía alimentaria, así
como el uso colectivo y/o compartido de tecnologías costosas.
6. La
creación del Instituto Colombiano para la construcción y
reconstrucción de la Vivienda Rural, ICRVR.
7. En
una reforma estructural del Estado, que ya se habría iniciado con el
programa señalado de reordenamiento territorial, un tema
central será el de reinventar al Estado y sus Políticas Públicas
para el cumplimiento de sus tareas sociales con los campesinos, y no
sólo con los urbanos, en materia de una Educación, de una Salud, de
una Recreación, de un Deporte, de un Turismo para trabajar y vivir
en el campo; y la institucionalidad para hacerlo debe estar allá ,
en el seno de las economías campesinas y no en los centros urbanos.
El estado tiene que ir al campesino y no el campesino venir a
buscar al Estado en la ciudad. Así,
pues, que entre muchas de las cosas que exigirán los procesos de
construcción de PAZ TERRITORIAL ESTÁ ÉSTA LA DE LA
RURALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DEL ESTADO, pues
hasta ahora éste ha atendido al campesinado pobre con las
sobras que le han quedado. Y no se trata de alimentar el
estatalismo distribucionista sino de recordar que gobernar es atender
las demandas, necesidades e intereses de los gobernados pactando con
estos, por ejemplo, estrategias de construcción de paz territorial
en las que se destaque la contribución efectiva de las ciudadanías
campesinas a la construcción de lo social rural.
8. Ahora,
sobre una base así, o sobre otra más sólida, que venga lo que el
Estado casi siempre ha hecho en las regiones y municipios, algunas
obras de arquitectura y de distritos de riego, algunos caminos
vecinales y carreteras, ciertos puestos de salud y escuelas, uno que
otro crédito descontinuado; si todo eso, pero de mejor calidad ahora
en el contexto de la nueva etapa histórica de construcción de paz
territorial.
[1] .
Vélez R, Humberto, ATISBOS ANALÍTICOS NO 179, “Un Inédito parao
agrario:el Rostro de la Paz más allá de la Habana”, SEPTIEMBRE
2013.
[2] .
Jaramillo, Sergio, “La Paz
Territorial”, www.altocomisionadoparalapaz.gov.co .
[3] .
Pardo, Rafael, “
[4] “El
posconflicto va a reactivar la economía”, Entrevista de El
Tiempo a Rafael Pardo, www.eltiempo.com.co,
10-01-2016.
[5] .www.semana.com/nacion7/articulo/las-farc-los-territorios- de-paz/452371-3.
[6] .
“El Pacto de Chicoral2, www.es.lapluma.net .
[7]
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