FGV Atisbos Analíticos No 255, enero 2017, Redunipaz, Armenia, “Un nuevo Estado para una
nueva Colombia”, humbertovelezr@gmail.com . fundacionecopais.blogspot.com/
Ensayo
El papel de redunipaz y de las
universidades
En la construcción de paz en y
desde los
Territorios comunitarios.
Hacia una
Propuesta de Educación, de Autoformación y de Ayuda
sicosocial de los
Excombatientes.
ABSTRACT
I.
Al
iniciarse el 2017, ¿EN QUÉ VA EL PROCESO DE LA HABANA?
II.
¿QUÉ ENTENDER POR CONSTRUCCIÓN DE PAZ TERRITORIAL EN COLOMBIA? *texto “borrador” para desarrollo
colectivo.
III.
¿CUÁL PODRÁ SER EL APORTE MÁS SUBSTANTIVO Y CONCRETO DE REDUNIPAZ Y DE
LAS UNIVERSIDADES, PÚBLICAS Y PRIVADAS, A LA CONSTRUCCIÓN DE PAZ EN Y DESDE LOS
TERRITORIOS COMUNITARIOS? * Texto “borrador”
para el desarrollo colectivo.
IV.
UNA PROPUESTA DE EDUCACIÓN, DE AUTOFORMACIÓN Y DE APOYO SICOSOCIAL DE LOS EXCOMBATIENTES FORMULADA POR EL NODO DE REDUNIPAZ DEL
SUROCCIDENTE COLOMBIANO (VALLE, CAUCA, NARIÑO Y PUTUMAYO).
Nota: (Este documento en su desarrollo ha sido congelado
hoy 31 de enero del 2017 cuando los
todavía guerrilleros de las Farc, en medio de los pocos avances y muchos
retrasos que presenta la adecuación de las Zonas Veredales Transitorias de
Normalización ZVTN, en número ya listado de unos 6.3000 están dando el paso más
decisivo en el proceso de dejación de
las armas. Por encargo del Nodo Regional de REDUNIPAZ del suroccidente
colombiano he escrito los acápites II Y III, que presento como BORRADORES a desarrollar, desde las
especificidades históricas de cada Nodo o Red Regional, por todos los
profesores de Universidades Públicas Y
Privadas que estén investigando y trabajando en torno a la construcción de paz.
Entonces a partir de este número 255,
Los Atisbos Analíticos, que en este enero han cumplido 17 años, se
despersonalizan, y, en una primera etapa, abren sus páginas a todas las posiciones
y desarrollos que los universitarios colombianos tengan sobre el complejo pero
prioritario tema de la construcción de paz en y desde los territorios. Las
colaboraciones pueden ser enviadas a Cali a cualquiera de los siguientes
correos de miembros del Nodo Regional del suroccidente, Alvaro Sierra, alsierra66@hotmail.com, Jorge E.
Salomón, templarius066@gmail.com, Luis Eduardo Torres, edotot1@yahoo.es y Humberto Vélez R, humbertovelezr@gmail.com, En
nuestro Nodo Regional de Redunipaz
pensamos que sin un reordenamiento territorial del país, inoficioso es pensar
en una posible transformación del país a partir de un cambio estructural en las
relaciones sociales en el campo. Sobre la materia nos hemos casado, de modo
crítico, con la propuesta que, al respecto, nos dejó Orlando Fals Borda muy
enhebrada alrededor de la creación de
los Estados Regionales y las Provincias. Precisamente teniendo como horizonte a
desarrollar esta versión democrática de reordenamiento del territorio, hemos
visto en ella la oportunidad para invitar
a una reactivación de Redunipaz creando 9 Nodos Regionales en cada uno de los
todavía hipotéticos Estados Regionales. Creamos entonces un “Comité de Impulso”
de la iniciativa conformado por los 4 compañeros ya citados. La idea es que, 1.
se desarrollen los dos acápites “borradores” desde las especificidades de cada
uno de esos posibles Estados Regionales; 2. que desde esa misma óptica, se levante una Propuesta de Educación
y Autoformación y Apoyo sicosocial de los Excombatientes teniendo como
referente crítico la apuesta que hemos levantado para el posible Estado
Regional del suroccidente colombiano; y.
3 que en unos dos meses, digamos finales de marzo, nos podamos reunir en Cali para balancear el
estado del trabajo y proyectar el
quehacer hacia adelante. No se trata de atravesarnos al IX Congreso Nacional de
Redunipaz, que debe realizarse en Medellín, sino, de preparar una de sus Mesas
sobre el papel de los Nodos en la construcción de la paz en y desde los
territorios).
I.
Al
INICIARSE ESTE 2017¿ EN QUÉ VA EL PROCESO DE LA HABANA?
De
entrada, digamos que, dentro de los límites estrechos en que se pactó la agenda
inicial, el proceso mirado en su conjunto, en su pasado, presente y futuro,
marcha más bien que mal, ni tan bien como lo pregonan algunos sectores cercanos
al gobierno ni tan mal como desearían vigorosas fuerzas opositoras.
El
pasado 24 de noviembre en el teatro Colón de Bogotá, gobierno y farc, tras varios fallidos
intentos, por fin firmaron los Acuerdos levantados en la Habana. En una ahora sí sencilla
ceremonia, el histórico evento tuvo como contexto, primero, una situación de
aguda polarización entre la ciudadanía
contrastante con un fuerte apoyo internacional, y segundo, una todavía más
intensa polarización entre dos sectores
políticos del bloque en el poder, el uribismo y el santismo, que aunque en la
coyuntura no se pueden ver entre sí en materias relacionadas con el abordaje
del cincuentenario conflicto interno armado, sin embargo, no logran disimular
ni ocultar su identificación con el neoliberalismo como ideología inspiradora
en la orientación de las políticas públicas. Como para resaltar que ahora
cuando ya se encuentra ad portas lo que
más temían, la conversión de las Farc en partido o movimiento político
institucional, los oposicionistas han redoblado su estrategia de dilatar y
dilatar, de molestar y molestar, de inventar e inventar seguramente hasta el año electoral del 2018. Y así será pues los
líderes del Centro Democrático piensan que todavía tienen año y medio para
borrar de un tajo lo construido en cinco
años en la Isla de Martí mediante el acceso de Uribe, o de interpuesta persona,
a la presidencia para el período 2018/2022.Hasta entonces, continuarán
afirmando que también están con la negociación pacificadora pero que la que
ellos impulsarán será la más nacionalista y afianzadora de la institucionalidad,
pues no le harán concesión alguna a las terroristas Farc.
Firmados
el 24 de noviembre los Acuerdos en el
Teatro Colón y tras iniciar el proceso
de concentración en las Zonas Veredales
Transitorias de Normalización que fueron seleccionadas por una Subcomisión
Técnica de las Fuerzas Militares, se inició ya el conteo regresivo para que las
Farc ejecuten en 180 días, como máximo, la dejación de las armas. Se concentrarán en distantes veredas muy por
fuera de las cabeceras municipales y de
áreas de reserva forestal con una extensión adecuada, que garantice el
monitoreo y verificación de la ONU, así como la seguridad interna y externa de
los guerrilleros. Aunque en este momento, 10 de enero, con la colaboración de
los propios guerrilleros y de las autoridades locales y municipales se está
trabajando con vigor en la adecuación logístico/comunicativo/sanitario/subsistencial
de esas zonas, la situación es muy desigual entre una y otra Vereda y, en
general, casi todas presentan un tipo u
otro de problemas. Todavía existen temas centrales sobre los que no ha habido
acuerdo: al recibir, por ejemplo,
productos descompuestos, se acordó que para cada Zona Veredal se contratará un
proveedor elegido por gobierno y farc; como por enfermedades ya han muerto en
esas zonas un guerrillero y una guerrillera, el gobierno propuso incluir en el
Sisben a todos los guerrilleros mientras que las Farc han sido partidarios de
la creación de un régimen especial a través de una ley aprobada fast trak; y en
materia habitacional, mientras el gobierno señala que las Carpas es la mejor
manera de evidenciar con claridad la temporalidad de la concentración, la
guerrilla, que inicialmente habló de casas prebabricadas, ahora, alegando que
muchos guerrilleros permanecerán en esas Zonas en la fase de la
reincorporación, demandan la
construcción de viviendas de madera y cemento.[1]
En esta primera semana de enero, como
resultado de las visitas que el Defensor del Pueblo ha hecho a varias de esas
Zonas, se ha dirigido al Presidente para decirle,
“Se
debe agilizar el trabajo logístico en las zonas veredales para garantizar las
condiciones mínimas de vida de los guerrilleros”.[2]
Todos
los días han surgido, y surgirán, variopintos problemas: que recepción de alimentos descompuestos por fallas en la
cadena de frío, que dificultades para llegar a esa zonas, que negativas para
alquilar esos terrenos, que fugas de algunos guerrilleros, que falta de
transporte y que “conductas inadecuadas”
de algunos de los observadores de la ONU. A este respecto destacamos lo
siguiente, que va más allá del conductismo objetivista. Las personas de la ONU, a quien se las han encargado de una
delicada misión, han llegado a esas lejanas regiones tal como los ha hecho su
propia historia humana y biográfica con sus ideas, sentimientos, valores y
emociones personales, que no dejaron guardadas en sus países de origen. Por lo
tanto, no se les podrá reprochar que en
un día especial, como el de la noche de navidad, se hayan tomado un trago o que
hayan bailoteado un ratico con guerrilleras o con personas de regiones, que
hacía 50 años no celebraban una navidad
sin la amenaza de fusiles y tiros de verdad. Es en otro plano y escenario donde
se pondrá a prueba su objetividad, profesionalismo y real neutralidad: que en el desempeño de su misión de
monitoreo, observación y verificación ni de palabra ni en sus prácticas
realicen acciones que evidencien que están a favor o en contra de alguna de las dos
partes en pugna, o gobierno o guerrilla. Por eso, el Movimiento Caribe de Artistas por la Paz
invitó a un baile por esta causa en las plazas, calles y caminos del país,
especialmente en Conejo, corregimiento de Fonseca, Guajira. Para ellos
“bailar es una expresión de alegría y de vida
indispensable para el ser humano…La Comunidad
que en algún momento, de forma jocosa, vio y definió a las personas de la ONU como seres distantes
y aburridos, se sorprendió gratamente al momento donde evidenciaron integración
creando un óptimo referente humano y social”.[3]
Con su
solo título la sicóloga Olga Lucía Mera, FARISEOS, caracteriza lo que somos:
“¿Cómo es posible que el ‘gobierno de la paz’ y la ONU
formen semejante escándalo? ¿Cómo es posible que este acto de alegría y
celebración sea estigmatizado? ¿Cómo es posible que los veedores hayan sido
sancionados? Tenemos que tener la mente muy torcida... y creo que sí la
tenemos. ¿Dónde empieza la reconciliación? ¿Es un decreto que pone a los
veedores de carceleros sin alma, guardando distancia para no contagiarse, y a
esos jóvenes, que están en proceso de ingresar a ‘nuestra civilización’,
mantenerlos en cuarentena indefinida y aséptica? ¿Dónde está el verdadero
espíritu del reencuentro? ¿Qué pasa con las ilusiones de los ‘acuartelados´’
que ansían aprender algún oficio, abrazar a sus padres, besar a lo mejor al
hijo que tuvieron que entregar, poder maquillarse, comprar una camiseta ‘play’,
si los siguen tratando como gangrena? ¿Dónde está el perdón? ¿Acaso no fuimos
nosotros, ‘los buenos’, los que hemos nacido con todo y se supone que estamos
educados para el liderazgo y el progreso del pueblo, muchísimas veces los
responsables de que cientos de hombres y mujeres hubieran escogido el camino
del monte y las armas porque no tenían más oportunidades? Fariseos. Eso es lo que somos. Una sociedad farisea que se deja
llevar por el tsunami de la ultraderecha retrógrada que se rasga las vestiduras
porque un grupo de jóvenes, ya rotulados como ‘veedores’ y ‘guerrilleros’, se
juntan para celebrar y bailar la oportunidad de una vida mejor. Me solidarizo
con el reencuentro, el baile, la celebración y la foto. ¡Me hubiera gustado
participar!”.[4]
En relación con otro lema, el de probable actos de indisciplina
de los guerrilleros, el gobernador de Antioquia, Luis Pérez - a quien se le ha
criticado su papel poco activo en el proceso, más de veedor que de acompañante, así como sus
cercanías con el ambiguo vicepresidente Vargas Lleras- comisionó a un grupo de
personas para que evaluaran las condiciones de las zonas de concentración de
las guerrillas. Al respecto señaló:
“Hemos tenido muchos
beneficios con este proceso de paz “ resaltando al respecto que en su año de
gobierno los enfrentamientos con las Farc habían sido nulos y que las
extorsiones habían desaparecido; pero añadió
que habían encontrado que “ninguna zona tenía vigilancia, verificación y
control” siendo, por otra parte, muy deficiente la infraestructura para
recibirlos; por lo tanto, “Si no corregimos esos procesos de indisciplina, eso
se multiplica y convierte el proceso en una guachafita donde no hay orden ni
nadie tiene el control”.
Es cierto que Pérez está gobernando el departamento con más
víctimas del país- 1.650.000 de las que 1.360.000 se han visto obligadas a
dejar sus tierras”. Más en concreto, dos analistas le han formulado
críticas específicas al gobernador de
Antioquia: 1. “Su papel hasta ahora es algo ambivalente, sí pero no”.(Jorge
Giraldo, Decano de la Universidad Eafit); y 2. “Lo que pasa es que el
gobernador ha sido muy activo en señalar las falencias del proceso, que son
ciertas, pero poco activo en el acompañamiento. Sólo en los últimos días se le
ha visto más comprometido.”(Jaime Fajardo Landaeta, hasta hace poco gerente de
paz de Antioquia).[5]
Sin embargo, de acuerdo con el Informe de la Comisión, para el 14 de enero la
situación en tres Zonas Veredales era la siguiente: Vereda de Santa Lucía-Ituango (la adecuación del lugar sólo estaba en un
10%; Vereda La Plancha-Anorí (no había Sede para la Comisión de Monitoreo ni
sistema de comunicaciones, aunque en un 70% había avances en adecuación de
explanaciones, de agua y de pozo séptico); Vereda Carrizal- Remedios, (sin
avances en la adecuación, sólo en un
10%; sin electricidad ni agua potable, con problemas de mercurio y de minería
ilegal en la región).[6]
Ya para el 22 de enero, El Médico Jaramillo, miembro del
Secretariado de las Farc, dijo que el gobierno
los seguía tratando como “enemigos”, que en los puntos de concentración
había muchas dificultades para atender los problemas de salud, que esperaban
que se cumpliera lo pactado, que los embarazos se habían multiplicado y, para
explicarlo, añadió,
“Los muchachos están viviendo un problema muy intenso. En medio
de la guerra era difícil pensar en la maternidad, pero firmado el acuerdo
muchas mujeres han querido cumplir un sueño aplazado y otras han dejado de
planificar. Así como en un momento la
decisión de todos era no tener bebés, ahora cada quien está en libertad para
decidir sobre su maternidad y paternidad. Es natural que muchos sientan el
llamado de la procreación en estos tiempos de esperanza”. [7]
En medio de la discusión sobre el no alistamiento de las Zonas
Veredales – Catatumbo dijo que listas no estarían para el 31 de enero - y
estando ya de visitante en una de ellas
el Presidente de Francia, distintos sectores contraatacaron cuestionando a los
farquianos por su incumplimiento en la entrega de menores y hasta el casi
siempre sereno Humberto de la Calle
dijo, con no disimulada rabia, que “las Farc deben dejar de tomar el
pelo”.[8] “No se está mamando
gallo”, respondió Pablo Catatumbo, reconociendo, al mismo tiempo, que aunque
“la entrega no se había hecho en su totalidad”, Gobierno y Farc habían
pactado crear una Comisión encargada de
iniciar e impulsar ese proceso de entrega, lo que había quedado recogido en el
Acuerdo de Paz firmado el 24 de noviembre y que en esa Comisión, al lado de
Pastor Alape, estaba Sergio Jaramillo en representación del gobierno. Conviene
recordar, que aunque en septiembre de 2016 hubo un primer proceso de entregas,
primero 8 menores fueron puestos en las manos de La Cruz Roja Internacional,
CICR, y poco después otros 8, el asunto de entregar la totalidad de menores-
para las Farc 21 pero para el Gobierno 170- quedó en manos de la ya citada
Comisión.
Entonces, mayores o menores sí han existido problemas en casi todas
las Zonas Veredales Transitorias de Normalización; y en algunas de ellas sobre
la marcha se ha venido improvisando con más buena que mala voluntad. De todas
maneras, para la última semana de enero después de la visita exitosa del
Presidente de Francia a una de las Zonas, la de Caldono/Cauca, y tras una
reunión de Santos con Pablo Catatumbo, la situación cambió un poco, y el
dirigente de las Farc pudo decir,
“Acordamos con el gobierno ponernos las pilas y cumplir los
compromisos adquiridos: el 31 de enero las Flas Farc estarán en las zonas
veredales”.[9]
Para
esta fecha ya se había acordado que no iba a haber una EPS especial para la
guerrilla sino que, a través del Régimen Subsidiado irían a una nueva EPS,
cercanas a las zonas veredales, que ya había recibido 6.247 solicitudes. [10]
De todas maneras, para el 31 de enero el Informe de la Fundación Paz y Reconciliación
elaborado por Ariel Avila es más pesimista que optimista[11]: consideradas el conjunto
de las 26 Veredas, la adecuación solo ha
alcanzado entre un 30 y un 35% de avance,
“Es vergonzosa la improvisación en las zonas, ha declarado el
muy experto en el tema Ariel Avila; las Farc han dejado 242 municipios para
concentrarse en 26 veredas quedando libre más del 90% del territorio que antes
ocupaban. ¿Qué ocurrirá el día 180? “. Identificó “5 tipo de zonas postfarc”: 1. Aquellas donde el ELN busca
expandirse-subregión de SAN juan en el sur del Chocó, municipios de Norte de
Santander y Arauca; 2. Aquellas zonas donde las Bandas ilegales han realizado
homicidios selectivo en una especie de guerras civiles locales- Ituango y
Briceño Antioquia; 3. Zonas donde la delincuencia común ha reiniciado el
abigeato; 4. zonas donde m{as que disidencias
habido deserciones de grupos entre 20 y 40 personas; y 5. Aquellas zonas
donde ha habido avances significativos en la adecuación – Anorí y Guajira- y donde el Estado h concentrado más sus
esfuerzos- Sur del Tolima y departamento del Huila-.
Entonces, aunque haya habido buena voluntad en un sector del
alto gobierno, ésta se ha quedado enredada en la mala voluntad de una fracción
de los Mandos Medios que han dejado la adecuación con varios meses de atraso;
atraso que se trasladará a los grandes obstáculos que se le están gestando al
proceso de construcción de paz en y desde los territorios; y aunque el gobierno
le haya concedido a las Farc una adecuada y equilibrada Jurisdicción Especial
para la Paz, son mayores las renuncias que los farquianos han hecho que lo que
ha aportado el gobierno. Precisamente ahora, no obstante lo atrasado de la
adecuación, las Farc han decidido cumplir lo acordado.
Estos han sido los sitios que funcionarán en un primer momento como ZONAS
VEREDALES TRANSITORIAS DE NORMALIZACIÓN
(ZVTN,
1. LOS ENCANTOS, La Paz
Cesar;
2.CAÑO INDIO, Tibú Norte de
Santander;
3. CARRIZAL, Remedios
Antioquia;
4. SANTA LUCÍA, Ituango
Antioquia;
5.LLANO GRANDE, Dabeiba Antioquia;
6.EL CARMÍN, Anorí Antioquia;
7.EL JORDÁN, Planadas
Tolima;
8. EL CERAL-ROBLES, Buenos
Aires Cauca;
9.LOS MONOS, Caldono Cauca;
10.BETANIA-LAPALOMA,Policarpa
Nariño;
11.LA VARIANTE, Tumaco
Nariño;
12.LA PRADERA, Puerto Asís Putumayo;
13.LA ESPERANZA, Cartagena del Chairá
Caquetá;
14.EL CARMEN, Montañita
Caquetá;
15.GUANACAS,Villa Rica
Tolima;
16.BOCAS DEL ELE, Arauquita
Arauca;
17. LA GUAJIRA, Mesetas
Meta;
18.LA REFORMA, Vista Hermosa,
Meta;
19.YARÍ, La Macarena, Meta;
20. CHARRAS, San José del
Guaviare, Guaviare;
21.La COLINA, El Retorno Guaviare.
Por su parte, en un segundo momento
éstos son los 7 sitios donde confluirán
en llamadas ZONAS TRANSITORIAS DE NORMALIZACION (ZTN,
1. PONDORES- Fonseca Nariño;
2.EL CARMÍN, Anori
Antioquia;
3. VIDRI, Vigía del Fuerte
Antioquia;
4. BRISAS/LA FLORIDA,
Ríosucio Chocó;
5. GALLO, Tierra Alta Chocó;
6. COMINERA, Corinto Cauca;
7. MIRA VALLE, San Vicente del Caguán Caquetá.
Ya se han levantado las órdenes de
captura de los guerrilleros que se concentrarán en todavía difíciles condiciones. De acuerdo con
Timochenko, miles de guerrilleros se movilizan hacia estas zonas y Sergio
Jaramillo ha advertido que los disidentes, aquellos que se aparten de las filas
de las Farc en medio del proceso, serán perseguidos por las autoridades aunque en este momento, el cronograma que había sido pactado por el Gobierno no
se ha cumplido a cabalidad; sin embargo, Jaramillo sostuvo que a 180 días contados desde la refrendación del Acuerdo se habrá
terminado el proceso de dejación de las armas y se entrará a la fase de la reincorporación. Una vez que todos los
miembros de las Farc se encuentren concentrados en las zonas veredales, se
iniciará el proceso de dejación de armas que se cumplirá en tres fases. Se
espera que en el día D+90, las Farc hayan almacenado el 30 % de las armas en
los contenedores que estarán dentro de estas zonas bajo la supervisión de la
ONU; hasta el día D+120, se deberá haber almacenado otro 30 %; y al día D+150,
el 40 % restante deberá ser puesto en los contenedores. Entonces, el 100 % de
las armas estará bajo control de las Naciones Unidas. Si todo marcha medio
bien, para esas kalendas estaremos a
mediados del 2017 aunque la oposición aprovechará la menor falla para
maximizarla. Por estos días de principios de enero, por ejemplo, varios
presidentes europeos, más en concreto los de Francia y Alemana, han manifestado
el deseo de visitar algunas de esa zonas y así tener información de primera
fuente que les permita un apoyo más sólido y orgánico al proceso en lo político
y financiero. El 8 de enero Uribe tuiteó,
“Hollande presidente francés que no ha sabido
enfrentar el terrorismo yadahista visita
Colombia entregada a las Farc”;
y tras él se vino una retahíla de
seguidores. La senadora Thania Vega, por ejemplo, le preguntó a Hollande,
“Señor Hollande, tanto las Farc como
el Estado Islámico (lsis) son asesinos y terroristas. Usted visitaría un
campamento de lsis? O ¿exigiría verlos en la cárcel?
Independientemente de la capacidad o
no de Hollande para combatir el terrorismo, digamos que se trata de dos
situaciones muy distintas, pues Isis es un grupo religioso terrorista y guerrerista
que en nombre de su Dios hace la guerra mientras que las Farc está saliendo de
ella por una vía civilista. También el máximo jefe del Estado alemán llegará a Colombia el 13 de enero y
visitará una zona veredal, la de Mesetas
Meta; esta visita la hace en el marco del lanzamiento del Instituto
Colombo/Alemán de la Paz, que es una
iniciativa bilateral tras la firma del Acuerdo el 24 de noviembre en el Teatro
Colón. Como decir que tanto Francia como Alemania, que ya ha aportado 26
millones de euros en Cooperación Internacional, quieren reafirmar con
información de primera mano su apoyo a la pacificación del país. De todas
maneras, así fue una no deseada respuesta del Embajador de Francia a la salida
en falso del expresidente Uribe Vélez,
“No tengo que contestar nada a un
senador (Uribe) (…) las afirmaciones del presidente Uribe además muestran una
gran desinformación sobre el comportamiento de Francia y el presidente Hollande
y su lucha contra el terrorismo.”.[12]
Dejadas las armas, se entrará
entonces en el proceso de aplicar los Acuerdos levantados en la Habana. Se
habrá logrado así una primera e importante pacificación, los
guerrilleros podrán instalarse en los zonas que elijan para iniciar su
reincorporación a la vida civil y como resultado de todo ello en una
dificultosa y larga etapa al país se le podrá ir abriendo el horizonte de iniciar el proceso de construcción de la
paz territorial en y desde los territorios comunitarios o sea en y desde las
33.000 veredas existentes en Colombia. De ser así, en este país que en los
últimos 6 años se ha evidenciado, como lo ha concluido Alfredo Molano[13], más rural de lo que se pensaba, se podrá
abrir la posibilidad de inducir un importante cambio a partir de una
cualificación y un reordenamiento de las
relaciones sociales rurales.
Recordemos la índole y los alcances del
Pacto originario de la Habana dado a conocer
el pasado 26 de septiembre del 2016. Más allá de los deseos de cada
quien y de cada grupo, se trató de un
Acuerdo, que aunque limitado en sus
contenidos- solo cubría una de las dimensiones substanciales de la paz, la
de la pacificación o el dejar de
matarnos- así como en sus protagonistas- ante todo, Gobierno y
Farc-, sin embargo, es muy preciso y delimitado y orgánico en sus temas substanciales pues, no obstante lo
abultado del texto, la mayor parte de las 297 cuartillas no son más que el
detalle ideológico-político-técnico de 7
componentes interrelacionados muy concretos:
a. el dejar de matarnos -o sea el inicio de la
pacificación mediante la dejación de las armas- con la guerrilla más antigua, importante e
impactante siendo la pacificación apenas una de las cinco dimensiones
substantivas de la construcción de paz;
b. mediante
su conversión en un partido político, la transición de las Farc de la política a
tiros a la política inscrita en el juego democrático de las ideas y los proyectos variospintos de construcción de nación;
c. la puesta en marcha de un Acuerdo Agrario que,
sin implicar una reforma agraria ni un freno a la agricultura capitalista y
hacendataria pero sí un castigo constitucional al componente improductivo del
latifundismo, en nuestra opinión,
permitirá reposicionar y proyectar
y sacudir las para el país muy importantes economías campesinas, sobre todo en materia
de marchar hacia la soberanía alimentaria;
d. la
gestación de condiciones institucionales, fiscales y subjetivas para impulsar
la vigencia de la muy constitucional democracia de participación;
e. la ruptura de las Farc con todas las formas de
relación con el narcotráfico, así como su vigorosa cooperación para un
manejo humanitario del problema
sobre todo en lo relativo con un
campesinado empobrecido partícipe en una u otra dimensión del problema de las drogas ilícitas;
f. la
colombianización de la Justicia Transicional bajo la novedosa forma de una
Jurisdicción y un Tribunal Especiales de
Paz, semiestatal y ad hoc y transitoria, orientada a colocar a todos los
Victimarios en condiciones objetivas y subjetivas propicias para poder cumplir
su obligación moral y política de reparar a 8 millones de víctimas impulsando acciones y
definiendo medidas y recursos dirigidos a garantizar la realización efectiva de
sus derechos; para esos efectos se pactó que para los Máximos responsables de
delitos atroces no habría cárcel pero si
sanciones alternativas pudiendo, por otra parte, las Farc crear su propia
partido para participar en política;
g. el
acompañamiento de las Naciones Unidas, sobre todo, para hacer el monitoreo y la
verificación de la dejación de las armas,
para iniciar acciones conjuntas con miembros del Ejército orientadas a reparar
a las víctimas, para garantizar la seguridad de los miembros de las Farc y para facilitarles su incorporación a la
vida civil.
No olvidar que estos 7 puntos se vieron enredados por los
aportes que se recibieron de los incumplidos partidarios del No Plebiscitario:
1. La
reafirmación del principio de la sostenibilidad fiscal; como decir que habrá
construcción de paz territorial si el fisco posee dinero para hacerlo;
2. La
prohibición de crear nuevas Zonas de Reserva Campesina;
3. El
enfoque idealizado de una relación “amigable” entre la visión empresarial de la
tierra y la modernización de las Economías Campesinas;
4. La
prevención contra la posibilidad de que la improductividad de los latifundios constituya una razón válida
para decretar la extinción de dominio;
5. La
animosidad contra el requisito de que las comunidades estén atentas al impacto ambiental de las obras a realizar;
6. La
eliminación de jueces extranjeros, por lo menos, en la selección de los
Magistrados de la JEP.
Firmados los
Acuerdos el 24 de noviembre en el Teatro Colón de Bogota, El Congreso, un poco
a las volandas procedió a juridizar o asignarle validez jurídica a los
acuerdos, aprobó la ley de Amnistía y en
primer debate el acto legislativo con los 10 puntos clave de la Jurisdicción
Especial para la Paz, que será el disco duro de la implementación del proceso
de paz.[14] A la hora de la
verdad, uno de los puntos más problemáticos ha resultado ser el de La
Responsabilidad de los Mandos. Se trata de una figura del Derecho
Internacional, aplicable a todo Ejército, estatal o irregular, que establece que un Comandante Militar debe responder por las
atrocidades cometidas por sus subalternos aunque el Superior no las haya ordenado
ni mucho menos participado en ellas y lo es, sobre todo, cuando pudiendo
hacerlo no evitó que ocurriera o si se abstuvo de sancionar a los responsables. De acuerdo con Rodrigo
Uprimny la Jurisdicción Especial para la
Paz, evitando toda cacería de brujas, debe aplicar con especial cuidado esta
figura, pues, 1. Sin ella habrá impunidad, y 2. el tema no está siendo manejado
de modo poco adecuado en el proyecto de reforma constitucional, que busca
integrar la JEP al orden jurídico interno.[15] Siempre habrá quien se cargue o a los Mandos Militares o a los de
La guerrilla. No olvidar lo que ha
reiterado Miguel Vivanco, Director de Human Rihgs Wat,
Me preocupan numerosas disposiciones del Acuerdo de Justicia alcanzado
en diciembre pasado. En primer lugar, discrepamos con que los responsables de
crímenes de guerra y de lesa humanidad puedan evitar pasar siquiera un solo día
en prisión si confiesan sus delitos. Pero, además, nos preocupa que las
sanciones alternativas del acuerdo están plagadas de vacíos y ambigüedades que
pueden tornarlas en sanciones meramente nominales o de servicio a la comunidad.
En segundo lugar, nos preocupa la definición de responsabilidad de mando
incluida en el acuerdo, pues é[16]sta podría permitir que
los generales y los comandantes eviten su responsabilidad por los crímenes
cometidos por sus subalternos. En este sentido, un aspecto que nos preocupa es
la extensión de los beneficios negociados en La Habana a los agentes del estado
y el peligro que esto significa, entre otros, para la rendición de cuentas por
casos de “falsos positivos”.
II.
¿QUÉ ENTENDER POR CONSTRUCCIÓN DE PAZ TERRITORIAL?
1. La
discusión sobre la llamada Paz Territorial.
1.1.
El Enfoque TERREPAZ de las Farc.
1.2.
Distintas versiones del Enfoque Gubernamental de construcción de Paz.
1.3.
Propuestas provenientes del Movimiento Social de Paz.
2. ¿Cómo
y por dónde ha venido ganando vigencia en el país la olvidada cuestión agraria?
2.1.
Aproximaciones a una Estrategia de reconstrucción del país a partir de un
Reordenamiento de las Relaciones sociales en el campo.
2.2.
Hacia una definición más moderna de las Economías Campesinas.
2.3.
La construcción de la Paz territorial y los tres tipos de Empresas Agrarias
existentes en Colombia.
2.4.
El neoliberalismo y el resurgimiento del neoparamilitarismo relocalizado como
los mayores obstáculos a los procesos de construcción de Paz en y desde los
territorios comunales.
3. El
reordenamiento territorial de Colombia: hacia la creación de los Estados
Regionales y de las Provincias.(Constitución de 1991).
3.1. Hacia una mirada crítica de las
9 Regiones propuestas por Orlando Fals Borda.
4. Los
posibles Estados Regionales, REDUNIPAZ y las Propuestas de Educación, de
Autoformación y de Ayuda sicosocial de los Excombatientes.
5. Veintiun
Territorios Tipo-Ideal de Guerra, de Violencia estructural y simbólica y de
Construcción de Paz.
No es que por el
mero hecho de que se haga la dejación de
las armas, lo que le da forma al inicio de la construcción de las paz negativa
o de que se hayan firmado y se estén ejecutando unos Acuerdos, por lo que el
país se vaya a colocar cara a cara a la
posibilidad de empezar a construir una paz positiva muy concreta asociada a la
construcción de paz en y desde los territorios comunitarios donde habita el 80%
de los pobladores rurales (mestizos, indígenas y negros en condiciones de
pequeños y precarios propietarios de la tierra , así como de una gran masa de
arrendatarios). Lo que pasará será que si se aplican los 7 Acuerdos, y sobre todo el
Acuerdo Rural, aparentemente tan inocente e inane, éstos tendrán el virtuosismo
de destapar y hacer visibles muchas cosas, que sacudirán al país por
encontrarse asociadas a la creación del Fondo de tierras, a la formalización de
la propiedad rural, a la restitución de tierras, a la reforma del Catastro, así
como a la obligación de los latifundios
de cumplir la función social de la propiedad privada, que no fue acordada en la Habana, sino que se encuentra consagrada en la propia Constitución de 1991.
Tal como está el panorama actual, se podrá
entrar en los meses venideros a una etapa de ofensiva estratégica por parte de
la oposición orientada a frenar la posibilidad de impulsar y sacar avante la
construcción de paz territorial en y
desde los territorios comunitarios. Desde el 29 de diciembre del 2016 ha venido
circulando un documento –“HAY QUE PASAR A LA ACCIÓN”- que recoge el
espíritu pero también la materialidad operativa de una nueva Estrategia de
golpe de Estado en América Latina. Lo firman conocidos y destacados personajes:
Lía Fowler - Ricardo Puentes Melo - Eduardo Mackenzie - José Félix Lafaurie -
Jesús Vallejo Mejía - Rafael Uribe Uribe - José Alvear Sanín - Oscar Alberto
Díaz García - Nelson Roberto Pardo Giraldo - Héctor Hoyos - Jaime Eduardo
Botero Gómez - Ariel Peña - Ricardo Angoso - Saúl Hernández Bolívar. En sus
contenidos centrales, este documento, que es extenso y que ha pasado casi
desapercibido, está dirigido al Centro Democrático, al que valorizan pero critican por haberse quedado
corto en el abordaje de la coyuntura,
”La protesta ciudadana contra las vías de hecho
que viene utilizando Juan Manuel Santos para imponer un nuevo régimen político
y una nueva Constitución favorable a las Farc no ha sido respaldada en forma
clara y oportuna por el Centro Democrático. El CD sigue creyendo que estamos
‘al borde del abismo institucional’. En realidad, ya estamos en el fondo del
abismo. De aquí hasta mayo de 2018, el Centro Democrático, principal partido de
oposición al régimen de Santos, no puede cometer errores ni ser débil. Lo que
está en juego en estos momentos no es sólo una elección presidencial dentro de
17 meses. Tenemos un desafío mucho más grande y fundamental en este periodo: el
de saber si a corto plazo nuestro país puede salir del atasco institucional,
político, moral y de seguridad en que el gobierno de Santos lo ha metido… Pero
ese no es el único reto. Tenemos que obrar rápidamente, de manera organizada,
disciplinada y ofensiva, para frenar la entrega del país a fuerzas comunistas.
Sin embargo, falta algo decisivo. La movilización popular no ha estado a la altura
de las rupturas que está viviendo la democracia colombiana… Nunca se ha
abordado en el CD la discusión sobre las formas que debe adoptar la resistencia
ciudadana contra Santos, es decir el combate político decidido y de masas
contra los objetivos de la camarilla gobernante.
Los que estiman que basta con dar la
“batalla ideológica” hasta la elección presidencial de 2018 parecen ignorar que
la tenaza Farc-Santos, ya instalada, tratará de destruir, mucho antes de esa
fecha, toda oposición con los métodos más salvajes e ilegales: expulsará del
país, meterá en la cárcel, calumniará, desmoralizará y hasta liquidará
físicamente a los opositores más importantes.
Quienes hablan de oposición moderada parecen no saber que Santos acabó
con el Congreso utilizando el grupo de magistrados de la Corte Constitucional
que aprobó la impostura del fast track y, sobre todo, que expropió brutalmente
a los colombianos de su derecho de pronunciarse en las urnas acerca de un plan
de cambio institucional del país que afectará la vida de los 48 millones de
habitantes de la República. La derrota de los planes totalitarios de las Farc
no la lograremos con la sola fuerza de la discusión parlamentaria…
Hay que pasar a la acción directa
pacífica. Hay que quitarle la careta a Santos, y mostrar ante el mundo tanto la
represión violenta que ejerce contra la oposición como sus operaciones para
destruir el Estado de Derecho en Colombia. Nadie debe olvidar que la represión
puede ser mucho más brutal y descarada en el período que viene, una vez cerrado
el capítulo del premio Nobel, que ponía a Santos bajo la mirada de la opinión
internacional. La represión que se viene será más dura pues la implementación
de los planes de las Farc, es decir la puesta en pie del “gobierno de
transición”, y del cogobierno que exigió Timochenko en el teatro Colón, abrirá
una fase muy dolorosa para el país, el cual verá a sus victimarios protegidos,
mandando y humillando a sus víctimas”.Para quebrar la colonización marxista del
país no queda sino la lucha masiva e irrevocable de la ciudadanía en las
calles, el combate político en todos los escenarios posibles, la lucha contra
la desinformación, la duplicación de los esfuerzos de agitación y de propagada
y de alerta internacional y el logro de compromisos militantes con los partidos
de centro y de derecha de Estados Unidos, América Latina y Europa.”[17]
Entonces, a esta oposición derechista radical,
“de avanzada democrática”, según los firmantes del documento, habrá que agregar
las realidades y tendencias que el año que terminó le ha transferido al
2017 y que, consolidados, se extenderán
hasta agosto del 2018 cuando habrá un cambio de guarda en la Casa de Nariño:
los reiterados intentos de ocupación por parte de los neo-paramilitares de los
espacios dejados por las Farc en su proceso de dejación de las armas tal como
vimos atrás al hablar de la débil adecuación de las zonas veredales; más de una
centena de defensores de los derechos
humanos asesinados, en su mayoría
líderes sociales campesinos, masacre que no terminará hasta que La Fiscalía no abandone la tesis de la “no sistemacidad”
[18] como si los grupos
ilegales armados en Colombia no hubiesen venido
actuando de modo federado con organizaciones ya consolidadas; los fieros ataques de un sector de los
terratenientes tanto a la restitución de tierras, así como al Acuerdo según el cual el latifundio
improductivo debe someterse o a un adecuado impuesto predial o a la
expropiación del componente de tierra ociosa que tengan en sus manos; los
estorbos para iniciar una negociación con el ELN aunque y se anunció que el 3 de febrero por fin se
iniciaría la etapa pública de ese
proceso de negociación; y el vacío fiscal en que se ha colocado el Estado dada
la orientación neoliberal de sus políticas.
De todas maneras, en nuestra opinión,
con las Farc ya alejadas de 221 municipios, el mayor obstáculo que, a partir de
este 2017, van encontrar los procesos de construcción de paz desde y en las
localidades comunitarias van a ser
A. la reorganización que desde hace meses ha venido teniendo, relocalizado,
el crimen organizado[19] bajo la forma de un neo-paramilitarismo
reencauchado en “Autodefensas Gaitanistas de Colombia”, algunos remanentes del
Epl y Los Puntilleros etc;
B. la extensión a la mayor parte de
los más de mil municipios colombianos de las bandas organizadas del micro-tráfico
de drogas ilícitas;
C. la ya consolidada y en buena parte
secreta pero dolorosa y perversa violencia
intrafamiliar; y
D. los miles de asesinatos
inexplicados que se cometen en el país ya para presionar ya
para tapar la catedralicia corrupción. [20]
Estos cuatro fenómenos, conjugados en sus causas y consecuencias, van a
ser en adelante la causa principal
tanto de la violencia como de la inseguridad ciudadana.
Enormes, entonces, van a ser las vacas
muertas que se le atravesarán a la
construcción de paz territorial para que el Estado pueda cumplir un papel
proactivo y robusto en su desarrollo y por eso, todo el problema, sobre todo el
del financiamiento, se lo están tirando a la Cooperación Internacional para
cuya recepción los mismos grupos interesados del establecimiento vienen creando y creando ONGs, gran parte de ellas de
carácter mercantil.
1. LA DISCUSIÓN SOBRE LA LLAMADA PAZ
TERRITORIAL
Como nunca urge la historización de la noción de territorio de tal
manera que podamos hablar de “Tipos
Ideales de Zonas o Localidades” en materia de, 1.el grado en que han sido impactadas por el
conflicto interno armado; 2.los niveles
en que han sido afectadas por las violencias y por la inequidad social; y 3.el grado de urgencia de la más activa y
pluridimensional presencia del Estado,
de las Organizaciones Comunitarias y de la Comunidad Internacional. “Los tipos ideales” serán los municipios o zonas más impactadas y afectadas y en las que es más urgente y prioritaria la
intervención estatal, comunitaria e internacional. El “Tipo Ideal”
es un enfoque metodológico weberiano que
entiende “un fenómeno” como un modelo que lo recoge en forma pura en sus notas y singularidades más
definitorias para después precisar la medida en que ese fenómeno
como realidad se acerca o se
aleja del cuadro ideal.[21]
Quizás, sin referirse a Weber, ese enfoque de los tipos ideales ya ha sido
ensayado en Colombia por la Fiscalía en los estudios realizados sobre “Delitos
Tipos Ideales” de los actores del conflicto interno armado. Una primera
aproximación al enfoque nos ha permitido delimitar en Colombia 22 territorios
como “Zonas Tipo Ideal” de guerra, de violencia estructural y simbólica y de
urgente y prioritaria construcción de paz, así,
1. Los Montes de María; 2. La Mojana; 3.
Magdalena Medio; 4. Municipios del Oriente antioqueño; 5. El Urabá antioqueño;
6. Subregión del Bajo Cauca antioqueño; 7. Un grupo de municipios del Eje
Cafetero; 8. Un grupo de municipios del Chocó; 9. Once Municipios del
Catatumbo; 10. El Magdalena Medio santandereano; 11. Ciudad Bolívar (Bogotá);
12. Sumapaz; 13. El Sur del Tolima; 14. Trece Municipios del Norte y Centro del Huila; 15. La
Subregión de Tuluá y Cartago; 16. Buenaventura y la Subregión montañosa de
Dagua; 17. El Sur del Valle (Florida y Pradera) y cuatro Municipios del Norte
del Cauca (Santander de Quilichao, Miranda, Caloto y Corinto); 18. Las cinco
Provincias del Cauca; 19. Tumaco; 20.El Patía
y Túquerres; y 21. Los 13 Municipios de
la Región amazónica de Nariño; y 22. Los municipios del Putumayo.
Estas Zonas, priorizadas, en sus territorios y
con sus protagonistas, entre los que con seguridad estarán los exguerrilleros
–exfarianos y exelenos- , con sus culturas, tipos de cultivos y formas de producir,
constituirán el referente central de la construcción de paz en y desde los
territorios comunitarios.
En
este capítulo del Atisbos No 255 retomamos, precisamos y desarrollamos algunas
de las tesis levantadas en el No 239
titulado ¿Qué puede ser ese asunto llamado Paz Territorial? Importantes
respuestas se han venido perfilando al respecto.[22]
Entonces, para empezar a bajarle a este
término su tono indiferenciado y
abstracto, en adelante hablaremos de paz
construida en y desde territorios comunitarios históricamente diferenciados,
pero que poseen muchas notas comunes. Como centrales, tres puntos se abordan en
esta reflexión. En el primero se habla
de la necesidad de historicizar la noción de paz territorial, que ha
sido acogida, de modo acrítico, en la mayor parte de enfoques muy diferenciados
sobre el tema; en segundo lugar, se reflexiona cómo, tras casi seis años de diálogos en la Habana, en Colombia
se han insinuado una serie de horizontes promisorios, que
podrían colocar al país de cara a un
inédito proceso de reordenamiento socio-político-cultural a partir, ya no de los centros geopolíticos
llamados Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, sino a partir de una transformación estructural
de las relaciones sociales en el agro y sobre todo, de las llamadas economías campesinas; finalmente, se señalan algunas ideas sobre cuáles serían las
condiciones objetivas y simbólicas necesarias para que Colombia pueda
acceder a esa inédita e histórica etapa,
que todavía es más un preanuncio y un enorme
deseo que una realidad. De no
afirmarse y consolidarse esas perspectivas de futuro, nadie, por adivino o
profeta que sea, logrará precisar qué
podrá suceder en el país una vez se produzca la dejación de las
armas.
El
miércoles 24 septiembre del 2014, previo aviso del presidente Santos desde
Nueva York, en la Habana fueron divulgados los borradores de los Acuerdos
parciales de los puntos 1, 2 y 4 de La Agenda General del 2012[23]:
68 páginas de las que 22 estaban
dedicadas al tema agrario, 20 a la participación política y 26 a las
drogas ilícitas. Alrededor de ellas había
28 “salvedades” por parte de las Farc. Mientras que las dos partes
estuvieron de acuerdo en que había habido un avance efectivo, sin embargo,
reiteraron que “nada estaba aprobado
mientras el conjunto no lo estuviese”, y
las Farc precisaron que para
ellos el alma de los acuerdos, que tenían un carácter vinculante, era el
preámbulo. En esos Acuerdos se destaca un eje central: El tema de los
Territorios y los Derechos de los Pobladores. Con el primer Acuerdo se definió
que iba a haber una reforma rural integral; que habría acceso gratuito a la
tierra de los campesinos que
careciesen de ella o que la tuviesen insuficiente
y que eso iría acompañado de subsidios y créditos; que debía haber un uso más
racional del suelo; que el Catastro legalizaría las propiedades de los
campesinos que “de hecho” hubiesen accedido a su posesión; y
que habría participación de los
pobladores ciudadanos en la planificación y en el ordenamiento territorial.
También se definió la frontera agrícola y se acordaron medidas para enfrentar la pobreza rural; y
especial importancia evidenció la propuesta de
crear Circunscripciones transitorias de paz en las zonas más afectadas por el conflicto
interno armado.
Esa
centralidad del acuerdo en lo rural territorial
le permitió a Sergio Jaramillo, miembro de la Delegación de Paz del
gobierno en la Habana, levantar y poner a circular la frase “PAZ TERRITORIAL”: en su opinión, la
construcción de la paz territorial era la nota más definitoria del proceso de
la Habana. Más temprano que tarde, el vocablo empezó a alcanzar
amplia cobertura en el lenguaje
cotidiano, pero, por desgracia, su novedad, por lo general no ha venido acompañada de
propuestas concretas en cuanto a
las notas y componentes que lo definiesen y precisasen. De ahí en
adelante, en un debate todavía en marcha, se han venido configurando
sub-enfoques, así como otras visiones sobre la construcción de la llamada paz
territorial.
De entrada
habría que decir que toda noción de territorio, así como de sus dimensiones
centrales, se muestra vaga y abstracta mientras no se la defina en relación con los sujetos o actores
históricos concretos que lo han
poblado y socializado. Como decir entonces, a la manera de Mario Sosa
Velasquez, que
“el
territorio no es solamente una porción de tierra delimitada con su complejidad
biofísica (relieve, condiciones ambientales, biodiversidad). Es, sobre todo y
ante todo, un espacio construido socialmente, es decir, histórica, económica,
social, cultural y políticamente”. [24]
En
general, el territorio son los espacios (biofísicos y biohumanos, terrestres y
aéreos, rurales y urbanos, continentales y acuáticos, geopolíticos y mentales)
en los que la población de una sociedad desarrolla la vida social
correspondiéndole al Estado, de clase o de ciudadanía, la regulación de su
apropiación y utilización. Nada tan
vital y existencial como un territorio y por eso la población que lo habita, goza
del derecho a participar en las formas de su apropiación, utilización y
disfrute, pues éstas no son un simple problema técnico ya que siempre
tienen como contexto las relaciones de poder en las que se inscribe su
ordenamiento.
Ejemplifiquemos
con una sola de las dimensiones del territorio, la relativa a las condiciones
ambientales, a la manera como la confrontación interna armada ha afectado
durante medio siglo a la mayor parte de
los territorios rurales, sobre todo a aquellos con predominancia de las que
hemos llamado economías campesinas. Afirmar
que como allí durante medio siglo, en distintos grados, se ha
desarrollado la guerra interna, entonces será allí donde habrá centrarse en la
construcción de paz territorial, es una
tesis de valor general, pero que muy poco aporta para entender el carácter y
los alcances de los cambios esperados después de la firma de los Acuerdos. Como
han señalado varios autores, es necesario
que
“ese
vocablo- el de paz territorial- se llene de contenido y luego, establecido su
significado podamos debatir con conocimiento de causa nuestras
concepciones sobre este período
posterior al final del conflicto interno armado que algunos han llamado “de
transición”.[25]
En
buena medida fue eso lo que hicieron los
miembros de la Comisión de Historia del Conflicto y de las víctimas: bajo
distintos enfoques teórico-metodológicos, bien que mal, desentrañar las causas del conflicto armado
en distintas territorialidades de guerra, de su permanencia así como sus impactos
precisando responsabilidades colectivas.[26]Es
aquí donde se ubica el problema del meollo del conflicto interno armado como
conflicto regional-local-territorial. No sólo los insurgentes han tenido claras
estrategias de guerra territorial orientadas a derrotar al Estado, sino que
también las han tenido el Estado y el gran capital hacendista y terrateniente.
Aún más. El conflicto interno armado no ha sido el único que ha afectado a las economías campesinas, pues el
agro, en general, ha sufrido, de modo particular, los efectos
de dos rasgos centrales de la historia
de la sociedad colombiana: de un lado, la existencia desde 1886 de un Estado estructuralmente contrario a
adelantar y aceptar reformas sociales de
hondo calado social[27] y,
por eso, la nuestra, no obstante poseer un desarrollo económico-tecnológico de
renta media alta, es una de las sociedades del mundo donde más
inequitativa ha sido la distribución de la tierra y, en general,
de la riqueza y de los ingresos; y del otro, desde los mismos mediados del siglo XIX, cuando antes de la
configuración del Estado-nación surgieron los dos partidos liberal y
conservador, cada uno de ellos, con respecto al adversario, enhebró a sus militantes en la relación amigo-enemigos[28],
y de ahí, la historia de odios y
venganzas que ha atravesado la historia de esta sociedad. Por lo tanto, para la etapa que se puede
avecinar, habrá que estudiar y precisar el impacto que históricamente han tenido
sobre los Territorios “Tipo Ideal” no sólo el conflicto interno armado
sino las cuatro deshonestidades de las que, en magnífica síntesis, nos habló
Alejandro Reyes Posada,
“El
sistema de guerra hecho caer a Colombia en una trampa de deshonestidad en cuatro dimensiones fundamentales: la
seguridad, la política, la justicia y la captura de la riqueza. En seguridad la dirigencia nacional se
alió con ejércitos mercenarios privados para combatir a las guerrillas y sumió al país en la barbarie paramilitar y
la guerra sucia contra los movimientos sociales y los derechos humanos. En la política, la simbiosis de los partidos
con las mafias de la corrupción pública y privada impide abrir la puerta a los intereses sociales y comunitarios en la toma de decisiones y derrocha la inversión social en manos de contratistas
que financian campañas. La justicia se pretelizó al crear un mercado ilegal de
decisiones judiciales que se venden a quienes pueden comprarlas, mientras la
congestión deja sin solución la gran
mayoría de los litigios y los crímenes quedan impunes. La captura de riqueza se
inclinó a favor de los mercados ilegales y la violencia de robo, mientras el
régimen de propiedad favorece a los rentistas que han secuestrado la tierra que
por ser baldía estaba destinada a los
campesinos, expulsados a la periferia sin economía ni estado”. [29]
Un
ejemplo muy ilustrativo de lo que podría suceder en Colombia en esa posible
futura etapa posacuerdos la Habana, es lo que por esos días de finales de mayo
del 2016 acaeció en el Catatumbo- representativo “territorio-tipo ideal de
guerra”- a propósito de la desaparición
o retención o secuestro de la periodista Salud Hernández. Al recordar el verso
de Kavafis “ ¿y qué será ahora de nosotros sin bárbaros?, el comunicador Mario
Morales ha señalado,
Hasta la primera semana de junio del “Hay que dejar de hablar, aún con firma en La Habana, de la
paz en sentido genérico, para referirnos solo a la negociación con las Farc, si
reconocemos que esa paz, como el país, el territorio, el poder y hasta las
armas no existen de modo integral, sino que están hechos de pedazos, intereses
particulares y bajas pasiones. No son apenas giros idiomáticos o conceptuales.
Se trata de comenzar a reconocer nuestra precariedad sin tanto júbilo inmortal.
Moraleja: Muestra de ese país con conflictos reciclados son los ríos que se
desvían por intereses carboníferos, casas por cárcel a ‘empresarios’
deprimidos, falsos dilemas entre narcotráfico o secuestro, niños muertos por
inanición o parataxistas que toman justicia por propia mano. Triste
radiografía”.[30]
Pero,
¿por qué hablamos de priorizados
“territorios tipo-ideal de guerra, violencia y de paz” y no del conjunto
de territorios que configuran el mapa nacional? Porque en la primera etapa posacuerdos
La Habana, inviable sería pretender construir paz, lo que, como ya hemos
insinuado en Colombia es algo ya muy complejo, abordando el conjunto de las
territorialidades históricamente afectadas por la confrontación armada interna,
así como como por la violencia
estructural y simbólica que ha caracterizado a la sociedad colombiana. Habría
que comenzar por aquellas territorialidades en la que estos factores han hecho
presencia por más tiempo, con más persistencia
y con mayores impactos y
consecuencias.
Variopintas
han sido las propuestas de construcción
de paz en los territorios y desde los territorios siendo aquí donde se
encontrará el meollo de los postacuerdos. Hasta ahora ha habido tres tipos de
Enfoques sobre la construcción de la Paz Territorial: 1. El Enfoque TERREPAZ de
las Farc; 2. Distintas versiones de un Enfoque gubernamental; y 3. Las
propuestas de paz territorial provenientes del Movimiento social.
1.1.El Enfoque TERREPAZ de las Farc.
Uno de
los primeros enfoques distintos de los
del gobierno fue el de las Farc, por ellos denominado TERREPAZ, muy
legítimamente ajustado a sus lógicas históricas de movimiento con poder
territorial en zonas históricas dadas, así como a su actual situación de fuerza
en transición de la guerra a la pacificación. La Revista Semana calificó esta
propuesta como con “algunos aspectos
interesantes y otros preocupantes”;
en resumen las Farc propusieron,
a) Que se
reconozca su presencia en espacios donde ellos han estado históricamente y
tienen apoyo social;
b) Que
esos territorios deben ser espacios para que se materialice el cese de
hostilidades y la dejación de armas así como la reparación de las víctimas y,
por tanto, las sanciones restaurativas que se deriven de la jurisdicción
especial para la paz;
c) Que en
estos territorios pudiesen vivir tanto los excombatientes y sus familiares, las
víctimas, exmilitares e incluso exparamilitares, y construir un proyecto
autogestionario de desarrollo sostenible y una activa participación política a
través de cabildos populares;
d). Que
estos territorios tuviesen protección
constitucional y sean excepcionales, extraordinarios y transitorios; y
e) Que
tuviesen acompañamiento internacional y veeduría ciudadana.[31]
De cara a los cuestionamientos que suscitó esta
propuesta (sobre todo, el de que las
Farc buscaban fracturar territorialmente el país reviviendo las llamadas por Álvaro
Gómez “Repúblicas Independientes”), los farianos señalaron que más que reinsertarse o
incorporarse a la antigua con taxis en una u otra ciudad y con proyectos
productivos acá y acullá, optaban por
construir dentro de la institucionalidad una nueva forma de llegada a la vida
social, que recogían en la propuesta TERREPAZ.
1.2. Distintas
versiones del Enfoque Gubernamental
Desde
las lógicas del gobierno y del establecimiento de poder se han insinuado tres posiciones distintas.
Como señalamos en nuestro libro
borrador, que hemos venido citando, para
una primera postura, las más frívola de las tres, bastaría hacer una o dos obras más, de cierto impacto, en los municipios más afectados e incrementar
cuantitativamente lo que, de modo marginal, el Estado siempre ha hecho en el
campo coadyuvado hasta hace pocos años por el hasta entonces para-estado Federación
Nacional de Cafeteros: más escuelas y
puestos de salud y algunos caminos vecinales y distritos de riego y ciertos
créditos y asesorías técnicas. Eso estaría bien como complementos pero lo que
se requiere, entre otras muchas cosas, es la
más efectiva, sólida, robusta y auto-sostenida
ruralización de la acción del
Estado hasta unos límites a los que éste
nunca ha llegado en la historia rural colombiana ni siquiera con programas como DRI y PNR. Un horizonte más cercano a lo debería ser se despunta
desde el “Programa de Desarrollo y Paz”
del Magdalena Medio para hablar de una estrategia en la que el
protagonismo de organizaciones e
instituciones de las sociedades civiles arrastraron al Estado a la acción.[32]
Una
segunda postura ha sido la liderada por
Sergio Jaramillo, Alto Comisionado de Paz, quien, de distintos modos y
con diversos discursos expositivos, siempre ha resaltado dos puntos: que la paz
tiene que empezar a construirse desde las regiones y que el gobierno debe estar abierto a
escuchar las voces que desde ellas
emerjan ya se trate de los derechos de
las víctimas o de los de los pobladores;
en Conferencia dictada en La Universidad
de Harvard en abril del 2014 enfatizó,
primero, que garantizar esos derechos bajo un enfoque territorial exigía
instituciones fuertes no sólo en términos de organizaciones sino también de
prácticas y normas indispensables para la cooperación y la convivencia, y segundo,
que en Colombia no iba a haber otra oportunidad para la paz; y en algunas oportunidades insinuó, de modo suelto, algunos temas, pero
sin que hubiese presentado una propuesta orgánica y de conjunto al respecto.[33]
Por su parte, el Ministro para el Posconflicto, Rafael Pardo, en una tercera posición
más amplia, señaló que el esquema de Paz territorial
“lo tenemos que construir entre todos. Cada
día el país está más centralista. Nosotros los que estamos aquí, hallamos que tenemos la salida para las regiones.
Termino con un llamado al realismo. En este país nos encantan las discusiones
jurídicas, las discusiones constitucionales y yo pido que no caigamos en esa
falacia constitucional. En este proceso de paz de lo que se trata es de cambiar
las cosas, de cambiar la realidad, de hacer las transformaciones
necesarias para que la paz signifique
algo trascendental, algo para cada habitante de Colombia. Si no lo hacemos
ahora, entonces ¿cuándo?”.[34]
De todas maneras, aunque Rafael Pardo partió
de un enfoque de paz territorial, lo llevó más allá: que el conflicto
iba a reactivar la economía; que no se podía limitar a algunos municipios ni a
otorgar beneficios para los desmovilizados
ni a las zonas donde había conflicto; que debía ser transversal integrando el agro
a la economía; que también debía cubrir a los municipios donde había conflicto,
aún a zonas deprimidas de las grandes ciudades; que “un país en posconflicto es
un país donde todo el mundo está en las
mismas condiciones de oportunidad”; que para iniciar la construcción se debía
comenzar con la parte institucional
y que, por eso, en el Ministerio de
Agricultura se acababa de crear “La Agencia de Desarrollo Territorial”
encargada de ejecutar los temas del posconflicto como “un paraguas del Fondo que recibirá recursos
nacionales e internacionales”. [35]
De
todas maneras, no obstante sus elaboraciones sobre la Paz Territorial, más
conceptuales que programáticas, los personajes del gobierno ha sido muy poco lo
que han avanzado, o, por lo menos, publicitado, sobre el carácter, alcances y contenidos
concretos de la Paz Territorial. Desde
los inicios del 2016, en un mensaje a todos los gobernadores y nuevos alcaldes,
Santos les dijo que este era el año de la paz y “ustedes serán los
encargados de consolidarla, porque
sabemos bien que la paz se construye en
las regiones”[36];
poco después, El Departamento de Planeación Nacional les recordó a los mandatarios locales y regionales que
debían incluir en sus respectivos planes
de desarrollo los pilares de paz, equidad y educación y el 21 de enero
durante el “Cuarto diálogo para la
planeación regional de un nuevo país”
que se realizó en Valledupar, Planeación Nacional entregó a los territorios “los lineamentos para la construcción de los planes para el próximo cuatrienio”. El
límite legal para la aprobación de esos planes venció el martes 31 de mayo. El
gobierno recibió 24 respuestas y en todas ellas “la palabra paz”, como una
palomita vaga y vaporosa y volátil
aterrizó por todas partes como una especie de sanalotodo envuelto
en otras palabras genéricas ya sobre la
seguridad y convivencia ya sobre la
reparación de las víctimas, pero en medio de una enorme confusión sobre la manera de concretar la paz dentro de los planes de desarrollo. Sin
embargo, hubo casos que denotaron esfuerzos, y así se evidenció en las
respuestas de Arauca, Valle del Cauca, Santander y Tolima. Al ir un poco más
allá, sólo el gobernador del Cauca expresó que el enfoque de todo el
instrumento de planeación se debía hacer desde el concepto de paz asumido desde
cuatro ejes estratégicos, aunque tampoco los tradujo en contenidos concretos,
1. territorio de paz y para el Bien Vivir;
2.
generación de condiciones para la riqueza colectiva;
3. Cauca,
cuidador de agua; y
4. fortalecimiento de lo público, el buen
gobierno y la participación.
Por su
parte, el senador Iván Cepeda en carta al Ministro para el Posconflicto, Rafael
Pardo, le señaló que la mayoría de los departamentos.
“lo que
expresan es confusión sobre la manera como debería concretarse la paz”; que no
existía “una verdadera preparación institucional para la aplicación de los
acuerdos ni una preparación para trabajar en torno a lo que será la
refrendación de los Acuerdos de la
Habana y la participación de la
ciudadanía en el proceso de conversaciones con el Eln; que aunque algunos
habían manifestado que la paz era un eje transversal, su contenido parecía más
una declaración de buena voluntad; que con la sola excepción de Santander, no
existían referencias precisas de una planeación
que permitiese identificar qué
tipo de énfasis de la política tendrían las gobernaciones y, sobre todo, que
permitiese identificar cómo se
destinarían los recursos para aplicar lo acordado en la Habana”; y que el caso
de Bogotá, era un capítulo aparte, pues, “convertida ya en centro
de recepción de víctimas y excombatientes, no era suficiente incluir sólo de
nombre dentro de su plan de desarrollo un programa denominado “Bogotá mejor
para las víctimas, la paz y la reconciliación“, pues el análisis de la
propuesta entregada señalaba que “la preparación para el cumplimiento específico de los
acuerdos no es prioridad y ni siquiera
existe un alistamiento para ese
propósito”. [37]
El 29
de febrero del 2016, a iniciativa de Sergio Jaramillo, con la asistencia de 800
personas se realizó en Bogotá La Primera
Conferencia Internacional sobre Paz Territorial con la presencia de destacados
estudiosos como Vijayendra Rao de la
India, Jean Paul Lederach y Jonathan Fox de Estados Unidos y James Robinson de
la Gran Bretaña. En general, el horizonte alrededor del cual se enhebraron las Ponencias
fue alrededor de la tesis “construir paz para fortalecer la democracia y la
confianza y la convivencia, así como
para construir una nueva institucionalidad”. De todas maneras, el evento en sí
rebasó, aunque también cayó en algunas generalidades, rebasó con amplitud la
tacañería de hacer algunas obras en los territorios más afectados, pues como
evaluó la Revista Semana, en Colombia el llamado postconflicto está siendo
tratado sólo en términos ,
“de
crecimiento del PIB, de las carreteras que se construirán y del empleo que tendrán los desmovilizados.
Pero, el verdadero reto de la construcción está asociado a otras términos,
esencialmente políticos: la confianza, la participación de las comunidades, la
democratización de las instituciones y la vigilancia de los recursos y de las
políticas públicas”. [38]
1.3.
Propuestas provenientes del Movimiento social por la Paz
Cabe destacar que también ha surgido un
paquete importante de terceras propuestas de Paz Territorial asociadas a
distintos sectores del movimiento social por la paz.
En el ya citado documento de Campo Elías Galindo
hay una tesis explícita, “el territorio en todos los niveles es objeto de
ordenamiento por el capital y por los
gobiernos”, pero también hay una tesis
implícita, “el territorio en todos los niveles
puede ser objeto de ordenamiento por las fuerzas sociales”. Respecto
al macro-ordenamiento del territorio que ha habido en Colombia señaló:
“éste no
ha sido más que la despoblación del espacio rural para llenarlo de pastos y de
negocios capitalistas, acumulando de paso inmensos poderes locales siendo éste el contexto donde el conflicto
armado , a partir de empujar campesinos a los centros urbanos , se ha convertido
en funcional a las necesidades del capital y sus negocios; si la guerra en
Colombia, de acuerdo con Campo Elías Galindo, se le hubiese atravesado en forma
drástica al proyecto del capital, se habría resuelto mucho tiempo atrás, se hubiese pactado la
paz a cambio, como hoy, de cumplir
parcialmente la legislación agraria. Por lo tanto, de acuerdo con este autor,
para hablar de paz territorial, primero es necesario desentrañar el proyecto
territorial que subyace a la guerra y no está hablando de ésta como mera pugna
socio-territorial por controlar, de-controlar y re-controlar territorios, que
lo ha sido, sino de aquella guerra, que,
al vaciar campesinos en los centros urbanos, resultó funcional al
capitalismo agrario. Es hora pues de, “sincerar el debate sobre el significado
del fin del conflicto y del período que abre, si es que de verdad va a
abrir un período nuevo; lo otro es
seguir con la habladuría de la paz
territorial como una suma de paces pequeñas, localizadas y de escala reducida. Claro que cada región y
subregión ofrecen particularidades que
es necesario atender, pero la intervención mayor, estratégica, sería un reordenamiento general del
territorio que permita rehacer la sociedad rural sobre bases de equidad y de
reconocimiento de derechos”.[39]
Desde el observatorio “Violencia y Gobernanza”,
varias organizaciones campesinas, indígenas y afro-descendientes han impulsado
un importante debate-reflexión sobre la construcción de paz en Colombia y sobre
los retos de la Mesa de la Habana.[40] Han impulsado
tres líneas de trabajo: 1. La necesidad de pasar en Colombia de un modelo multicultural de derechos diferenciados, que los
aísla, a un modelo intercultural que permita las relaciones entre las distintas
comunidades étnicas; 2. La necesidad de un análisis profundo del modelo de
desarrollo nacional sin creer que el final de la guerra buscado en la Habana
signifique ya un cambio estructural cuando no sería si no su comienzo ; y 3. La
importancia de que las propuestas que se elaboren para construir paz
territorial tengan en cuenta las iniciativas y ejercicios de paz que en múltiples territorios ha habido en el
país.[41]
2.
¿Cómo y por dónde ha venido despuntando y ganando
vigencia en el país la cuestión agraria?
En
septiembre del 2013 hubo en el país un robusto paro agrario, que más allá de los muy visibles capitalismo agrario y
hato ganadero le recordó al país que, al otro lado de éstos, todavía existían
en el país una masa de campesinos y unas economías agrarias, que no obstante su
relativo atraso tecnológico y su silenciamiento por los Medios, eran las que le
producían al país el 50% del componente alimentario de la canasta familiar. En
apretada síntesis, así analizamos en el Atisbos Analíticos 179 ese formidable e inesperado paro agrario[42].
Entre
29 de agosto y la tercera semana de septiembre del 2016 hubo en Colombia un
insólito paro agrario frente al que, de cara a sus resultados, así reaccionó Angel Bastenier del País de Madrid:
“Uno se
pregunta ¿qué ha ocurrido? Colombia, la
impertérrita, la que lo asimila todo, se
ha desarticulado aparentemente por el eslabón más débil, el campo, provocando
una agitación que no se conocía desde décadas”.
Para
acercarse al análisis de este paro, como contexto, ayuda conocer el diagnóstico que en el 2011 se presentó sobre Colombia en
el Informe Nacional de Desarrollo Humano de la ONU:
“En
Colombia el modelo de desarrollo rural construido es altamente inequitativo y
excluyente, propicia innumerables conflictos rurales, no reconoce las
diferencias entre los actores sociales y conduce a un uso inadecuado y a la
destrucción de los recursos naturales”.
La progresiva e histórica concentración de la
propiedad rural ha sido una de las notas centrales de ese modelo: en un
extremo, el 13% de los propietarios acapara el 77% de la tierra y, entre éstos,
el 3.6% posee el 30% del suelo rural; en el otro extremo, el 87% de los propietarios, posee solamente el
23% de la tierra’. Al aplicarle a la
Política rural de Santos el Enfoque de lo Político- aquel que permite visibilizar fenómenos de la
vida social, que no obstante que se han venido politizando, sin embargo, no
alcanzan a ser visibilizados ni por ciencia ni por la historia políticas como
monodisciplinas- se evidencian tres conclusiones importantes:
A. Que
su gobierno ha manejado, lo que ha sido algo casi común en el último medio
siglo, dos Políticas encontradas: Una, robusta y visible, para el capitalismo
agrario y el hato ganadero, y otra, raquítica y marginal y subordinada a la
anterior y casi invisible, para las llamadas economías campesinas donde habita
el 80% de la población rural; y
B. que
este paro agrario terminó por convertirse en un
fenómeno macro condensador de los
problemas y conflictos y contradicciones
del sector rural colombiano en esta etapa de su existencia; y
C. que
en los meses por venir, los asuntos de este paro agrario, orientado a construir
paz positiva por la vía de las luchas sociales, al lado de los acuerdos de la Habana,
sobre todo del Acuerdo Agrario, van a
ser ejes centrales del actual debate nacional.
Conviene
destacar que en las últimas cuatro décadas el movimiento social colombiano ha
sido un movimiento, tanto en lo urbano como en lo rural, de periódicas luchas de resistencia y de
protestas pero que, en materia de huelgas de gran calado, ha sido, más bien,
precario. La más robusta expresión al respecto
fue el paro cívico del 14 de septiembre de 1977 cuando hubo “un
paro-huelga-movimiento-social-ciudadano-popular de honda y airada protesta” de
un solo día frente al gobierno de López Michelsen, que tantas expectativas había despertado en las masas con su MRL,
Movimiento Revolucionario Liberal.
Hacía, pues, 36 años que en Colombia no había
un paro social de envergadura Este Paro del 2013 nos asombró a muchos, pues no
sospechábamos que subyacentes a la economía campesina no capitalista hubiese
una cantidad tan enorme de resistencias calladas, las de Boyacá y Nariño, por
ejemplo, que fueron emergiendo al escenario político en la misma medida en que
se evidenciaba el fracaso de la estrategia clásica del Estado y del
Establecimiento para enfrentar las protestas sociales. En general, el gobierno
siempre jugó con la legitimidad constitucional de las protesta, pero, al mismo
tiempo, siempre trató de deslegitimarla ante uno u otro desborde no armado. En
un principio el gobierno esperó que las protestas se fuesen agotando por si
mismas bajo el peso de sus propias inercias. Pero, no, aquí y allá y acullá se
potenciaron nuevas rebeldías campesinas. En un segundo momento, Santos buscó
minimizar la importancia del paro hablando, de modo despectivo, “del tal paro”,
o llamándolo “parito” o, peor, desconociendo su existencia. Y la respuesta que
recibió fue el de una acelerada generalización de las protestas en otros
sectores rurales productivos y en otras regiones del país. Entró entonces en
acción el ESMAD cuya fuerza y vigor y rabias represivas, como nunca antes había
sucedido en tan gran escala, fue recogido por las redes sociales, es decir, por
el nuevo periodismo de un sector de la
gente del común. Fue así como “los medios alternativos pudieron retratar y
filmar de cuerpo entero las violaciones de los derechos humanos y decir las
verdades que siempre ocultaba la gran prensa”. Eso fue posible gracias a las
redes sociales, a la proliferación de cámaras fotográficas y filmadoras en
manos de manifestantes o de simples ciudadanos. En esta ocasión, un importante
sector de la prensa alternativa digitalizada le planteó al periodismo tradicional subordinado a los
conglomerados político-económicos, una
batalla contra sus mentiras y verdades a medias.
Cuando
este paro se produjo ya estaban avanzando los diálogos de la Habana existiendo,
aunque con salvedades, un buen número de acuerdos parciales sobre temas relativos a una reforma rural integral. Poco
a poco se fueron cayendo, o, por lo menos, debilitando, los mecanismos de
silenciamiento que sobre la cuestión agraria los poderes institucionales y
para-institucionales del establecimiento
habían impuesto desde 1972 cuando en los inicios del gobierno de Misael
Pastrana con el Pacto de Chicoral[43]
el Estado y los terratenientes
frustraron la tercera posibilidad histórica que había habido en Colombia
de sacar avante una reforma agraria.[44]
A partir de entonces, casi nadie volvió a hablar de este tema, dado que se consideraba algo obsoleto, pues la salida “natural” a la
cuestión agraria era la capitalista, entonces, los campesinos tenían que convencerse de que tierra sin
capital nada significaba. Pero, en los últimos cuatro años los colombianos como
que hemos redescubierto el campo. Hubo
el ya citado y trascendente paro agrario; el 30 de mayo del 2016 empezó
otro con 100 puntos de concentración en 27 departamentos como protesta
contra el ZIDRES y el incumplimiento del gobierno de 5 de los ocho puntos
acordados en el paro agrario del 2013[45];
hay ya en la Habana múltiples acuerdos informales sobre una reforma de la
estructura de tenencia y de uso social del suelo; se han conocido las seis
estrategias de “La Misión para la
Transformación del campo”[46];
se han publicado importantes resultados
parciales sobre el Censo Agropecuario del 2014; pero no obstante todo esto y a
pesar de los Acuerdos de la Habana, el gobierno continuó en contravía sacando
avante Los ZIDRES, que refuerzan la
política rural central del Estado- grandes proyectos agroexportadores y nada de
asignación de tierras para los pequeños campesinos, aunque éstos, como enorme cosa, son asumidos como socios de grandes
emprendimientos agro-empresariales en calidad de aparceros.
Por
todo esto y, sobre todo, por lo que ha acaecido en la Habana en los últimos 6
años y por los resultados del Censo Nacional Agropecuario del 2014, que con
nueva información nos ha evidenciado que Colombia es más rural de lo que se
pensaba, los asuntos agrarios han reentrado a la agenda nacional como tema
central. Pero el asunto ahora no se asocia a la tensión o capitalismo agrario o
reforma agraria sino, más bien a, o un reordenamiento del país a partir de las
economías campesinas o crisis in crescendo de la sociedad nacional.
2.1.
Aproximaciones
a una Estrategia de Reconstrucción del país a partir de un Reordenamiento de
las Relaciones sociales en el campo..
De
acuerdo con los resultados del Censo agropecuario del 2014, el estudio macro
más complejo e inclusivo (98.9) en la
historia de la producción de estadísticas por parte del DANE,
así es el uso de las 111.5 millones de hectáreas censadas, 1. Bosques
Naturales, 63 millones de hectáreas (63.2%); 2. con uso agropecuario, 43
millones de hectáreas (38.6%); 3. con uso no agropecuario, 2.5 millones de
hectáreas (2.2); y con otro uso, 2.8
millones hectáreas (2.8%). Sólo 43 millones de has tienen un uso agropecuario,
adecuado o inadecuado. Por lo tanto, en la actualidad así están usando esos 43
millones de hectáreas cada uno de los
tres tipos de Unidades de producción agropecuaria existentes en Colombia, 1. Empresas agropecuarias capitalistas
(9 millones de has o sea el 21% de las
43.1% de las unidades de uso
agropecuario dedicadas, sobre todo, a la producción para la exportación); 2.Latifundios de ganadería extensiva (36
millones de hectáreas sembradas de pastos y rastrojos o sea el 79% del 43.1 de
las unidades de uso agropecuario); y 3.Economías
Campesinas (7millones de has, estadísticamente ya recogidas en el
anterior punto 2, especialmente dedicadas a la producción de alimentos para la
subsistencia de los productores y sus familias y, en la actualidad, en
importante proporción, orientadas al mercado.
Pero, los problemas empiezan a brotar a
borbotones cuando se asume la problemática de la tenencia de los predios: de un
lado, la histórica tendencia a la concentración de la propiedad de la grandes
predios, fortalecida, ha continuado; de otro, también ha continuado la
fragmentación de la propiedad de los pequeños predios, donde funcionan las
Economías campesinas; y, en tercer lugar,
todos esos predios están siendo revolcados por lo que se mueve en el
subsuelo: en concesiones, a Empresas Transnacionales, sobre todo, se han
entregado 5 millones de hectáreas en 12 mil títulos, que podrían ascender a 25
millones de hectáreas si se aprueban las
solicitudes en estudio en los despachos de la burocracia estatal. Escandalosa
se revela ya la concentración de la tierra en Colombia con un gini que, al medirla, en 1964 alcanzaba 85.1%
alcanzando en 1999 el 91.3% , uno de los más inequitativos en el mundo:
mientras el 0.4 de los propietarios de
predios de más de 500 hectáreas-27.818 de 2.531.O24[47]-
poseen el 46% de las 106 millones de hectáreas censadas, en el otro polo
contrastante, el 60% de los pequeños propietarios – 1.764.000- sólo poseen el 7%
o sea 6.360.000 hectáreas.
En Colombia, en nuestra opinión, la llamada
Paz territorial debe tener como referente central una profunda reforma
estructural de las Economías Campesinas a partir de un reordenamiento territorial
de Colombia, que asuma como eje directriz la creación en el país de ocho
Estados Regionales según el modelo que dejó esbozado, y hasta bastante
avanzado, Orlando Fals Borda.[48]
Ya se volverá sobre este asunto del reordenamiento territorial del país, clave,
como punto de partida, para poder operacionalizar la paz territorial.
Pero, ¿Qué entender en lo económico por Economías Campesinas?
La reflexión y debate al respecto ha sido muy
amplia destacándose en la materia tres Enfoques de análisis[49]:
1. Chayanov las asume como un sistema económico propio y específico cuya
racionalidad y funcionamiento es inexplicable bajo conceptos como salario,
precio, ganancia y renta de la tierra presentando como característica básica la unidad
producción/consumo; se trata de un concepción anticapitalista en el que se las
valora como fuerza moral de la sociedad; 2. Para la Economía Política marxista
(Marx, Kaustky, Lenín) se trata de las economías parcelarias en las que , con
nulas o escasas relaciones entre sí, una gran masa de campesinos, propietarios
de la tierra, viven en condiciones muy
similares, estando todos condenados a proletarizarse con el desarrollo de las
fuerzas productivas destacándose así la inevitabilidad del capitalismo; 3. El
enfoque neoclásico dual aborda el
análisis de las economías de los países
llamados subdesarrollados bajo el ángulo de lo tradicional-moderno en el que lo
tradicional es lo campesino. Por lo moderno entienden la agricultura comercial
y de exportación abierta a los cambios tecnológicos y por lo tradicional lo atado a una producción
con exceso de fuerza de trabajo y baja rentabilidad. Se trata de un Enfoque más
liberal de la Sociedad que presupone la organización de lo tradicional llamado
Economía Campesina.
Aunque estos tres enfoques en lo teórico son
diferentes, sin embargo, presentan en común, por un lado, el uso de la fuerza
de trabajo familiar, segundo, la unidad básica producción/consumo
(subsistencia), y tercero, la idea de la necesidad de transformar las economías
campesinas o familiares.
De todas maneras, han sido muchos los estudios
que se han preguntado por las razones de la persistencia de las economías
campesinas en este mundo globalizado; en casi todos se ha destacado la
importancia de estas economías en materias como
la producción de alimentos de
buena calidad, para la conservación de la biodiversidad genética, en
abastecimiento de alimentos en zonas
alejadas, así como el fortalecimiento de la cooperación en zonas
alejadas.[50]
En nuestro Enfoque de construcción de paz en y desde los territorios aunque
esas distintas importancias hacen presencia, sin embargo, el punto central es
el de asegurarle a Colombia la Soberanía Alimentaria, asunto que cada año ha estado en retroceso. Recordar que
con la apertura económica en los años 90, se
afectó gravemente el sector agropecuario, en particular el agrícola. Se redujo
el área cultivada en más de 2 millones de hectáreas, que no ha sido posible
recuperar. Desde entonces, la importación de alimentos ha sido creciente; en 2014,
superó los US$ 8.000 millones, que correspondieron a más de 10 millones de
toneladas. En Colombia se ha sobreimpuesto el imaginario de que las Economías
campesinas, dadas las bajas tecnología, la reducida asistencia técnica y la
pobre adecuación infraestructural que poseen, son altamente improductivas. Sin
embargo, han sido muchos los estudios que han demostrado que en materia de
producción de alimentos, consideradas en su conjunto, son más productivas que
buena parte de las empresas agrícolas
capitalistas. De acuerdo con Berry (2014), la agricultura pequeña utiliza más
mano de obra y tiene una mayor capacidad para
generar empleo por hectárea que la gran empresa[51];
y sobre la materia precisó Fernando Barbieri en conferencia dictada en el 2011
en la Universidad Nacional de Colombia,
Barbieri explica que “los productores campesinos
participan sólo con el 33% del área agropecuaria utilizada en el país, no
obstante, contribuyen con el 51% de área cosechada y con el 49% de la
producción agropecuaria, lo que permite concluir que la productividad por
hectárea en la pequeña producción campesina es muy alta. En este aspecto,
Corrales (2004), señala que el campesinado colombiano ha venido introduciendo
profundos cambios en sus sistemas productivos para adaptarse a la creciente
demanda de productos, tanto a escala nacional como internacional, en
contraposición con los autores que consideran que el campesinado es arcaico y
reacio al cambio”[52].
Por una parte, en las últimas décadas, las
Economías han tenido importantes cambios
y aunque los productores presenciales no busquen ganancias y acumulación de
capital, al trabajar lo propio para mejorar la subsistencia, agregan un plus de
fuerza de trabajo casi excepcional. ”GRAIN”, pequeña organización internacional
que trabaja apoyando a campesinos y a
movimiento sociales en sus luchas por lograr sistemas alimentarios básicos
basados en la biodiversidad y en el manejo comunitario, lo ha destacado:
a
muchos, ha señalado, puede parecerles contradictorio, menos tierra pero más
productividad; es lo que se ha llamado “la paradoja de la productividad”.[53] Un ejemplo cercano es Brasil donde el 84% de las
fincas son pequeñas y sólo poseen el 24% de la tierra, y así y todo, producen el 84% de la mandioca,
el 69% de los fríjoles, el 67% de la leche de cabra, el 59% de los cerdos, el
58% de la leche de vaca, el 50% de los pollos, el 46% del maíz, el 38% del
café, el 33.8% del arroz y el 30% del ganado; y en el Ecuador, donde el
56% de los agricultores son pequeños con
el mero 3% de la tierra, producen el 46%
del maíz, más de un tercio de los cereales y las legumbres y el 30% de las
papas.
2.2.
Hacia
una definición más moderna de Economía Campesina
En su acepción más clásica por Economía
Campesina se puede entender una masa crítica de pequeños predios, que tienen en
común la unidad producción/consumo de subsistencia, el uso de la fuerza de
trabajo familiar y, por lo menos, la posesión de los predios para cuya
explotación la tecnología es muy rudimentaria, y casi nulos los créditos, la
asistencia técnica y la maquinaria. Eso en lo económico, pues dentro de una
definición más interdisciplinaria esos poseedores se encuentran atados a lo
rural como espacio vital de producción y de
reproducción y como forma predominante
existencial- cultural de vida: en ese espacio el campesino habita y produce y
consume y distribuye y comete errores y los rectifica o los repite y piensa y siente y duerme y come y goza y
llora durante las 24 horas del día. Sin embargo, en su historia se han
producido cambios importantes como una buena apertura al mercado, al uso
temporal de trabajadores asalariados, al empleo de una tecnología menos
atrasada, así como a la aceptación de alguna asistencia técnica.
De acuerdo
con el Censo Agropecuario del 2014, en Colombia hay 2.7 millones de productores entendiendo por
tal, a la persona natural, casi todos, o jurídica que toma las principales
decisiones sobre el cultivo de plantas, la cría de animales, los proyectos
agropecuarios, el uso de medios de producción y la venta de los productos. De esos 2.7 millones, 725.000, el
26.7%, son productores residentes en el
campo, lo que interesa, de modo
especial, pues allí se encuentran los sujetos de las economías campesinas,
productores, indígenas y afrocolombianos. De los productores residentes, el 57.4% posee educación básica primaria pero
el 16.8% no sabe leer ni escribir; el 95% está afiliado al Sistema de Seguridad
Social en Salud aunque con seguridad con una atención redoblada en dificultades
en relación con la que en este 2017 se observa en los sectores urbanos; por
otra parte, el 24.2% señaló que en el
2013 sí había s recibido algún tipo de asesoría o asistencia técnica mientras
que un 16.3 % manifestó que había solicitado créditos o para compra de
insumos y animales o para el pago de
mano de obra; un 29% posee algún tipo de maquinaria mientras que un 28.5%
dispone de cierta infraestructura para
la actividad agropecuaria; finalmente, de acuerdo con los productores
residentes mientras el 22.8% de lo producido lo destinaban al autoconsumo, el
70.7% lo orientaban al mercado.[54]
2.3.
La Construcción de la Paz Territorial y los tres Tipos de Empresas
Agrarias existentes en Colombia.
El eje central de la construcción de paz en
Colombia en y desde los territorios se encuentra en una reforma estructural de
las Economías Campesinas, así como en la gestación de un cambio de base en las
relaciones de éstas con las Empresas Agroindustriales y con las Empresas
ganaderas extensivas, sobre todo. De entrada habrá que anticipar de
que no se trata de que el Estado no tenga o deponga o debilite unas Políticas
robustas y coherentes para las empresas rurales de tipo capitalista sino de
que, de modo simultáneo, por primera vez en la historia, respetando la
participación de los pobladores rurales, levante otras iguales de robustas para
las economías campesinas independizándolas de las primeras. Hasta ahora, las
precarias y marginales Políticas estatales de economía campesina o
familiar, en alta
proporción, han estado y están orientadas a buscarles formas de subordinación
al capitalismo agrario, y, al respecto
la última prueba empírica han sido los ZINDRES, proyecto con los que, asumiendo a los campesinos como
aparceros, lo que buscan es legalizarle a los empresarios el acceso a la
propiedad de tierras baldías, a las que por ley sólo pueden acceder los
campesinos
De
entrada, la construcción de paz territorial se encuentra atada a la necesidad
de diseñar, impulsar y aplicar una
estrategia robusta y coherente de transformación de los campesinos y de las
economías campesinas que, desde hace
más de cuatro décadas, vienen bailoteando en el vacío o auto-consumiéndose en su propio
pellejo o arrastradas hacia afuera por periódicos intentos de colonización, que no han hecho otra
cosa que apretar los nudos que las han
mantenido atadas y subordinadas al capitalismo agrario sobre todo en materia de
atender a sus demandas periódicas de
mano de obra asalariada en las épocas de
cosechas, de siembras y de desyerbe. Ya se hizo referencia a los resultados parciales del Censo del 2014, dados a conocer en agosto
del 2015, que reafirman el carácter histórico, y, por lo tanto, movible, de los
dos extremos de la concentración-fragmentación de la propiedad de la tierra en
Colombia: en primer lugar, entre 1960 y el 2014 la frontera agrícola se amplió, de modo considerable, al pasar de
27 millones de has a 111.5, crecimiento que fue absorbido por la gran propiedad , pues las
explotaciones de 500 has, en manos del 0.4 de los propietarios, ocuparon el 41%
del área sembrada, pero con una mayor participación de las unidades con más de 1000 hs; como contraste, las pequeñas explotaciones se fragmentaron
aún más hasta representar casi el 70% de las unidades de explotación con una superficie
que sólo alcanza el 7% del área sembrada. Estas cifras sobre la distribución de
la propiedad se complementan con las de
sus usos: del total del área para uso agropecuario, el 79% se dedica a pastos y
solamente el 21% a cultivos lo que explica la dependencia alimentaria de
Colombia donde se tiene que importar el 50% del abastecimiento alimentario.[55] Recordar
ahora que en los latifundios ganaderos de explotación extensiva el 50% de la
tierra está subutilizada, pues de los 35 millones de hectáreas ocupadas, sólo
el 19.3% tienen vocación ganadera, amén de que, en general, no sólo generan
bajo empleo sino que, además, la
tecnología que utilizan no va más allá de algún desyerbe periódico, de echarle
sal a los bebederos y de pasar el ganado de un potrero a otro. El mismo gremio
ganadero ha reconocido el actual uso ineficiente de la tierra y, y por eso,
como “aporte a la sustentabilidad ambiental del país”, ha ofrecido devolver,
antes del 2019, a la Reserva Forestal 10 millones de hectáreas.[56] Es aquí
donde se encuentra la base material para replantear las relaciones entre las
Economías Campesinas y las Empresas del Hato Ganadero, pues esa tierra sobrante
y ociosa por una razón constitucional ligada a la función social de la
propiedad privada, y no porque eso haya sido acordado en la Habana, debe ser
objeto o de un nivel adecuado de impuesto predial manejado por Impuestos
Nacionales y no por las Alcaldías o de una declaratoria de extinción de dominio
entrando a engrosar el Fondo de Tierras contemplado en el Primer Acuerdo sobre Reforma Rural integral,
con el que se definió que, entre otras muchas cosas, se dotaría de tierra a los
arrendatarios, así como los campesinos residentes en el campo que la tuviesen
de modo insuficiente. Es bien sabido que en Colombia, el uso que se le ha dado
a la tierra, sobre todo cuando ha tenido un carácter de muy visible
subutilización, ha sido una de las fuentes principales de los conflictos
sociales en el campo destacándose en la materia la economía ligada al Hato
ganadero.
Sorprendido se mostró el presidente Santos al escuchar el 11 de agosto del 2014 al
director del DANE presentando los resultados del Censo, y por eso, olvidadizo
de la lógica de los ZIDRES, no pudo más que decir,
“La paz comienza en el campo. El conflicto armado
es producto del campo, ahí nació, y por eso, si queremos alcanzar la paz en el
largo plazo, tenemos que prestarle mucho más atención al campo”.[57]
Es cierto que las Economías campesinas para que
puedan ser el soporte o eje de la construcción de paz territorial requieren de
una clara y sólida modernización, pero sin que pierdan su esencia más íntima,
que se encuentra ligada, a la forma de producción,
- a
que el productor campesino residente sea el propietario de predios adecuados;
- a
que en ellos labore una buena parte de la fuerza de trabajo familiar; y
- a
que no se quiebre la unidad producción-consumo, si no que toda mejora
técnica se traduzca, no tanto en ganancias y capitalización, sino, más
bien, en la cualificación de la
subsistencia familiar y
comunitaria y a la creación al lado y en función de ellas, de Asociaciones
productivas y sociales complementarias.
A partir de estas notas
comunes, de territorio a territorio, habrá ya muchas diferencias entre economía
campesina y economía campesina, asociadas a particularidades del territorio en
que se inscribe, a tipos de cultivo, etnia y cultura étnica, a adecuaciones
infraestructurales, a formas organizativas de las bases sociales que las
soportan y mueven, al tipo de relaciones con el capitalismo agrario y con el
Hato ganadero extensivo. Por lo tanto, aunque posean algunas notas comunes, no
se puede tipificar un modelo de Economía Campesina que sea válido para todo el
país.
Finalmente,
no se puede olvidar que es en las Economías
Campesinas donde habita el grueso del campesinado: según Información
del DANE para el 2013, 2l 25% de la población colombiana era rural, o sea 11
millones y de ellos, 8 millones eran
genuinos campesinos, que le dan forma al 12% de los hogares colombianos y al
90% de la mano de obra agrícola, que, no obstante las condiciones de
pobreza en que vive el 64%,
cosecha la mitad del área sembrada de cultivos. Ante todo y sobre todo, será, entonces, ésta
la población sujeto de una estrategia de construcción de paz en y desde los territorios.
2.4.
El Neoliberalismo y el fortalecimiento del
Neoparamilitarismo Relocalizado como los mayores obstáculos a los procesos de
construcción de Paz en y desde los territorios.
No es que
con la mera dejación de las armas el país, de modo automático, se vaya a poner ad portas de un proceso de
trasformación de las relaciones sociales en el campo a partir, sobre todo, de
las economías campesinas. Los obstáculos son grandes, siendo los mayores, 1.la
recolocación, localizada, del neoparamilitarismo, y 2. la inspiración
tercamente neoliberal de las políticas públicas del Estado colombiano.
En
relación con el grado de afectación por el conflicto interno armado (y por las
violencias estructural y simbólica) Mauricio García ha distinguido en el mapa
de Colombia cuatro tipos de municipios[58]:
A.
El primero es el que
denominamos Estado local en disputa, en donde uno o varios actores
armados compiten con el Estado en la regulación económica, social y política
del territorio.
B. El segundo es el Estado local paralelo, en donde un actor armado,
por lo general la guerrilla, domina la parte rural y el Estado se impone en el
casco urbano municipal.
C. El tercero es el Estado local cooptado, en donde, a pesar de las
apariencias de normalidad, las
instituciones municipales han sido capturadas por la mafia o por un
poder terrateniente o paramilitar.
D. Por último está el Estado local abandonado, en donde no hay actores
armados, pero las instituciones municipales no tienen ninguna capacidad
técnica, política o administrativa para regir los destinos del municipio.
Como para decir que estas
cuatro modalidades de “Estado Local”, de distintos modos, se encuentran
implicadas en el actual y obsoleto ordenamiento territorial del país, que
arrancando desde principios del siglo XX con el gobierno de Rafael Reyes[59], entre otras muchas, en
la actualidad presenta la importante
novedad de la paramilitarización del país por la vía de ejércitos privados, que
tienen su propio ordenamiento territorial fáctico muy en función de sus
intereses estratégicos.
Por otra parte, en una muy actual entrevista al sociólogo francés
Frederic Levaron[60],
ayudante de Pierre Bourdieu, aquel ha declarado que, debido sobre todo a la
crisis financiera global, el neoliberalismo y los proyectos en él inspirados,
han entrado en una “crisis intelectual de creencia”: habrían perdido gran parte
de su vigencia y vigor, pues los supuestos de “la eficiencia natural del
mercado y de un progreso relacionado con un crecimiento económico liberalizado”
se estaban dando de bruces en muchas
partes del mundo; pero, por desgracia, señaló, los que los promueven “siguen
estando en posiciones de poder y continúan intentando promover sus políticas” o, agregamos nosotros ahora,
tras un conjunto de gobiernos progresistas de orientación
post-neoliberal, éstos han venido regresando , mediante golpes de Estado de
nuevo tipo, a un manejo neoliberal del poder tal como ha estado acaeciendo en
América Latina. Al terminar la entrevista Lebaron señaló que en las ciencias
económicas se han venido aproximando dos sectores- de un lado, Pikety, y del
otro, post-keynesianos, neo-institucionalistas y marxistas, que en alianza y de cara a la honda crisis en que han
entrado el capitalismo financiero y el neoliberalismo, pueden ser “portadores
de un cambio en las instituciones y políticas económicas”; pero su aproximación
sólo puede ser eficaz si encuentra expresión en el campo político: en
definitiva, precisó, “son los movimiento sociales, los pueblos, los que todavía
tienen la llave de la Historia”.
Por otra parte, ahora
al iniciarse “la era Trump”- su Secretario de Estado ha dicho que quiere ‘revisar’ el acuerdo con
las Farc alcanzado por Colombia, “uno de
nuestros aliados más cercanos en el Hemisferio”[61],
el Nobel de Economía Joseph
Stiglitz ha recordado que, como explicó en su libro del 2002, “Los Malestares de
la Globalización”, las políticas neoliberales que se han utilizado para manejarlas “han sembrado las semillas
del descontento generalizado” y que, por eso, de cara a un Trump que pregona
para su país un sofisticado proteccionismo hiper-industial, “los demócratas tendrán un futuro sólo si rechazan el neoliberalismo”.[62]
Ni mandado a hacer este análisis para el caso colombiano. Aquí en
Colombia en concreto, país donde en las últimas décadas el
neoliberalismo se ha reforzado manteniéndose
vigente en medio de gobiernos latinoamericanos anti-neoliberales, la pacificación acordada en la Habana, sólo
logrará medio sostenerse con “ciertas pequeñas excepciones” aplicadas por el
Estado a un manejo neoliberal de las políticas públicas; entonces, la única
salida sólo podrá ser la de unos movimientos sociales territoriales, tan
robustos y auto-sostenidos como para arrastrar al Estado a la construcción de
paz en y desde los territorios. He ahí el gran reto de la etapa pos-acuerdos la
Habana.
Manteniéndonos todavía en un nivel de aproximaciones sucesivas,
precisemos ahora cuáles podrían ser los ejes centrales para gestar una
transformación en la sociedad nacional a partir
de un cambio importante en la estructura social rural colombiana.
3.
El REORDENAMIENTO TERRITORIAL DEL PAÍS: LA CREACIÓN DE LOS ESTADOS
REGIONALES Y DE LAS PROVINCIAS. (Constitución de 1991)
Fantasioso y
disfuncional e inorgánico se evidenciará todo esfuerzo por construir paz en y
desde las regiones mientras en Colombia no haya un importante reordenamiento de
sus territorios. Desde la aprobación de la Constitución de 1991, que
teóricamente posibilitó la creación de
los Estados Regionales y de las Provincias, al Congreso Nacional han llegado a
dormir el sueño de los justos muy
variadas propuestas, desde las más simplistas y mecánicas pasando por otras más
instrumentales hasta llegar a unas terceras más complejas y dificultosas pero
funcionales como fue la ardua y colectivamente trabajada por Orlando Fals
Borda, que es una, entre las que hay que levantar y desarrollar en esta etapa
postconflicto interno armado. Dificultoso empeño, por cierto, pues por ejemplo,
la dirigencia antioqueña no va soltar fácil a Urabá, ni el Valle al Pacífico,
ni Bogotá a las regiones. Y así será, pues no se trata simplemente de redefinir
límites departamentales ni de ajustar y
reagrupar municipios, sino como ya lo condensó desde hace una década Alvaro
Camacho Guizado, desde un principio la base estaba,
“en el desarrollo de la autonomía regional, el control
ciudadano del poder y la participación ciudadana en las decisiones”.[63]
No olvidar, por otra
parte, que un nuevo ordenamiento territorial será el necesario contexto para la
territorialización de las Políticas y Estrategias de desarrollo de las
localidades o sea El Ordenamiento territorial bajo su Enfoque Planificador tal
como lo ha venido trabajando desde tiempo atrás y ahora desde el UPRA del
Ministerio de Agricultura, el académico de la Universidad Pedagógica Nacional
Angel Massiris Cabeza con textos como “Determinantes de los Planes de
Ordenamiento Territorial” y, siendo éste el más funcional y útil como contexto operativo para las Estrategias de
Construcción de Paz Territorial, “Modelo
territorial agropecuario y Estrategia de ocupación y uso del territorio
rural agropecuario en Planes de
Ordenamiento Territorial Municipal”.[64]
Por otra parte, el año
pasado Amilkar Acosta, presidente de la FND, Federación Nacional de
Departamentos escribió un artículo donde destaca la urgente necesidad de que
las regiones alcancen más poder para poder alcanzar la paz, así,
“Definitivamente, tenemos que concluir que el
mayor desequilibrio de poderes no es entre las ramas del Poder público, sino
entre el poder arrollador y absorbente del Gobierno central y el poder
territorial reducido a un capitis diminutio. Firmado el Acuerdo en la Habana se
impondrán muchas reformas, pero la principal de ellas es el reajuste
institucional, pues la actual arquitectura institucional no es la más adecuada
para construir la paz y que esta sea estable y duradera. Será menester acometer
cambios en la forma de gobernar, de hacer política y en el relacionamiento del
Estado y la política con los ciudadanos. El columnista Francisco Gutiérrez
Sanín dice algo muy cierto: “hay problemas muy serios en la configuración de
nuestro sistema político y en la manera en que partidos y Estado se instalan en
las regiones”. Se impondrá, por fuerza de las circunstancias, un re-equilibrio
de poderes, en donde las regiones tengan más poder, al tiempo que este se
ejerza con mayor transparencia y probidad, pues, como bien lo ha dicho el
general Naranjo“la corrupción es el peor enemigo de la paz”.[65]
Después de la Constitución de 1991, al Congreso fueron presentadas 17
proyectos de reforma del ordenamiento territorial del país, que, al quedar
congelados en los anaqueles de los congresistas, este tema quedó por fuera de
toda agenda hasta que se presentó al Congreso un muy especial proyecto para una
ley orgánica de ordenamiento en procura
de la descentralización en el manejo del Estado en la que “lo territorial” sólo
tenía que ver con el uso del suelo y los procesos de urbanización de los
municipios. Pero, el proyecto del 24 de
agosto del 2007 no pasó de ser más que una ley ordinaria que se sobrepuso, de
modo desarticulado, a un ordenamiento
territorial vigente que, bajo la idea matriz
de departamento, venía desde el gobierno de Rafael Reyes a principios
del siglo XX así como como a la dispersa y amplia pero precaria legislación ya
existente en procura de
institucionalizar la descentralización desde lo departamental y lo municipal.
Dada esta situación, la dirección de El Tiempo no pudo más que destacar,
“Mientras siga el país en el limbo en materia de
aprobar una ley orgánica de ordenamiento
territorial, LOOT, seguramente el
ordenamiento seguirá en manos de los
grupos al margen de la ley, que han realizado su propia
reforma agraria imponiendo con
violencia el uso y propiedad del suelo,
creando su propio modelo de desarrollo local, basado en el crimen y el
narcotráfico”. [66]
En esta ocasión el tono y el contenido de esta
declaración de la Dirección del Tiempo nos permite explicitar una hipótesis que
señala que el ordenamiento
territorial de un país no es un simple
asunto técnico sino que las relaciones
de poder entre los actores que se beneficiarán de los distintos espacios de lo
territorial siempre han sido
un fenómeno actuante central. En
un marco de relaciones de poder no es lo mismo que el sujeto central del
ordenamiento territorial lo sea la dirigencia del establecimiento residentes en
Bogotá a que lo sean los pobladores comunales de los territorios regionales,
subregionales y locales.
Para esa fecha del 2007 ya éramos muchos los que
en Colombia rastreábamos las dificultades y obstáculos para hacer realidad la
posibilidad abierta por la Constitución de 1991 de reordenar territorialmente
el país bajo un Enfoque de Región como
matriz política, y no simplemente administrativa, reguladora de la distribución del poder y los poderes en los territorios. Al salirle al paso a las
críticas que se formulaban sobre las dificultades para sacar avante una Ley
Orgánica de ordenamiento territorial, desde el 2003 Juan Martín Caicedo había
señalado que “no había sido por falta de voluntad política del Congreso”
sino que el texto constitucional era muy ambiguo, que si el Estado Federal o el Departamental o el de Provincias o el Municipalista, y que por eso en la ANC se
había producido esa polarización entre regionalistas liderados por Fals Borda y departamentalistas bajo la
conducción de Rodrigo Lloreda y Gustavo Zafra. Así se pueden condensar las
críticas recogidas por Juan Martín Caicedo: que no había sido mala voluntad del
Congreso sino que la imprecisión de la Constitución sobre la materia era
enorme; que los costos de la creación de los Estados Federales no eran
financiables; que si se aproximaba un dialogo con la guerrilla había que
discutir con ella un asunto que, por otra parte, no aparecía en su agenda dado
que “el tema no le interesaba en la medida en que buscaba hacer presencia en
todo el territorio nacional”; y finalmente, que la “cultura departamental”
vigente socialmente estaba tan asentada
que, por ejemplo, la gente podía gritar “Viva el Valle! pero no, ¡Viva el
Suroccidente colombiano! [67]
Pero en el 2011, en el primer año del presidente
Santos, llegó efectivamente una así llamada “Ley Orgánica de Ordenamiento territorial” (LOOT)[68]. Por décima octava vez
retornó al Congreso ese proyecto de ley, “por la cual se dictan normas
orgánicas sobre ordenamiento territorial
y se modifican otras disposiciones”. Como central apareció una noción, la de
región, pero no como matriz de un nuevo
ordenamiento territorial del país, sino bajo una concepción instrumental: la
Región como espacio para la Planificación y la Gestión. Sobre la materia, esto
fue lo que escribió El Ministro de Interior y de Justicia, Germán Vargas
Lleras,
“Las regiones que deseen convertirse en entidades
territoriales, previamente deben transitar, de conformidad con el espíritu de
la Constitución, una etapa de preparación
como Regiones Administrativas y de Planeación”.
Para justificar esa sacada del cuerpo a un
efectivo y progresista reordenamiento territorial, el gobierno movió la
frenada tesis de que se trataba de “una
ley de mínimos” que requería otros “mínimos”; había que dejar para más adelante
el Enfoque de Región desde lo político,
por ahora había que ensayar con la noción
“como asociación de departamentos”, como Región Administrativa para la
Planeación y la Gestión. En el 2014
cinco departamentos, que cubrían el 14% del territorio nacional y poseían el
40% de la riqueza- Cundinamarca, Bogotá, Boyacá, Tolima y Meta- animados por
ese espíritu asociativo y después de 10 años de reuniones, se unieron para
crear La Región Central como Región Administrativa y de Planeación, RAPE[69]; el
suceso no tuvo mayor impacto y como que, desde un principio, careció de nervio
político aún en su misma etapa de despegue. En un substancioso documento, Luis
Fernando Acevedo, arquitecto de la Universidad Nacional de Manizales y candidato
a doctor en Urbanismo, escribió,
“La verdad es
que la historia de la legislación sobre ordenamiento territorial se ha construido bajo esa concepción
asociativa de departamentos, aplazando
siempre la visión integral y de lineamiento estratégicos que la articulan. Bajo
ese criterio, este proyecto de ley no alcanza a ser orgánico y mucho menos de
ordenamiento territorial, pues como se demostrará, el territorio brilla por su
ausencia”. Por variadas razones caracteriza la iniciativa legislativa como
“apresurada y sin fundamentos conceptuales”, amén de que iba a ser fuente de
nuevos conflictos socio/territoriales, sobre todo ambientales; sobre todo
cuestiona: 1. “La ausencia de una visión integral sobre la sostenibilidad como eje estructural de las relaciones entre la naturaleza y la cultura, lo que es base de la
conformación de territorio”; 2. “Hay una ignorancia explícita sobre el
reconocimiento de la diversidad del territorio colombiano”; 3.”La negación de hecho y de derecho de la diversidad cultural
de la nación en cuanto a sus
características multiculturales; 4. “la persistencia en ignorar la región
como tendencia y expresión universal de una nueva manera de ordenar y administrar el territorio”; 5.”Mientras
el gobierno abre todas las posibilidades de relacionamiento de la nación con el
capital privado global garantizando una especie de ‘supraestado’…condena a los
connacionales como incapaces de encontrar nuevas y flexibles formas de organización regional”; 6. “El
acercamiento a un nuevo centralismo al
darle prerrogativas especiales a la Región Administrativa entre Bogotá, Cundinamarca y departamento
contiguos”; y 7. “ No parece ser una característica de
‘buen gobierno’ despachar una ley de tanta trascendencia con un proyecto que
por sus características, se parece más a una alternativa burocrática.
..Pareciera que después de 200 años de independencia, el país seguirá siendo la
gallinita de los huevos de oro del mundo industrializado. Entre tanto, la posibilidad de contar con una LOOT que entienda la
importancia del territorio como una oportunidad para lograr la paz en Colombia,
parece que seguirá aplazada”.[70]
Destacable es la dimensión política tanto de los territorios como del asunto de
la propiedad, uso y disfrute de tierra; cuando hablamos de estos fenómenos siempre estamos asumiendo la existencia de actores que ejercen sobre ellos actos de domino y de poder.[71] Claro
que el Estado es el regulador de esa
posibilidad de ejercicio de acciones de poder y como ningún Estado, ya sea de clase
o de ciudadanía, es neutro o aséptico,
siempre se moverá considerando el
poder real de los sujetos que se benefician de una u otra “parcela” de los
territorios. Por ejemplo, en Colombia ha sido el Estado el que apretado por el
poder real de la gran propiedad territorial,
ha aceptado que sus propietarios gocen de tan bajos niveles impositivos
como ha sido también el que, de cara al bajo poder de las economía campesinas, ha aplicado fuertes castigos fiscales
a los colonos que han buscado formalizar la propiedad de tierras que ellos han valorizado producto
de su trabajo. Digamos, entonces, como hipótesis – que empíricamente podríamos
encontrar probada en el conjunto del
trabajo de Darío Fajardo, nuestro mejor investigador interdisciplinario de la
cuestión rural[72]-,
que la vigencia y perpetuación en Colombia
de un ordenamiento territorial en el que la matriz es la noción obsoleta de departamento, ha
sido muy funcional a la imposición en el agro colombiano de las siguientes
movimientos tendenciales: 1. a la progresiva concentración y minifundización de
la propiedad rural; 2. al incremento del área de tierra dedicada a la ganadería
extensiva; 3. a la disminución
progresiva del componente de alimentos
de la canasta familiar nacionalmente producidos; y. 4. al “vaciamiento
poblacional del campo” dada la expulsión- por
lo general con despojo de la tierra- sufrida por las economías
campesinas.
Entonces, en la posible etapa de postacuerdos La
Habana, una de las vías para empezar a enfrentar estos cuatro problemas centrales,
A.concentración/minifundización; B. hato
ganaderos subutilizados; C. alejamiento progresivo de la meta de la seguridad
alimentaria; y. C.vaciamiento masivo de campesinos en los barrios pobres de las
ciudades,
es por la de un nuevo ordenamiento territorial
que, al crear los Estados Regionales y las Provincias como matriz del proyecto,
propicie la organización democrática de
los territorios recogiendo todas las experiencias acumuladas a través de las
cuales muchas comunidades- en Caquetá, Putumayo, Catatumbo, Meta, Valle del río
Cimitarra etc- han realizado ya un excelente aprendizaje en materia de asuntos
relacionados con el reordenamiento
territorial bajo un enfoque de Planificación (democratización del acceso a
la tierra, producción de alimentos, protección de los suelos y de las semillas
y de las fuentes de agua etc.) [73]
3.1.
Hacia una mirada crítica de las 9 REGIONES propuestas
por Orlando Fals Borda.
Como resultado del intenso trabajo realizado por
la Comisión de Ordenamiento territorial entre 1991 y 1994, Orlando Fals Borda
planteó la urgencia de crear OCHO
REGIONES SOCIODEMOGRÁFICAS, que darían
base para la creación de las Regiones y
Provincias, aunque para la Región No 8, la de La Amazonía donde predominan las
Comunidades Indígenas, señaló que
“allí no puede haber ‘Estado’ al estilo
occidental”.
Para Fals los criterios culturales e históricos asociados a las bases
sociales de los poblamientos son
esenciales para definir Regiones cuya delimitación no puede quedar simplemente
a merced de razonamientos puramente económicos, ecológicos o desarrollistas y por eso, al conceptuar, un
ordenamiento territorial recoge una concepción integral basada en tres
componentes,
A. el político-administrativo(la organización de los
poderes públicos en función del territorio);
B. el
ambiental- que liga la idea de territorio a la de medio ambiente y paisaje, así
como a factores ecológicos en una especie de “región natural”; y
C. el
geopolítico tomando en cuenta los criterios culturales e históricos asociados a
las bases sociales de los poblamientos. En síntesis precisa, 1. “lo más
esencial de aquello que caracteriza a cada región como producto de la
decantación sociocultural de nuestra historia”;2. el equilibrio regional que
busca “combinar los recursos, potencialidades y talentos humanos de
departamentos ricos y pobres para impulsar el progreso de los pueblos”; y
3.reitera lo histórico cultural que cohesiona todas las regiones, “lo que puede
seguir uniéndonos dentro del todo colombiano: la certeza de que la diversidad es vida y de que Colombia, entre los países
del mundo, tiene la inmensa ventaja de esa pluralidad, riqueza que hay que
defender y estimular”. [74].
Esto no obstante, en el ya citado texto en el que
presenta las 9 Regiones privilegia el criterio asociado a lo histórico
cultural, el Ethos, haciendo también referencia al equilibrio regional. De
todas maneras, la propuesta de Fals Borda debe ser recogida para reflexionarla
y desarrollarla sobre todo si, como es el caso nuestro, se está pensando
pensando en la creación de los Estados
Regionales. Estas son las Regiones de
Fals:
(En principio conformada por los departamentos continentales
de la Costa Atlántica- Guajira, Magdalena, Cesar, Atlántico,
Bolívar, Sucre y Córdoba y Asociado San Andrés, Providencia y Santa Catalina).
Allí hay por lo menos 10 Subregiones, incluida San Andrés con
su herencia anglosajona y protestante”. Los caribeños son distintos, pero a
todos subyace “un ethos expansivo y eufórico” amén de que, para muchos costeños,
“el presente es lo más importante en la vida”, pues el futuro no sería
planeable. A veces da “la sensación de alegre
e irresponsable”, pero no es así, es, más bien “dejao”, “un ser realista
que se adapta al ritmo de la vida inmediata, que sabe vivir y dejar vivir”.
Son, además, creativos e imaginativos y proclives “a la autonomía y al
separatismo”, pero “miran al Caribe como
región afín”. “De la apertura cultural y económica hacia los componentes de
nuestro mar interior va a depender en gran medida el futuro de la Región Caribe
y su fuerza como unidad territorial, una vez se dé vía libre a la ley
orgánica”.
2.
Región PACÍFICO
NORTE[76]:
(En
principio conformada por los departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda y
Quindío, a los que se añadiría el Chocó “por el principio
del equilibrio regional”).
Como pueblo “emprendedor, migrador y comerciante”
caracterizó en 1934 Luis López de Mesa a
sus paisanos; en muchos ámbitos , desde el cultural hasta el del sicariato,
desde la fonda hasta la parroquia y el pueblo, se puede observar que “la mujer-madre es la columna vertebral
de la cultura antioqueño” destacándose también
“un cierto individualismo equiparable a la ética empresarial
calvinista”. “Hay, pues, egoísmo y altruismo, atomismo y comunalidad, lo sacro
y lo profano compartidos en la personalidad del ‘paisa’, de allí su dinamismo
emprendedor y la tensión vital que despliega”. Esa multiplicación antioqueña y
la difusión de su cultura han tocado
todos los entornos del departamento original, entre ellos el sur de Córdoba y
el vecino Chocó donde a los ‘paisa’ les espera un reto particular: “modificar
substancialmente la filosofía de la colonización salvaje del hacha y la
motosierra por otra respetuosa de la selva y de los tradicionales habitantes de
ésta”.
(En principio conformada por Santander del Norte y del Sur).
En esta Región el “prototipo es el del hombre valiente y guerrero que es, al mismo
tiempo, radical, independiente y laborioso” rasgos que también comparte la
mujer. “Allí se iniciaron las guerras civiles más duras del siglo XIX, pero
“también se expidieron las
Constituciones más idealistas e innovadoras”. La región presenta muchas
diversidades subregionales porque allí las provincias- Ocaña, Pamplona, Cúcuta,
Vélez, Girón, Socorro, San Gil, Rovira y Mares- nunca murieron. “También allí
todavía “se encuentran expresiones de una masculinidad cruel y violenta que se
manifiesta hasta en la familia”, pero, de todas maneras, “los santandereanos
han creado un ethos inconfundible como
conciencia política de la nación).
5.
REGIÓN ANDINA CENTRAL
(En principio conformada por Bogotá, Cundinamarca y Boyacá.
“Con los herederos
del imperio muisca se trama una
psicología especial que, según observadores, hace del hispano chibcha un ser
reservado y montuno de risa asordinada, que cultiva sus pasiones calladamente”;
de ahí la hipótesis de “la melancolía de la raza indígena, que no h dejado de
influir en la historia de esta región. Sin embargo, esta hipótesis h perdido
fuerza, pues es bien conocida que tienen
los boyacenses de “buenos
trabajadores: “son gentes de minifundios productivos que se han venido
pulverizando por la herencia familiar y el monopolio de las haciendas”. En la
actualidad, La sabana de Bogotá se siente amenazada por nuevas fuerzas de
concentración de tierras y “la destructiva tecnología de la floricultura”.
Bogotá se ha convertido en un monstruo y “sus tentáculos multiformes y
caóticos amenazan no sólo a la sabana
circundante sino también al ethos hispano-chibcha que le infunde personalidad e
identidad propias. Por eso hay que
producir otro tipo de matrimonio entre el departamento y el distrito, distinto
al antifuncional connubio existente”.
(En principio conformada por
antiguo Gran Tolima o sea los actuales departamentos de Tolima e Huila).
Dicen que el pueblo “opita es apacible” pero no “bobo”,
“puede llegar “a iracundo cuando se lo hiere en su concepto del honor”. Pero,
“también el pueblo grandotolimense… es
el más celoso guardián de la música y el folclor nacionales…El equilibrio
inestable entre la paz y la guerra, en el que milagrosamente ha
tendido a prevalecer la primera, se ha percibido en momentos críticos
como en el de la violencia de 1948. Entonces hubo destellos de hidalguía y
altruismo, como el de los liberales que escondieron en sus casas a
conservadores perseguidos”.
(En principio conformada
son los herederos del Gran
Cauca, Valle, Cauca y Nariño).
De todas maneras, no tienen, en el lenguaje de Fals Borda,
“un ethos común”, pero es un mosaico cultural “de los más ricos de Colombia”:
“Se trata de un cinturón de litoral del
Pacífico habitado por afrocolombianos en su mayoría; una zona triétnica en la serranía y por todo el Valle del Cauca;
y una zona indio-mestiza que e extiende
por la Cordillera Occidental y Central y llega hasta el Tolima…”. “De ahí surge
el mito del valluno alegre y del caucano serio, además del recato ingenuo y
servicial del pastuso.”
(En principio conformada por
la Región llanera, esencialmente por Arauca, Casanare, Meta y
Vichada, y marginalmente la selva amazónica al sur Guaviare y Vichada).
Con dos grandes épocas en su conformación territorial: “La
primera se remonta a la Colonia, y allí se enraíza la cultura llanera clásica,
la de los joropos de tres días, pisillo de carne seca, el arpa y el cuatro
introducidos por los misioneros, l plátano topocho y el chimú de tabaco para
espantar culebras”; “La segunda, la contemporánea, ha sido descrita por Alfredo
Molano como una colonización-crisol de pueblos diversos, que van formando desde
el piedemonte una compleja sociedad emergente. Aquí se empieza a desdibujar la
cultura llanera clásica, con la llegada de campesinos andinos, especialmente
los desplazados por la violencia, y con empresarios que introducen lA
agroindustria (sorgo, palma, arroz), la acerca de alambre y la coca”. “El
crisol de Orinoquia todavía es muy dinámico. Nuevos recursos-petróleo y gas-se
descubren, lo que le lleva a articularse más con el resto del país. Siguen
llegando colonos y trabajadores dispersos…Pero de los llaneros autonómicos
dependerá que persista el sello propio de la Orinoquia, el de la lucha
histórica por la libertad, por la siempre
serán recordados en el resto de la comunidad colombiana.”
9.
REGIÓN AMAZONÍA[81]
(Se trata de los departamentos del Caquetá, Amazonas, Putumayo, Vaupés, Guaviare y sur de la Guanía).
En lo histórico marcados todos por “sufrimiento
étnico” infringido por “horripilantes masacres de la peruana Casa Arana por el
control del caucho y las desecraciones de territorio indígena por invasores
‘blancos’ de alma depravada”. Desde el punto reorganizativo, “allí no puede
haber ‘Estado’ al estilo occidental. Otra
filosofía territorial, que es al mismo tiempo ambiental y cultural, está la
orden del día para llegar a lo que se ha dado en llamar `desarrollo
sostenible”; no conviene ver a la Amazonía fragmentada por
límitesarbitrarios, como en los actuales departamentos. “Se trata de un pasado
que deberá superarse con la ley territorial, al permitir reorganizar entidades territoriales indígenas además de
los viejos resguardos para alrededor de 100 etnias y 100.000 habitantes por
allí dispersos o viviendo en malocas”. “La defensa del bosque húmedo
tropical es un imperativo universal, en lo que los indígenas son los más
competentes. Debemos aprender de ellos y de su formas de vida, y respetar lo
que saben. Antropólogos respetables como Reichel-Dolmatoff lo han investigado,
para concluir que tribus como la de los Desana
o Tukano “tiene una concepción
del cosmos, del tiempo y de la humanidad que admiran por su coherencia y
belleza simbólica”.
4.
LOS POSIBLES ESTADOS REGIONALES, REDUNIPAZ Y
LAS PROPUESTAS DE EDUCACIÓN Y
AUTOFORMACIÓN DE LOS EXCOMBATIENTES.
En este Ensayo en su capítulo III, se está
pensando en la reactivación de la Red de Universidades por la Paz, REDUNIPAZ,
solicitándole a sus Nodos Regionales la definición y puesta en acción en 9
Regiones del país de Propuestas
diferenciadas de Educación y Autoformación de las distintas categorías de Excombatientes; en la etapa postconflicto
interno armado, una vez hecha la dejación de las armas, sería ése el aporte de
las Universidades Públicas y Privadas a la construcción de paz en y desde los
territorios comunales. Entonces, aunque todavía no se haya iniciado proceso
alguno de reordenamiento territorial, se ha pensado que sería en las zonas
donde se fundarían esos potenciales y posibles Estados Regionales desde donde
los Nodos Regionales de REDUNIPAZ podrían lanzar y aplicar sus propuestas de
educación y de autoformación. En consecuencia, esos posibles Estados Regionales
podrían ser,
1.
Estado Regional del CARIBE (Guajira, Magdalena, César, Atlántico, Bolívar,
Sucre y Córdoba).
2.
Estado Regional del EJE CAFETERO (Caldas, Risaralda y Quindío).
3.
Estado Regional de ANTIOQUIA (Antioquia y Chocó).
4.
Estado Regional de SANTANDER (Santander del Norte y del Sur).
5.
Estado Regional del CENTRO (Cundinamarca, Boyacá y Bogotá).
6.
Estado Regional del GRAN TOLIMA (Tolima y Huila).
7.
Estado Regional del SUROCCIDENTE COLOMBIANO (Valle del Cauca, Cauca, Nariño y Putumayo).
8.
Estado Regional de la Orinoquia (Arauca, Casanare, Meta, Vichada y sur de
Guaviare y de Vichada).
9.
Estado Regional de la Amazonía (Caquetá, Amazonas, Vaupés, Guaviare y sur de la
Guanía).
Entonces, desde esos territorios, cada uno de los
9 Nodos Regionales de REDUNIPAZ, a través de las Universidades públicas y
privadas que los conforman, podrá
formularse preguntas nodales como:
A. ¿Cómo desarrollar, de modo crítico, el presente
documento sobre el significado y los alcances de la construcción de paz territorial en Colombia?
B. ¿qué significa construir paz territorial en cada
uno de los Estados Regionales?
C. De acuerdo con las experiencias investigativas y
prácticas acumuladas de cada Universidad, qué puede aportar cada Nodo y cada
Universidad a la construcción de paz territorial? Y
D. En materia de levantar una Propuesta de Educación
y de Autoformación de las distintas categorías de Excombatientes, qué ejes de
acción puede ofrecer cada uno de los Nodos Regionales?
4.1.
LOS
ESTADO REGIONALES EN MOVIMIENTO
Entonces, hecha la dejación de las armas, “algún
tipo de reordenamiento territorial” se evidencia como necesario para poder
abrirle una puerta de entrada práctica y operativa a la construcción de paz
territorial en y desde los territorios comunales. En este Ensayo ya nos casamos
con una que encierra la creación de
Estados Regionales, que aseguren la autonomía de las Regiones, es decir,
el poder real de la población comunal.
En nuestra
opinión, en las dos primeras décadas del postconflicto interno armado, los
posibles Estados Regionales en sí y a través de sus Provincias deben tener, con la más vigorosa participación de la
población comunal, de la que harán parte los Excombatientes, como única y
prioritaria misión la de diseñar y ejecutar las Estrategias y las Políticas
orientadas a alcanzar el desarrollo
integral de aquellos territorios priorizados como Zonas Tipo-Ideal de Guerra,
de Violencia Estructural y de construcción de Paz.
Entre los componentes de esas Estrategias y
Políticas conviene destacar,
A.
La aplicación del componente de reforma
rural integral del Acuerdo de la Habana
para dotar de tierra suficiente a la masa de
arrendatarios y de pequeños productores que la tienen insuficiente bajo la
forma de Unidades Agrícolas Familiares y Plurifamiliares, UAFP; que, por lo menos, un millón y medio de productores/propietarios residentes,
distribuidos en unos 2.5 millones de hogares, lleguen a ser los sujetos
proactivos de las nuevas Economías Campesinas.
B.
La puesta en acción, con objetivos a corto, mediano y largo plazo, de un Programa de Estado enhebrado
alrededor de las Economías Campesinas
orientado a lograr la meta de la Soberanía Alimentaria haciéndole cumplir un papel central a la
Planeación Indicativa así como a estrategias de mercadeo que abrevien y
racionalicen los pasos entre los productores
rurales y los consumidores urbanos; entonces, que a partir de una
situación en la que estos campesinos, y no las empresas agrícolas , están
produciendo el 40% del componente alimentario de la canasta familiar y en la
que el otro 60% se está importando, se avance a otra en la que el noventa o casi el
ciento por ciento lo produzcan los campesinos colombianos.
En relación con este eje, ahora es momento de que el movimiento alimentario
entienda la llegada de Trump al poder como un reflejo de lo que está mal con
nuestro sistema económico y político. A escala internacional, le ha surgido pues
otro gran obstáculo a la construcción de paz en y desde los territorios,
“Sí, Donald Trump es un asalto atroz a los derechos
humanos y a la mínima decencia – pero el problema no es él. El problema es el
sistema que permitió que llegue Donald Trump y otros como él y que siga
trabajando a favor de sus intereses. Como movimiento alimentario debemos evaluar las formas en las que
nuestras luchas por la seguridad alimentaria, por la soberanía económica local,
y por la justicia alimentaria, racial y agrícola están conectadas
estructuralmente dentro del sistema alimentario capitalista. Este sistema no
está roto – está funcionando justamente como debe funcionar: consolida la
riqueza y el poder y transfiere los costos económicos y ambientales a la
sociedad. Bajo la administración de Trump tenemos una oportunidad profunda
para reflexionar y para luchar no solo por tener más mercados campesinos,
seguridad alimentaria, igualdad racial, y justicia agrícola sino que debemos trabajar juntos para la
transformación alimentaria y para la construcción de un sistema completamente
distinto que sirva a los trabajadores, agricultores, mujeres, personas de
Color, y demás. Tendremos que pelear las mismas batallas que siempre hemos
peleado pero bajo circunstancias nuevas. Las viejas formas de hacer
las cosas, incluyendo las peticiones, cartas firmadas, esfuerzos vinculando
granjas y escuelas, huertos comunitarios y otras alternativas, no funcionan si
están aisladas “.[82]
C.
El fomento, al lado como complementarias de las
Economías Campesinas, de un conjunto de ASOCIACIONES PRODUCTIVAS Y SOCIALES,
autogestionarias ojalá todas ellas, orientadas a
fortalecer el logro de la meta de la soberanía alimentaria, así como el
servicio colectivo y/o compartido de tecnologías costosas, asimilables a las
condiciones de las Economías familiares, pero
no financiables mediante el
esfuerzo personal individual.
D.
La creación
en zonas estratégicas de cada uno de los 9 Estados Regionales de Programas
Pilotos de educación y autoformación orientados a vivir y enraizarse en el
campo en ámbitos formales como Primera Infancia, Primaria, Bachillerato e
informales como Turismo Rural, Artesanías Campesinas, Escuelas Rurales de
Formación Deportiva, Recuperación y Conservación del Medio Ambiente Rural,
Recreación Rural, La creación artística y el mundo rural, Talleres y Avifauna.
E.
La creación en cada uno de los Estados Regionales
de una Secretaría encargada de la
construcción y reconstrucción de la Vivienda Rural.
F.
El Impulso a la
RURALIZACIÓN de las Políticas
Públicas, sobre todo en materia de
educación, salud, seguridad social, deporte turismo rural y recreación
Es el
Estado el que tiene que ir al campesino
y no el campesino el que tiene que venir a las ciudades a buscar el Estado Así, pues, que entre muchas de las cosas
que exigirán los procesos de construcción de PAZ TERRITORIAL ESTÁ ÉSTA LA
DE LA RURALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS
PÚBLICAS DEL ESTADO, pues hasta
ahora éste ha atendido al campesinado
pobre con las sobras que le han quedado. Y no se trata de alimentar
el estatalismo distribucionista sino de
recordar que gobernar es atender las demandas, necesidades e intereses de los
gobernados pactando con estos, por ejemplo, estrategias de construcción de paz
territorial en las que se destaque, por medio de un sistema de estímulos
materiales y morales, la contribución efectiva de las ciudadanías
campesinas a la construcción de lo social rural. Y
G.
ahora sí, sobre una base así o sobre otra más
sólida, que venga, pero fortalecido, lo
que el Estado Central casi siempre ha hecho en las regiones y municipios de
manera tacaña, obras de arquitectura y
de distritos de riego, algunos caminos vecinales y carreteras, ciertos puestos
de salud y escuelas, uno que otro crédito descontinuado; sí, todo eso, pero de mejor calidad y con una
muy amplia cobertura campesina
territorial.
5.
VEINTIUN TERRITORIOS TIPO-IDEAL DE GUERRA, DE
VIOLENCIA ESTRUCTURAL Y SIMBÓLICA Y DE
CONSTRUCIÓN DE PAZ.
Este acápite
no es más que una primera aproximación al problema.
Para la delimitación de un “Territorio
Tipo-Ideal de guerra, violencias y paz” se han tenido en cuenta los
siguientes criterios: 1. Sobre todo y ante todo, la presencia regular de
actores armados ilegales condición en que han caído los miembros de las Fuerzas
cuando han hecho guerra por fuera de la Constitución y las Leyes; 2.existencia
de centros de producción de drogas
ilícitas; 3. abandono o baja presencia social del Estado; 4.agudos niveles de
pobreza expresados en altos índices de necesidades básicas insatisfechas NBI;
5.existencia de territorios volátiles hoy en manos de un actor y mañana en las
de otro , y 6. sobre todo, en lo últimos cuatro años, fuertes protestas
sociales.[83]
En este acápite aproximativo no nos detenemos en los criterios 3 y 4 porque
estudiado ha sido ya con suficiencia el carácter residual de las Políticas rurales del Estado así como la situación de
pobreza social generalizada de los 8 millones de campesinos que habitan en el
campo. No es que esta situación sea la causa del conflicto armado pero sí es un
importante telón de fondo que lo ha acompañado y alimentado. En lo referente a las protestas
sociales, los dos substantivos paros agrarios que ha habido no han sido obra de
agitadores urbanos. Y en cuanto al criterio 2 sobre la existencia de centros de
producción de droga, habría que decir que en las últimas cuatro décadas casi no
ha habido porción de los territorios de guerra en los que, bajo algún forma, no
haya hecho presencia el asunto del narcotráfico. Al respecto una sola
indicación: si se toman en cuenta los 22
departamentos que en el 2014-2015 fueron trabajados en el Censo de la Coca, sólo en tres– Caldas, Cundinamarca y Guajira- no se
detectaron cultivos. Entre Nariño que en el 2015 ocupó el primer lugar con
17.285 hectáreas sembradas y Chocó que con 1741
ocupó el noveno, en los puestos intermedios estuvieron Putumayo,
Santander del Norte, Caquetá, Cauca, Guaviare, Meta y Antioquia; el puesto 10
lo ocupó Bolívar con 1566 hs correspondiéndole el 15 al Vaupés con 109 encontrándose en los intermedios Valle del Cauca, Córdoba,
Vichada y Amazonas; finalmente, poca significación tuvieron Guanía con 66 has, Santander del Sur y Boyacá. Entre el 2013 y el 2014 reducciones drásticas en la producción, hubo
en Vichada (-28%) y Santander del Norte
(-66%).[84]
Estos han sido los espacios que, en una primera
aproximación, hemos priorizado como “Territorios Tipo-Ideal de guerra, de
violencia estructural y simbólica y de
construcción de Paz”:
1.
En el posible Estado Regional del CARIBE, en una primera aproximación podemos,
priorizar cuatro territorios:
(a). LOS MONTES DE MARÍA: subregión
compuesta por 8 municipios de Sucre- Ovejas, Los Palmitos, Morroa, Coloso,
Chalán, Toluviejo, San Onofre, San Antonio de Palmito- y 7 de Bolívar- Carmen
de Bolívar-municipio epicentro del conflicto- , San Jacinto, San Juan
Nepomuceno, El Guamo, María la Baja,
Zambrano y Córdoba; esta región es conocida como Serranía de San Jacinto
cubriendo unos 2.677 K2 de Bolívar y Sucre.[85]
(b). LA MOJANA: esta Subregión
está integrada por 13 municipios, así: Caucacia y Nechí (Antioquia), Achí,
Magangué y Montecristo (Bolívar), Ayapel (Córdoba), Caimito, Guaranda, La
Unión, Majagual, San Benito Abad, San Marcos, Sucre (Sucre)[86]. Y
(c). MAGDALENA
MEDIO: son 30.177 Kts2 o sea el 2.64% del área total del país para un
total de 35 municipios pertenecientes
a los departamentos Magdalena, Antioquia, Bolívar, Cesar y Santander,
aunque también toca en menor escala a Caldas, Boyacá, Cundinamarca y Tolima. Se trata de un extenso Valle
interandino formado por río Magdalena entre los rápidos circundantes de Honda y
la entrada del río a las llanuras costeras del Mar Caribe o sea entre La Gloria
Cesar en el norte y Puerto Nare Antioquia en el sur. Comprende 35 municipios
con muchas diferencias culturales, así: Antioquia (Caracolí, Maceo, Puerto
Berrío, Puerto Nare, Puerto Triunfo y Yondó; Bolívar (Arenal, Cantagallo,
Morales, Norosi, Regidor, Río Viejo, San Pablo, Santa Rosa del Sur y Simití);
Boyacá (Puerto Boyacá); Cesar (Aguachica,Gamarra, La Gloria, San Alberto, San
Martín); Santander: Barrancabermeja, Betulia, Bolívar, Cimitarra, El Carmen de
Chucurí, El Peñón, Landáruzi, Puerto Parra, Puerto Wilches, Rionegro, Sabana de
Torres y Simacota). Desde hace 20 años sea venido hablando de la creación del
departamento del Magdalena Medio.[87]
(d).LA
SERRANÍA DE PERIJÁ: cubre 475 kilómetros en el Cesar y la Guajira en los
límites con Venezuela; linda región con una avifauna extraordinaria está
habitada por el pueblo Yukpa y por numerosas comunidades indígenas. Ha
sido fuerte la presencia del ELN, pero,
sobre todo dela Farc (macizo andino-zona de frontera).
2.
En el posible
Estado Regional de ANTIOQUIA hemos priorizado 4 Territorios :
(a). MUNICIPIOS DEL
ORIENTE ANTIOQUEÑO. En municipios ubicados en la autopista
Medellín-Bogota como Puerto Berrío, Granada, La Unión, Sonsón, San Carlos,
Nariño, Argelia y San Rafael, no obstante con un panorama actual un poco
distinto, demorada va a ser la reconstrucción de su tejido social dada la intensidad del impacto que sufrieron entre
los dos milenios en materia de
desplazamiento forzado- más de cien personas
entre 1995 y el 2006- secuestros, minas antipersonales, falsos
positivos, reclutamiento de menores y furibunda confrontación armada entre las
guerrillas, los paramilitares y el ejército[88].
(b). EL URABÁ ANTIOQUEÑO. En Katío Urabá significa “tierra prometida” y sus 11
municipios – Arboletes, Apartadó, Carepa, Chigorodó , Mutatá, Murindó,
Necloclí, San Juan de Urabá, San Pedro de Urabá, Turbo y Vigía del Fuerte- lo
serán cuando gestada la paz, el Estado regional democrático en el que quede
inscrito en el futuro potencialicen las inmensas posibilidades y riquezas y
empujes humanos actuales de una
subregión donde han tenido lugar las mayores barbaridades de la guerra; en las
últimas décadas en Colombia ha sido el más perfecto Estado Ideal de guerra y de barbarie.[89]
(c). REGIÓN DEL
BAJO CAUCA ANTIOQUEÑO: ubicada
en Antioquia en los límites con Córdoba y Bolívar por allí pasa el
corredor que une el Catatumbo con el Urabá antioqueño. Ha tenido como epicentro
los municipios de Tarazá, Bagre y Cáceres con múltiples actores desde los años 70 y
en el 90 llegaron los paramilitares y luego el Bloque de Mineros y el Bloque
central de las AUC. Desmovilizados los paramilitares, hicieron presencia los
Rastrojos, Paisas y Urabeños quienes, con las Farc y el Eln, en la actualidad
se disputan el control territorial de la región.[90]
(d) MUNICIPIOS DEL
CHOCÓ: una Región que en sus cinco subregiones tiene a 21 de sus 31
municipios impactados, en distinto grado, por el conflicto interno armado, no
puede sino ser un importante “Territorio
Tipo Ideal” de guerra. Estos son esos 21 municipios: a. Bajo Atrato o Urabá
Chocoano (Acandí, Unguía, ); b. Litoral Pacífico (Juradó, Bahía Solano, Nuqui, Alto
Baudó, Bajo Baudó); c. Medio Atrato(Quibdó, Riosucio); d. Alto Atrato(El
Carmen, Lloró, Bagadó); Alto, Medio y Bajo San Juan (El Cantón de San Pablo,
Itsmina, Tadó, Condoto, Nòvita, San José del Palmar, El Litoral de San Juan).[91]
3.
En el posible
Estado Regional del EJE CAFETERO,
Hasta mediados de la
década del 90, en Colombia el Caldas Grande (Caldas, Risaralda y Quindío),
gracias al casi paraestado llamado Federación Nacional de Cafeteros, fue sinónimo de calidad vida, pues presentaba los índices
nacionales más bajos de necesidades básicas insatisfechas hasta que por esos
años vinieron la crisis cafetera y un
agroturismo que no despegaba, y entonces llegó también la pauperización acelerada de una hasta
entonces sólida clase media. En ese contexto, a partir de 1995, llegaron las Farc y el Eln y el Elp cuyo
impacto más fuerte sobre la región estuvo dado por el desplazamiento forzado de la población. Desde el conjunto de la
Región cafetera podían afectar a la economía
colombiana mientras en el Quindío
buscaban controlar la vía al Pacífico y la transversal vial más importante del
país en los límites con el Tolima. Notorio y notable fue el impacto de un
desplazamiento que, en el Caldas Grande
se quedaba, sobre todo, en el propio eje
cafetero. En el nororiente de Caldas los municipios de Samaná, Pensilvania, Norcasia y
las zonas de San Diego y Florencia fueron los más afectados y en Riosucio
en el occidente caldense el
mayor impacto lo sufrió el pueblo
indígena Emberá; en Pueblo Rico
Risaralda lo fue la población
afrocolombiana mientras que en el
mismo departamento Quinchía fue el municipio más afectado.[92]
4.
Para el
posible Estado Regional de SANTANDER,
hemos priorizado dos territorios,
(a). LOS 11 MUNICIPIOS
DEL CATATUMBO: El Tarra, Tibú, San Calixto, Convención, Teorama, El Carmen,
Hacarí, Sardinata, Zulia, La Playa y Ocaña: en esta extensa y rica Región,
hermanados se encuentran todos los días
los cinco factores que más pueden incidir en la configuración de un
“Territorio Tipo-Ideal de guerra”: a. presencia de todos los grupos armados
ilegales; b. existencia de centros de producción de drogas ilícitas; c. abandono del Estado;
d. agudos niveles de pobreza; d. existencia de territorios volátiles hoy en
manos de un grupo y mañana de otro; y d. y en los últimos años fuertes
protestas sociales.[93]
(b).EL MAGALENA MEDIO SANTANDEREANO: Aunque en
nuestra tipología de Territorios Ideales de Guerra Bucaramanga y zonas
contiguas ya aparecieron como parte del
Magdalena Medio, sin embargo, creemos que por la importancia central que el
conflicto armado ha tenido en esta subregión, este puerto debe ser objeto de un
tratamiento especial como “territorio de guerra, violencia y paz”; en el casco
urbano de la ciudad, 10 de sus barrios
han sido el disco duro de esa pugna territorial.[94]
5.
Para el posible
Estado Regional del CENTRO, hemos
priorizado 2 Territorios,
(a). CIUDAD BOLÍVAR (Bogotá) como “Territorio Tipo-Ideal de desplazados y de
Construcción de Paz”. En Bogotá una de las principales expresiones del
Conflicto interno armado es la recepción de población en situación de
desplazamiento. Se trata de una masa crítica de 400.000 personas que,
re-victimizadas, discriminadas y rechazadas, deambulan por las calles de
Ciudad Bolívar (17%), Kennedy (10%), Bosa (10%) Usme (7%), así como por las de
Suba y Rafael Uribe Uribe.[95]; 11
(b). SUMAPAZ: Población convulsionada entre 1930 y 1940 por las luchas
agrarias, un sector de Sumapaz se amnistió al llegar a la Presidencia El
General Rojas Pinilla, pero otro sector, el llamado de los comunes, impulsó “la
guerra de Villarrica”, que produjo los primeros desplazamientos hacia
territorios de retaguardia, que en 1960 fueron llamadas “Las Repúblicas
Independientes”. Entre 1970 y 1990 las Farc lograron posicionarse en la zona,
que se constituyó en el epicentro militar y político del llamado sitiamiento
farquiano a Bogotá. Cuando Uribe Vélez llegó a la presidencia en el 2002
Sumapaz fue la punta de lanza del inicio de la Política de Seguridad
democrática[96].
De todas maneras, enorme ha sido el significado simbólico, militar y político
de Sumapaz y zonas contiguas.
6. Para el posible Estado
Regional del GRAN TOLIMA, hemos
priorizado 2 Territorios,
(a) EL SUR DEL TOLIMA: esta subregión sur,
tanto suroriental como suroccidental, continúa siendo un bastión de gran
relevancia simbólica- allí se
encuentra Marquetalia vereda de Planadas
donde fueron fundada las Farc- como estratégica- por allí pasan las
cordilleras oriental y occidental, que son dos corredores
estratégicos de acceso al Paramo de Sumpaz el primero y al Huila, Eje cafetero,
Valle y Cauca el segundo. Entonces, los 26 municipios de esta subregión del
Tolima (Alpujarra, Dolores, Villarrica, Prado, Purificación, Cunday, Icononzo,
Melgar, Carmen de Apicalá y Suárez en la zona surororiental, así como Rovira,
San Antonio, Ronsosvalles, Chaparral, Planadas, Ataco, Natagaima, Coyaima,
Ortega, San Luis, Valle de San Juan, Saldaña, Flandes, Guamo, Espinal y Coello
en la parte suroccidental) deben ser objeto de un trabajo especial de
construcción de paz en y desde los territorios.[97] Y
(b)TRECE
MUNICIPIOS DEL NORTE Y CENTRO DEL HUILA : en este 2016 , por lo
menos, trece municipios de esta parte del Tolima Grande, hacen parte del actual
territorio de guerra: Neiva, Gigante, Pitalito, Garzón, Acevedo, Barichara,
Suaza, Colombia, Tello, Rivera, Campoalegre, Algeciras y Hobo; en especial
hacen parte del norte y centro del
departamento siendo Neiva, Colombia, Algeciras y Palermo, los cuatro municipios ya seleccionados
para el trabajo de construcción de paz en la por el gobierno mal llamada etapa postconflicto.[98] Las
Farc han sido siempre el grupo preponderante. En lo estratégico la subregión es
muy importante, pues es el cruce d cuatro corredores estratégicos, que
comunican el sur y el Pacífico con el centro del país.
7. Para el posible Estado del SUROOCIDENTE COLOMBIANO, hemos priorizado siete territorios,
Pero, antes advirtamos que de acuerdo con algunos cálculos[99], de los
276 municipios sugeridos como cabeza para trabajar la etapa post-acuerdos la
Habana 52 están ubicados en Valle, Cauca, Nariño, o sea el 18.8%, con
vulnerabilidad extrema 19, con alta 11 y con media alta 22. De acuerdo con
nuestro Enfoque de ordenamiento territorial, el de la creación de los Estados
Regionales, el Putumayo, por razones político-administrativas y geopolíticas y
de equilibrio regional debería hacer parte del Estado del suroccidente
colombiano, aunque respetando el criterio de Fals de que esta subregión, por el
peso de que en ella tienen las comunidades indígenas y afro-descendientes no se
ajustaría al Modelo de Estado occidental. De ser así, ese porcentaje del 18.8%
se elevaría de modo considerable, pues habría que incluir, por lo menos a 9 de
los 13 municipios de ese departamento con lo que el porcentaje se elevaría a al
22%.
(a). LA SUBREGIÓN DE TULUA Y CARTAGO: a partir del proceso de
confrontación que se exacerbó en el Valle a finales del siglo XX, en esta
región fueron tomando forma tres importantes subregiones[100]. La
vía Panamericana ha interconectado la Región plana que se extiende entre Cali y
Cartago pasando por Palmira, Tuluá, Bugalagrande, Buga y Zarzal con alta
densidad demográfica, un desarrollo económico superior al nacional e importante
control territorial por parte del Estado y sus aliados; pero paralela a la
región plana está la Región montañosa
situada sobre las Cordilleras Central y Occidental: baja densidad
demográfica, débil desarrollo económico con predominio de la economía campesina
cafetera y una población rural diseminada han sido notas que han posibilitado
una mayor actividad de la guerrilla, del narcotráfico y de los paramilitares.
Como ha analizado un estudioso “aunque suene extraño, el conjunto de esta
región cubre las zonas montañosas de
todos los municipios del Valle del
Cauca. La implicación es fuerte: en la zona montañosa de todos los municipios del Valle es probable
que la guerrilla, en especial las Farc, puedan localizarse, actuar y
reproducirsey, dependiendo de las condiciones, crecer”.[101]H sido
por lo que el conjunto de municipios situados en esa SUBREGIÓN MONTAÑOSA-El Aguila, Versalles, Ansermanuevo, La Unión,
El Cairo, Argelia, Toro, El Dobio y Trujillo – le han dado forma a un Territorio Tipo-Ideal de guerra
y paz.
(b)BUENAVENTURA Y LA ZONA MONTAÑOSA DE DAGUA
como Territorio Tipo-Ideal de guerra y de paz: Esta tercera Región del
Valle es como si no fuese del Valle, constituye
un mundo aparte el departamento y del país. Por diversas razones-
amplitud espacial, dificultades del terreno, combinación de selvas y montañas,
fuerte ausencia de los gobiernos departamental y nacional y enorme pobreza de
la población con índices muy elevados de necesidades mínimas insatisfechas,
Buenaventura ha estado casi siempre por fuera del control de Estado
convirtiéndose en espacio de permanentes confrontaciones de las guerrillas y las
distintas versiones de paramilitarismo como de bandas enredadas en los más
execrables crímenes.
(c) SUR DEL VALLE (FLORIDA Y PRADERA) Y NORTE DEL CAUCA
(SANTANDER DE QUILICHAO, MIRANDA, CALOTO Y TORIBÍO): no por estar sus
cascos urbanos a media hora de Cali, 35 Kilómetros, Pradera y Florida han
estado bajo la mirada de los actores del conflicto armado; ha sido la ubicación
estratégica de sus zonas rurales- fácil acceso desde el Valle a Tolima y Huila,
condiciones propicias de sus territorios geográficos para el cultivo ilícito y
existencia de una población rural indígena y campesina con índices muy altos de
necesidades básicas insatisfechas- lo que las ha hecho muy atractivas como subregiones de
guerra. Desde hace ya varios años, las
Farc y hasta autoridades civiles han pensado en ellas como posibles zonas de
despeje para un intercambio humanitario. Por otra parte, los alcaldes de esos
dos municipios más cuatro del norte del Cauca- Santander de Quilichao, Miranda,
Caloto y Corinto- en el último año han estado muy activos en la construcción y
aplicación de una Agenda sobre paz con Enfoque local.[102]
(d) LAS CINCO PROVINCIAS DEL
CAUCA COMO TERRITORIOS DE GUERRA, VIOLENCIAS Y DE CONSTRUCCIÓN DE PAZ: es
algo ya bien sabido que El CATATUMBO Y EL CAUCA, en sus extremos, son el disco
más duro del actual territorio de guerra. Ubicado en el macizo colombiano con
los valles de los ríos Cauca y Patía, el conjunto del departamento del Cauca-
por todas las razones habidas y por haber que claman por la necesidad de construir
paz integral en el conjunto de sus cinco
provincias- debe ser asumido como un Zona
Tipo-Ideal de guerra, de violencia estructural y simbólica y de construcción de
paz; así se ubican sus 42 municipios: Norte:
Buenos Aires, Corinto, Caloto, Guachené, Miranda, Padilla, Puerto Tejada,
Santander de Quilichao, Suárez, Villa Rica. Centro: Cajibío, El Tambo, La Sierra, Morales, Piendamó, Popayán,
Rosas, Sotará y Timbío. Sur (La Bota
Caucana): Almaguer, Argelia, Balboa, Bolívar, Florencia, La Vega,
Mercaderes, Patía, Piamonte, San Sebastián, Santa Rosa, Sucre. Occidente: Guapi, López, Timbiquí. Oriente: Caldono, Inzá, Jambaló, Páez,
Puracé, Silvia, Toribío, Totoró.[103]
(e) TUMACO, LA CORDILLERA ANDINA Y LA VERTIENTE
AMAZÓNICA[104]: El departamento de
Nariño es similar al Cauca, pues en esa región están presentes todos los factores que pueden
incidir en la delimitación de un Territorio de guerra y paz. Nariño está
conformado por tres regiones muy
distintas: 1. La llanura del pacífico con su exuberante vegetación, temperaturas
elevadas y Tumaco como epicentro con su
particular y muy rica cultura afro/descendiente; 2. La Cordillera andina con
dos subregiones, de un lado, El Patía y, del otro, Ipiales y Túquerres; y La Vertiente amazónica,
subregión bajamente poblada en los límites con el Amazonas y unas tierras
difíciles tanto para vivir como para aprovechar.
(f)EL PATÍA, TÚQUERRES E IPIALES, que
hacen parte de La Región andina montañosa de Nariño.
(g): EL PUTUMAYO COMO MUY ESPECIAL TERRITORIO DE GUERRA, VIOLENCIA Y PAZ: ya
en varios acápites de este texto hemos hecho referencia a Putumayo y sus 13
municipios como territorio de paz y guerra.
8. Para el posible Estado de la ORINOQUIA, todavía no hemos seleccionado
ni priorizado unas Zonas Tipo/Ideal de guerra, violencias y construcción de
paz. En una primera aproximación esos
territorios deben estar ubicados en Arauca (Fortul, sobre todo) y Meta en donde el conflicto interno armado y
las violencias han sido muy elevadas; de todas maneras sería muy importante
para cumplir con el criterio falsiano del equilibrio, que se diera en estos
territorios, así como en el de la Amazonía, la presencia de un Estado que
pudiese empujar más.
9. Para el posible Estado Regional
de la AMAZONÍA, con la excepción de
Caquetá, región altamente impactada por eventos de conflicto y violencia
mereciendo también especial atención Guaviare donde los eventos de conflicto y
violencia no son altos, pero una guerrilla con mucho control territorial y
escasa confrontación aparenta ser débil,[105]
tampoco hemos seleccionado zona alguna prioritaria, pues los otros
departamentos que lo conforman- Amazonas,
Vaupés y Guanía – o presentan pocos
eventos perturbadores del orden público o la estructura informativa sobre ellos
es muy precaria.
***********************************************************
III. ¿CUÁL PODRÁ SER EL APORTE MÁS SUBSTANTIVO Y CONCRETO DE REDUNIPAZ Y
DE LAS UNIVERSIDADES, PÚBLICAS Y PRIVADAS, A LA CONSTRUCCIÓN DE PAZ EN Y DESDE
LOS TERRITORIOS COMUNITARIOS?
Para encontrarle
algunas respuestas a esta pregunta retomemos lo ya adelantado en el acápite 4.
de este Ensayo, “LOS POSIBLES ESTADOS REGIONALES, REDUNIPAZ Y
LAS PROPUESTAS DE EDUCACIÓN Y
AUTOFORMACIÓN DE LOS EXCOMBATIENTES”.
REDUNIPAZ ha sido quizá la experiencia más importante y auto/sostenida
que ha habido en Colombia de trabajo conjunto entre las Universidades públicas
y privadas cuando antes del año 2000
cada grupo de instituciones educativas actuaba, casi por principio, de espaldas
el uno del otro. A partir de este año ha realizado ya nueve Congresos
Nacionales y tres Internacionales y
sobre una u otra dimensión del complejo e interdisciplinario tema de la
evolución del conflicto interno armado cada Universidad ha llevado sus
ponencias con total libertad temática e interpretativa. Los dos últimos Congresos
Nacionales se realizaron en Ibagué en el
2014 y en Popayán en el 2016.Redunipaz
ha auspiciado la convergencia entre
profesores, alumnos universitarios y miembros de sectores de la administración
universitaria y desde su nacimiento ha impulsado la conformación de NODOS REGIONALES,
autonómos en sus temáticas investigativas y en su orientación práctica contando
solo con una Coordinadora Nacional, pues en ningún momento ha habido una
Dirección Nacional.
En el mes de mayo del año 1.997, por iniciativa de académicos de varias universidades del país (Universidad Nacional de Colombia, Universidad del Valle, Pontificia Universidad Javeriana, Universidad de Caldas, Universidad del Cauca, Universidad Cooperativa de Colombia y Universidad de Antioquia, entre otras) se reunió en la Universidad del Valle un Grupo Fundante que dio origen a la “Red Universitaria por la Paz y la Convivencia REDUNIPAZ”, como un espacio creado con el propósito de visibilizar y proyectar los diferentes aportes de las academias colombianas a la construcción de la paz: “Somos una red social de académicos y estudiantes universitarios colombianos comprometidos con el estudio y análisis de la paz en Colombia de forma que se estimulen propuestas, investigaciones y pedagogías para propiciar una cultura de paz para la reconciliación nacional como elemento fundamental del desarrollo de nuestro país”, fue lo que se señaló desde un principio al definir su Misión. Y desde un principio se precisaron así sus tres objetivos:
En el mes de mayo del año 1.997, por iniciativa de académicos de varias universidades del país (Universidad Nacional de Colombia, Universidad del Valle, Pontificia Universidad Javeriana, Universidad de Caldas, Universidad del Cauca, Universidad Cooperativa de Colombia y Universidad de Antioquia, entre otras) se reunió en la Universidad del Valle un Grupo Fundante que dio origen a la “Red Universitaria por la Paz y la Convivencia REDUNIPAZ”, como un espacio creado con el propósito de visibilizar y proyectar los diferentes aportes de las academias colombianas a la construcción de la paz: “Somos una red social de académicos y estudiantes universitarios colombianos comprometidos con el estudio y análisis de la paz en Colombia de forma que se estimulen propuestas, investigaciones y pedagogías para propiciar una cultura de paz para la reconciliación nacional como elemento fundamental del desarrollo de nuestro país”, fue lo que se señaló desde un principio al definir su Misión. Y desde un principio se precisaron así sus tres objetivos:
1.
Creación de
condiciones para el encuentro de académicos y realización de diálogo académico,
público, interdisciplinario y plural sobre problemas, perspectivas y propuestas
para la construcción de la paz en Colombia.
2.
Fomento de
la interlocución continua y sistemática con todos los actores constructores de
paz. y
3.
Impulso de
ese diálogo a partir de las prácticas de la vida universitaria a través de la
investigación, la docencia, y las proyecciones de la universidad en la sociedad
(acciones, reflexiones públicas, foros, publicaciones).
Reiteramos
ahora lo que dijimos en un Atisbos Analíticos escrito en enero del 2011:
“En la actualidad sabemos que las Universidades que
investigan pueden adelantar y asentar una muy buena proyección social
orientada a contribuir a la creación de “Pensamiento Estratégico” en torno a un fenómeno o conjunto orgánico
de fenómenos”. Por este, siguiendo a Bourdieu,
se puede entender aquella especie de Than Thing, o Tanque de
Pensamiento, que permite llevar los resultados de la investigación teórica y
analítica a los problemas de la vida
social. Es lo que ha sucedido en
Colombia: ha sido tanto lo que se ha escrito- y a ello ha contribuido en buena medida en los últimos 20 años REDUNIPAZ- sobre el conflicto
interno armado y sobre la construcción de paz, que si se sistematizase, de modo
orgánico, lo investigado, Colombia ante el mundo podría mostrar el mejor Banco
de pensamiento sobre la Paz. Como para recordar ahora lo que dijo en 1999 el
profesor Adolfo Alvarez en el Primer Congreso de REDUNIPAZ celebrado en 1999: en
La Universidad es donde mejor “se reciclan los conflictos sociales en el ámbito
de las ideas y por su función
intelectual y por su esencia crítica, la Universidad es uno de los espacios más
sensibles a los conflictos y luchas políticas”. Y para finalizar la
condensación de este Atisbos, importa recordar que en él decimos que “un TANQUE
DE PENSAMIENTO SOBRE LA PAZ es lo que
mejor se ajusta al espíritu, la lógica y la cultura de los universitarios”.[106]
Al haber sido todo así, se impone la respuesta a la pregunta
planteada en este acápite del Ensayo. Será una Propuesta de Educación y Autoformación de los Excombatientes la que
mejor podrá contribuir al papel que se
espera de ellos de cara a la construcción de Paz en y desde los territorios comunales.
Que en cada uno de los 9 Nodos Regionales de Redunipaz se levante una Propuesta
Formativa, que recoja las especificidades de las distintas categorías de
Excombatientes. En este Ensayo El Nodo Regional de REDUNIPZ presenta una
no como válida y obligada sino como mero
referente ilustrativo.
*******************************************************
IV.UNA PROPUESTA DE EDUCACIÓN,
AUTOFORMACIÓN Y DE APOYO SICOSOCIAL DE LOS EXCOMBATIENTES FORMULADA POR EL NODO DE REDUNIPAZ DEL
SUROCCIDENTE COLOMBIANO (VALLE, CAUCA, NARIÑO Y PUTUMAYO).
Esta propuesta
ya está vaciada en 17 cuartillas de marco lógico tanto para el
cumplimiento de sus objetivos como para efectos de su presupuesto encontrándose
en trámite una u otra opción de financiamiento nacional-internacional. En una
primera etapa, podría empezar a aplicarse durante tres años a partir de la
coyuntura de la dejación de las armas. INCOPAZ-
Instituto Colombiano de la Paz y para La Paz, resultado del trabajo conjunto de
dos Organizaciones sin ánimo de lucro, ECOPAÍS
Y ESCUELA CIUDADANA- será la Organización responsable de la aplicación y la
administración de la apuesta, cuya aplicación sin situ con la más amplia
participación de los pobladores – en las Zonas Comunales de construcción de Paz
y de Reincorporación- exigirá una compleja red de alianzas con: Nodo Regional de REDUNIPAZ del occidente
colombiano; con Regionalización de la Universidad del Valle y otras Universidades de la Región; con las
Secretarías de Educación y de Desarrollo social de los Departamentos del
suroccidente colombiano; con la Agencia colombiana para la Reintegración; con
algunos Colegios de Bachillerato de las subregiones claves; con Bienestar
Familiar; con el SENA; con las Organizaciones de Profesionales comprometidas
con la causa de la paz; con las Organizaciones sociales, sindicales,
comunitarias y empresariales, que tienen importantes acumulados de
iniciativas y experiencias de paz; con
las Iglesias de distinto signo religioso que jalonan y continúan jalonando
entre las comunidades procesos de reconciliación y perdón; y con las Asociaciones productivas y sociales y
solidarias y autogestionarias creadas por las distintas categorías de
Excombatientes.
Veamos, entonces, un resumen de la propuesta:
Nombre de la Propuesta: “Formulación de emprendimientos laborales, solidarios y políticos de los Excombatientes del conflicto interno
armado por medio de acciones formativo-educativas y de apoyo sicosocial en el
ámbito de los Acuerdos pos Habana en el suroccidente colombiano”.
Cuatro son sus objetivos específicos:
1.
posibilitarles el acceso a un empleo digno:
2.
dotarlos de dispositivos que les permitan formular proyectos solidarios;
3.
ponerlos en condiciones propicias para que cada quien, de modo consciente y
voluntario, haga la transición de actor de guerra a agente de paz comprometido
con una o varias de las dimensiones de
lo que puede entenderse por una paz integral ( A. nuevas pacificaciones; B.
lucha social por construir una robusta equidad social; C. impulso de procesos y dinámicas ligadas a la reconciliación y el
perdón; y D. creación de condiciones
que permitan gestar en Colombia y sus Subregiones y Localidades una cultura
democrática propicia para abordar, de un modo creativo, la inevitable y hasta
necesaria y deseable conflictividad social). Y
4.
Asesorarlos, acompañarlos y brindarles ayudas sicosociales para que puedan
hacer una reincorporación menos traumática o sea más funcional y bondadosa a la
vida social.
Y cuatro son los medios estratégicos para lograr esos
objetivos,
Entonces,
para ayudarles al logro de esos objetivos específicos, la propuesta les
ofrece cuatro medios estratégicos:
1. Un programa de 20 cursos
con horizonte rural de Educación para el Trabajo y el Desarrollo Humano;
2. Implementación del
acceso a Planes de Educación Formal en los niveles de:
2.1. Albatetización (el
Censo agropecuario del 2014 nos dijo que en el campo colombiano todavía
subsiste una masa de analfabetas que alcanza el 11.5%);
2.2. Primaria
(¿Cuál es la situación educativa de los niños y
adolescentes implicados, por las razones que fuesen, en las
confrontaciones armadas?);
2.2.Secundaria (oferta de validación
de un bachillerato bajo un Enfoque de construcción de paz territorial);
2.3.Tecnológico y/o Profesional
(oferta de Programas Universitarios de estudio bajo un enfoque de paz territorial; (una
experiencia pasada exitosa al respecto
fue la de la Universidad el Valle con su Programa de Estudios Políticos
y Resolución de Conflictos);
3. Creación de Talleres de Asesoría y Ayuda
Psicosocial; y
4. La implementación de ayudas
sicosociales asociadas a terapias individuales y grupales, así como de
Encuentros de las Comunidades
territoriales, las Víctimas y los Excombatientes.
La POBLACIÓN OBJETO-SUJETO DE LA PROPUESTA:
Con
esta propuesta en los tres primeros años de aplicación-sumando Exguerrilleros,
Exmilicianos, Menores implicados, Exparamilitares, Agentes del Estado y Civiles
incursos en crímenes de guerra con motivo del conflicto interno armado,
Analfabetas, Mujeres Jefes de Hogar y Líderes Comunales- se espera llegar con
uno o varios de sus Componentes, de modo sistemático y directo, a una población
de unas 20.000 personas.
AMBITO TERRITORIAL DE APLICACIÓN
Entre
los más de 125 municipios existentes en el suroccidente colombiano y de acuerdo
con el criterio levantado, expuesto y sustentado en el capítulo central de este
Ensayo- que los municipios priorizados sean Zonas Tipo/Ideal de guerra,
violencias estructurales y de construcción de paz- se delimitaron 31 localidades presentando todas ellas
como denominador común un grado variable de persistencia de agentes ilegales
armados (1.de alto y persistente impacto; 2. de alto pero intermitente impacto;
y 3. de bajo impacto pero por encima de la media nacional). Como referente de
contraste también se deben definir 3 municipios del suroccidente colombiano
donde no se ha sentido el conflicto armado o la acción ciudadana lo ha aislado.
Recordar que de 357 municipios sin muertes violentas en Colombia en el 2012,
sólo 19, el 8.1%, pertenecían al suroccidente colombiano, así Valle (1),
Putumayo (4), Chocó (9) y Nariño (15).[107]
Para todos estos efectos, fue muy importante la información
proporcionada por Organizaciones como “OCHA” y “CERAC”.[108]La
priorización quedó así,
1.
CAUCA:
Popayán (1), El Tambo (2), Patía (3), Santander de Quilichao (4) , Toribío (5), Caloto (6),
Miranda(7), López de Micay (8), Guapi (9) ,Buenos Aires(10), Jambaló (11) Y
Tataró (12).
2.
NARIÑO:Barbacoa(13),Tumaco(14),Pasto(15),Policarpa(16),Picante(17)
Y Samaniego(18).
3.
PUTUMAYO:
Puerto Asís (19), (Mocoa(20), Orito(21),
Puerto Leguízamo (22), Valle del Gamuéz (23).
4.
VALLE
DEL CAUCA: Cali (24), Buenaventura (25),
Florida (26), Pradera (27), Tuluá (28), Cartago (29), Buga(30) Y Palmira (31),
Pradera (32).
FINALMENTE, IMPORTA DESTACAR QUE SEGÚN DISTINTOS TIPOS DE
CLASIFICACIONES, LOS MUNICIPIOS AFECTADOS POR EL CONFLICTO ARMADO EN EL
SUROCCIDENTE COLOMBIANO ES MUY IMPORTANTE: PARA LA ONU, DE LOS 125 MUNICIPIOS
MÁS AFECTADOS EN COLOMBIA POR EL CONFLICTO, 38, O SEA EL 30%, SE ENCUENTRAN EN LOS DEPARTAMENTOS DEL
SUROCIDENTE COLOMBIANO, ASÍ (Argelia, Buenos Aires, Buenaventura, Caldono,
Corinto, Caloto, Cajibío, El Rosario, El Charco, Florida, Guapi, Ipiales,
Jamundí, Jambaló, Leiva, La Llanada, Leguízamo, López, Mocoa, Miranda, Magui,
Morales, Orito, Puerto Asís, Policarpa, Pasto, Pradera, Popayán, Palmira,
Patía, Roberto Payán, Suárez, Santander de Quilichao, Samaniego, Totoró, Toribío,
Tuluá y Valle del Gamuéz.[109] De esos 38 municipios con la ONU nuestra
priorización coincide en 24 municipios
(Buenos Aires, Buenaventura, Caloto,
Florida, Guapi, Jambaló, Leguízamo,
López, Mocoa, Miranda, Orito, Puerto Asís, Policarpa, Pasto, Pradera, Popayán,
Palmira, Patía, Santander de Quilichao, Samaniego, Totoró, Toribío, Tuluá y
Valle del Gamuéz). Esto significa que las dos priorizaciones deben ser objeto
de una más cuidadosa confrontación, pues en nuestra opinión municipios como El
Tambo, Barbacoa, Tumaco, Picante, Buga y Cartago, que no aparecen en el listado
de la ONU, no pueden quedar por fuera de las localidades priorizadas.
LA METODOLOGÍA PEDAGÓGICA CENTRAL.
No
sólo por tratarse de una población más bien adulta, que llega marcada por
muchas contrastantes experiencias de vida,
sino por el valor de la metodología pedagógica en sí, ésta se encuentra
asociada a la idea de que todo proceso de enseñanza-aprendizaje es una
construcción colectiva producto del descubrimiento (Piaget-Fals Borda) en la
que los normalmente llamados sujetos de
la acción, docentes y discentes, al mismo tiempo enseñan y aprenden. Entonces,
sin hacer a un lado el papel de la memoria comprensiva, nada de “conocimiento
memorístico”, pues no se trata de almacenar información sin nexo alguno con
conocimientos previos sino, más bien, de construir un conocimiento
significativo; tampoco se trata de un “conocimiento receptivo”- aquel en que se
adopta una actitud pasiva de mero
receptor de conocimientos que no se poseen y que son presentados por quien
presumiblemente los tiene, el docente. Lo que realmente interesa es “el
aprendizaje por descubrimiento o
experiencial”, que se basa en la
asunción de que el conocimiento se crea a través de la transformación provocada por la experiencia, que es
trasladada a una conceptualización abstracta a través de nuevas experiencias.[110]
Es claro que esta metodología general es la que debe primar en los diversos
dispositivos didácticos que se utilizarán (Cursos, Talleres, Conversatorios por
Internet, Paneles, Conferencias Magistrales, Trabajos de Campo, Seminarios,
Coloquios, Trabajos en Grupo).
Riesgos de la Propuesta
Variados
son los riesgos para su operatividad: 1.asumirla como una acción aislada sin
continuidad en el tiempo; segundo, olvidar que se trata de una investigación
aplicada para la acción y que, por lo tanto, siempre se debe indicar el cómo
actuar; tercero, no someterla a una
evaluación periódica tanto comunitaria como extracomunitaria; y finalmente,
olvidarse de manejarla de un modo flexible como un Programa de Construcción de
paz, que debe ser sometido a ajustes y enriquecimientos continuos según lo
vayan indicando la dinámicas del trabajo.
Esbozados estos puntos de la Propuesta,
NOMBRE-OBJETIVOS-MEDIOS-POBLACIÓN SUJETO-AMBITO TERRITORIAL DE
APLICACIÓN-METODOLOGÍA PEDAGÓGICA- RIEGOS, sólo nos falta precisar algunas de
sus notas más importantes.
Diseño de una Estrategia operativa de
Ejecución de la Propuesta.
Aunque
se trate de un Documento Interno de Trabajo, INCOPAZ lo debe tener listo
en el momento en que se termine el
proceso de dejación de las armas y se tenga asegurado el presupuesto necesario
poniendo el acento en 9 ejes de actividades a realizar,
1. En
los territorios donde se evidencie necesario se impulsará UN PROGRAMA DE
ALFABETIZACIÓN bajo un enfoque de paz y reconciliación;
2.
En alianza con Bienestar Familiar se
aplicará UN PROGRAMA DE VALIDACIÓN DE LA PRIMARIA, que aborde la
situación de los niños y niñas
excombatientes que, por las razones que sean, resultaron involucrados en la confrontación armada;
3.
Apelando a múltiples experiencias ya ensayadas por Universidades, Colegios y
Alcaldías impulsar UN PROGRAMA DE VALIDACIÓN DEL BACHILLERATO de los
Excombatientes; excelente es la Apuesta
que sobre la materia ha realizado la Universidad Pedagógica Nacional.
4. En Alianza con la ACR,
CON EL SENA, que ha señalado que tendrá Programas Educativos para los
exguerrilleros, y con las distintas
Organizaciones Gremiales de Profesionales, sensibles a hacer su contribución a
la etapa de un postconflicto armado, ofrecer en zonas especiales que cubran a
los 32 municipios más afectados UN PROGRAMA
DE 20 CURSOS Y/O TALLERES DE
FORMACIÓN de 600 horas de duración orientados
a vivir, trabajar y enraizarse en el campo en el marco de las culturas rurales.
En principio, aunque habrá que hacer precisiones y ajustes, esos cursos pueden
ser:
1.
Panorama actual del Campo en su contexto socioeconómico y cultural.
2.
¿Qué puede ser eso de transformar el
país a partir de un cambio estructural
de las relaciones sociales rurales?
3.
¿Cuál es el Estado que los campesinos
están buscando?
4.
El componente técnico- gestionario de las Economías campesinas.
5.
La Administración del Municipio en la época de la construcción de la paz
territorial.
6.
Un nuevo Maestro Rural en la época de la construcción de paz en y desde los territorios. (Curso básico
para homologar y validar MAESTROS para
la Primera Infancia y la Primaria en el Campo).
7.
La salud en el campo y la formación de Enfermeros Rurales. (Curso básico para
su homologación y validación de Enfermeros Rurales).
8.
Opciones alternativas para la construcción de Vivienda rural.
9.
El mercadeo rural/urbano y la construcción de caminos y carreteras veredales.
10.
“Re-planificando el Bachillerato para ir
a la Universidad a formarse para trabajar en el campo”.
11.
La naturaleza y las floriaves: Curso de Jardinería.
12.
La artesanilización del Campo: hacia una nueva etapa de la artesanía rural.
13.
Taller de formación de Guías expertos
en Turismo Rural.
14. Diseño y Administración de Asociaciones rurales
solidarias productivas y sociales.
15.
El Deporte y la Recreación en la vida cotidiana rural.
16.
Re-enseñando a leer: La literatura y el campo colombiano.
17.
Formando Auxiliares de Investigación en
problemas rurales: Los Excombatientes reordenan territorialmente el país en y
desde sus zonas de reincorporación.
18.
Sin un papel proactivo de las mujeres y los niños, la construcción de paz territorial queda recoja.
19.
La formación de Mediadores en la resolución-transformación de conflictos
rurales.
20.
El CAMPO/NATURALEZA como la Catedralicia Iglesia del campesinado creyente:
el papel de las religiones en el campo:
a lo del Papa Francisco, más asesoría técnico/espiritual y menos infierno y
discursos misógenos.
5. En el corto y mediano
plazo propiciar que UN CONJUNTO DE UNIVERSIDADES DEL SUROOCIDENTE COLOMBIANO
OFREZCAN PROGRAMAS PROFESIONALES Y TECNOLÓGICOS especialmente diseñados para atender a las necesidades productivas,
comerciales, asociativas y tecnológicas de las economías campesinas en esta etapa de construcción de la paz
territorial; en esta materia recordar la experiencia de la Universidad del
Valle que en el pasado ofreció a los Excombatientes el Programa Profesional de Estudios Políticos
y Resolución de Conflictos existiendo al respecto una importante tesis de
grado. A escala nacional, la propuesta más amplia e
inclusiva al respecto la ha hecho el profesor Adolfo Atehortúa, Rector de la
Universidad Pedagógica Nacional, quien ha ofrecido que se los formará para que
puedan ser docentes,
El rector de la Universidad Pedagógica, Adolfo Atehortúa, le
contó a Caracol Radio que la institución educativa está dispuesta a recibir a
los comandantes de las Farc que quieran capacitarse para ser docentes. Sin
embargo señaló que se deben cumplir unos requisitos mínimos para que puedan
pertenecer a la universidad. “Lo primero que deben hacer es acreditar su
formación, inscribirse en la universidad, pasar las pruebas y posteriormente se
hará la formación para que sean docentes”. Explicó que no solo será para los
comandantes de esa organización porque también habrá esa posibilidad para las
víctimas del conflicto y los guerrilleros del ELN. Pero además de esa
capacitación, los guerrilleros rasos que deseen cursar una carrera profesional
también podrán inscribirse en los distintos programas del centro educativo. “Garantizamos,
declaró finalmente, que de acuerdo a la implementación del nuevo texto de La
Habana, y cuando haya una desmovilización, podríamos agilizar el proceso de
admisión y formación de los excombatientes”.[111]
Por
otra parte, como se ha destacado en el Espectador del 29 de enero de 2017,
“Uno
de los aspectos que pondrán a prueba la coordinación del Estado en la
implementación de los acuerdos será la
homologación de los conocimientos de los guerrilleros en el sistema educativo,
así como la puesta en marcha de los programas de alfabetización y prestación de
servicios. Esta es una de las claves de la reintegración de quienes dejen las
armas. El asunto de la homologación de
quienes se han desempeñado como enfermeros, por ejemplo, requería convenios con
las Universidades para que se adelanten programas de educación formal que
permitan validar la experiencia que en campo han construido los médicos de las
Farc. Y en el caso de la prestación de servicios, el Estado tendrá que brindar
espacios para que los hijos de los guerrilleros menores de edad se desarrollen
en un espacio propicio. Allí tendrán que llegar pedagogos especializados en
niños, pediatras y psicólogos, y se tendrá que llevar el sistema de vacunación.
Una serie de conciones que no harán de la noche a la mañana”.[112]
Y
ya que hablamos de homologación de médicos como para recordar ahora la rica
experiencia del guerrillero odontólogo que intervino a un compañero en la enfermería
construida en el campamento de los Llanos del Yarí en Caquetá; o como para
traer a la memoria al para tantos ceñudo Mono Jojoy cuando le decía a Uriel, un
campesino llanero considerado uno de los más especializados médicos empíricos
del Bloque central, “si los médicos no quieren venir a nosotros, entonces vamos
a volvernos médicos”; o hablemos de este último Uriel que en 1998 tuvo su
prueba de fuego en la medicina cuando en
la toma de Miraflores, “ese día, dijo,
tuve que atender dos heridos graves por tiros en el tórax, uno era
guerrillero y el otro militar y ambos se salvaron”; y por qué no traer a
colación a Laura Villa que con 9 semestres de medicina en la Universidad
Nacional se fue a la guerrilla a formar centenares de enfermeros y que con Mauricio
Jaramillo, el Médico del Secretariado, crearon el sistema de medicina de las
Farc, un modelo empírico sui generis, que recogiendo los saberes remediales
populares salvaron a miles de compañeros apropiándose, de modo sistemático, de
lo que la flora y la fauna selváticas tenían “muy adentro de sí” para calmar
fiebres y dolores y para atajar a la normalmente temida muerte.
6. Realizar en todos
esos municipios UN PROGRAMA DE TALLERES ORIENTADOS DESENCADENAR PROCESOS DE RECONCILIACIÓN Y DE
PERDÓN con la participación de excombatientes, víctimas y población civil;
7.
Ofrecer a todos los excombatientes in situ EL MÁS SÓLIDO, ORGÁNICO Y CONTINUADO
APOYO SICOSOCIAL, que les ayude a crear los espacios y las condiciones para poder hacer, auto/convocándose ellos
mismos, la transición de actores de guerra a actores constructores de paz
integral dispuestos a gestar una
nueva forma de presencia en la vida civil y social;
8.
En alianza con las asociaciones empresariales, sindicales, comunales,
ciudadanas, culturales y religiosas
comprometidas con la causa de la paz levantar y mantener UNA
BOLSA DE OFERTAS DE TRABAJO, sobre todo, RURAL.Y
9.
Apoyar, mediante una asesoría adecuada y una oportuna oferta de Cursos de
Capacitación para el trabajo y el desarrollo humano, todas las iniciativas
desplegadas por los Excombatientes orientadas a poner en marcha Asociaciones
solidarias rurales productivas y sociales bajo las distintas versiones en que
se ha venido expresando la solidaridad popular en América Latina, “Talleres
Laborales”, “Grupos de Autoayuda”, “Comprando Juntos”, “Huertas Familiares y
Comunitarias”, “Ollas Comunes Populares”, “Grupos Pre-cooperativos de Vivienda
y Ahorro” , “Círculos de Salud Popular”, “Agrupamientos Autogestionarios”.
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