Atisbos
analíticos no 242, Santiago de cali, junio de
2016, Humberto Vélez Ramírez, órgano de ECOPAIS, Fundación
ESTADO*COMUNIDAD Y PAÍS, “por un nuevo estado para una nueva
Colombia”; humbertovelezr@gmail.com .
En
Colombia Urge historizar el concepto de Territorio
para
poder ACTUAR sobre “Territorios tipo-ídeal de GUERRA,
DE VIOLENCIAS Y DE CONSTRUCCIÓN DE PAZ”
ABSTRACT
1.
La discusión sobre la llamada Paz Territorial.
2.
¿Cómo y por dónde ha venido despuntando y reganando vigencia en el
país l cuestión agraria?
3.
Hacia una propuesta, todavía genérica, de construcción de Paz
Territorial desde los NODOS REGIONALES DE REDUNIPAZ como parte
del movimiento social por la paz.
3.1.Diseño
e implementación de un proyecto de Reordenamiento Territorial
del país enhebrado alrededor de la creación de LOS ESTADOS
REGIONALES Y LAS PROVINCIAS;
3.2. Hacia
una mirada crítica de las 8 REGIONES propuesta por Orlando Fals
Borda.
4. VEINTIUN
TERRITORIOS TIPO-IDEAL DE GUERRA, DE VIOLENCIA ESTRUCTURAL Y
SIMBÓLICA Y DE CONSTRUCIÓN DE PAZ: 1. Los Montes
de María; 2. La Mojana; 3. Magdalena Medio; 4. Municipios del
Oriente antioqueño; 5. El Urabá antioqueño; 6. Subregión del Bajo
Cauca antioqueño; 7. Un grupo de municipios del Eje Cafetero; 8. Un
grupo de municipios del Chocó; 9. Once Municipios del Catatumbo; 10.
El Magdalena Medio santandereano; 11. Ciudad Bolívar (Bogotá); 12.
Sumapaz; 13. El Sur del Tolima; 14. Trece Municipios del Norte
y Centro del Huila; 15. La Subregión de Tuluá y Cartago; 16.
Buenaventura y la Subregión montañosa de Dagua; 17. El Sur del
Valle (Florida y Pradera) y cuatro Municipios del Norte del Cauca
(Santander de Quilichao, Miranda, Caloto y Corinto); 18. Las cinco
Provincias del Cauca; 19. Tumaco; 20.El Patía y Túquerres; y
21. Los 13 Municipios del y la Región amazónica de Nariño.
3.
LOS ESTADOS REGIONALES, LA POLÍTICA TERRITORIAL Y EL MOVIMIENTO
CAMPESINO. (Atisbos 243, julio 2016).
4.
LA RURALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS: LAS ECONOMÍAS
CAMPESINAS Y LOS ESTADOS REGIONALES COMO SOPORTE DE UNA
PROGRAMA NACIONAL HACIA LA SOBERANÍA ALIMENTARIA. (Atisbos 243,
julio 2016).
En
este Atisbos No 242 retomamos, precisamos y desarrollamos algunas de
las tesis levantadas en el No 239 titulado ¿Qué puede ser ese
asunto llamado Paz Territorial? Entonces, para empezarle a bajar a
este término su tono indiferenciado y abstracto, de entrada
comenzaremos a hablar de paz construida en y desde territorios
históricamente diferenciados.
Como
centrales, tres puntos se abordarán en esta reflexión. En el
primero se hablará de la necesidad de historizar la noción de
paz territorial, que ha sido acogida, de modo acrítico, en la mayor
parte de enfoques muy diferenciados sobre el tema; en segundo lugar,
se reflexionará cómo, tras casi cuatro años de diálogos en la
Habana - diálogos que tras el acuerdo del 19 de mayo del 2016 se
evidencian apuntando hacia su final - en Colombia se han
insinuado una serie de horizontes promisorios, que podrían
colocar al país de cara a un inédito proceso de
reordenamiento socio-político-cultural a partir, ya no de los
centros geopolíticos llamados Bogotá, Medellín, Cali y
Barranquilla, sino a partir de una transformación
estructural de las relaciones sociales en el agro y sobre todo, en
las llamadas economías campesinas; finalmente, se
señalarán algunas ideas sobre cuáles serían las condiciones
objetivas y simbólicas necesarias para que Colombia pueda acceder
a esa inédita e histórica etapa, que todavía es más un preanuncio
y un enorme deseo que una realidad. De no tomar forma
esas condiciones, nadie, por adivino o profeta que sea, logrará
precisar qué podrá suceder en el país una vez se
produzca, de aquí a unos pocos meses, la firma de Acuerdos más
completos y, sobre todo, mejor consensuados, 1. en la Mesa de
la Habana; 2.entre la Mesa y las distintas ramas del poder público;
y 3. entre la Mesa y los sectores mayoritarios de las sociedades
civiles.
1. La
discusión sobre la llamada Paz Territorial
El
miércoles 24 septiembre del 2014, previo aviso del presidente Santos
desde Nueva York, en la Habana fueron divulgados los borradores de
los Acuerdos parciales de los puntos 1, 2 y 4 de La
Agenda General del 2012[1]: 68 páginas de las que 22 estaban
dedicadas al tema agrario, 20 a la participación política y
26 a las drogas ilícitas. Alrededor de ellas había 28
“salvedades” por parte de las Farc. Mientras que las dos partes
estuvieron de acuerdo en que había habido un avance efectivo, sin
embargo, reiteraron que “nada estaba aprobado mientras el
conjunto no lo estuviese”, y las Farc precisaron
que para ellos el alma de los acuerdos, que tenían un carácter
vinculante, era el preámbulo. En esos Acuerdos se destaca un eje
central: El tema de los Territorios y los Derechos de los Pobladores.
Con el primer Acuerdo se definió que iba a haber una reforma
rural integral; que habría acceso gratuito a la tierra
de los campesinos que careciesen de ella o que la tuviesen
insuficiente y que eso sería con subsidios y créditos; que debía
haber un uso más racional del suelo; que el Catastro legalizaría
las propiedades de los campesinos que “de hecho”
hubiesen accedido a su posesión; y que habría participación
de los pobladores ciudadanos en la planificación y en el
ordenamiento territorial. También se definió la frontera agrícola
y se acordaron medidas para enfrentar la pobreza rural; y
especial importancia evidenció la propuesta de crear
Circunscripciones transitorias de paz en las zonas más
afectadas por el conflicto interno armado.
Esa
centralidad del acuerdo en lo rural territorial le permitió a
Sergio Jaramillo, miembro de la Delegación Paz del gobierno en
la Habana, levantar y poner a circular la frase “PAZ
TERRITORIAL”: en su opinión, la construcción de la paz
territorial era la nota más definitoria del proceso de la Habana.
Más temprano que tarde, el vocablo empezó a alcanzar
amplia cobertura en el lenguaje cotidiano, pero, por desgracia,
su novedad, por lo general no ha venido acompañada de
propuestas concretas en cuanto a los componentes que lo
definiesen y precisasen. De ahí en adelante, en un debate todavía
en marcha, se han venido configurando sub-enfoques, así como otras
visiones sobre la construcción de la llamada paz territorial.
De
entrada habría que decir que toda noción de territorio, así como
de sus dimensiones centrales, se muestra vaga y abstracta mientras no
se la defina en relación con los sujetos o actores
históricos concretos que lo han poblado y socializado. Como
decir entonces, a la manera de Mario Sosa Velasquez, que
“el
territorio no es solamente una porción de tierra delimitada con su
complejidad biofísica (relieve, condiciones ambientales,
biodiversidad). Es, sobre todo y ante todo, un espacio construido
socialmente, es decir, histórica, económica, social, cultural y
políticamente”. [2]
En
general, el territorio son los espacios (biofísicos y biohumanos,
terrestres y aéreos, rurales y urbanos, continentales y acuáticos,
geopolíticos y mentales) en los que la población de una sociedad
desarrolla la vida social correspondiéndole al Estado, de clase o de
ciudadanía, la regulación de su apropiación y utilización; en
esos espacios, la población habita y produce y comercia y distribuye
y consume y renueva y piensa y siente y duerme y come y goza y llora
cada día. Entonces, nada tan vital y existencial como un territorio
y por eso la población que lo habita, goza del
derecho a participar en las formas de su apropiación, utilización y
disfrute, pues éstas no son un simple problema técnico ya que
siempre tienen como contexto las relaciones de poder en las que
se inscribe su ordenamiento.
Ejemplifiquemos
con una sola de las dimensiones del territorio, la relativa a las
condiciones ambientales, a la manera como la confrontación interna
armada ha afectado durante medio siglo a la mayor parte de los
territorios rurales, sobre todo a aquellos con predominancia de las
que hemos llamado economías campesinas. Afirmar que como allí
durante medio siglo, en distintos grados, se ha desarrollado la
guerra interna, entonces será allí donde habrá centrarse en la
construcción de paz territorial, es una tesis de valor
general, pero que muy poco aporta para entender el carácter y los
alcances de los cambios esperados después de la firma de los
acuerdos. Como han señalado varios autores, es necesario que
“ese vocablo- el de paz territorial- se llene de contenido y luego,
establecido su significado podamos debatir con conocimiento de causa
nuestras concepciones sobre este período posterior al
conflicto armado que algunos han llamado “de transición”.[3] En
buena medida fue eso lo que hicieron los miembros de la
Comisión de Historia del Conflicto y de las víctimas: bajo
distintos enfoques teórico-metodológicos, bien que mal,
desentrañar las causas del conflicto armado en distintas
territorialidades de guerra, de su permanencia así como sus impactos
precisando responsabilidades colectivas.[4]Es aquí donde se ubica el
problema del meollo del conflicto interno armado como conflicto
regional-local-territorial. No sólo los insurgentes han tenido
claras estrategias de guerra territorial orientadas a derrotar a los
insurgentes, sino que también las han tenido el Estado y el gran
capital hacendista y terrateniente. Aún más. El conflicto interno
armado no ha sido el único que ha afectado a las
economías campesinas, pues el agro, en general, también han
sufrido, de modo particular, los efectos de dos rasgos centrales de
la historia de la sociedad colombiana: de un lado, la existencia
desde 1886 de un Estado estructuralmente contrario a adelantar
y aceptar reformas sociales de hondo calado social[5] y,
por eso, la nuestra, no obstante poseer un desarrollo
económico-tecnológico de renta media alta, es una de las sociedades
del mundo donde más inequitativa ha sido la distribución
de la tierra y, en general, de la riqueza y de los ingresos; y del
otro, desde los mismos mediados del siglo XIX, cuando antes de
la configuración del Estado-nación surgieron los dos partidos
liberal y conservador, cada uno de ellos, con respecto al adversario,
enhebró a sus militantes en la relación amigo enemigos[6], y
de ahí, la historia de odios y venganzas que ha atravesado la
historia de esta sociedad. Por lo tanto para la etapa que se
puede avecinar, habrá que estudiar y precisar el impacto que
históricamente han tenido sobre los Territorios “Tipo
Ideal” no sólo el conflicto interno armado sino las cuatro
deshonestidades de las que, en magnífica síntesis, , nos ha
hablado Alejandro Reyes Posada.
“El
sistema de guerra hecho caer a Colombia en una trampa de
deshonestidad en cuatro dimensiones fundamentales: la
seguridad, la política, la justicia y la captura de la riqueza.
En seguridad la
dirigencia nacional se alió con ejércitos mercenarios privados para
combatir a las guerrillas y sumió al país en la barbarie
paramilitar y la guerra sucia contra los movimientos sociales y los
derechos humanos. En la política,
la simbiosis de los partidos con las mafias de la corrupción pública
y privada impide abir la puerta a los intereses sociales y
comunitarios en la toma de decisiones y derrocha la
inversión social en manos de contratistas que financian campañas.
La justicia se
pretelizó al crear un mercado ilegal de decisiones judiciales que se
venden a quienes pueden comprarlas, mientras la congestión
deja sin solución la gran mayoría de los litigios y los crímenes
quedan impunes. La captura
de riqueza se
inclinó a favor de los mercados ilegales y la violencia de robo,
mientras el régimen de propiedad favorece a los rentistas que han
secuestrado la tierra que por ser baldía estaba destinada a
los campesinos, expulsados a la periferia sin economía ni
estado”. [7]
Un
ejemplo muy ilustrativo de lo que podría suceder en Colombia en esa
posible futura etapa postacuerdos la Habana, es lo que por estos días
de finales de mayo del 2016 está acaeciendo en el Catatumbo-
representativo “territorio-tipo ideal de guerra”- a
propósito de la desaparición o retención o secuestro de la
periodista Salud Hernández. Al recordar el verso de Kavafis “ ¿y
qué será ahora de nosotros sin bárbaros?, el comunicador Mario
Morales ha señalado,
“Hay
que dejar de hablar, aún con firma en La Habana, de la paz en
sentido genérico, para referirnos solo a la negociación con las
Farc, si reconocemos que esa paz, como el país, el territorio, el
poder y hasta las armas no existen de modo integral, sino que están
hechos de pedazos, intereses particulares y bajas pasiones. No son
apenas giros idiomáticos o conceptuales. Se trata de comenzar a
reconocer nuestra precariedad sin tanto júbilo inmortal. Moraleja:
Muestra de ese país con conflictos reciclados son los ríos que se
desvían por intereses carboníferos, casas por cárcel a
‘empresarios’ deprimidos, falsos dilemas entre narcotráfico o
secuestro, niños muertos por inanición o parataxistas que toman
justicia por propia mano. Triste radiografía”.[8]
Pero,
¿por qué hablamos de priorizados “territorios tipo-ideal de
guerra, violencia y de paz” y no del conjunto de ellos? Porque en
la primer etapa postacuerdos La Habana, inviable sería pretender
construir paz, lo que, como ya hemos insinuado en Colombia es algo ya
muy complejo, abordando el conjunto de las territorialidades
históricamente afectadas por la confrontación armada interna, así
como como por la violencia estructural y simbólica que ha
caracterizado a la sociedad colombiana. Habría que comenzar por
aquellas territorialidades en la que estos factores han hecho
presencia por más tiempo, con más persistencia y con
mayores impactos y consecuencias. He ahí donde radica la importancia
de una noción metodológica como la de “territorios tipo ideales”.
El Tipo Ideal es un enfoque metodológico weberiano que
entiende “un fenómeno tipo ideal” como un modelo que lo recoge
en forma pura en sus notas y singularidades más definitorias para
después precisar la medida en que ese fenómeno como
realidad se acerca o se aleja del cuadro ideal.[9] Quizás,
sin referirse a Weber, ese enfoque de los tipos ideales ya ha sido
ensayado en Colombia por la Fiscalía en los estudios realizados
sobre “Delitos Tipos Ideales” de los actores del conflicto
interno armado.
Ya
veremos más adelante cuando abordemos la Propuesta que sobre la
construcción de paz integral en y desde los territorios ha levantado
un grupo de profesores de las Universidad del Valle pertenecientes a
REDUNIPAZ NODO SUROCCIDENTE COLOMBIANO, cómo se podrían priorizar
las áreas estratégicas de acción de acuerdo con el enfoque de
“territorios tipo ideal”.
Hasta
ahora, primera semana de junio del 2016, variopintas han sido las
propuestas de construcción de paz en los territorios y desde
los territorios siendo aquí donde se encuentra el meollo de los
postacuerdos LaHabana, así como de su presente y futuro
político.
Uno
de los primeros enfoques distintos de los del gobierno ha sido
el de las Farc, por ellos denominado TERREPAZ, muy legítimamente
ajustado a sus lógicas históricas de movimiento con poder
territorial en zonas históricas dadas, así como a su actual
situación de fuerza en transición de la guerra a la pacificación.
La Revista Semana ha calificado esta propuesta como con “alguno
aspectos interesante y otros preocupantes”; en resumen
proponen,
La
propuesta de las Farc tiene algunos aspectos interesantes y otros
preocupantes. En pocas palabras proponen: 1) Que se reconozca su
presencia en espacios donde ellos han estado históricamente y tienen
apoyo social. 2) Que esos territorios deben ser espacios para que se
materialice el cese de hostilidades y la dejación de armas así como
la reparación de las víctimas y, por tanto, las sanciones
restaurativas que se deriven de la jurisdicción especial para la
paz. 3) Que en estos territorios puedan vivir tanto los
excombatientes y sus familiares, las víctimas, exmilitares e incluso
exparamilitares, y construir un proyecto autogestionario de
desarrollo sostenible y una activa participación política a través
de cabildos populares. 4). Que estos territorios tengan protección
constitucional y sean excepcionales, extraordinarios y transitorios.
5) Que tengan acompañamiento internacional y veeduría
ciudadana.[10]
Ha
sido claro que más que reinsertarse o incorporarse a la antigua con
taxis en una u otra ciudad y con proyectos productivos acá y
acullá, lo que los farquianos han venido buscando es construir una
nueva forma de llegada y de presencia en la vida social
con una participación muy proactiva en la construcción de paz
en y desde los territorios
Desde
las lógicas del gobierno y del establecimiento de poder se han
insinuado tres posiciones distintas. Como señalamos en nuestro
libro borrador, que hemos venido citando, para una primera
postura, las más frívola de las tres, bastaría hacer una o
dos obras más, de cierto impacto, en los municipios más
afectados o incrementar cuantitativamente lo que, de modo marginal,
el Estado siempre ha hecho en el campo: más escuelas y puestos de
salud y caminos vecinales y distritos de riego y créditos y
asesorías técnicas. Eso estaría bien como complementos pero lo que
se requiere, entre otras muchas cosas, es la más efectiva,
sólida, robusta y auto-sostenida ruralización de la
acción del Estado hasta unos límites a los que éste nunca ha
llegado en la historia rural colombiana ni siquiera con programas
como DRI y PNR. Un horizonte más cercano se despunta desde
el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio para hablar de
una estrategia en la que el protagonismo de organizaciones e
instituciones de las sociedades civiles arrastraron al Estado a la
acción.[11]
Una
segunda postura ha sido la liderada por Sergio Jaramillo, Alto
Comisionado de Paz, quien, de distintos modos y diversos discursos
expositivos, siempre ha resaltado dos puntos: que la paz tiene que
empezar a construirse desde las regiones y que el gobierno debe
estar abierto a escuchar las voces que desde ellas emerjan ya
se trate de los derechos de las víctimas o de los de los
pobladores; en Conferencia dictada en La Universidad de Harvard
en abril del 2014 enfatizó, primero, que garantizar esos
derechos bajo un enfoque territorial exigía instituciones fuertes no
sólo en términos de organizaciones sino también de prácticas y
normas indispensables para la cooperación y la convivencia, y
segundo, que en Colombia no iba a haber otra oportunidad para la paz;
y en algunas oportunidades ha insinuado, de modo suelto,
algunos temas, pero sin que haya presentado una propuesta orgánica y
de conjunto al respecto.[12] Por su parte, el Ministro para el
Posconflicto, Rafael Pardo, en una tercera posición más amplia, ha
señalado que el esquema de Paz territorial “lo tenemos que
construir entre todos. Cada día el país está más centralista.
Nosotros los que estamos aquí, hallamos que tenemos la salida
para las regiones. Termino con un llamado al realismo. En este país
nos encantan las discusiones jurídicas, las discusiones
constitucionales y yo pido que no caigamos en esa falacia
constitucional. En este proceso de paz de lo que se trata es de
cambiar las cosas, de cambiar la realidad, de hacer las
transformaciones necesarias para que la paz signifique algo
trascendental, algo para cada habitante de Colombia. Si no lo hacemos
ahora, entonces ¿cuándo?”.[13] De todas maneras, aunque
Rafael Pardo parte de un enfoque de paz territorial, lo lleva
más allá: que el conflicto va a reactivar la economía; que no se
puede limitar a algunos municipios ni a otorgar beneficios para
los desmovilizados ni a las zonas donde hay conflicto; que debe ser
transversal integrando el agro a la economía; que también debe
cubrir a los municipios donde hubo conflicto, aún a zonas deprimidas
de las grandes ciudades; que “un país en posconflicto es un país
donde todo el mundo está en las mismas condiciones de oportunidad”;
que para iniciar la construcción se debe comenzar con la parte
institucional y que, por eso, en el Ministerio de Agricultura
se acababa de crear “La Agencia de Desarrollo Territorial”
encargada de ejecutar los temas del posconflicto como “un
paraguas del Fondo que recibirá recursos nacionales e
internacionales”. [14]
De
todas maneras, no obstante sus elaboraciones sobre la Paz
Territorial, más conceptuales que programáticas, los personajes del
gobierno es muy poco lo que han avanzado, o, por lo menos,
publicitado, sobre el carácter, alcances y contenidos
concretos de la Paz Territorial. Desde los inicios del 2019, en
un mensaje a todos los gobernadores y nuevos alcaldes, Santos les
dijo que este era el año de la paz y “ustedes serán los
encargados de consolidarla, porque sabemos bien que la
paz se construye en las regiones”[15]; poco después, El
Departamento de Planeación Nacional les recordó a los
mandatarios locales y regionales que debían incluir en sus
respectivos planes de desarrollo los pilares de paz, equidad y
educación y el 21 de enero durante el “Cuarto diálogo para
la planeación regional de un nuevo país” que se realizó en
Valledupar, Planeación Nacional entregó a los territorios
“los lineamentos para la construcción de los planes
para el próximo cuatrienio”. El límite legal para la aprobación
de esos planes venció el martes 31 de mayo. Hasta la fecha el
gobierno ha recibido 24 respuestas y en todas ellas “la palabra
paz”, como una palomita vaga y vaporosa y volátil ha aterrizado en
todos ellas como una especie de sanalotodo envuelto en otras
palabras genéricas ya sobre la seguridad y convivencia ya
sobre la reparación de las víctimas, pero en medio de una enorme
confusión sobre la manera de concretar la paz dentro de
sus planes de desarrollo. Sin embargo, hay casos que denotan
esfuerzos, y así se evidencia en las respuestas de Arauca, Valle del
Cauca, Santander y Tolima. Sólo el gobernador del Cauca expresó que
el enfoque de todo el instrumento de planeación se hacía desde el
concepto de paz, pero de los cuatro ejes estratégicos que
señala- Territorio de paz y para el bien vivir; Generación de
condiciones para la riqueza colectiva; Cauca, cuidador de agua; y
Fortalecimiento de lo público, el buen gobierno y la participación-
ningún tema está desarrollado. En carta del senado Iván Cepeda al
ministro para el Posconflicto, Rafael Pardo, señala que la mayoría
de los departamentos “lo que expresan es confusión sobre la
manera como debería concretarse la paz”; que no existe “una
verdadera preparación institucional para la aplicación de los
acuerdos ni una preparación para trabajar en torno a lo que será la
refrendación de los Acuerdos de la Habana y la
participación de la ciudadanía en el proceso de conversaciones con
el Eln; que aunque algunos expresaron que la paz era un eje
transversal, su contenido parece más una declaración de buena
voluntad; que con la sola excepción de Santander, no existían
referencias precisas de una planeación que permita
identificar qué tipo de énfasis de la política tendrán las
gobernaciones y, sobre todo, que permita identificar cómo se
destinarán los recursos para aplicar lo acordado en la Habana”; y
que el caso de Bogotá, era un capítulo aparte, pues, “convertida
ya en centro de recepción de víctimas y
excombatientes, no era suficiente incluir sólo de nombre dentro de
su plan de desarrollo un programa denominado ‘Bogotá mejor para
las víctimas, la paz y la reconciliación’ “, pues el
análisis de la propuesta entregada señalaba que “la
preparación para el cumplimiento específico de los acuerdos
no es prioridad y ni siquiera existe un alistamiento para
ese propósito”. [16]
El
29 de febrero del 2016, a iniciativa de Sergio Jaramillo, con la
asistencia de 800 personas se realizó en Bogotá La Primera
Conferencia Internacional sobre Paz Territorial con la presencia de
destacados estudiosos como Vijayendra Rao de la India, Jean
Paul Lederach y Jonathan Fox de Estados Unidos y James Robinson de la
Gran Bretaña. En general, el horizonte al alrededor del cual se
enhebraron las Ponencias fue alrededor de la tesis “construir paz
para fortalecer la democracia y la confianza y la convivencia,
así como para construir una nueva institucionalidad”. De todas
maneras, el evento en sí rebasó con amplitud la tacañería de
hacer algunas obras en los territorios más afectados, pues como
evaluó la Revista Semana, en Colombia el llamado postconfclicto está
siendo tratado sólo en términos , “de crecimiento del PIB,
de las carreteras que se construirán y del empleo que tendrán
los desmovilizados. Pero, el verdadero reto de la construcción está
asociado a otras términos, esencialmente políticos: la confianza,
la participación de las comunidades, la democratización de las
instituciones y la vigilancia de los recursos y de las políticas
públicas”. [17]
Y
hay un paquete de terceras propuestas de Paz Territorial asociadas a
distintos sectores del movimiento social por la paz. La que aquí
levantamos es una de ellas, liderada por ECOPAIS-LOS ATISBOS
ANALÍTICOS levantada desde el Nodo de Redunipaz del suroccidente
colombiano como parte del movimiento social por la paz.
En
el ya citado documento de Campo Elías Galindo hay una tesis
explícita, “el territorio en todos los niveles es objeto de
ordenamiento por el capital y por los gobiernos”, pero
también hay una tesis implícita, “el territorio en todos los
niveles puede ser objeto de ordenamiento por las fuerzas
sociales”. Respecto al macro-ordenamiento del territorio que ha
habido en Colombia ha señalado: éste no ha sido más que la
despoblación del espacio rural para llenarlo de pastos y de negocios
capitalistas, acumulando de paso inmensos poderes locales
siendo éste el contexto donde el conflicto armado , a partir de
empujar campesinos a los centros urbanos , se ha convertido en
funcional a las necesidades del capital y sus negocios; si la guerra
en Colombia, de acuerdo con Campo Elías Galindo, se le hubiese
atravesado en forma drástica al proyecto del capital, se habría
resuelto mucho tiempo atrás, se hubiese pactado la paz
a cambio, como hoy, de cumplir parcialmente la legislación agraria.
Por lo tanto, de acuerdo con este autor, para hablar de paz
territorial, primero es necesario desentrañar el proyecto
territorial que subyace a la guerra y no está hablando de ésta como
mera pugna socio-territorial por controlar, de-controlar y
re-controlar territorios, que lo sido, sino de aquella guerra,
que, al vaciar campesinos en los centros urbanos, resultó
funcional al capitalismo agrario. Es hora pues de,
“sincerar
el debate sobre el significado del fin del conflicto y del período
que abre, si es que de verdad va a abrir un período nuevo; lo
otro es seguir con la habladuría de la paz territorial como
una suma de paces pequeñas, localizadas y de escala reducida.
Claro que cada región y subregión ofrecen particularidades
que es necesario atender, pero la intervención mayor, estratégica,
sería un reordenamiento general del territorio que permita rehacer
la sociedad rural sobre bases de equidad y de reconocimiento de
derechos”.[18]
Desde
el observatorio “Violencia y Gobernanza”, varias organizaciones
campesinas, indígenas y afro-descendientes han impulsado un
importante debate-reflexión sobre la construcción de paz en
Colombia y sobre los retos de la Mesa de la Habana.[19] Han
impulsado tres líneas de trabajo: 1. La necesidad de pasar en
Colombia de un modelo multicultural de derechos
diferenciados, que los aísla, a un modelo
intercultural que permita las relaciones entre las distintas
comunidades étnicas; 2. La necesidad de un análisis profundo del
modelo de desarrollo nacional sin creer que el final de la guerra
buscado en la Habana signifique ya un cambio estructural cuando no
sería si no su comienzo ; y 3. La importancia de que las propuestas
que se elaboren para construir paz territorial tengan en cuenta las
iniciativas y ejercicios de paz que en múltiples territorios
ha habido en el país.
2. ¿Cómo
y por donde ha venido despuntando y reganando vigencia en el
país la cuestión agraria?
En
septiembre del 2013 hubo en el país un robusto paro agrario, que más
allá de los muy visibles capitalismo agrario y hato ganadero
le recordó al país que, al otro lado de éstos, todavía existían
en el país una masa de campesinos y unas economías agrarias, que no
obstante su atraso tecnológico y su silenciamiento por los Medios,
eran los que le producían al país el 50% del componente alimentario
de la canasta familiar. En apretada síntesis, así analizamos por
esos días ese formidable e inesperado paro agrario[20],
“Entre
29 de agosto y la tercera semana de septiembre del 2016 hubo en
Colombia un insólito paro agrario frente al que, de cara a sus
resultados, así reaccionó Angel Bastenier del País de Madrid:’
Uno se pregunta ¿qué ha ocurrido? Colombia, la impertérrita,
la que lo asimila todo, se ha desarticulado aparentemente por
el eslabón más débil, el campo, provocando una agitación que no
se conocía desde décadas’. Para acercarse al análisis de este
paro, como contexto, ayuda conocer el diagnóstico que en
el 2011 se presentó sobre Colombia en el Informe Nacional de
Desarrollo Humano de la ONU: En Colombia ‘el modelo de desarrollo
rural construido es altamente inequitativo y excluyente, propicia
innumerables conflictos rurales, no reconoce las diferencias entre
los actores sociales y conduce a un uso inadecuado y a la destrucción
de los recursos naturales’. La progresiva e histórica
concentración de la propiedad rural ha sido una de las notas
centrales de ese modelo: en un extremo, el 13% de los propietarios
acapara el 77% de la tierra y, entre éstos, el 3.6% posee el 30% del
suelo rural; en el otro extremo, el 87% de los propietarios,
posee solamente el 23% de la tierra’. Al aplicarle a la
Política rural de Santos el Enfoque de lo Político- aquel que
permite visibilizar fenómenos de la vida social, que no obstante que
se han venido politizando, sin embargo, no alcanzan a ser
visibilizados ni por ciencia ni por la historia política como
mono-disciplinas- se evidencian tres conclusiones importantes: 1. Que
su gobierno maneja, lo que ha sido algo casi común en el último
medio siglo, dos Políticas encontradas: Una, robusta y visible, para
el capitalismo agrario y el hato ganadero, y otra, raquítica y
marginal y casi invisible, para las llamadas economías
campesinas donde habita el 80% de la población rural; 2. que este
paro agrario ha terminado por convertirse en un macrofenómeno
condensador de los problemas y conflictos y contradicciones del
sector rural colombiano en esta etapa de su existencia; y.3. que en
los meses por venir, los asuntos de este paro agrario, orientado a
construir paz positiva, al lado de los acuerdos de la Habana, sobre
todo orientados a levantar paz negativa, van a ser ejes
centrales del actual debate nacional. Conviene destacar que en las
últimas cuatro décadas el movimiento social colombiano ha sido un
movimiento, tanto en lo urbano como en lo rural, de periódicas
luchas de resistencia y de protestas y de huelgas de calado, más
bien, precario. La más robusta expresión al respecto fue el
paro cívico del 14 de septiembre de 1977 cuando hubo “un
paro-huelga-movimiento-social-ciudadano-popular de honda y airada
protesta” de
un solo día frente al gobierno de López Michelsen, que tantas
expectativas había despertado en las masas con su MRL,
Movimiento Revolucionario Liberal. Hacía, pues, 36 años que
en Colombia no había un paro social de envergadura. Este Paro
nos ha asombrado a muchos, pues no sospechábamos que subyacentes a
la economía campesina no capitalista hubiese una cantidad tan enorme
de resistencias calladas, las de Boyacá y Nariño, por ejemplo, que
fueron emergiendo al escenario político en la misma medida en que se
evidenciaba el fracaso de la estrategia clásica del Estado y del
Establecimiento para enfrentar las protestas sociales. En general, el
gobierno siempre jugó con la legitimidad constitucional de las
protesta, pero, al mismo tiempo, siempre trató de deslegitimarla
ante uno u otro desborde no armado. En un principio el gobierno
esperó que las protestas se fuesen agotando por si mismas bajo el
peso de sus propias inercias. Pero, no, aquí y allá y acullá se
potenciaron nuevas rebeldías campesinas. En un segundo momento,
Santos buscó minimizar la importancia del paro hablando, de modo
despectivo, “del tal paro”, o llamándolo “parito” o, peor,
desconociendo su existencia. Y la respuesta que recibió fue el de
una acelerada generalización de las protestas en otros sectores
rurales productivos y en otras regiones del país. Entró entonces en
acción el ESMAD cuya fuerza y vigor y rabias represivas, como nunca
antes había sucedido en tan gran escala, fue recogido por las redes
sociales, es decir, por el nuevo periodismo de la gente del común.
Fue así como “los medios alternativos pudieron retratar y filmar
de cuerpo entero las violaciones de los derechos humanos y decir las
verdades que siempre ocultaba la gran prensa”. Eso fue posible
gracias a las redes sociales, a la proliferación de cámaras
fotográficas y filmadoras en manos de manifestantes o de simples
ciudadanos. La prensa alternativa digitalizada está planteando al
periodismo tradicional vendido a los conglomerados
político-económicos, una batalla contra sus mentiras y
verdades a medias”.
Cuando
este paro se produjo ya estaban avanzando los diálogos de la Habana
existiendo, aunque con salvedades, un buen número de acuerdos
parciales sobre temas relativos a una reforma rural integral.
Poco a poco se fueron cayendo, o, por lo menos, debilitando, los
mecanismos de silenciamiento que sobre la cuestión agraria los
poderes institucionales y para-institucionales del establecimiento
habían impuesto desde 1972 cuando en los inicios del gobierno de
Misael Pastrana con el Pacto de Chicoral[21] el Estado y los
terratenientes frustraron la tercera posibilidad histórica que
había habido en Colombia de sacar avante una reforma agraria.[22] A
partir de entonces, casi nadie volvió a hablar de este tema, dado
que se consideraba algo obsoleto, pues la salida “natural”
a la cuestión agraria era la capitalista, entonces, los campesinos
tenían que convencerse de que tierra sin capital nada
significaba. Pero, en los últimos cuatro años los colombianos como
que hemos redescubierto el campo. Estuvo el ya citado y
trascendente paro agrario; este 30 de mayo del 2016 ha empezado otro
con 100 puntos de concentración en 27 departamentos como protesta
contra el ZIDRES y el incumplimiento del gobierno de 5 de los ocho
puntos acordados en el paro agrario del 2013[23]; hay ya en la Habana
múltiples acuerdos informales sobre una reforma de la estructura de
tenencia y de uso social del suelo; se han conocido las seis
estrategias de “La Misión para la Transformación del
campo”[24]; se han publicado importantes resultados parciales
sobre el Censo Agropecuario del 2014; pero no obstante todo esto y a
pesar de los Acuerdos de la Habana, el gobierno continúa en
contravía sacando avante Los ZIDRES, que refuerzan la política
rural central del Estado- grandes proyectos agroexportadores y nada
de asignación de tierras para los pequeños campesinos,
aunque éstos, como enorme cosa, son asumidos como socios de
grandes emprendimientos agro-empresariales en calidad de aparceros.
3. Hacia
una Propuesta, todavía genérica, de construcción de paz
territorial desde los Nodos Regionales de REDUNIPAZ, COMO PARTE
DEL MOVIMIENTO SOCIAL POR LA PAZ.
De
entrada, esta propuesta se encuentra atada a la necesidad de diseñar,
impulsar y aplicar una estrategia robusta y coherente de
transformación de los campesinos y de las economías campesinas que,
desde hace más de cuatro décadas, vienen bailoteando en el vacío
o auto-consumiéndose en su propio pellejo o arrastrados
hacia afuera por periódicos intentos de colonización,
que no han hecho otra cosa que apretar los nudos que las han
mantenido atadas y subordinadas al capitalismo agrario sobre todo en
materia de satisfacer sus demandas periódicas de mano de
obra asalariada en las épocas de cosechas. Si por
economías campesinas entendemos la masa crítica de
pequeños productores y arrendatarios rurales que ha habido en
Colombia, por campesinos conceptuamos a esos sujetos - hogares
familiares, sobre todo- atados al campo como espacio
vital de producción y de reproducción y como forma
existencial cultural de vida.
Aunque
en este Ensayo todavía usamos información del Segundo Censo
Nacional Agropecuario de 1970 con proyecciones del Dane para el 2012,
sin embargo, los resultados parciales del Censo del
2014, dados a conocer en agosto del 2015, reafirman el carácter
histórico, y, por lo tanto, movible, de los dos extremos de la
concentración-fragmentación de la propiedad de la tierra en
Colombia: en primer lugar, entre 1960 y el 2014 la frontera agrícola
se amplió, de modo considerable, al pasar de 27 millones de has a
113, crecimiento que fue absorbido por la gran propiedad , pues
las explotaciones de 500 has, en manos del 0.4 de los propietarios,
ocuparon el 41% del área sembrada, pero con una mayor participación
de las unidades con más de 1000 hs; como contraste, las
pequeñas explotaciones se han fragmentado aún más hasta
representar casi el 70% de las unidades de explotación con una
superficie que sólo alcanza el 5% del área sembrada. Esta cifras
sobre la distribución de la propiedad se complementan con las
de sus uso: del total del área para uso agropecuario: el 80% se
dedica a pastos y solamente el 19% a cultivos lo que explica la
dependencia alimentaria de Colombia donde se tiene que importar el
50% del abastecimiento alimentario.[25] Este Censo del 2014
evidencia como más dura de lo que muchos imaginaban 0
mostraban, la situación de la sociedad rural colombiana: no sólo se
ha reforzado la concentración y ha habido mayor
fragmentación de las ya pequeñas unidades productivas menores
de 5 has, sino que solo uno de cada seis campesinos poseen alguna
maquinaria, o sea que el 83% tecnológicamente está en nada, y la
pobreza multilateral ha alcanzado el 45%, esto sin contar a la masa
de indigentes; en el campo el país se raja en acceso a la propiedad
de la tierra, en niveles tecnológicos, en asistencia técnica, en
créditos y en educación; y en analfabetismo, cuando muchas creían
ya casi superado el problema, resulta que el 11.5% de la población
mayor de 15 años es analfabeta y durante el año de
realización del Censo, el 2014, el 20% de los niños y jóvenes
entre 5 y 16 años no asistió a ninguna institución educativa.
Sorprendido
se mostró el presidente Santos al escuchar el 11 de agosto del
2014 al director del DANE presentando los resultados del Censo, y por
eso, olvidadizo de la lógica de los ZIDRES, no pudo más que decir,
“La
paz comienza en el campo. El conflicto armado es producto del campo,
ahí nació, y por eso, si queremos alcanzar la paz en el largo
plazo, tenemos que prestarle mucho más atención al campo”.[26]
En
la agricultura colombiana se pueden diferenciar tres importantes
tipos de empresas: 1.Las Empresas agrícolas capitalistas,
tecnificadas, dedicadas, sobre todo a la producción de materias
primas en una extensión de 8.1 millones de hectáreas de las
51 real o aparentemente cultivadas, que usan trabajo asalariado y, en
ciertos períodos del año, mano de obra proveniente de las economías
campesinas 2. El latifundio ganadero, que
ocupa 38 millones de hectáreas, en un 50% explotadas pero en otro
50% inexplotadas por las razones que sean- afán especulador o
posesión extensiva de la tierra como fuente de poder y de prestigio
social- y que son tierras con vocación agrícola en manos del sector
inmobiliario, que más que en la producción sólo está interesado
en la especulación inmobiliaria como lotes de engorde. Será
este 50% sin explotar, sobre todo, el que deberá entrar
a formar parte del fondo de tierras o sea, del componente
de reforma agraria de la reforma rural integral, que es el primero de
los acuerdos parcialmente pactados en la Habana y que postula
la necesidad de reformar la estructura de tenencia y de uso social de
la tierra. Y 3. Las economías campesinas, conceptualmente
ya esbozadas atrás, que, en alta proporción, están subordinadas al
capitalismo agrario, al respecto la última prueba empírica han sido
los ZINDRES, y que sólo ocupan 4.9.millones de hectáreas. Son
similares en muchos puntos, sobre todo, en lo relacionado
con el horizonte de producción agrícola y de cultura rural en
que se encuentran inscritas pero diferentes en otros (tipo de
producción, etnia y cultura étnica, formas organizativas
dominantes de las bases sociales que las soportan y las mueven,
grado de dependencia del capitalismo agrario…), aspectos éstos que
deben ser muy tenidos en cuenta en el momento del diseño de
las estrategias de construcción de paz territorial de las que son el
actor central. Por otra parte, es en las economías agrarias
donde habita el grueso del campesinado: según Información del
DANE para el 2013, 2l 25% de la población colombiana era rural, o
sea 11 millones y de ellos, 8 millones eran genuinos
campesinos. Ante todo y sobre todo, será, entonces, ésta la
población sujeto de una estrategia de construcción de paz en
y desde los territorios.
De
todas maneras, es sobre todo y ante todo, a partir de ese contexto de
las economías campesinas desde donde se deben comenzar a priorizar
los que hemos denominado “Territorios Tipo Ideal de Guerra,
Violencia y Paz”. En relación con el grado de afectación
por el conflicto interno armado (y por las violencias estructural y
simbólica) Mauricio García ha distinguido en el mapa de Colombia
cuatro tipos de municipios[27]:
1. El
primero es el que denominamos Estado
local en disputa, en donde uno o
varios actores armados compiten con el Estado en la regulación
económica, social y política del territorio.
2. El
segundo es el Estado local
paralelo, en donde un actor armado,
por lo general la guerrilla, domina la parte rural y el Estado se
impone en el casco urbano municipal.
3. El
tercero es el Estado local
cooptado, en donde, a pesar de las
apariencias de normalidad, las instituciones municipales han
sido capturadas por la mafia o por un poder terrateniente o
paramilitar.
4. Por
último está el Estado local
abandonado, en donde no hay actores
armados, pero las instituciones municipales no tienen ninguna
capacidad técnica, política o administrativa para regir los
destinos del municipio.
Tal
como veremos esta tipología de municipios puede ser uno
de los criterios para priorizar los territorios en y desde los
cuales, en la etapa postacuerdos la Habana, si se dan las
condiciones, se podrá jalonar la transformación del país a
partir de los poderes locales, subregionales y regionales.
Pero,
no es que con la simple firma de los acuerdos con las
Farc y aún con los elenos, el país, de modo automático, se
ponga ad portas de un proceso de trasformación de las relaciones
sociales en el campo a partir, sobre todo, de las economías
campesinas. Los obstáculos son grandes, no siendo el menor, la
inspiración tercamente neoliberal de las políticas públicas
colombianas en los últimos 25 años. En una muy actual
entrevista al sociólogo francés Frederic Levaron[28], ayudante de
Pierre Bourdieu, aquel ha declarado que, debido sobre todo a la
crisis financiera global, el neoliberalismo y los proyectos en él
inspirados, han entrado en una “crisis intelectual de creencia”:
habrían perdido gran parte de su vigencia y vigor, pues los
supuestos de “la eficiencia natural del mercado y de un progreso
relacionado con un crecimiento económico liberalizado” se habían
dado de bruces en muchas partes del mundo; pero, por desgracia,
señaló, los que los promueven “siguen estando en posiciones de
poder y continúan intentando promover sus políticas” o,
agregamos ahora, tras un conjunto de gobiernos progresistas de
orientación post-neoliberal han venido regresando , mediante golpes
de Estado de nuevo tipo, al control del poder tal como ha estado
acaeciendo en América Latina. Al terminar la entrevista Lebaron
señaló que en las ciencias económicas se han venido aproximando
dos sectores- de un lado, Pikety, y del otro, postkeynesianos,
neoinstitucionalistas y marxistas, que en alianza y de cara a
la honda crisis en que han entrado el capitalismo financiero y el
neoliberalismo, pueden ser “portadores de un cambio en las
instituciones y políticas económicas”; pero su aproximación
sólo puede ser eficaz si encuentra expresión en el campo político:
en definitiva, precisó, “son los movimiento sociales, los pueblos,
los que todavía tienen la llave de la Historia”. Ni mandado a
hacer este análisis para el caso colombiano. Aquí en Colombia en
concreto, país donde en las últimas décadas el
neoliberalismo se ha reforzado manteniéndose vigente en medio
de gobiernos latinoamericanos anti-neoliberales, la
pacificación acordada en la Habana, sólo logrará medio sostenerse
con “ciertas pequeñas excepciones” aplicadas por el Estado a un
manejo neoliberal de las políticas públicas; entonces, la única
salida sólo podrá ser la de unos movimientos sociales
territoriales, tan robustos y auto-sostenidos como para arrastrar al
Estado a la construcción de paz en y desde los territorios. He
ahí el gran reto de la etapa pos-acuerdos la Habana.
Sin
abandonar todavía la generalidad, aunque mejor direccionada hacia lo
concreto, estos serían los componentes centrales de una Propuesta de
construcción de paz territorial en los territorios y desde los
territorios.
4.1. Diseño
e implementación de un proyecto de Reordenamiento Territorial
del país enhebrado alrededor de la creación de LOS ESTADOS
REGIONALES Y LAS PROVINCIAS.
Se
iniciaría así un proceso de reinvención y de reforma
estructural del Estado colombiano a partir de lo regional, lo
subregional y local. El 24 de agosto del 2007 la redacción de
El Tiempo anunció que ese día eran ya 17 las veces que, desde
la vigencia de la Constitución de 1991, se presentaba al Congreso
una ley orgánica de ordenamiento territorial en procura
de una descentralización en el manejo del Estado. Hasta
ese momento, el manejo territorial de los municipios y distritos se
había hecho mediante la ley 388 de 1997, que era una
normatividad producto de la ley orgánica de Planeación
Nacional, que posibilitaba que las entidades territoriales
definiesen los planes o esquemas de ordenamiento
territorial para efectos del uso del suelo y de los procesos de
urbanización de los poblados. Pero, el proyecto del 24 de agosto del
2007 no pasó de ser más que una ley ordinaria que se sobrepuso, de
modo desarticulado, a un ordenamiento territorial vigente que,
bajo la idea matriz de departamento, venía desde el gobierno
de Rafael Reyes a principios del siglo XX así como como a la
dispersa y amplia pero precaria legislación ya existente en procura
de institucionalizar la descentralización desde lo departamental y
lo municipal. Dada esta situación, la dirección de El Tiempo no
pudo más que destacar,
“Mientras
siga el país en el limbo en materia de aprobar una
ley orgánica de ordenamiento territorial, LOOT, seguramente
el ordenamiento seguirá en manos de los grupos al
margen de la ley, que han realizado su propia reforma agraria
imponiendo con violencia el uso y propiedad del suelo,
creando su propio modelo de desarrollo local, basado en el crimen y
el narcotráfico”. [29]
En
esta ocasión el tono y el contenido de esta declaración de la
Dirección del Tiempo nos permite explicitar una hipótesis que
señala que el ordenamiento territorial de un país no es
un simple asunto técnico sino que las relaciones de poder
entre los actores que se beneficiarán de los distintos espacios de
lo territorial siempre han sido un fenómeno
actuante central.
Para
esa fecha del 2007 ya éramos muchos los que en Colombia rastreábamos
las dificultades y obstáculos para hacer realidad la posibilidad
abierta por la Constitución de 1991 de reordenar territorialmente el
país bajo un Enfoque de Región como matriz política, y no
simplemente administrativa, reguladora de la distribución del
poder y los poderes en los territorios. Al salirle al
paso a las críticas que se habían haciendo sobre las dificultades
para sacar avante una Ley Orgánica de ordenamiento territorial,
desde el 2003 Juan Martín Caicedo había señalado que “no había
sido por falta de voluntad política del Congreso” sino que
el texto constitucional era muy ambiguo, que si el Estado Federal
o el Departamental o el de Provincias o el Municipalista, y que
por eso en la ANC se había producido esa polarización entre
regionalistas liderados por Fals Borda y departamentalistas
bajo la conducción de Rodrigo Lloreda y Gustavo Zafra. Así se
pueden condensar las críticas recogidas por Juan Martín Caicedo:
que no había sido mala voluntad del Congreso sino que la imprecisión
de la Constitución sobre la materia era enorme; que los costos de la
creación de los Estados Federales no eran financiables; que si se
aproximaba un dialogo con la guerrilla había que discutir con ella
un asunto que, por otra parte, no aparecía en su agenda dado que “el
tema no le interesaba en la medida en que buscaba hacer presencia en
todo el territorio nacional”; y finalmente, que la “cultura
departamental” vigente socialmente estaba tan asentada que,
por ejemplo, la gente podía gritar “Viva el Valle! pero no, ¡Viva
el Suroccidente colombiano! [30]
Pero
en el 2011, en el primer año del presidente Santos, llegó
efectivamente una así llamada “Ley Orgánica de
Ordenamiento territorial” (LOOT)[31]. Por décima
octava vez retornó al Congreso ese proyecto de ley,
“por la cual se dictan normas orgánicas sobre ordenamiento
territorial y se modifican otras disposiciones”). Como central
apareció una noción, la de región, pero no como matriz de un
nuevo ordenamiento territorial del país, sino bajo una concepción
instrumental: la Región como espacio para la Planificación y la
Gestión. Sobre la materia, esto fue lo que escribió El Ministro de
Interior y de Justicia, Germán Vargas Lleras, en la Introducción
de la LOOT:
“Las
regiones que deseen convertirse en entidades territoriales,
previamente deben transitar, de conformidad con el espíritu de la
Constitución, una etapa de preparación como Regiones
Administrativas y de Planeación”.
Para
justificar esa sacada del cuerpo a un efectivo y progresista
reordenamiento territorial, el gobierno movió la frenada tesis
de que se trataba de “una ley de mínimos” que requería otros
“mínimos”; había que dejar para más adelante el Enfoque de
Región desde lo político, por ahora había que ensayar con la
noción “como asociación de departamentos”, como Región
Administrativa para la Planeación y la Gestión. En el 2014
cinco departamentos, que cubrían el 14% del territorio nacional y
poseían el 40% de la riqueza- Cundinamarca, Bogotá, Boyacá, Tolima
y Meta- animados por ese espíritu asociativo y después de 10 años
de reuniones, se unieron para crear La Región Central como Región
Administrativa y de Planeación, RAPE[32]; el suceso no tuvo mayor
impacto y como que, desde un principio, careció de nervio político
aún en su misma etapa de despegue. En un substancioso documento,
Luis Fernando Acevedo, arquitecto de la Universidad Nacional de
Manizales y candidato doctor en Urbanismo, escribió,
“La
verdad es que la historia de la legislación sobre ordenamiento
territorial se ha construido bajo esa concepción asociativa de
departamentos, aplazando siempre la visión integral y de
lineamiento estratégicos que la articulan. Bajo ese criterio, este
proyecto de ley no alcanza a ser orgánico y mucho menos de
ordenamiento territorial, pues como se demostrará, el territorio
brilla por su ausencia”. Por variadas razones caracteriza la
iniciativa legislativa como “apresurada y sin fundamentos
conceptuales”, amén de que iba a ser fuente de nuevos conflictos
socioterritoriales, sobre todo ambientales; sobre todo cuestiona: 1.
“La ausencia de una visión integral sobre la sostenibilidad
como eje estructural de las relaciones entre la naturaleza y
la cultura, lo que es base de la conformación de territorio”; 2.
“Hay una ignorancia explícita sobre el reconocimiento de la
diversidad del territorio colombiano”; 3.”La negación de
hecho y de derecho de la diversidad cultural de la nación en
cuanto a sus características multiculturales; 4. “la
persistencia en ignorar la región como tendencia y
expresión universal de una nueva manera de ordenar y
administrar el territorio”; 5.”Mientras el gobierno abre
todas las posibilidades de relacionamiento de la nación con el
capital privado global garantizando una especie de
‘supraestado’…condena a los connacionales como incapaces de
encontrar nuevas y flexibles formas de organización regional”;
6. “El acercamiento a un nuevo centralismo al darle
prerrogativas especiales a la Región Administrativa entre
Bogotá, Cundinamarca y departamento contiguos”; y 7. “ No
parece ser una característica de ‘buen gobierno’ despachar una
ley de tanta trascendencia con un proyecto que por sus
características, se parece más a una alternativa burocrática.
..Pareciera que después de 200 años de independencia, el país
seguirá siendo la gallinita de los huevos de oro del mundo
industrializado. Entre
tanto, la posibilidad de contar con una LOOT que entienda la
importancia del territorio como una oportunidad para lograr la paz en
Colombia, parece que seguirá aplazada”.[33]
Entonces,
tras 25 años de vigencia de la Constitución de 1991 y tras 18
ocasiones de intentarlo en Colombia no ha sido posible sacar avante
un esquema de ordenamiento territorial bajo el Enfoque de la creación
de los Estados Regionales. La última vez que en Colombia se intentó
en serio aproximar una decisión político-legislativa a
su realidad socio-geográfica como país de regiones fue
en 1908 durante el Quinquenio de Rafael Reyes[34]; en la
realidad, con ligeros cambios, en lo básico ese ordenamiento sigue
vigente no obstante la Constitución de 1991 y no obstante el
carácter obsoleto y anti-político de la noción de departamento.
Destacable
es la dimensión política tanto de los territorios como del
asunto de la propiedad, uso y disfrute de tierra; cuando hablamos de
estos fenómenos siempre estamos asumiendo la existencia
de actores que ejercen sobre ellos actos de domino y de
poder.[35] Claro que el Estado es el regulador de esa
posibilidad de ejercicio de acciones de poder y como ningún Estado,
ya sea de clase o de ciudadanía, es neutro o aséptico,
siempre se moverá considerando el poder real de los
sujetos que se benefician de una u otra “parcela” de los
territorios. Por ejemplo, en Colombia ha sido el Estado el que
apretado por el poder real de la gran propiedad territorial, ha
aceptado que sus propietarios gocen de tan bajos niveles impositivos
como ha sido también el que, de cara al bajo poder de las economía
campesinas, ha aplicado fuertes castigos fiscales a los colonos
que buscan formalizar la propiedad de tierras que ellos
han valorizado producto de su trabajo. Digamos, entonces, como
hipótesis – que empíricamente podríamos encontrar probada
en el conjunto del trabajo de Darío Fajardo, nuestro mejor
investigador interdisciplinario de la cuestión rural[36]-, que la
vigencia y perpetuación en Colombia de un ordenamiento
territorial en el que la matriz es la noción obsoleta de
departamento, ha sido muy funcional a la imposición en el agro
colombiano de las siguientes movimientos tendenciales: 1. a la
progresiva concentración y minifundización de la propiedad rural;
2. al incremento del área de tierra dedicada a la ganadería
extensiva; 3. a la disminución progresiva del componente de
alimentos de la canasta familiar nacionalmente producidos; y.
4. al “vaciamiento poblacional del campo” dada la expulsión-
por lo general con despojo de la tierra- sufrida por las
economías campesinas.
Entonces,
en la posible etapa de posAcuerdos La Habana, una de las vías para
empezar a enfrentar estos cuatro problemas centrales es por la
de un nuevo ordenamiento territorial que, al crear los Estados
Regionales y las Provincias como matriz del proyecto, propicie la
organización democrática de los territorios recogiendo todas
las experiencias acumuladas a través de las cuales muchas
comunidades- en Caquetá, Putumayo, Catatumbo, Meta, Valle del río
Cimitarra etc- han realizado ya un excelente aprendizaje en materia
de asuntos relacionados con el reordenamiento territorial
(democratización del acceso a la tierra, producción de alimentos,
protección de los suelos y de las semillas y de las fuentes de agua
etc.) [37]
4.2. Hacia
una mirada crítica de las 8 REGIONES propuestas por Orlando Fals
Borda.
Como
resultado del intenso trabajo realizado por la Comisión de
Ordenamiento territorial entre 1991 y 1994 Orlando Fals Borda planteó
la existencia de OCHO REGIONES SOCIODEMOGRÁFICAS, que
darían base para la creación de las Regiones y Provincias,
aunque para la Región No 8, la de La Amazonía donde predominan las
Comunidades Indígenas, señaló que “allí no puede haber ‘Estado’
al estilo occidental”. Para Fals los criterios culturales e
históricos asociados a las bases sociales de los poblamientos son
esenciales para definir regiones cuya delimitación no pueden quedar
simplemente a merced de razonamientos puramente económicos,
ecológicos o desarrollistas y por eso, al conceptuar, un
ordenamiento territorial recoge una concepción integral basada en
tres componentes: el político-administrativo-la organización de los
poderes públicos en función del territorio-, el ambiental- que liga
la idea de territorio a la de medio ambiente y paisaje, así como a
factores ecológicos en una especie de “región natural” y el
geopolítico- los criterios culturales e históricos asociados a las
bases sociales de los poblamientos-. En síntesis precisa, 1. “lo
más esencial de aquello que caracteriza a cada región como producto
de la decantación sociocultural de nuestra historia”;2. el
equilibrio regional que busca “combinar los recursos,
potencialidades y talentos humanos de departamentos ricos y pobres
para impulsar el progreso de los pueblos”; y 3.reitera lo histórico
cultural que cohesiona todas las regiones, “lo que puede seguir
uniéndonos dentro del todo colombiano: la certeza de que la
diversidad es vida y de que Colombia, entre los países del
mundo, tiene la inmensa ventaja de esa pluralidad, riqueza que hay
que defender y estimular”. [38].
Esto
no obstante, en el ya citado texto en el que presenta las 8 Regiones
privilegia el criterio asociado a lo histórico cultural, el Ethos,
haciendo también referencia al equilibrio regional. De todas
maneras, la propuesta de Fals Borda debe ser recogida para
reflexionarla y desarrollarla sobre todo si, como es el caso nuestro,
estamso pensando en la creación de los Estados Regionales.
Estas son las 8 Regiones de Fals:
4.2.1. Región CARIBE[39] (en
principio conformada por los departamentos continentales de la Costa
Atlántica- Guajira, Magdalena, Cesar, Atlántico,
Bolívar, Sucre y Córdoba y Asociado San Andrés, Providencia y
Santa Catalina-. Allí hay por lo menos 10 Subregiones, incluida
San Andrés con su herencia anglosajona y protestante”. Los
caribeños son distintos, pero a todos subyace “un ethos expansivo
y eufórico” amén de que, para muchos costeños, “el presente es
lo más importante en la vida”, pues el futuro no sería planeable.
A veces da “la sensación de alegre e irresponsable”, pero
no es así, es, más bien “dejao”, “un ser realista que se
adapta al ritmo de la vida inmediata, que sabe vivir y dejar vivir”.
Son, además, creativos e imaginativos y proclives “a la autonomía
y al separatismo”, pero “miran al Caribe como región
afín”. “De la apertura cultural y económica hacia los
componentes de nuestro mar interior va a depender en gran medida el
futuro de la Región Caribe y su fuerza como unidad territorial, una
vez se dé vía libre a la ley orgánica”.
4.2.2. Región PACÍFICO
NORTE[40] (en principio conformada por los departamentos de
Antioquia, Caldas, Risaralda y Quindío, a los que se
añadiría el Chocó “por el principio del equilibrio regional”.
Como pueblo “emprendedor, migrador y comerciante” caracterizó
en 1934 Luis López de Mesa a sus paisanos; en muchos ámbitos ,
desde el cultural hasta el del sicariato, desde la fonda hasta la
parroquia y el pueblo, se puede observar que “la mujer-madre
es la columna vertebral de la cultura antioqueño” destacándose
también “un cierto individualismo equiparable a la ética
empresarial calvinista”. “Hay, pues, egoísmo y altruismo,
atomismo y comunalidad, lo sacro y lo profano compartidos en la
personalidad del ‘paisa’, de allí su dinamismo emprendedor y la
tensión vital que despliega”. Esa multiplicación antioqueña y la
difusión de su cultura han tocado todos los entornos del
departamento original, entre ellos el sur de Córdoba y el vecino
Chocó donde a los ‘paisa’ les espera un reto particular:
“modificar substancialmente la filosofía de la colonización
salvaje del hacha y la motosierra por otra respetuosa de la selva y
de los tradicionales habitantes de ésta”.
4.2.3. Región ANDINA
NORTE[41] (en principio conformada por Santander del
Norte y del Sur) cuyo “prototipo es el del hombre
valiente y guerrero que es, al mismo tiempo, radical, independiente y
laborioso” rasgos que también comparte la mujer. “Allí se
iniciaron las guerras civiles más duras del siglo XIX, pero “también
se expidieron las Constituciones más idealistas e
innovadoras”. La región presenta muchas diversidades subregionales
porque allí las provincias- Ocaña, Pamplona, Cúcuta, Vélez,
Girón, Socorro, San Gil, Rovira y Mares- nunca murieron. “También
allí todavía “se encuentran expresiones de una masculinidad cruel
y violenta que se manifiesta hasta en la familia”, pero, de todas
maneras, “los santandereanos han creado un ethos
inconfundible como conciencia política de la nación).
4.2.4. Región ANDINA
CENTRAL (en principio conformada por Bogotá,
Cundinamarca y Boyacá: “con los herederos del
imperio muisca se trama una psicología especial que, según
observadores, hace del hispano chibcha un ser reservado y montuno de
risa asordinada, que cultiva sus pasiones calladamente”; de ahí la
hipótesis de “la melancolía de la raza indígena, que no h dejado
de influir en la historia de esta región. Sin embargo, esta
hipótesis h perdido fuerza, pues es bien conocida que tienen
los boyacenses de “buenos trabajadores: “son gentes de
minifundios productivos que se han venido pulverizando por la
herencia familiar y el monopolio de las haciendas”. En la
actualidad, La sabana de Bogotá se siente amenazada por nuevas
fuerzas de concentración de tierras y “la destructiva tecnología
de la floricultura”. Bogotá se ha convertido en un monstruo y “sus
tentáculos multiformes y caóticos amenazan no sólo a la
sabana circundante sino también al ethos hispano-chibcha que le
infunde personalidad e identidad propias. Por eso hay que
producir otro tipo de matrimonio entre el departamento y el distrito,
distinto al antifuncional connubio existente”.
4.2.5. REGÍÓN
ANDINA SUR[42]: Se trata del antiguo Gran Tolima e incluye los
actuales departamentos de Tolima e Huila: dicen que el pueblo “opita
es apacible” pero no “bobo”, “puede llegar “a iracundo
cuando se lo hiere en su concepto del honor”. Pero, “también
el pueblo grandotolimense… es el más celoso guardián de la música
y el folclor nacionales…El equilibrio inestable entre la paz y la
guerra, en el que milagrosamente ha tendido a prevalecer
la primera, se ha percibido en momentos críticos como en el de la
violencia de 1948. Entonces hubo destellos de hidalguía y altruismo,
como el de los liberales que escondieron en sus casas a conservadores
perseguidos”.
4.2.6. REGIÓN
PACÍFICO SUR[43]: son los herederos del
Gran Cauca, Valle, Cauca y Nariño. De todas maneras, no tienen, en
el lenguaje de Fals Borda, “un ethos común”, pero es un mosaico
cultural “de los más ricos de Colombia”: “Se trata de un
cinturón de litoral del Pacífico habitado por afrocolombianos en su
mayoría; una zona triétnica en la serranía y por todo el
Valle del Cauca; y una zona indio-mestiza que e extiende por la
Cordillera Occidental y Central y llega hasta el Tolima…”. “De
ahí surge el mito del valluno alegre y del caucano serio, además
del recato ingenuo y servicial del pastuso.”
4.2.7. REGIÓN
ORINOQUIA[44]: se trata de la Región llanera
conformada esencialmente por Arauca, Casanare, Meta y
Vichada, y marginalmente (con selva amazónica al sur Guaviare y
Vichada con dos grandes épocas en su conformación
territorial: “La primera se remonta a la Colonia,y allí se enraiza
la cultura llanera clásica, la de los joropos de tres días, pisillo
de carne seca, el arpa y el cuatro introducidos por los misioneros, l
plátano topocho y el chimú de tabaco para espantar culebras”; “La
segunda, la contemporánea, ha sido descrita por Alfredo Molano como
una colonización-crisol de pueblos diversos, que van formando desde
el piedemonte una compleja sociedad emergente. Aquí se empieza a
desdibujar la cultura llanera clásica, con la llegada de campesinos
andinos, especialmente los desplazados por la violencia, y con
empresarios que introducen lA agroindustria (sorgo, palma, arroz), la
acerca de alambre y la coca”. “El crisol de Orinoquia todavía es
muy dinámico. Nuevos recursos-petróleo y gas-se descubren, lo que
le lleva a articularse más con el resto del país. Siguen llegando
colonos y trabajadores dispersos…Pero de los llaneros autonómicos
dependerá que persista el sello propio de la Orinoquia, el de la
lucha histórica por la libertad, por la siempre serán
recordados en el resto de la comunidad colombiana.”
4.2.8. REGIÓN
AMAZONÍA[45]: Se trata de los departamentos
del Caquetá, Amazonas, Putumayo, Vaupés, Guaviare y sur del
Guanía, en lo histórico marcados todos por “sufrimiento
étnico” infringido por “horripilantes masacres de la peruana
Casa Arana por el control del caucho y las desecraciones de
territorio indígena por invasores ‘blancos’ de alma depravada”.
Desde el punto reorganizativo, “allí no puede haber ‘Estado’
al estilo occidental. Otra filosofía territorial, que es al
mismo tiempo ambiental y cultural, está la orden del día para
llegar a lo que se ha dado en llamar `desarrollo sostenible”; no
conviene ver a la Amazonía fragmentada por límitesarbitrarios, como
en los actuales departamentos. “Se trata de un pasado que deberá
superarse con la ley territorial, al permitir reorganizar entidades
territoriales indígenas además de los viejos resguardos para
alrededor de 100 etnias y 100.000 habitantes por allí dispersos o
viviendo en malocas”. “La defensa del bosque húmedo
tropical es un imperativo universal, en lo que los indígenas son los
más competentes. Debemos aprender de ellos y de su formas de vida, y
respetr lo que saben. Antropólogos respetables como
Reichel-Dolmatoff lo han investigado, para concluir que tribus como
la de los Desana o Tukano “tiene una concepción del
cosmos, del tiempo y de la humanidad que admiran por su coherencia y
belleza simbólica”.
5. VEINTIUN
TERRITORIOS TIPO-IDEAL DE GUERRA, DE VIOLENCIA ESTRUCTURAL Y
SIMBÓLICA Y DE CONSTRUCIÓN DE PAZ.
Para
la delimitación de un “Territorio Tipo-Ideal de guerra,
violencias y paz” se han tenido en cuenta los siguientes
criterios: 1. Sobre todo y ante todo, la presencia regular de actores
armados ilegales condición en que han caído los miembros de las
Fuerzas cuando han hecho guerra por fuera de la Constitución y las
Leyes; 2.existencia de centros de producción de drogas
ilícitas; 3. abandono o baja presencia social del Estado; 4.agudos
niveles de pobreza expresados en altos índices de necesidades
básicas insatisfechas NBI; 5.existencia de territorios volátiles
hoy en manos de un actor y mañana en las de otro , y 6. sobre todo,
en lo últimos cuatro años, fuertes protestas sociales. En este
trabajo no nos detenemos en los criterios 3 y 4 porque estudiado ha
sido ya con suficiencia el carácter residual de las Políticas
rurales del Estado así como la situación de pobreza social
generalizada de los 8 millones de campesinos que habitan en el campo.
No es que esta situación sea la causa del conflicto armado pero sí
es un importante telón de fondo que lo ha acompañado y
alimentado. En lo referente a las protestas sociales, los dos
substantivos paros agrarios que ha habido no han sido obra de
agitadores urbanos. Y en cuanto al criterio 2 sobre la existencia de
centros de producción de droga, habría que decir que en las últimas
cuatro décadas casi no ha habido porción de los territorios de
guerra en los que, bajo algún forma, no haya hecho presencia el
asunto del narcotráfico. Al respecto una sola indicación, al tomar
en cuenta los 22 departamentos que en el 2014-2015 fueron
trabajados en el censo de la coca, sólo en tres–
Caldas, Cundinamarca y Guajira- no se detectaron cultivos. Entre
Nariño que en el 2015 ocupó el primer lugar con 17.285 hectáreas
sembradas y Chocó que con 1741 ocupó el noveno,
en los puestos intermedios estuvieron Putumayo, Santander del Norte,
Caquetá, Cauca, Guaviare, Meta y Antioquia; el puesto 10 lo ocupó
Bolívar con 1566 hs correspondiéndole el 15 Vaupés con
109 encontrándose en los intermedios Valle del Cauca, Córdoba,
Vichada y Amazonas; finamente poca significación tuvieron Guanía
con 66 has, Santander del Sur y Boyacá. Entre el 2013 y
el 2014 reducciones drásticas en la producción hubo en
Vichada (-28%) y Santander del Norte (-66%).[46] Estos han
sido los espacios que hemos priorizado como “Territorios
Tipo-Ideal de guerra, de violencia estructural y simbólica y
de construcción de Paz”:
5.1. Para
la Región Falsiana de REGION CARIBE en una
primera aproximación podemos priorizar tres:
(1).
LOS MONTES DE MARÍA: subregión
compuesta por 8 municipios de Sucre- Ovejas, Los Palmitos, Morroa,
Coloso, Chalán, Toluviejo, San Onofre, San Antonio de Palmito- y 7
de Bolívar- Carmen de Bolívar-municipio epicentro del conflicto- ,
San Jacinto, San Juan Nepomuceno, El Guamo, María la Baja,
Zambrano y Córdoba; esta región es conocida como Serranía de San
Jacinto cubriendo unos 2.677 K2 de Bolívar y Sucre.[47]
(2). LA MOJANA: esta
Subregión está integrada por 13 municipios, así: Caucacia y Nechí
(Antioquia), Achí, Magangué y Montecristo (Bolívar), Ayapel
(Córdoba), Caimito, Guaranda, La Unión, Majagual, San Benito Abad,
San Marcos, Sucre (Sucre)[48]. Y
(3). MAGDALENA
MEDIO: son
30.177 Kts2 o sea el 2.64% del área total del país para un total de
35 municipios pertenecientes a los departamentos
Magdalena, Antioquia, Bolívar, Cesar y Santander, aunque también
toca en menor escala a Caldas, Boyacá, Cundinamarca y Tolima.
Se trata de un extenso Valle interandino formado por río Magdalena
entre los rápidos circundantes de Honda y la entrada del río a las
llanuras costeras del Mar Caribe o sea entre La Gloria Cesar en el
norte y Puerto Nare Antioquia en el sur. Comprende 35 municipios con
muchas diferencias culturales, así: Antioquia (Caracolí, Maceo,
Puerto Berrío, Puerto Nare, Puerto Triunfo y Yondó; Bolívar
(Arenal, Cantagallo, Morales, Norosi, Regidor, Río Viejo, San Pablo,
Santa Rosa del Sur y Simití); Boyacá (Puerto Boyacá); Cesar
(Aguachica,Gamarra, La Gloria, San Alberto, San Martín); Santander:
Barrancabermeja, Betulia, Bolívar, Cimitarra, El Carmen de Chucurí,
El Peñón, Landáruzi, Puerto Parra, Puerto Wilches, Rionegro,
Sabana de Torres y Simacota). Desde hace 20 años sea venido hablando
de la creación del departamento del Magdalena Medio.[49]
5.2. Para
la Región Falsiana de PACÍFICO NORTE hemos
priorizado 5:
(4). MUNICIPIOS
DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO. En municipios ubicados en la
autopista Medellín-Bogota como Puerto Berrío, Granada, La Unión,
Sonsón, San Carlos, Nariño, Argelia y San Rafael, no obstante con
un panorama actual un poco distinto, demorada va a ser la
reconstrucción de su tejido social dada la intensidad del
impacto que sufrieron entre los dos milenios en materia de
desplazamiento forzado- más de cien personas entre
1995 y el 2006- secuestros, minas antipersonales, falsos positivos,
reclutamiento de menores y furibunda confrontación armada entre las
guerrillas, los paramilitares y el ejército[50].
(5). EL
URABA ANTIOQUEÑO. En Katío Urabá significa “tierra
prometida” y sus 11 municipios – Arboletes, Apartadó, Carepa,
Chigorodó , Mutatá, Murindó, Necloclí, San Juan de Urabá, San
Pedro de Urabá, Turbo y Vigía del Fuerte- lo serán cuando gestada
la paz, el Estado regional democrático en el que quede inscrito en
el futuro potencialicen las inmensas posibilidades y riquezas y
empujes humanos actuales de una subregión donde han tenido
lugar las mayores barbaridades de la guerra; en las últimas décadas
en Colombia ha sido el más perfecto Estado Ideal de guerra y
de barbarie.[51]
(6). REGIÓN
DEL BAJO CAUCA ANTIOQUEÑO: ubicada en Antioquia
en los límites con Córdoba y Bolívar por allí pasa el corredor
que une el Catatumbo con el Urabá antioqueño. Ha tenido como
epicentro los municipios de Tarazá, Bagre y
Cáceres con múltiples actores desde los años 70 y en el
90 llegaron los paramilitares y luego el Bloque de Mineros y el
Bloque central de las AUC. Desmovilizados los paramilitares, hicieron
presencia los Rastrojos, Paisas y Urabeños quienes, con las Farc y
el Eln, en la actualidad se disputan el control territorial de la
región.[52]
(7). UN
GRUPO DE MUNICIPIOS DEL EJE CAFETERO: Hasta
mediados de la década del 90, en Colombia el Caldas Grande-Caldas,
Risaralda y Quindío- gracias al para-estado llamado Federación
Nacional de Cafeteros, fue sinónimo de calidad vida-
presentaba los índices nacionales más bajos de necesidades básicas
insatisfechas- hasta que por esos años vinieron la crisis
cafetera y un agroturismo que no despegaba, y entonces llegó también
la pauperización acelerada de una hasta entonces sólida
clase media. En ese contexto, a partir de 1995, llegaron las
Farc y el Eln y el Elp cuyo impacto más fuerte sobre la región
estuvo dado por desplazamiento forzado de la población. Desde
allí podían afectar a la economía colombiana en su conjunto
mientras en el Quindío buscaban controlar la vía al Pacífico y la
transversal vial más importante del país en los límites con el
Tolima. Notorio y notable fue el impacto de un desplazamiento que,
en el Caldas Grande se quedaba, sobre todo, en el propio
eje cafetero. En el nororiente de Caldas los municipios de Samaná,
Pensilvania, Norcasia y las zonas de San Diego y
Florencia fueron los más afectados y en Riosucio en
el occidente caldense el mayor impacto lo sufrió el
pueblo indígena Emberá; en Pueblo Rico
Risaralda lo fue la población
afrocolombiana mientras que en el mismo departamento
fue Quinchía el municipio más afectado.[53]
(8). MUNICIPIOS
DEL CHOCÓ: una Región que en sus cinco subregiones tiene a
21 de sus 31 municipios impactados, en distinto grado, por el
conflicto interno armado, no puede sino ser un importante
“Territorio Tipo Ideal” de guerra. Estos son esos 21 municipios:
a. Bajo Atrato o Urabá Chocoano (Acandí, Unguía, ); b. Litoral
Pacífico (Juradó, Bahía Solano, Nuqui, Alto Baudó, Bajo Baudó);
c. Medio Atrato(Quibdó, Riosucio); d. Alto Atrato(El Carmen, Lloró,
Bagadó); Alto, Medio y Bajo San Juan (El Cantón de San Pablo,
Itsmina, Tadó, Condoto, Nòvita, San José del Palmar, El Litoral de
San Juan).[54]
5.3. Para
la Región Falsiana de REGIÓN ANDINA NORTE HEMOS PRIORIZADO
2:
(9). LOS
11 MUNICIPIOS DEL CATATUMBO: El Tarra, Tibú, San Calixto,
Convención, Teorama, El Carmen, Hacarí, Sardinata, Zulia, La Playa
y Ocaña: en esta extensa y rica Región, hermanados se encuentran
todos los días los cinco factores que más pueden incidir en
la configuración de un “Territorio Tipo-Ideal de guerra”: a.
presencia de todos los grupos armados ilegales; b. existencia de
centros de producción de drogas ilícitas; c. abandono del
Estado; d. agudos niveles de pobreza; d. existencia de territorios
volátiles hoy en manos de un grupo y mañana de otro; y d. y en los
últimos años fuertes protestas sociales.[55]
(10). EL
MAGALENA MEDIO SANTANDERENO: Aunque en nuestra
tipología de Territorios Ideales de guerra Bucaramanga y zonas
contiguas ya aparecieron como parte del Magdalena Medio, sin
embargo, creemos que por la importancia central que el conflicto
armado ha tenido en esta subregión, este puerto debe ser objeto de
un tratamiento especial como “territorio de guerra, violencia y
paz”; en el casco urbano de la ciudad, 10 de sus barrios han
sido el disco duro de esa pugna territorial.[56]
5.4. Para
la Región Falsiana de REGIÓN ANDINA CENTRAL hemos
priorizado 2:
(11). CIUDAD
BOLÍVAR (Bogotá) como “Territorio Tipo-Ideal de desplazados y de
Construcción de Paz”. En Bogotá una de las principales
expresiones del Conflicto interno armado es la recepción de
población en situación de desplazamiento. Se trata de una masa
crítica de 400.000 personas que, re-victimizadas, discriminadas y
rechazadas, deambulan por las calles de Ciudad Bolívar
(17%), Kennedy (10%), Bosa (10%) Usme (7%), así como por las de Suba
y Rafael Uribe Uribe.[57]; 11
(12). SUMAPAZ: Población
convulsionada entre 1930 y 1940 por las luchas agrarias, un sector de
Sumapaz se amnistió al llegar a la Presidencia El General Rojas
Pinilla, pero otro sector, el llamado de los comunes, impulsó “la
guerra de Villarrica”, que produjo los primeros desplazamientos
hacia territorios de retaguardia, que en 1960 fueron llamadas “Las
Repúblicas Independientes”. Entre 1970 y 1990 las Farc lograron
posicionarse en la zona, que se constituyó en el epicentro militar y
político del llamado sitiamiento farquiano a Bogotá. Cuando Uribe
Vélez llegó a la presidencia en el 2002 Sumapaz fue la punta de
lanza del inicio de la Política de Seguridad democrática[58]. De
todas maneras enorme ha sido el significado simbólico, militar y
político de Sumapaz y zonas contiguas.
5.5. Para
la Región Falsiana de REGIÓN ANDINA SUR hemos
priorizado 2:
(13) EL
SUR DEL TOLIMA: esta subregión sur, tanto suroriental
como suroccidental, continúa siendo un bastión de gran
relevancia simbólica- allí se encuentra
Marquetalia vereda de Planadas donde fueron fundada
las Farc- como estratégica- por allí pasan las cordilleras
oriental y occidental, que son dos corredores estratégicos de
acceso al Paramo de Sumpaz el primero y al Huila, Eje cafetero, Valle
y Cauca el segundo. Entonces, los 26 municipios de esta subregión
del Tolima (Alpujarra, Dolores, Villarrica, Prado, Purificación,
Cunday, Icononzo, Melgar, Carmen de Apicalá y Suárez en la zona
surororiental, así como Rovira, San Antonio, Ronsosvalles,
Chaparral, Planadas, Ataco, Natagaima, Coyaima, Ortega, San Luis,
Valle de San Juan, Saldaña, Flandes, Guamo, Espinal y Coello en la
parte suroccidental) deben ser objeto de un trabajo especial de
construcción de paz en y desde los territorios.[59] y
(14): TRECE
MUNICIPIOS DEL NORTE Y CENTRO DEL HUILA : en
este 2016 , por lo menos, trece municipios de esta parte del Tolima
Grande, hacen parte del actual territorio de guerra: Neiva, Gigante,
Pitalito, Garzón, Acevedo, Barichara, Suaza, Colombia, Tello,
Rivera, Campoalegre, Algeciras y Hobo; en especial hacen parte del
norte y centro del departamento siendo Neiva, Colombia,
Algeciras y Palermo, los cuatro municipios ya seleccionados
para el trabajo de construcción de paz en la por el gobierno mal
llamada etapa postconflicto.[60] Las Farc han sido siempre el
grupo preponderante. En lo estratégico la subregión es muy
importante, pues es el cruce d cuatro corredores estratégicos, que
comunican el sur y el Pacífico con el centro del país.
5.6.
PARA LA REGIÓN FALSIANA DEL `PACÍFICO SUR hemos
privilegiado 3. De acuerdo con algunos cálculos[61] de los 276
municipios sugeridos como cabeza para trabajar la etapa postacuerdos
la Habana 52 están ubicados en Valle, Cauca, Nariño, o sea el
18.8%, con vulnerabilidad extrema 19, con alta 11 y con media alta
22. De acuerdo con nuestro Enfoque de ordenamiento territorial, el de
la creación de los Estados Regionales, el Putumayo, por razones
político-administrativas y geopolíticas y de equilibrio regional
debería hacer parte del Estado del suroccidente colombiano, aunque
respetando el criterio de Fals de que esta subregión, por el peso de
que en ella tienen las comunidades indígenas y afrodescendientes no
se ajustaría al Modelo de Estado occidental. De ser así, ese
porcentaje del 18.8% se elevaría de modo considerable, pues habría
que incluir, por lo menos a 9 de los 13 municipios de ese
departamento con lo que el porcentaje se elevaría a al 22%.
(15). LA
SUBREGIÓN DE TULUA Y CARTAGO: a partir del proceso de
confrontación que se exacerbó en el Valle a finales del siglo XX,
en esta región fueron tomando forma tres importantes
subregiones[62]. La vía Panamericana ha interconectado la Región
plana que se extiende entre Cali y Cartago pasando por Palmira,
Tuluá, Bugalagrande, Buga y Zarzal con alta densidad demográfica,
un desarrollo económico superior al nacional e importante control
territorial por parte del Estado y sus aliado; pero paralela a la
región plana está la Región montañosa situada sobre las
Cordilleras Central y Occidental: baja densidad demográfica, débil
desarrollo económico con predominio de la economía campesina
cafetera y una población rural diseminada han sido notas que han
posibilitado una mayor actividad de la guerrilla, del narcotráfico y
de los paramilitares. Como ha analizado un estudioso “aunque suene
extraño, el conjunto de esta región cubre las zonas montañosas
de todos los municipios del Valle del Cauca. La implicación es
fuerte: en la zona montañosa de todos los municipios del Valle
es probable que la guerrilla, en especial las Farc, puedan
localizarse, actuar y reproducirsey, dependiendo de las condiciones,
crecer”.[63]H sido por lo que el conjunto de municipios situados en
esa SUBREGIÓN MONTAÑOSA-El Aguila, Versalles,
Ansermanuevo, La Unión, El Cairo, Argelia, Toro, El Dobio y
Trujillo – le han dado forma a un Territorio
Tipo-Ideal de guerra y paz.
(16). BUENAVENTURA
Y LA ZONA MONTAÑOSA DE DAGUA como Territorio Tipo-Ideal de guerra y
de paz: Esta tercera Región del Valle es como si no fuese
del Valle, constituye un mundo aparte el departamento y del
país. Por diversas razones- amplitud espacial, dificultades del
terreno, combinación de selvas y montañas, fuerte ausencia de los
gobiernos departamental y nacional y enorme pobreza de la población
con índices muy elevados de necesidades mínimas insatisfechas,
Buenaventura ha estado casi siempre por fuera del control de Estado
convirtiéndose en espacio de permanentes confrontaciones de las
guerrillas y las distintas versiones de paramilitarismo como de
bandas enredadas en los más execrables crímenes.
(17). SUR
DEL VALLE (FLORIDA Y PRADERA) Y NORTE DEL CAUCA (SANTANDER DE
QUILICHAO, MIRANDA, CALOTO Y TORIBÍO): no por estar sus cascos
urbanos a media hora de Cali, 35 Kilómetros, Pradera y Florida han
estado bajo la mirada de los actores del conflicto armado; ha sido la
ubicación estratégica de sus zonas rurales- fácil acceso desde el
Valle a Tolima y Huila, condiciones propicias de sus territorios
geográficos para el cultivo ilícito y existencia de una población
rural indígena y campesina con índices muy altos de necesidades
básicas insatisfechas- lo que las ha hecho muy atractivas como
subregiones de guerra. Desde hace ya varios años, las Farc y
hasta autoridades civiles han pensado en ellas como posibles zonas de
despeje para un intercambio humanitario. Por otra parte, los alcaldes
de esos dos municipios más cuatro del norte del Cauca- Santander de
Quilichao, Miranda, Caloto y Corinto- en el último año han estado
muy activos en la construcción y aplicación de una Agenda sobre paz
con Enfoque local.[64]
(18). LAS
CINCO PROVINCIAS DEL CAUCA COMO TERRITORIOS DE GUERRA,
VIOLENCIAS Y PAZ: es algo ya bien sabido que El
CATATUMBO Y EL CAUCA, en sus extremos, son el disco más duro del
actual territorio de guerra. Ubicado en el macizo colombiano con los
valles de los ríos Cauca y Patía, el conjunto del departamento del
Cauca- por todas las razones habidas y por haber que claman por la
necesidad de construir paz integral- en el conjunto de sus
cinco provincias- manteniendo siempre muy bajo la mirada las
particularidades étnicas y conflictuales de cada una de ellas- debe
ser asumido como un Territorio Tipo-Ideal de guerra, de
violencia estructural y simbólica y de construcción de paz: así
se ubican sus 42 municipios: Norte: Buenos Aires,
Corinto, Caloto, Guachené, Miranda, Padilla, Puerto Tejada,
Santander de Quilichao, Suárez, Villa Rica. Centro:
Cajibío, El Tambo, La Sierra, Morales, Piendamó, Popayán, Rosas,
Sotará y Timbío. Sur (La Bota Caucana): Almaguer,
Argelia, Balboa, Bolívar, Florencia, La Vega, Mercaderes, Patía,
Piamonte, San Sebastián, Santa Rosa, Sucre. Occidente:
Guapi, López, Timbiquí. Oriente: Caldono, Inzá,
Jambaló, Páez, Puracé, Silvia, Toribío, Totoró.[65]
TUMACO,
LA CORDILLERA ANDINA Y LA VERTIENTE AMAZÓNICA[66]: El
departamento de Nariño es similar al Cauca, pues en esa región
están presentes todos los factores que pueden incidir en la
delimitación de un Territorio de guerra y paz. Nariño está
conformado por tres regiones muy distintas: 1. La llanura del
pacífico con su exuberante vegetación, temperaturas elevadas y
Tumaco como epicentro con su particular y muy rica cultura
afrodescendiente; 2. La Cordillera andina con dos subregiones, de un
lado, El Patía y, del otro, Ipiales y Túquerres; y La
Vertiente amazónica, subregión bajamente poblada en los límites
con el Amazonas y unas tierras difíciles tanto para vivir como para
aprovechar. Entonces,
(19) TUMACO: Este
Territorio de guerra y paz está conformado por la parte urbana- las
islas Tumaco y el Morro- así como por la parte rural done hay 15
Organizaciones comunitarias de afrodescendientes, sobre todo.
(20) EL
PATÍA, TÚQUERRES E IPIALES, que hacen parte de La Región
andina montañosa de Nariño.
Y
(21): EL PUTUMAYO COMO MUY ESPECIAL TERRITORIO DE GUERRA,
VIOLENCIA Y PAZ: ya en varios acápites de este texto hemos
hecho referencia a Putumayo y sus 13 municipios como territorio de
paz y guerra; pensamos finalmente que por su ubicación y
condiciones la Vertiente amazónica de Nariño puede hacer parte del
Amazonas como Territorio de guerra, de violencia y de paz.
(Hasta
aquí El Atisbos Analíticos PRIMERA PARTE; en el Atisbos No 243,
julio 2016, se terminará este Ensayo en sus dos acápites finales,
así,
6.
LOS ESTADOS REGIONALES, LA POLÍTICA TERITORIAL Y EL MOVIMIENTO
CAMPESINO.
7.
LA RURALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS: LAS ECONOMÍAS
CAMPESINAS Y LOS ESTADOS REGIONALES COMO SOPORTE DE UNA
PROGRAMA NACIONAL HACIA LA SOBERANÍA ALIMENTARIA.
1. .
2. El
reordenamiento territorial del País a
la luz de la Constitución de 1991, que destaca a
las Regiones y Provincias como
las unidades territoriales centrales; de acuerdo con Orlando Fals
Borda, Colombia debe reordenarse territorialmente alrededor de
unos seis Estados-Región cruzados por un modelo democrático
de relación entre gobernantes y gobernados. Este nuevo modelo de
ordenamiento territorial le vendrá como anillo al dedo al proceso de
construcción de la Paz Territorial.
3. La
aplicación del componente de reforma agraria del acuerdo de la
Habana sobre reforma rural integral buscando dotar de tierra
suficiente a la
masa de arrendatarios y de pequeños productores que la tienen
insuficiente bajo la forma de Unidades Agrícolas Familiares y
Plurifamiliares, UAFP.
4. Levantar
y poner en acción, con objetivos a corto, mediano y largo
plazo, un Programa Nacional Estatal de producción agrícola
enhebrado alrededor de las economías campesinas, orientado a lograr
la meta de la Soberanía Alimentaria haciéndole
cumplir un papel central a la Planeación Indicativa así como a
estrategias de mercadeo que abrevien y racionalicen los pasos entre
los productores rurales y los consumidores urbanos.
5. El
fomento entre las economías campesinas de empresas asociativas
y autogestionarias orientadas
a fortalecer el logro de la meta de la soberanía alimentaria, así
como el uso colectivo y/o compartido de tecnologías costosas.
6. La
creación del Instituto Colombiano para la construcción y
reconstrucción de la Vivienda Rural, ICRVR.
7. En
una reforma estructural del Estado, que ya se habría iniciado con el
programa señalado de reordenamiento territorial, un tema
central será el de reinventar al Estado y sus Políticas Públicas
para el cumplimiento de sus tareas sociales con los campesinos, y no
sólo con los urbanos, en materia de una Educación, de una Salud,de
un medio ambiente, de una Recreación, de un Deporte, de un Turismo
para trabajar y vivir en el campo; y la institucionalidad para
hacerlo debe estar allá , en el seno de las economías campesinas y
no en los centros urbanos. El estado tiene que ir al campesino y no
el campesino venir a buscar al Estado en la ciudad. Así,
pues, que entre muchas de las cosas que exigirán los procesos de
construcción de PAZ TERRITORIAL ESTÁ ÉSTA LA DE LA
RURALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DEL ESTADO, pues
hasta ahora éste ha atendido al campesinado pobre con las
sobras que le han quedado. Y no se trata de alimentar el
estatalismo distribucionista sino de recordar que gobernar es atender
las demandas, necesidades e intereses de los gobernados pactando con
estos, por ejemplo, estrategias de construcción de paz territorial
en las que se destaque la contribución efectiva de las ciudadanías
campesinas a la construcción de lo social rural.
[1].
“Desafíos de la Paz Territorial”, www.unperiodico-unal.edu.co;
“Los borradores de los Acuerdos Parciales”, www.semanariovoz.com;
“Colombia divulgó el contenido de los
Acuerdos” www.clcolombiano.com.co .
[2] .Sosa
Velásquez, Mario. ¿Cómo entender el territorio?”. Universidad
Landívar, Guatemala, 2012.
[3] .Galindo,
Campo Elías. “La paz territorial para Colombia”,
polocritico.blogspot.com/2016/paz-territorial-para-colombia.
[4]. Vélez
r, Humberto. ”La Comisión de historia del conflicto y de las
víctimas: su aporte a las discusiones de la Habana”, Capítulo V,
En, “Los Diálogos de la Habana, La Comisión de historia del
conflicto t la colombianización de la Justicia Transicional. Libro
Borrador, Univalle Programa de Estudios Políticos y Resolución de
Conflictos, 2015.
[5] .Vélez
Ramírez, Humberto. “Del Estado estructuralmente opuesto a
reformas sociales importantes al Estado contrainsurgente y
antisubversivo de 1965-2016”, Capítulo VII, Idem,
[6] .
Wills, María Emma. “ Los tres nudos de l guerra colombiana”,
Informe de la Comisión de Víctimas del Conflicto y de las
Víctimas”, op.cit. pgs. 4-7.
[7] .
Reyes Posada, Alejandro. “Las trampas de la deshonestidad del
país”. El Espectador, domingo 22 de mayo de 2016, p.62.
[8] .
Morales, Mario. “El país de las maravillas.El barrigazo”, El
Espectador, 25 mayo 2016; sobre el mismo tema y episodio, Andrés
,Hoyos. “Las llagas”, El Espectador, 25 de mayo de 2016.
[9] .
Weber, Max. Economía y Sociedad; Sánchez de Puerta Trujillo,
Fernando, “Los Tipos Ideales en la práctica: significados,
construcciones, aplicaciones”, Universidad de Córdoba, 2004.
[10].
¿Qué quieren las FARC con los TERREPAZ?,
www.semana.com/nacion7/articulo/las-farc-los-territorios-de-paz/452371-3.
[11] .”Programa
de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, www.consultingecho.com/ .
[12] .
Jaramillo, Sergio, “La Paz
Territorial”, www.altocomisionadoparalapaz.gov.co .
[13] .
Pardo, Rafael, “
[14] “El
posconflicto va a reactivar la economía”, Entrevista de El Tiempo
a Rafael Pardo, www.eltiempo.com.co,
10-01-2016.
[15] .
“Planes de desarrollo departamentales no concretan tareas del c
postconflicto. PAZ TERRITORIAL: ¿HAY UNA HOJA DE RUTA? EL
Espectador, 29 mayo 2016, pgs 12 y 13.
[16] .
Idem, p. 13.
[17] .En
rimisp.org/noticia/Colombia.debate-la-paz-territorial se encuentran
los audios y videos de los cuatro paneles, así, 1. Los retos de la
paz territorial; 2. El reto institucional en el territorio; 3. El
reto de la movilización de la sociedad y l Transparencia en el
Territorio; y 4. El reto de la construcción de confianza y la
convivencia en el territorio.
[18] ,
Artículo citado de Campo Elías Galindo.
[19] .
Salcedo García, Leonardo.”Propuestas de paz desde los movimientos
sociales: multiculturalismo, ordenamiento territorial y
ejemplos de paz territorial”,
library.fes.de/pdf.files/bueros/kolumbien/12155.pdf .
[20] .
Vélez Ramírez, Humberto: “Un Inédito Paro Agrario: El rostro de
la Paz más allá de la Habana”. En, Atisbos Analíticos No 179,
septiembre del 2013.
[21] .
“El pacto de Chicoral”, www.lapluma,net; Petro, Gustavo,
“Derogar el pacto de Chicoral”
[22] .
parentesiscaliblogspot.com/2016/03/ponencia/Humberto-velez-para.html.
[23] .”La
Colombie est in “Paro” (gréve general) depuis le 30 mai:
LE PARO EST POUR LA PAIX: PARCE QUE LA PAIX C’EST: JUSTICE SOCIAL,
EDUCATION GRATUITE, LOGEMENT DIGNE, SOUVERAINETE ALIMENTAIRE,
recibido de tiofrancia@yahoo.fr ; Osorio Granados
Marcela. ”Vuelve y juega la protesta agraria”, El
Espectador, 29 de mayo de 2016; Durango, Hernán, “Nuevo paro
agrario estremece a Colombia”, 30 de mayo 2016
, https://mail.google.com/mil/u/0/inbox/155040f039554ea ; http://www.contagioradio.com/minga-nacional-se-mantiene-pese-a-hostigamientos-de-la-fuerza-publica-articulo-24698/; http://www.agendalterna.com/index.php/derechos/1871-represion-minga-huila;https://www.youtube.com/watch?v=UAUdazWFUNM;https://www.facebook.com/camilo.guevararestrepo .
[24] .
wttps://www.dnp.gov.co/misión-para-la-transformacion-del-campo-colombiano.asp.
[25] .Fajardo
Montaña, Darío. “Ordenamiento territorial, reforma agraria y
participación política”. En, Revista Izquierda, No 60, diciembre
2015.
[26] .
“Pobreza en el campo afecta al 44.7 del campo
colombiano”, www.elespectador.com/ ;
“Un dura radiografía del campo colombiano”, www.semana.com,
[27] .
Mauricio, García Villegas. “El mapa de Colombia”, El
Espectador, 28 de mayo de 2016.
[28] .
Entrevista de Javier Lorca al sociólogo francés Frederic
Lebaron,”El neoliberalismo enfrenta una profunda crisis
intelectual”, Página 12, Buenos Aires, 28 de mayo de 2016.
[29] .
Dirección de El tiempo, “El Congreso debe aprobar la ley
orgánica de ordenamiento territorial”, El Tiempo,
24-04-2007.
[30] .
Caicedo, Juan Martin, “La Ley Orgánica de Ordenamiento
Territorial”,
webidu.idu.gov.co:9090/pmb//opac_css//index.php?lvl=autor-see .
[32] . www.elespectador.com,
[34] .
Vélez R, Humberto. “Quinquenio, Régimen político y
Capitalismo”, Nueva Historia de Colombia, Vol. I, Bogotá,
Planeta, 1989, pgs.60-80.
[35] .
Mahecha, Ovidio, et Alt. “Espacio, Territorio y Nación”,
acoger2000.homestead.com/ ; DEBATES SOBRE EL ESPACIO EN
LA GEOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA. Universidad Nacional de
Colombia, Unilibros, 2003.
[36] .
Fajardo, Darío. ”La tierra y el poder político, la
reforma agraria y la reforma rural en Colombia”, www.fo.org ;
“Ordenamiento Territorial, reforma agraria y participación
política”, Revista Izquierda No 60, DICIEMBRE 2015; “Colombia:
Reforma agraria en la solución de conflictos
armados”, www.mamacoca.org/ ;
[37] .de
De modo especial recomendamos, “TALLER
NACIONAL DE AGENDA COMÚN PARA LA PAZ DESDE LOS TERRITORIOS” ACPT
1. https:mail.google.com/u/0//#inbox/155161D4DB230923 ;
IDEM…/155161D4DB230923?projetor=1 .
[38] .
Fals Borda, Orlando, CONCEPCIONES CENTRALES En, REGIÓN E
HISTORIA Elementos sobre ordenamiento y equilibrio regional en
Colombia, Capítulo 6, TM Editores.IEPRI (UN), 1996, pgs. 47-64.
[39] .
Fals Borda, Orlando. Historia doble de la Costa. II. (Presidente
Nieto” y IV. (Retorno a la Tierra), Bogotá, Carlos Valencia
Editores, 1981 y 1986; Isabel Clemente (Ed.), San Andrés y
Providencia, Ediciones Uniandes,1989.
[40] .
Kastos, Emiro, Colección de artículos escogidos, Bogotá, Pizano i
Pérez, 1859, pp.112-117; González, Fernando, Los Negroides,
Medellín, Editorial Atlántida, 1956, pp.132-157; López de Mesa
[41] .
Febres Cordero, Luis, Del antiguo Cúcuta, Cúcuta, Imprenta del
Departamento, 1918,p.437; Parra, Aquileo, Memorias, Bogotá,
Ediciones Colombia,1926, pp.112-114, 133, 134; Rozo Contreras, José,
Memorias d un músico de Bochalema, Cúcuta, Imprenta del
Deapartamento, 1960, pp. 93-95.
[42] .
Jaramillo, Carlos Eduardo. Ibagué: conflictos políticos de 1930 al
9 de abril, Bogotá, Centro Gaitàn, 1983, pp.142-143; Comisión de
Cultura aldeana, Monografía del departamento del Huila, Bogotá,
Ministerio de Educción Nacional,1936, pp.177-178,209; González
Pacheco Helio F. Tolima curioso, Ibagué, Tolima, Siglo XXI
Editores, 1995.
[43] .
Mina, Mateo (Michael Taussig), Esclavitud y libertad en el valle dl
río Cauca, Bogotá, Rosca, 1975,pp.88-90; Fals Borda, Orlando, “El
vínculo con la tierra y u evolución en el departamento de
Nariño”, Revista Colombiana de Ciencias, X, 41,pp.9-10
[44] .
Molano, Alfredo. Siguiendo el corte, Bogotá, El Ancora,pp.175-179.
[45] .
Gómez, Augusto y Otros, Caucheras y conflicto colombo-peruano”,
Bogotá, Disloque, 1995, pp-58-60; Reichel-Dolmatoff, Gerardo,
Desana: Simbolismo de los Tukano del Vaupés, BOGOTÁ, Universidad
de los Andes, 1968,pp.189-195.
[46] .
OBSERVATORIO DE DATOS DE COLOMBIA Colombia monitoreo de culticos de
coca, julio de 2015, www.unodc.og .
[47] .
Ver, “Las tierras en disputa. Memoria del despojo en la Costa
Caribe 1960-2010. Coordinador Gonzalo Sánchez; “tipologías de
despojo en Manpuján (María la Baja), cccartagena.org.co.
[48] .
“Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en La Mojana:
contexto y dinámicas territoriales 1982-2014, 2014.
[49] .
Rueda Navarro, Camilo.”Magdalena Medio. El largo camino hacia una
nueva entidad territorial”, 2009.
[50] .
Gaviria, Carlos Felipe.” Desplazamiento forzado y la propiedad de
la tierra en Antioquia”, En, Lectura Económica No 66, pgs.9-46,
1996-2004; Montoya, Ana Milena. ”Niños y Jóvenes en la guerra en
Antioquia, En, Opinión Jurídica Vol.7, No 13, pedalyc.uamex.mx ;
“Las Farc cosechan odios en el oriente antioqueño”, www.acnur.com,
; “Panorama actual del oriente antioqueño”,www.minuto30.com .
[51] .
“Dinámica reciente de la confrontación armada en el Urabá
antioqueño”, www.acnur.org ;
“Veinte años de una guerra sin límites en el
Uraba”, www.verdadabierta.com ;
“Los cinco pueblos que más han sufrido por la
guerra” www.eltiempo.com,
Grupo de Memoria Histórica.
[52] .
“Dinámicas del conflicto en el Bajo Cauca antioqueño y su
impacto humanitario”, 8 febrero 2014
[53] .
Toro Zuluaga, Germán. “El eje cafetero: compleja historia e
caficultura, violencia y desplazamiento”, Ponencia preparada para
el Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos-LASA-
Nevada, 7-9 octubre 2004; Castrillón S, Pedro Pablo. “Conflictos
y desplazamiento en el Gran Caldas”, www.acnur.org/ ;
SEMINARIO, Autonomía territorial en la Ecoregión del
Eje Cafetero”, Red de Universidades Públicas del Eje
Cafetero-GTZ-Ministerio de Desarrollo Económico. Coordinador, Oscar
Arango Gaviria, Pereira, 2006.
[54] .
Baracaldo Orjuela David “¿Cuáles son las zonas rojas por
violencia en Colombia?, julio 22 2013, www.kienyke.com ;
Unidad para la Atención Integral de Víctimas, “Chocó: Informe
Departamental de hechos victimizantes a 2012”,
rni.unidaddevictimas.gov.co; Varios, Monografía Política
Electoral Departamento de Chocó”, 1997-2007, moe.org.co ;
Escudero, Rodolfo et Alt. Oro, crimen organizado y guerrillas
en Quibdó, cdn.ideasparalapaz.org, .
[55] .
“Este es el panorama del Catatumbo, ‘teatro’ del conflicto
armado”, mayo 2016, www.elpais.com.co ;
“Férreo poder de las Farc en el
Catatumbo”, www.verdadabierta.com .
[56] .
Varios. Monografía Política Electoral Departamento de Santander
1997-2007”, moe.og.co; “Quién controla a Barrancabermeja? OPI,
Observatorio de Paz Integral, 23 de mayo del 2013, prensarural.org/
[57] . “Mas
de 400.000 víctimas del conflicto armado se encuentran en
Bogota”, www.victimasbogota.gov.co ;
Sanchez, Yudy.”Ciudad Bolívar como referente de mantenimiento de
memoria colectiva significativa en Bogotá”, 01-15-2013,
revistaciudadpazando.udistrital.edu.co .
[58] .
[59] .”Panorama
actual del Tolima”, Observatorio del Programa Presidencial
de Derechos Humanos y DIH”, histórico.derechoshumnso.gov.co/ ;
Molano, Alfredo, “12 textos de Alfredo Molano sobre el origen del
conflicto armado”, www.elespectdor.com,
.
[60] .
Trujillo, Rafael “Estos son los cuatro municipios del Huila
para el postconflicto”, 01-o2-2016, www.lanacion.com.co;
“i89.000 víctimas del conflicto armado en el Huila”, Diario del
Huila, 03-11-2016; Varios, “Monografía Político Electoral
Departamento del Huila 199 a 2007”, moe.org.co .
[61] .
Indice de Vulnerabilidad en el
postconflicto, www.las2orillas.co/wpcontent/uploads/2015/g2/mapa-.png
[62] .
Salazar, Boris et Al. “Guerra y distribución territorial en
el Valle del Cauca2, conflictoaprendizaje.univalle.edu.co.
[63] .Salazar,
Boris, artículo citado.
[64] .”Dinámicas
del conflicto armado en el sur del Valle y norte del Cauca”,
FIP,USAID, OIM; “Conforman bloque regional para el
posconflicto en el Valle y Cauca”, www.elpais.com.co .
[65] .Varios.”Monografía
Electoral Departamento del Cauca 1997 a 2007”, moe.org.co; Arenas,
Pedro. “Fin del conflicto y territorio. El Cauca es propicio para
la implementación de los acuerdos”, octubre 2014; “La larga y
cruel lucha por la tierra en el Cauca”, enero 15
2014, www.verdadabierta.com,
[66] .
Tercera Monografía del Departamento de Nariño”, Fundación
PAZ&Reconciiación, febrero de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario