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“MÁS ALLÁ DE LO RACIONAL, SALUDABLE Y DESEABLE,
LA HABANA HA SIDO CAPTURADA POR LA COYUNTURA ELECTORAL”
Algunos escenarios posibles
Humberto Vélez R.
No es sano ni saludable, sino más bien doloroso, que
el primer desenlace, el de la firma de unos acuerdos históricos, de un
conflicto interno armado que ahora en el 2014 cumplirá 50 años de existencia, termine dependiendo de
la circunstancia raquítica y perversa y coyuntural de una elecciones, sobre todo
considerando el carácter que la democracia de representación ha tenido en
Colombia: Aquí en nuestro medio, el gran programa de la mayoría de los aspirantes a un cargo de elección popular, ha
consistido “en salir elegido” para luego dedicarse, ahora sí de cuerpo entero,
a capturar para beneficio personal, grupal o corporativo, la mejor cuota que alcance en materia de
distribución del presupuesto, de los
puestos públicos, de los paseos al
exterior y de otras gangas beneficiosas del oficio. Para no analizar con los deseos y las
idealizaciones, será esa la realidad que habrá que asumir como necesario
referente.
Por ahora partamos de una realidad y de la reiteración
ligera de algunas nociones básicas. La realidad: en la actualidad la
Habana no es un problema central para el conjunto de la sociedad
Colombiana, es decir, no es una causa nacional, ni siquiera para los partidos de la Unidad Nacional de Santos,
que tienen otras urgencias. Por razones diversas y bajo signos ideológicos distintos,
en esa causa sólo están interesados Santos y algunos de sus más cercanos;
distintos sectores, más bien estrechos de las sociedades civiles y de los
partidos, organizaciones políticas de centro-izquierda. También está interesado
el URIBESCO CENTRO DEMOCRÁTICO, pero en la línea del fracaso de la experiencia.
Hace poco, en una charla le preguntamos
a un grupo de unos 150 estudiantes universitarios quiénes en los últimos
15 días habían leído, por lo menos un artículo analítico sobre los Diálogos de la Habana y sólo lo habían
hecho unos 10. Sobre el proceso sólo sabían
lo que por televisión les decían CARACOL Y RCN. Eso sí, casi todos querían que no hubiese más
guerra y que si se negociaba fuese bajo las lógicas de una guerrilla sometida o en condiciones de casi necesaria
capitulación.
Lo que no sabemos es si desde la Habana el equipo de
Delegados de las Farc alcanza a leer estas y otras muchas realidades, sobre
todo las asociadas, tal como veremos más adelante, a tres imaginarios o
representaciones bélicas negativas sobre las guerrillas, de una cobertura
social impresionante entre las llamadas sociedades civiles.
Duele eso sí que la causa de la paz no sea una causa
nacional, pues como lo acaba de destacar
Yesid Arteta Dávila, en un extenso y lúcido Ensayo,
“Colombia está en un momento crucial. Las decisiones-
y las no decisiones, agregaríamos nosotros- que tomen el Gobierno y las Farc en un futuro
cercano determinarán la historia del país en la presente y próxima década. Los
líderes…tienen una cita con la historia. Unos y otros deben responder con realismo y sin demagogia
al imaginario de paz que predomina en la
gente colombiana”.[1]
En una línea similar ha hablado Semana,
“Hace poco Antanas Mockus dijo en Londres hablando del
ritmo del proceso: ‘Tanto la lentitud como la prisa traen riesgos’. Ni tan
rápido como le dictan al gobierno sus urgencias políticas ni tan pausada y retóricamente como preferirían las farc, lo único que puede
salvarlo son acuerdos tangibles…La gran paradoja es que lo que está en juego no
sólo es la última oportunidad de una paz negociada en muchos años, sino un
proceso que ya produjo un acuerdo histórico en torno al campo, origen y motor
del conflicto. Dos razones para pensarlo dos veces antes de arrojarlo al oleaje
de la política”[2]
Vayamos ahora a reiterar algunas nociones básicas,
así: 1. Paz Negativa: en general se
habla de ella cuando no hay guerras; entonces, acordar el fin del conflicto
armado interno, es comenzar a construir paz negativa con conciencia de que
todavía nos quedan otras guerras: 2. Paz Positiva: en una sociedad dada, se está haciendo paz
positiva cuando se están abordando las reformas estructurales orientadas a crear
condiciones de democracia, de equidad social y de participación ciudadana, que
dignifiquen la vida humana. Qué lejos estamos en Colombia de avanzar en esa
dirección! 3. Las dinámicas de una negociación: como criterios probados se considera que una negociación está avanzando
cuando se empiezan a modificar las
posiciones iniciales, consideradas como inamovibles, a partir de una
diálogo cada vez más sincero, sobre las necesidades
e intereses de las partes. 4. En toda negociación, en su fase final, se
deben diferenciar dos pasos importantes: una cosa es firmar los acuerdos y otra
cosa es su implementación: con lo
primero se está iniciando la construcción de paz y con lo segundo se la está
haciendo realidad. Y 5. La noción de Paz
Imperfecta: nunca en ninguna parte y
en ningún momento se construye LA PAZ, lo que se hace siempre es intentar
construir PAZ, que siempre será una paz imperfecta, una construcción de todos
los días y a toda hora, pues mientras
exista el conflictivo ser humano, ese será un esfuerzo sempiterno de nunca
acabar. ¡Bienvenida, entonces, la Economía política de la Paz!
Aplicando algunas de estas nociones, digamos que lo
que se está haciendo en la Habana es tratar de iniciar la construcción de paz
negativa poniendo fin a un cincuentenario conflicto armado interno -irresolutas quedarían todavía otras guerras- abordando una sola medida
orientada a empezar la construcción de paz positiva -hacer una reforma agraria como
componente central de una reforma rural integral- para que, dado este primer paso en la lucha
política democrática sin armas, diferentes propuestas hegemónicas puedan
competir o por mantener el capitalismo salvaje o por suavizarlo haciéndole
algunos retoques o por jalonar las
reformas estructurales que el país necesita en materia de cualificación de la
democracia, de una profunda revolución social y de puesta en vigencia de la
democracia de participación. Con todo ello, sólo estaríamos intentando
construir paz, que no LA PAZ.
No sobra advertir
que el desenlace que tenga esta guerra interna no es inane ni inocente
de cara al futuro del país. Otros querrán conquistar la paz negativa
intensificando la re-guerra y regando en los próximos diez años otros 220000 cadáveres por los campos de
batalla y dejando al país completamente “des-enrutado” en materia de
construcción de paz positiva.
El mejor indicador empírico de que en la Habana se ha
estado avanzando se encuentra en el hecho que
desde el principio ha habido dificultades y tensiones y que por eso no
se han parado de la Mesa sino que han proseguido los ciclos encontrando siempre
salidas para continuar dialogando. Es decir, que entre ellos han estado
haciendo la transición de amigos/enemigos a la de amigos/adversarios. De no ser
así, significaría que lo que allá lo único que han hecho las dos delegaciones
es mirarse tontamente la cara en medio de uno u otro chiste. Tampoco debería
asustarnos que los enemigos de la paz negociada hayan aprovechado esos lógicos
momentos críticos para maximizarlos, distorsionar los hechos y hasta para
montar mentiras.
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