19 diciembre 2013

Atisbos No. 184.



Las fuerzas neoliberales en oposición al proceso de
paz y la destitución de Gustavo Petro

                                                                       Humberto Vélez R.

Temperamento fuerte y con tendencias a la prepotencia. Sí, por cierto, pero eso no le quita ni le borra a Gustavo Petro sus persistentes esfuerzos por inventarle a la Alcaldía de Bogotá, como espacio institucional del Estado, una política pública inspirada en una versión dada de post-neoliberalismo y que la ha venido construyendo bajo la figura humanista de “Bogotá Humana”. En contraste, temperamento sonriente pero con tendencias al disimulo, sí por cierto, pero eso no le quita ni le borra a Alejandro Ordoñez sus tenaces esfuerzos por encarrilar a sus supervisados por senderos camanduleros hermanados con un neoliberalismo de extrema derecha.
He ahí el trasfondo, en últimas más definitorio, de la actual coyuntura: el ultramontano católico neoliberal destituyó a Petro para sacar del camino a un destacado librepensador postneoliberal y claro que podía supervisar su conducta dada la condición de funcionario público del costeño, pero no suspenderlo ni destituirlo, asunto éste que, para el caso de Bogotá como Régimen Especial, sólo podía hacer el presidente de la república de acuerdo con el artículo 323 de Constitución. Si encontraba fallas graves en su conducta como alcalde del Distrito de Bogotá, debería haber escarbado formas para hacer intervenir al Presidente Santos o para echar a andar la figura de la revocatoria del mandato respetando así la decisión colectiva electoral de 750.000 bogotanos.
Campo E. Galindo ha captado muy bien la esencia de ese choque trenes: “En el fondo, ha escrito, es una batalla entre intereses públicos versus intereses privados, del Estado como garante de los derechos de la gente versus el mercado…”.1 Y por estos días, al internacionalizarse el asunto Ordoñez versus Petro, varios alcaldes de la Red de capitales y ciudades latinoamericanas- Lima, Río Janeiro, La Paz, Santiago, Montevideo, Asunción, Quito y Buenos aires- ubicaron también de modo preciso el disco duro del asunto al destacar en una declaratoria de apoyo a Petro, que a éste lo había destituido el Procurador por haber querido desprivatizar la gestión de las basuras.2

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02 diciembre 2013

Atisbos No. 183.


LOS DE SANTOS Y URIBE, DOS LIDERAZGOS ENCONTRADOS 
EN EL BLOQUE EN EL PODER.

Humberto Vélez R.
Hasta este décimo sexto ciclo de diálogos en la Habana centrado en el narcotráfico (asunto en el que, dada su experiencia vivencial, las Farc podrán aconsejar remedios que no soluciones, pues es Washington quien tiene la última palabra) es mucho lo que se ha especulado, aunque también analizado[1], acerca del carácter y los alcances de las relaciones entre el “intrínsecamente” guerrerista Uribe y el ahora pacifista Santos. En primer lugar, su relación problemática  no puede reducirse a la  cuestión de un Santos “traidor” o a  la de un Uribe “megalómano”, siempre airado de cara a la menor crítica de su  auto-sentido “el Estado colombiano soy Yo”. Pero, aunque no se trata de maximizar las diferencias ni de asignarles un carácter antagónico, tampoco es válido reducirlas a un mero asunto de estilo entre un Uribe montañero-altanero y un Santos aristócrata-refinado. Si en el seno del pueblo hay tensiones y contradicciones, éstas también son normales entre las distintas fracciones o facciones  del capital.
Dos posturas los han unido y continúan juntándolos. De un lado, la férrea convicción neoliberal de la superioridad del mercado auto-regulado sobre el Estado, y del otro, la aceptación acrítica de la actual forma de acumulación capitalista en la sociedad colombiana: la internacionalización de la propiedad del subsuelo y la puesta en marcha de la gran empresa extractivo-minera  apalancada en el capital extranjero. Como decir que tanto el  uno como el otro, desindustrializando el país y frenando la expansión de su mercado interior, desean regresarlo, en un nuevo contexto  de historia, a la condición, en lo predominante, de una economía exportadora de materias primas mineras.
.........
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[1]. Entre  todos los análisis   destacamos y recomendamos el reciente artículo  de JAIRO Estrada A, “Reacomodos en el Bloque en el Poder”, Revista Izquierda, No 38, octubre 2013.

21 octubre 2013

Atisbos No. 180. Humberto Vélez.



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“MÁS ALLÁ DE LO RACIONAL, SALUDABLE Y DESEABLE,
LA HABANA HA SIDO CAPTURADA POR LA COYUNTURA ELECTORAL”
Algunos escenarios posibles

Humberto Vélez R. 


No es sano ni saludable, sino más bien doloroso, que el primer desenlace, el de la firma de unos acuerdos históricos, de un conflicto interno armado que ahora en el 2014 cumplirá  50 años de existencia, termine dependiendo de la circunstancia raquítica y perversa y coyuntural de una elecciones, sobre todo considerando el carácter que la democracia de representación ha tenido en Colombia: Aquí en nuestro medio, el gran programa de la mayoría de los aspirantes a un cargo de elección popular, ha consistido “en salir elegido” para luego dedicarse, ahora sí de cuerpo entero, a capturar para beneficio personal, grupal o corporativo,  la mejor cuota que alcance en materia de distribución del presupuesto,  de los puestos públicos, de los  paseos al exterior y de otras gangas beneficiosas del oficio.  Para no analizar con los deseos y las idealizaciones, será esa la realidad que habrá que asumir como necesario referente.
Por ahora partamos de una realidad y de la reiteración ligera de algunas nociones básicas. La realidad: en la actualidad la Habana  no es un problema  central para el conjunto de la sociedad Colombiana, es decir, no es una causa nacional, ni siquiera para  los partidos de la Unidad Nacional de Santos, que tienen otras urgencias. Por razones diversas y bajo signos ideológicos distintos, en esa causa sólo están interesados Santos y algunos de sus más cercanos; distintos sectores, más bien estrechos de las sociedades civiles y de los partidos, organizaciones políticas de centro-izquierda. También está interesado el URIBESCO CENTRO DEMOCRÁTICO, pero en la línea del fracaso de la experiencia. Hace poco, en una charla le preguntamos  a un grupo de unos 150 estudiantes universitarios quiénes en los últimos 15 días habían leído, por lo menos un artículo analítico sobre  los Diálogos de la Habana y sólo lo habían hecho unos 10. Sobre el proceso sólo sabían  lo que por televisión les decían CARACOL Y RCN. Eso sí, casi todos querían que no hubiese más guerra y que si se negociaba fuese bajo las lógicas de una guerrilla sometida  o en condiciones de casi necesaria capitulación.
Lo que no sabemos es si desde la Habana el equipo de Delegados de las Farc alcanza a leer estas y otras muchas realidades, sobre todo las asociadas, tal como veremos más adelante, a tres imaginarios o representaciones bélicas negativas sobre las guerrillas, de una cobertura social impresionante entre las llamadas sociedades civiles.
Duele eso sí que la causa de la paz no sea una causa nacional, pues como lo acaba de destacar  Yesid Arteta Dávila, en un extenso y lúcido Ensayo,
“Colombia está en un momento crucial. Las decisiones- y las no decisiones, agregaríamos nosotros-  que tomen el Gobierno y las Farc en un futuro cercano determinarán la historia del país en la presente y próxima década. Los líderes…tienen una cita con la historia. Unos y otros  deben responder con realismo y sin demagogia al imaginario de paz  que predomina en la gente colombiana”.[1]
En una línea similar ha hablado Semana,
“Hace poco Antanas Mockus dijo en Londres hablando del ritmo del proceso: ‘Tanto la lentitud como la prisa traen riesgos’. Ni tan rápido como le dictan al gobierno sus urgencias políticas ni tan pausada y retóricamente  como preferirían las farc, lo único que puede salvarlo son acuerdos tangibles…La gran paradoja es que lo que está en juego no sólo es la última oportunidad de una paz negociada en muchos años, sino un proceso que ya produjo un acuerdo histórico en torno al campo, origen y motor del conflicto. Dos razones para pensarlo dos veces antes de arrojarlo al oleaje de la política”[2]
Vayamos ahora a reiterar algunas nociones básicas, así: 1. Paz Negativa: en general se habla de ella cuando no hay guerras; entonces, acordar el fin del conflicto armado interno, es comenzar a construir paz negativa con conciencia de que todavía nos quedan  otras guerras: 2. Paz Positiva:  en una sociedad dada, se está haciendo paz positiva cuando se están abordando las reformas estructurales orientadas a crear condiciones de democracia, de equidad social y de participación ciudadana, que dignifiquen la vida humana. Qué lejos estamos en Colombia de avanzar en esa dirección! 3. Las dinámicas de una negociación: como   criterios probados  se considera que una negociación está avanzando cuando se empiezan a modificar las posiciones iniciales, consideradas como inamovibles, a partir de una diálogo cada vez más sincero, sobre las necesidades e intereses de las partes. 4. En toda negociación, en su fase final, se deben diferenciar dos pasos importantes: una cosa es firmar los acuerdos  y otra cosa es su implementación: con lo primero se está iniciando la construcción de paz y con lo segundo se la está haciendo realidad. Y 5. La noción de Paz Imperfecta: nunca en ninguna parte y en ningún momento se construye LA PAZ, lo que se hace siempre es intentar construir PAZ, que siempre será una paz imperfecta, una construcción de todos los días y a toda hora, pues  mientras exista el conflictivo ser humano, ese será un esfuerzo sempiterno de nunca acabar. ¡Bienvenida, entonces, la Economía política de la Paz!
Aplicando algunas de estas nociones, digamos que lo que se está haciendo en la Habana es tratar de iniciar la construcción de paz negativa poniendo fin a un cincuentenario conflicto armado  interno -irresolutas quedarían todavía  otras guerras- abordando una sola medida orientada a empezar la construcción de paz  positiva -hacer una reforma agraria como componente central de una reforma rural integral-  para que, dado este primer paso en la lucha política democrática sin armas, diferentes propuestas hegemónicas puedan competir o por mantener el capitalismo salvaje o por suavizarlo haciéndole algunos retoques  o por jalonar las reformas estructurales que el país necesita en materia de cualificación de la democracia, de una profunda revolución social y de puesta en vigencia de la democracia de participación. Con todo ello, sólo estaríamos intentando construir paz, que no LA PAZ.
No sobra advertir  que el desenlace que tenga esta guerra interna no es inane ni inocente de cara al futuro del país. Otros querrán conquistar la paz negativa intensificando la re-guerra y regando en los próximos diez años  otros 220000 cadáveres por los campos de batalla y dejando al país completamente “des-enrutado” en materia de construcción de paz positiva. 
El mejor indicador empírico de que en la Habana se ha estado avanzando se encuentra en el hecho que  desde el principio ha habido dificultades y tensiones y que por eso no se han parado de la Mesa sino que han proseguido los ciclos encontrando siempre salidas para continuar dialogando. Es decir, que entre ellos han estado haciendo la transición de amigos/enemigos a la de amigos/adversarios. De no ser así, significaría que lo que allá lo único que han hecho las dos delegaciones es mirarse tontamente la cara en medio de uno u otro chiste. Tampoco debería asustarnos que los enemigos de la paz negociada hayan aprovechado esos lógicos momentos críticos para maximizarlos, distorsionar los hechos y hasta para montar mentiras.


[1] . Arteta Dávila, Yesid, “ACUERDO DE PAZ: EL GRANO Y LA PAJA”. 29-09-2013
[2] .”LA PAZ, REHÉN DE LA POLÍTICA”, Semana, edición 1619, deel 30 de septiembre al 7 de octubre de 2013, pgs.34-35.

documento completo en el link inicial.


29 agosto 2013

Atisbos Analíticos No. 178. Agostos de 2013.


INVESTIGACIÓN UNIVERSITARIA, IDEOLOGÍAS POLÍTICAS
Y  CONSTRUCCIÓN DE PAZ.

ABSTRACT[1]
Las temáticas de reflexión son:
·         En general, creamos o no creamos en la llamada  Opinión Pública, los Universitarios éticamente estamos obligados a producir conocimientos generales y sobre todo específicos,  acerca de  los distintos presentes, pasados y actuales, de la vida social, que proporcionen alguna línea de información y de orientación a las ciudadanías sociales. O si no, ¿para que la investigación universitaria?
·         Los Problemas de la ineficacia social de los resultados de la investigación que se está produciendo en el país: grandes dificultades para pensar y analizar el presente actual inscrito   en los presentes pasados.
·         En lo  que en la Habana  se está  decidiendo y en Colombia está sucediendo en este 2013, es mucho lo que tiene que ver la actual situación militar, objetiva y simbólica, de la guerra interna.
·         Los estudios teórico-empírico-críticos de los académicos, partiendo de las generalizaciones pertinentes sobre las etapas de la guerra interna, deberían llegar sin miedo hasta “el aquí y el ahora”, hasta el examen del presente actual.
·         Un colega de la Universidad del Tolima  nos ha hablado de “La triste Izquierda  académica”, pero nos habla es de los académicos  como ciudadanos  y no como investigadores académicos, quienes también pueden  asumir, como tales, un compromiso  político de signo ideológico muy distinto.
·         Hacia una necesaria producción de Pensamiento socialmente estratégico sobre la Paz  en Colombia: constituye ésta una etapa final  opcional de la investigación analítica realizada, que les dice a uno u otro actor de las luchas sociopolíticas -no a todos pues al mismo tiempo, no se le puede servir a los dioses y a los diablos- qué obstáculos deben superar y  qué condiciones deben crear para que su estrategia concreta de lucha ideológica-político-social  pueda resultar exitosa.
·         Colombia 2000-2013.  La producción de pensamiento socialmente estratégico sobre la Paz: Un producto en construcción posibilitado por el trabajo cooperado, como nunca había sucedido en la historia prevenida y prejuiciada de universidades públicas y privadas en Colombia, en parte liderado por REDUNIPAZ.
·         Las  ideologías, la paz “negativa” y la paz “positiva”: todos los académicos ansiamos el final de la guerra, pero en el contexto de las lógicas universitarias, todos los días  y en toda circunstancia y momento  debemos estar abiertos a reflexionar e  investigar  y debatir sobre qué es ese cuento maravilloso pero polémico de la “paz positiva”.  
Cuando como investigadores y no simplemente como ciudadanos, adicionamos una fase final investigativa orientada a producir pensamiento  socialmente   estratégico  (aquel que le dice a uno u otro de los actores sociales en lucha qué obstáculos deben vencer y qué condiciones crear para que su estrategia pueda ser exitosa), ahí debemos caber  todos los investigadores: 1) los que han optado por una transformación radical de las estructuras sociales vigentes; 2) los que  simplemente buscan reformar la sociedad existente; y 3) los que están de acuerdo con el establecimiento o status quo. Por lo tanto, de acuerdo con esta lógica investigativa, EN EL  VI CONGRESO NACIONAL E INTERNACIOANAL ALFREDO CORREA D’ANDREIS DE REDUNIPAZ a realizarse en Cali en la última semana de octubre, también  deberían hacer presencia los investigadores  (y es ésta una invitación con sentido de Universidad) que vienen produciendo pensamiento estratégico que alimenta a las distintas variantes de Uribismo.


[1] Atisbos analíticos 178, 26 agosto 2013, Humberto Vèlez R. y Jorge Eliecer Salomón, Profesores del Programa de Estudios Políticos  y Resolución de Conflictos, IEP-Universidad del Valle, Fundación ECOPAIS, “Un nuevo Estado para un nuevo País”.

23 julio 2013

Atisbos Analíticos No. 177.

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LA HABANA JULIO 2013: SERÁ LA RELACIÓN DE FUERZAS,
OBJETIVA Y SIMBÓLICA, ENTRE AMIGOS Y ENEMIGOS DEL PROCESO LA QUE  DEFINIRÁ SU DESENLACE.

                                                                                              Humberto Vélez R


En esta sociedad nuestra en la que lo social colombiano es tan instrumental, corporativo e insolidario, suena coherente que mientras en la Habana se busca construir paz negativa en medio del ruido de los fusiles, en el resto del país sea una multitud de indignados la que se agite y movilice levantando alguna bandera asociada a  la paz positiva. Lo que pasa es que importa tanto la paz sin balas como la paz con pan social y simbólico. Como para postular entonces, que lo que está sucediendo en Colombia, Catatumbo-paro-rural-minero-cafetero,  es tan importante como lo que está acaeciendo en la Isla de Martí y por eso, los excesos represivos del ESMAD y la ausencia de Estado en lo social no pueden taparse o con el discurso limitado del simple reconocimiento formal del derecho de protesta, pues el gobierno tiene que garantizar su ejercicio,  o expulsando del país a la ONU o estigmatizando  a la oposición alternativa- casos Jorge Robledo e Iván Cepeda- o responsabilizando, de modo torpe, a las guerrillas de estar infiltrada  en zonas conflictivas  donde siempre han estado.   
A casi un año de iniciado el proceso Oslo-La Habana, éste se transparenta más blindado en lo externo- el mundo y América Latina y el Vaticano lo apoyan- que en lo interno- la oposición a la negociación es fuerte, los imaginarios bélicos negativos o vacilantes hacen estragos en la subjetividad del ciudadano común y corriente, las negociadores evidencian dificultades para darle coherencia y continuidad a los ejes temáticos. Y el contraste es tan fuerte que prestantes enemigos internos del proceso hacia afuera se transparentan como lo que no han sido: como personas que buscan blindar la paz para que no se dispare la  endemoniada y falsamente odiada  impunidad. Léase Ordoñez y Uribe Vélez en plena alianza. El Procurador lo ha dicho, sobre todo hacia afuera,
“Nadie puede ser enemigo de la paz. Soy amigo del proceso de paz porque es el medio de llegar a la paz. Pero este proceso debe blindarse para evitar nuevas frustraciones”[1]
Como lo destacó en esta misma entrevista, el Procurador dijo algo suave y sabroso y efectista para velar su pensamiento y  conducta reales, que blindar el proceso de paz significaba que los guerrilleros sin más ni más se sometieran y que Timochenko, “por lo menos”, pasara unos días en la Picota.
Esto no obstante, LOS ATISBOS  se reafirman, tal como insistiremos, en una hipótesis central: El análisis comparativo nos señala que entre 1985 y el 2013 nunca se había avanzado tanto en una negociación, pues ahora  el juego dialéctico entre intereses, necesidades y posiciones ha producido acuerdos informales, sobre todo en materia de desarrollo rural integral. Claro que se ha debilitado el inicial pacto de confidencialidad y también en más de una oportunidad, se ha regresado, como en el Caguán, a una desorientadora negociación “a micrófono abierto”. Por otra parte, lo que no se ha logrado en una más intensa participación de las sociedades civiles, se ha compensado con una mayor cualificación y cuantificación del movimiento social por la paz.
Además, en la última semana de octubre (24-25-26), la academia investigadora, que ha producido pensamiento estratégico sobre la paz, dialogará durante tres días con la sociedad  en el VI CONGRESO NACIONAL Y PRIMERO INTERNACIONAL POR LA PAZ “ALFREDO CORREA DE ANDREIS”, realizado por todas las Universidades de Cali bajo la coordinación del Programa de Estudios Políticos y Resolución de Conflictos de la Universidad del Valle. En consecuencia, al haber tenido avances efectivos, todos los amigos del proceso debemos pedirle a los negociadores: que por favor no se levanten de la Mesa, ni del espacio de los posibles acuerdos ni de la institucionalidad de  su formalización,  ni del más dificultoso ámbito del postconflicto  hasta que todo haya avanzado hacia un punto de no retorno.
Y para hacerle esa demanda a los negociadores, no nos tenemos que salir del closet como lo ha demandado, de modo hipócrita y cínico,  el Procurador. Somos muchos los amigos del proceso, que lo apoyamos sin haber sido amigos de las guerrillas. Por el contrario, les hemos cuestionado el haber querido agotar la política revolucionaria en un fusil empuñado y quizá mañana o pasado mañana podemos votar por esos ciudadanos exguerrilleros que, desde un nuevo sistema político institucional,  luchan por una forma de gobierno democrática que vaya más allá del electorerismo, por la gestación de una nueva cultura política ciudadana que revalorice lo público, tanto lo público estatal como lo público ciudadano y por posicionar a los subalternos como fuerza protagónica en la vida social del país.
Por ahora, porque ellas son subversivas y no hermanitas de la caridad, de las guerrillas sólo nos preocupa una cosa, su continuo desbordamiento  del DIH, que afecta sobre todo, a la población civil y a los militares y a ellas mismas, que todos los días pasan a la condición de seres humanos caídos en combate. Por eso también, estamos por la negociación, porque es el camino más cercano para empezar a aliviar el dramático cuadro clínico de los derechos humanos en el país. Pero en este momento, nos preocupa más la histórica situación del bloque de poder en el establecimiento colombiano. Creemos que el presidente Santos, que con cierta persistencia ha venido manifestando su deseo de llegar por lo menos a una paz negativa, puede caer enredado y capturado por él tal como acaeció con otro muy bien intencionado, Belisario Betancourt en 1985.
Se trata del Bloque en el Poder de una sociedad que no obstante haber alcanzado en el mundo, en lo tecnológico-económico, un desarrollo más que  mediano entre otros 200 países, ha ocupado siempre uno de los últimos lugares en materia de redistribución de la riqueza y de los ingresos; al mismo tiempo, se ha tratado de un Bloque dominante, portador de una cultura política altamente valorizadora del poder institucional  y por lo tanto, históricamente reacia a redistribuirlo. Por consiguiente, ni ha posibilitado una redistribución equitativa de lo producido y mucho menos del poder institucional,  y por eso su hegemonía nunca ha ido más allá de la producción de un social más instrumental que compartido, más corporativo-grupal-individualista que solidario y cooperativo. Como decir, que nunca ha sabido lo que es negociar. Pongamos un solo ejemplo, el de nuestros vecinos de Centro América: El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Países todos éstos con un desarrollo tecnológico-económico por debajo del de Colombia, en ellos sus respectivos Bloques de Poder fueron capaces de abrirse de cara a las  guerrillas, por lo menos  a unos procesos que permitieron la transición de la relación de amigos/ enemigos a la de amigos/adversarios. Pero aquí, nuestra dirigencia que sobrada y equivocada, ha mirado a esos países como menos “democráticos” que el nuestro, bajo el argumento de que las guerrillas nunca han querido negociar, se han mostrado incapaces para jalonar esa transición.
No es raro entonces, que tras medio siglo de conflicto armado, algunos hayan dicho que en el caso  de Colombia, se ha tratado de uno de los  Bloques de Poder más impotente, incapaz y cerrado del mundo. Entonces, el presidente Santos, si quiere pasar a la historia, es legítimo que lo aspire, debe dejar de bambalear entre una tímida paz negativa y el miedo inhibidor que le tiene a Uribe y al mal llamado Centro democrático, que son las fuerzas que lideran a la extrema derecha colombiana.
De este modo, desde muchos frentes y espacios los amigos del actual proceso Oslo-La Habana debemos reorganizarnos para protegerlo y cooperar a sacarlo avante, sobre todo en relación con  temas que aunque no sepamos con precisión qué acuerdos ha habido alrededor de ellos -pero que  los ha habido, los ha habido-  presumimos  como más candentes:
1.     El grado de afectación del derecho de propiedad en relación con el proceso de desarrollo rural  integral, sobre todo con respecto al latifundio improductivo y a  las zonas de reserva campesina;  
2.     Los alcances de la reforma del sistema político desmontando el imaginario creado de que así como en el Caguán querían imponer una revolución social, ahora lo que  buscan es una revolución  política cuando esta sociedad sí que necesita al respecto reformas profundas importantes;
3.     La definición de un punto de equilibrio realista (Justicia Trancisional) entre las lógicas de la justicia y las lógicas de la paz;
4.     Sacar el dispositivo de la formalización de los acuerdos de una trampa de inamovibles, que tampoco son inconstitucionales, o Asamblea Nacional Constituyente (las guerrillas), o nada de Asamblea Nacional Constituyente ( el gobierno);
5.     Buscar formas conjuntas de avanzar en la reparación de las víctimas reconociendo que, de parte y parte, ha habido culpabilidades y  responsabilidades, y que la ley de restitución de tierras, con los ajustes del caso,  puede ser un buen punto de partida;
6.     Aceptar que sólo en un sistema político altamente reformado, los exguerrilleros pueden quedar relativamente blindados para evitar que se reproduzca el  partidicidio de la Unión Patriótica;
7.     Como en su interior los negociadores ya tienen el cuadro de los acuerdos informales logrados, empezar a trabajarlos pensando en programas concretos para la etapa postconflicto, lo que evidenciaría  que sí se ha hecho el tránsito a la relación amigos/adversarios.






[1] . Entrevista de Maria Isabel Rueda al Procurador, 12-02-2012.

18 julio 2013

Atisbos No. 176.


UNA VEEDURIA INTERNACIONAL: 
LA PATA QUE FALTA PARA SALVAR EL PROCESO

Por: Humberto Vélez Ramírez.

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A partir de este Atisbos 176, pero englobados en el tema central de la participación, cuatro asuntos más particulares se transparentan como importantes, complejos y álgidos:
1. La participación de uno de los actores de los diálogos en un régimen político institucional en proceso de democratización ;
2. La participación del movimiento social por la paz, incluido el resurgir de la “Unión Patriótica”, como una de las fuerzas instituyentes de unos acuerdos robustos, duraderos y que abran rutas de futuro;
3. El dispositivo de participación de las sociedades civiles en la formalización de informales acuerdos;
4. La participación de todos, Estado, ex-guerrilleros, sociedades civiles y Cooperación Internacional en la fase postconflicto, que será más dificultosa, pues los acuerdos pueden firmarse pero quedarse bloqueados en su aplicabilidad por una relación política de fuerzas desfavorable, como podría ser el caso, no necesariamente, de una Asamblea Nacional Constituyente.
En los próximos Atisbos abordaremos cada uno de esos temas. Como adelanto o contexto, digamos algo sobre una pata que le falta a este proceso: La Cooperación Internacional. La participación de ésta, bajo la forma que sea, es urgente, pues los enemigos del proceso Oslo- La Habana- los abiertos, los agazapados y los enredadores, oficiales y no oficiales- son más numerosos y poderosos de lo previsto.
En un proceso en el que alrededor de cada uno de los cinco ejes pactados en la pre-negociación jugarán siempre intereses, necesidades y posiciones, éstas como punto de partida, se transparentarán siempre como inamovibles- el gobierno con su tesis de “No Constituyente” y la Guerrilla con la suya de “Sí a la
1 Humberto Vélez R, programa de Estudios Políticos, IEP, universidad del valle; publicación de Ecopaís, “un nuevo estado para una nueva Colombia”, humbertovelezr@gmail.com 1333 palabras; con este artículo se completan 18 sobre el proceso Oslo-La Habana ( Atisbos 159 a 176); para acceder a ellos visitar el blog http://fundacionecopais.blogspot.com
apelación al Soberano Supremo, pues se trata de un Pacto social de Paz”- mientras no se acomoden y ajusten los intereses y las necesidades de cada una de las partes. En el anterior Atisbos, ya vimos cómo jugaron y se movieron esos tres “factores” en la construcción de los primeros acuerdos informales sobre una reforma rural integral. Semanas atrás decíamos que si pasaba la discusión sobre este primer eje, ya casi todo quedaría asegurado, sin embargo, estamos viendo cómo cada tema central presenta su personalidad, su sabor y su propia dificultad .Así como nada se ha aprobado mientras todo no esté aprobado, nada será fácil, mientras todo no esté dialogado y discutido.
Entonces, en esta mitad del 2013 de cara a la Habana, ni el optimismo idealizado ni el pesimismo inhibidor; todavía no se está en un punto de no retorno, no obstante los avances en el dificultoso primer tema. Se llegará a ese punto, de un modo significativo, cuando todo esté discutido y todo esté aprobado y todo esté firmado, y de manera más definitiva, en la fase postconflicto cuando se comiencen a aplicar los acuerdos logrados y, por esa vía, a un país dotado de un régimen político abierto a la democracia, se le empiecen a abrir las rutas de construcción de paz que como todo lo socio-humano, responderán a distintos modelos posibles de convivencia. El presidente Santos, como cuestionando a las Farc, ha dicho que “para llegar a los acuerdos se requiere buena fe”, que las Farc no deben solicitar “imposibles” por fuera de las reglas pactadas.
Pero no hay nada que en materia fáctica evidencie que, en asuntos de buena fe, las Farc se hayan quedado rezagadas respecto al gobierno. En esta negociación, ni las guerrillas desde la Mesa están exigiendo una revolución socialista, éste sí el máximo “imposible”, ni el gobierno puede ponerse en la posición cerrada de blindar el capitalismo salvaje con inamovibles, que nada tienen que ver con principios asociados a la esencia misma del establecimiento capitalista. O ¿será que asuntos que en la actualidad son problemáticos, como “los tiempos” de los diálogos-los “dispositivos” de formalización de los diálogos y “las maneras de dejar las armas”, hacen parte de inamovibles convicciones? Un inamovible más sólido podría haber sido la propiedad privada del latifundio improductivo, y en esta materia el gobierno parece haber cedido. El gobierno de Santos, si quiere “su” paz, no puede moverse con los discursos traídos de los cabellos de los enemigos del proceso Oslo-La Habana”. Un solo ejemplo. El señor Javier A. Barrera en artículo del 21 de junio escribió,
“si algo ha demostrado la influencia de las Farc es su incapacidad para consolidar modelos sustentables e igualitarios. Para la muestra el Cauca de hoy, tierra de nadie que después de la influencia de Márquez y sus amigos sólo muestran pobreza y delincuencia común”. 2
Con una lógica algo fáctica, un estudiante de bachillerato relativamente informado de que el que ha sido gobierno en Colombia y en el Cauca ha sido el Estado, podría responderle a Barrera: “Para la muestra la Colombia de hoy, tierra de su Estado y de su régimen político bipartidista, que después de dos siglos de influencia, estando el país entre los de mediano desarrollo económico técnico a
2 . Barrera, Javier A, “LA PIEDRA EN EL ZAPATO”, El Nuevo Siglo, 22 junio 2013.
escala mundial, le presentan al mundo una de las sociedades más inequitativas en materia de distribución de la riqueza, del ingreso y sobre todo, de la tierra”.
Por desgracia a este proceso, más allá del excelente papel desempeñado por los dos países garantes, Noruega y Cuba, y los de acompañantes, Venezuela y Chile, le está haciendo falta una VEEDURÍA INTERNACIONAL.
En los Atisbos pensamos que (más allá de la posición jurídica y éticamente válida de que en la negociación de un conflicto interno armado, Justicia Transicional y hasta Amnistías e Indultos sí puede haber “MENOS PARA GENOCIDIOS Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD Y DE GUERRA”), la CPI no puede ser un obstáculo para esta negociación. Y en efecto, en las últimas semanas este panorama ha empezado a esclarecerse. Como lo ha dicho, durante su paso por Bogotá, el señor Usmer, analista del despacho de la Fiscalía de la CPI,
“La CPI daría la bienvenida a un fin del conflicto armado porque significa menos crímenes y menos sufrimiento para las víctimas…Cualquier solución a la que se llegue podría tener implicaciones en la actuación complementaria de la CPI, porque lo acordado puede afectar los procedimiento nacionales para atender a crímenes en los que tiene jurisdicción la Corte”, para el caso colombiano desde el 2002…”. Por otra parte, han valorado como positivo lo visto: “las acciones judiciales para investigar y condenar a los responsables de crímenes bajo la jurisdicción de este Tribunal, entre ellos el Secretariado de las Farc, el ELN, los altos mandos paramilitares, oficiales del Ejército y políticos vinculados con las autodefensas. Se está evaluando si los denominados grupos paramilitares o nuevos grupos armados ilegales podrían considerarse grupos armados que podrían ser parte del conflicto…Hemos considerado que las acciones judiciales han contribuido en revelar muchos aspectos de contexto en el cual se cometieron los crímenes…HASTA AHORA LAS DEMORAS PARA CUMPLIR LAS ACTUACIONES JUDICIALES CONTRA PARAMILITARES NO SIGNIFICAN NECESARIAMENTE FALTA DE VOLUNTAD O DE CAPACIDAD”.3
Lo cierto es que en lo respecta a Colombia, la CPI tiene en la mira a Colombia en las siguientes materias: 1. El Marco para la Paz, que “deja impunes miles de crímenes atroces”; 2. El nuevo Fuero Militar; 3. La evolución de las conversaciones en la Habana; 4. Los falsos Positivos: tras revisar los casos, “se estableció que hay fundamentos suficientes para creer que estos actos se llevaron conforme con una política adoptada por lo menos a nivel de determinadas brigadas”.
De manera que a falta de una Veeduría Internacional, la CPI, manteniéndose dentro de las lógicas de su rol judicial complementario de las Justicias Nacionales, se ha venido acercando al proceso Oslo-la Habana con una actitud humanista y política positiva, que trasciende su misma jurisdicción penal. No sobraría entonces, la Cooperación Internacional con un papel político más sobresaliente en la materia, sobre todo para destrabar situaciones engorrosas, que puedan hacer peligrar un final exitoso de estos inéditos e históricos diálogos.
3 . “CORTE PENAL INTERNACIONAL MIRA A LA HABANA”, El Tiempo.com, 21-06-2013.

30 mayo 2013

Atisbos No. 175. Los guerrilleros no son los únicos victimarios.



LOS GUERRILLEROS  NO SON LOS ÚNICOS VICTIMARIOS

                                                                                                  Humberto Vélez Ramírez.

Una Mirada desde la Historia[1]
 Ensayo en Clave de Pensamiento  Estratégico
ABSTRACT
1.        Si no dispone de una hora para leer de modo crítico y contributivo este Atisbos, no lo lea, o, quédese con al Abstract.
2.        El juego intereses-necesidades y posiciones: Cuando en una negociación se producen cambios en las posiciones- que es lo más difícil de cambiar- a partir de modificaciones en el juego intereses-necesidades, es porque efectivamente se ha estado avanzando  siendo esto lo que se puede evidenciar en estos nueve meses de conversaciones en la Habana: se ha insinuado un acuerdo informal acerca de la medida en que se afectará la propiedad rural- hasta la abolición del pre-moderno e injusto latifundio improductivo- asunto éste que en el debate nacional unos han callado mientras que otros han deformado presentándolo o presintiéndolo como una ataque frontal contra la propiedad privada.
En el asunto de los tiempos, en cambio, las posiciones más que cambiar, han tendido a radicalizarse. En este orden, el juego intereses-necesidades ha sido distinto.
3.        Santos busca la paz, ¿electoralmente habrá que apoyarlo? Como en la práctica han tomado forma dos estrategias distintas de cara a la paz, neoliberal una y anti-neoliberal la segunda, lo que en la coyuntura habría que hacer, sin adhesiones mecánicas y hasta incoherentes, es construir acuerdos entre las dos fuerzas y estrategias buscando salvar los acuerdos pacificadores de la Habana.
4.        De cara al actual proceso de negociación, existen unos enemigos abiertos para quienes el discurso de “una muy posible impunidad frente a delitos atroces” no es más que una táctica de torpedeo. Lo que les importa es que la negociación no salga avante. En esas condiciones, para ellos no hay Justicia Transicional que valga.  Con ellos, muy alineados alrededor del llamado “Centro democrático”, es inoficioso el debate público sobre esta forma excepcional de justicia pues, siempre le encontrarán reparos y enormes limitaciones y extensos vacíos. Pero, como lo ha destacado William Ospina, existen otros enemigos de buena fe y hasta casi todos sus amigos, que están muy interesados en que la paz no signifique tapar culpas y crímenes, pero que también saben que el único castigo no es la cárcel. 
5.        “LA PAZ DIFÍCIL”, un importante artículo de Jorge Orlando Melo.
6.        Las conversaciones han sido relativamente prudentes, pero sí se sabe bajo qué términos se está negociando en la Habana y sobre qué materias.Los acuerdos informales que se vayan formulando no saldrán de estos temas, a.  reforma rural; b. reforma del régimen político y electoral; c.  cooperación de las Farc en la redefinición de la Política anti-narcóticos; d. derechos de las Víctimas; e.  sentido y propósitos de la dejación de las armas; y. f. formalización-verificación de los Acuerdos  y situación del post-conflicto armado.
7.        Desde hace, por lo menos, diez años,  dos imaginarios  bélicos, han alcanzado amplia cobertura social convirtiéndose, desde las mentes de un amplio sector de la ciudadanía,  en verdaderos obstáculos a la paz. El primero de ellos  dice que esos viejos e idealistas guerrilleros han dejado de ser actores políticos y que, por lo tanto, si ahora buscan negociar, no hay  razones  robustas para otorgarles prerrogativas para que hagan política; no menos fuerte y amplio es el otro imaginario, que dice que como el fin del fin de las guerrillas se encuentra a la vuelta de la esquina, más que negociar con ellos, lo que hay que hacer es arreciar la guerra. Los amigos de la paz, en sus distintas versiones ciudadanas, deben hacer mucha pedagogía evidenciando cómo esos imaginarios no se corresponden con la realidad.  Golpeados durante el octoenio en lo militar y en pérdida progresiva de control territorial entre el 2002 y el 2007, en el 2008, producto de la readecuación estratégica liderada por Cano, los farquianos empezaron a reactivarse en el 2008, levantando cabeza militar en los últimos doce meses del gobierno de Uribe, y, a partir de entonces, en lo territorial han venido  reconfigurando   un largo y complejo corredor, que partiendo  desde Catatumbo, se abre paso por Arauca y Antioquia hasta llegar l al Valle desde donde continúa hasta el Cauca y Nariño para llegar al Putumayo y a los límites con Ecuador.

8.        En esta sociedad nuestra ¿serán los guerrilleros los únicos victimarios?  Claro que ellos lo han sido y lo continúan siendo, sobre todo, por las formas específicas como  han dirigido su movimiento con múltiples acciones ilegítimas de guerra contrarias al DIH y con un enorme impacto   perverso sobre las poblaciones civiles habitantes de los territorios de guerra.  Pero, en esta sociedad la lista de victimarios es más amplia, compleja y enredada. 
9.        En los finales de la violencia entre partidos, ¿quién obligó a Marulanda Vélez y amigos a salirse de un cargo oficial? Entrevista de Jorge Leyva al Sargento Pascua.
10.     El 20 de mayo de 1964, 14 hombres y 2 mujeres liderados por Marulanda Vélez le enviaron al presidente Valencia una carta solicitándole que se hiciese en Marquetalia una reforma agraria completa. Archivo General de la Nación Fondo Presidencia.
11.     En la década de 1960, el propio Ministro de Guerra también se lo advirtió al Estado: En Colombia habrá violencias si no se hacen reformas estructurales. Entrevista de Humberto Vélez y Adolfo León Atehortúa al General Alberto Ruiz Novoa.
12.     En la época de la violencia entre partidos- mediados del siglo  XX- se llegó a unas formas extremas de ejercicio de la  violencia, casi “patológicas”. Una corta y expresiva ilustración.
13.      Algo aún más extremo y sistemático acaeció en la década 1990-2000: apareció, por ejemplo, la práctica de desmembrar a las personas con motosierras. El   caso del genocidio del Salado.
14.     Sin pretender desvanecer responsabilidades morales y penales en lo personal, algo de perverso ha entrado a hacer parte de “nuestro cuerpo social”. Entrevista de El Tiempo al Embajador Francés Francois Zimeray.
15.     Expresión clara y robusta de ese social colombiano precario y desvanecido ha sido  la enorme inequidad social que ha caracterizado a esta sociedad. Un solo ejemplo: en materia de distribución de la propiedad rural, con un Gini de 0.86 casi que se acerca a la más perfecta desigualdad.
16.     Como para para levantar la hipótesis según la cual, como un resultado histórico,  en esta segunda década del siglo XXI los colombianos tienden a atenerse a dos modelos regulatorios ambivalentes de las conductas personales, uno para “hablar y discursear” y otro para “hacer”: El primero, especulativo e inefectivo  pero muy loado, el segundo, socialmente  efectivo pero pactado y agazapado. Por eso los colombianos, más que institucionales, son y han sido para-institucionales.  
17.     Por todas estas últimas razones medio esbozadas entre los acápites 9 y 16 del presente Atisbos, lo que los colombianos deberíamos estar haciendo sería tratar darle forma a una necesaria y compleja pero todavía dificultosa y casi imposible  LEY DE PUNTO FINAL; algo al respecto, ha avanzado Pablo Catatumbo.
18.     La Justicia Transicional  no ha sido concebida para perdonar a las personas en lo penal porque sí y ni siquiera para pagarles o agradecerles la dejación de las armas a quienes las han empuñado de modo subversivo; es una forma de justicia, concebida  para abordar y manejar un conflicto macro, grave para el país y de mucho impacto perverso para el conjunto de sus  habitantes. Por sí y en sí misma carece de sentido, pues es una función de las condiciones en las que se maneje el conflicto. Es así como, a la luz de sus propias lógicas,  el cómo y el cuánto de justicia dependen  de los niveles de reparación de las víctimas, así como de los grados efectivos alcanzados de establecimiento de la verdad, de garantías de no repetición y de reconciliación. Esto parece olvidarlo, casi por completo, el líder de la oposición a la paz, el ex-presidente Alvaro Uribe Velez, así como sus asesores y seguidores. ¿Mala fe o interés político u obsesión guerrerista o todo a la vez? Recordemos ahora que, hace 21 años, el propio Uribe, como senador y ante una situación crítica de vacío legal, sacó avante una ley de re-indulto total para el M19.


[1] . SE AUTORIZA LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTE ATISBOS 175 ESPECIFICANDO LA FUENTE.

23 abril 2013

ATISBOS ANALITICOS 172 Y 173. HUMBERTO VELEZ R.


ATISBOS ANALÍTICOS. 

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No. 172.
 EXPRESIDENTES,  CARRANCEROS  Y  MARCHANTES
 UN   REALINEAMIENTO  POLÍTICO.  

No. 173.
ANOTACIONES SOBRE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA
 Y LA PAZ EN COLOMBIA

ABSTRACT

-         Chávez y la paz en Colombia.
-         Algunos problemas de fuentes.
-         Cuatro presupuestos de la presente reflexión.
-         Venezuela: un caso de presencia de la lucha de clases en las pugnas electorales.
-         “La Revolución de Color”, Marca USA, vuela aires venezolanos.
-         Maduro y Capriles en Campaña.
-         Corregir, Estabilizar y Profundizar.
-         En la Investigación Social reconocer la existencia de una dosis dada de subjetividad, es condición sine qua non  de objetividad.


29 marzo 2013

Atisbos No. 171. Documento No. 13 sobre el proceso Oslo- La Habana.


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LAS ZONAS DE RESERVA CAMPESINA SÍ, PERO
CON REORDENAMIENTO TERRITORIAL DEL PAÍS, REFORMA AGRARIA
Y SOBERANÍA ALIMENTARIA.
                                                                           Humberto Vélez R.[1]

De preciso modo nadie sabe cuáles ni cuántos arreglos concretos hay enrollados en “los cuatro o cinco metros de acuerdos” de los que nos han hablado los conversadores oficiales de las Farc[2]. Sobre esta materia, más que desesperanzas, en el imaginario colectivo anidan ansiosas pero fundadas esperanzas no exentas del desgaste con el que a todas horas las afectan los vigorosos enemigos abiertos e invisibles de esta negociación, entre ellos algunos expresidentes de Colombia.
De todas maneras, esos todavía invisibles pero posibles acuerdos sobre la cuestión rural, deben encontrarse inscritos en cinco ejes que, de acuerdo con Humberto de la Calle Lombana, el conversador oficial, han construido de modo conjunto: 1.acceso a la propiedad de la tierra de quienes carezcan de ella o la tengan de manera insuficiente; 2.mejor uso del suelo; 3. cierre de la frontera agrícola como forma de blindar a las actuales y futuras generaciones campesinas; 4. obras de infraestructura rural; y 5. especial atención a la salud, educación y otros bienes públicos del campo[3].
Este Atisbos 171 enhebrará algunas reflexiones alrededor del cuarto eje asociado al cierre de la frontera agrícola y más en concreto, al tema nada extraordinario pero sí muy prometedor de las ZONAS DE RESERVA CAMPESINA, en adelante ZRC.
En opinión de los Atisbos, sobre esta última materia la novedad no han sido Las Zonas en sí mismas consideradas, sino, más bien, el de pretender elevarlas a la condición  de Entidades Territoriales. Pero aún esta apuesta no tendría mucho de especial  si hubiese  sido presentada inscrita  en tres importantes proyectos previos, de carácter más bien macro, y que por otro lado, no hacen parte de los temas pactados en la fase de pre-negociación. Nos estamos refiriendo: 1. a una propuesta de reordenamiento territorial del país constitucionalmente posible como es la de la creación de las Provincias y Regiones, vale decir, de los anhelados y necesarios ESTADOS-REGIÓN: 2. a una REFORMA AGRARIA, radical e integral, aunque sólo cubra al latifundio improductivo y 3. a una apuesta nacional pero regionalmente diferenciada de SOBERANÍA ALIMENTARIA.
Presupuesto un final exitoso del proceso OSLO-LA HABANA, irrigar con Zonas de Reserva Campesina  a un país disfuncional en lo territorial y plagado  de Bacrim por todos los costados, no dejaría de ser por lo menos  poco técnico, si no inmoral en lo político.
Y en efecto, las ZRC no constituyen una novedad, pues poseen soporte legal en la ley 160 de 1994, que las creó
con el fin de proteger a las comunidades campesinas, especialmente aquellas ubicadas en zonas de frontera agrícola, colonización o de conflicto armado, del avance del latifundio o de los monocultivos. Uno de los mayores promotores ha sido el reconocido escritor, periodista e investigador Alfredo Molano”[4].
Hasta el momento, con fuerte oposición,  se han creado seis ZRC en las que habitan 75.000 campesinos en una extensión de 830.000 hectáreas. Tan solo durante el gobierno de Santos se ha pensado en crear otra en Los Montes de María. Como se podrá observar, estos territorios campesinos todavía no se han nacionalizado. Ahora en la Habana, las Farc al presentar 10 propuestas rurales, ha lanzado la iniciativa de reordenar la economía campesina alrededor de 59 ZRC con una extensión de 9 millones de hectáreas. En las apariencias, sería excesiva la extensión de los territorios campesinos, pero ellos sólo cubrirían el 8% de los 114 millones de tierras explotables que hay en país, 40 millones de ellas dedicadas a la ganadería extensiva. Por consiguiente,
“como ha afirmado Alfredo Molano, el problema no es de tierras, lo que significa, se ha dicho en la Revista SEMANA, que hay mucho espacio para las zonas de reserva campesina. El secreto está en cómo garantizar su existencia sin afectar la integridad del país”[5].
Actualmente, en cada ZRC y de acuerdo con la lógica legal, la comunidad campesina organizada en una junta directiva levanta un Plan de Desarrollo financiado por el Estado. A guisa de ejemplo en el Caquetá está funcionando la ZRC “PATO-BALSILLAS” con notas como éstas: una carretera-trocha dificultosamente comunica con Neiva a una población de  6.200 personas desparramadas en 27 veredas que cubren una extensión de 88 mil hectáreas.  El  año pasado produjeron más de mil toneladas de café y unas 1500 de fríjol; en los comienzos del gobierno de Santos recibieron un partida de 250 millones de pesos para reactivar su plan de desarrollo y hace poco la ONU les inyectó 70 millones para capacitación; han logrado capitalizar un Fondo Social  de unos 200 millones con los que conceden pequeños créditos para siembra y  compra  de insumos; en distintos contextos de historia local han recibido la influencia de las Farc; al respecto ha dicho Miguel Córdoba, tesorero de la Asociación: “el gran problema está en la estigmatización. Aquí fue  donde llegó ‘Tirofijo’ cuando decidió meterse al monte”; y finalmente Herminia Quimbaya de la Junta de Acción Comunal, manifestó, “hoy no podemos hablar de un beneficio real de ser zona reserva, pero lo nuestro es básicamente una apuesta al futuro; creemos que muy pronto todos los beneficios que contempla la ley  nos llegarán[6].
Al hacer su propuesta las Farc escribieron y hablaron de la constitucionalización de las ZRC como entidades territoriales dotadas de amplia autonomía política y socialmente enhebradas en distintas formas de propiedad. De cara a esa apuesta de autogobierno, de autogestión y de autodeterminación, en masa se vinieron las reacciones negativas. A guisa de ejemplo, destaquemos sólo dos:
Las Farc, afirmó el Ministro de Agricultura, quieren decidir y convertir el país en un mosaico  de republiquetas independientes”; por su parte, Ernesto Samper señaló que ésa era una salida desafortunada, pues no se podían comparar a las zonas de reserva campesina con repúblicas independientes”[7].
Con estas reacciones, como para traer a la memoria  la primera parte de la década de 1960 cuando Álvaro Gómez Hurtado le dijo al Congreso en pleno que Colombia se estaba balcanizando, pues en una región llamada Marquetalia un sector de campesinos estaba creando una República Independiente, por lo que el gobierno de Guillermo León Valencia, asesorado por los Estados Unidos y bajo el liderazgo del General Ruiz Novoa, levantó la más gigantesca operación en la historia de las Fuerzas Armadas colombianas. Fue la ya clásica Operación Marquetalia. De este modo, hasta esta  desértica región  llegaron miles y miles de soldados que no encontraron a nadie en la zona, ya que los 30 campesinos  que en ella habitaban liderados por Manuel Marulanda Vélez y armados con machetes y escopetas hechizas como la mejor defensa, habían  decidido trasladarse a una región vecina donde fundaron las Farc. Hacía apenas tres semanas que, según carta publicada hace unos pocos años por El Espectador, le habían enviado una nota al presidente Valencia en la que le urgían la necesidad de una reforma agraria integral.
Ojalá estas supuestas nuevas Repúblicas Independientes, que serían las futuras ZRC, no devengan en una vaca muerta capaz de entrabar el carro, que al  arrancar desde OSLO  a principios del año pasado,  se vino en noviembre a la Habana con la esperanza de llegar a Colombia entre finales del 2013 y principios el 2014 cargando la noticia de la posibilidad de dar un primer paso importante en la construcción de paz.
Explicables, que no justificables, son algunas de las reacciones contra la iniciativa de las Farc. En un país donde las dinámicas asociadas a un semicentenario conflicto interno armado han estado más asociadas a las luchas por el control territorial que a la realización de una amenazante  y casi inmediata revolución social; y en un sociedad donde durante el octoenio de Uribe Vélez casi toda la acción estatal, tanto la discursiva como la práctica, estuvo orientada  sacar a los farquianos de los territorios por ellos controlados. En  un país y en una sociedad así, todo lo que huela a la posibilidad de control territorial exacerba los poros del cuerpo nacional produciendo ampollas, sobre todo en los sectores de la derecha política.
De todas maneras los Atisbos, no obstante que postulan la necesidad de contextualizar esa propuesta que es bondadosa, no duda en calificarla como impolítica en su forma de presentación, así como de  poco técnica en materia de su viabilidad.
Sería doloroso y lamentable que una propuesta que en su actual forma legal podría ser cualitativamente mejorada, echase por la borda la posibilidad de una negociación, sobre todo en una coyuntura histórica en la que como nunca, gobierno y Farc, por haber aprendido a negociar cediendo, han estado cercanos a firmar el mismo papiro con el mismo estilógrafo.
Sólo el próximo 2 de abril sabremos si en la Habana en un noveno ciclo de diálogos se ha podido pasar al segundo tema pactado relacionado con el carácter y los alcances de la participación política de las Farc.



[1] Profesor e investigador Universidad del Valle. Programa de Estudios Políticos y Resolución de Conflictos. Miembro de REDUNIPAZ. Presidente Fundación Ecopaís.
[2] Gómez Giraldo, Maribel. Editora de El Tiempo, “La Habana tiene su propio ritmo”, El Tiempo, Bogotá, 24-03-2013, pg.4; La Patria, “El discurso de las Farc”, Manizales, 24-03-2013, pág. 6ª.
[3] La Patria, artículo citado.
[4] SEMANA, “El lío de las Zonas de Reserva Campesina”, Edición 1611, 18-25 marzo 2013, pgs.58-59.
[5] Ídem.
[6] Meléndez, Jorge Enrique, “Así se vive en una Zona de Reserva Campesina”, El Tiempo, 24-o3-2013.
[7] Semana, artículo citado.