18 julio 2013

Atisbos No. 176.


UNA VEEDURIA INTERNACIONAL: 
LA PATA QUE FALTA PARA SALVAR EL PROCESO

Por: Humberto Vélez Ramírez.

 para acceder y descargar el documento en pdf hacer click aquí:  https://docs.google.com/file/d/0B5ro9VGGR03fQWltS0FmNzR0Rjg/edit


A partir de este Atisbos 176, pero englobados en el tema central de la participación, cuatro asuntos más particulares se transparentan como importantes, complejos y álgidos:
1. La participación de uno de los actores de los diálogos en un régimen político institucional en proceso de democratización ;
2. La participación del movimiento social por la paz, incluido el resurgir de la “Unión Patriótica”, como una de las fuerzas instituyentes de unos acuerdos robustos, duraderos y que abran rutas de futuro;
3. El dispositivo de participación de las sociedades civiles en la formalización de informales acuerdos;
4. La participación de todos, Estado, ex-guerrilleros, sociedades civiles y Cooperación Internacional en la fase postconflicto, que será más dificultosa, pues los acuerdos pueden firmarse pero quedarse bloqueados en su aplicabilidad por una relación política de fuerzas desfavorable, como podría ser el caso, no necesariamente, de una Asamblea Nacional Constituyente.
En los próximos Atisbos abordaremos cada uno de esos temas. Como adelanto o contexto, digamos algo sobre una pata que le falta a este proceso: La Cooperación Internacional. La participación de ésta, bajo la forma que sea, es urgente, pues los enemigos del proceso Oslo- La Habana- los abiertos, los agazapados y los enredadores, oficiales y no oficiales- son más numerosos y poderosos de lo previsto.
En un proceso en el que alrededor de cada uno de los cinco ejes pactados en la pre-negociación jugarán siempre intereses, necesidades y posiciones, éstas como punto de partida, se transparentarán siempre como inamovibles- el gobierno con su tesis de “No Constituyente” y la Guerrilla con la suya de “Sí a la
1 Humberto Vélez R, programa de Estudios Políticos, IEP, universidad del valle; publicación de Ecopaís, “un nuevo estado para una nueva Colombia”, humbertovelezr@gmail.com 1333 palabras; con este artículo se completan 18 sobre el proceso Oslo-La Habana ( Atisbos 159 a 176); para acceder a ellos visitar el blog http://fundacionecopais.blogspot.com
apelación al Soberano Supremo, pues se trata de un Pacto social de Paz”- mientras no se acomoden y ajusten los intereses y las necesidades de cada una de las partes. En el anterior Atisbos, ya vimos cómo jugaron y se movieron esos tres “factores” en la construcción de los primeros acuerdos informales sobre una reforma rural integral. Semanas atrás decíamos que si pasaba la discusión sobre este primer eje, ya casi todo quedaría asegurado, sin embargo, estamos viendo cómo cada tema central presenta su personalidad, su sabor y su propia dificultad .Así como nada se ha aprobado mientras todo no esté aprobado, nada será fácil, mientras todo no esté dialogado y discutido.
Entonces, en esta mitad del 2013 de cara a la Habana, ni el optimismo idealizado ni el pesimismo inhibidor; todavía no se está en un punto de no retorno, no obstante los avances en el dificultoso primer tema. Se llegará a ese punto, de un modo significativo, cuando todo esté discutido y todo esté aprobado y todo esté firmado, y de manera más definitiva, en la fase postconflicto cuando se comiencen a aplicar los acuerdos logrados y, por esa vía, a un país dotado de un régimen político abierto a la democracia, se le empiecen a abrir las rutas de construcción de paz que como todo lo socio-humano, responderán a distintos modelos posibles de convivencia. El presidente Santos, como cuestionando a las Farc, ha dicho que “para llegar a los acuerdos se requiere buena fe”, que las Farc no deben solicitar “imposibles” por fuera de las reglas pactadas.
Pero no hay nada que en materia fáctica evidencie que, en asuntos de buena fe, las Farc se hayan quedado rezagadas respecto al gobierno. En esta negociación, ni las guerrillas desde la Mesa están exigiendo una revolución socialista, éste sí el máximo “imposible”, ni el gobierno puede ponerse en la posición cerrada de blindar el capitalismo salvaje con inamovibles, que nada tienen que ver con principios asociados a la esencia misma del establecimiento capitalista. O ¿será que asuntos que en la actualidad son problemáticos, como “los tiempos” de los diálogos-los “dispositivos” de formalización de los diálogos y “las maneras de dejar las armas”, hacen parte de inamovibles convicciones? Un inamovible más sólido podría haber sido la propiedad privada del latifundio improductivo, y en esta materia el gobierno parece haber cedido. El gobierno de Santos, si quiere “su” paz, no puede moverse con los discursos traídos de los cabellos de los enemigos del proceso Oslo-La Habana”. Un solo ejemplo. El señor Javier A. Barrera en artículo del 21 de junio escribió,
“si algo ha demostrado la influencia de las Farc es su incapacidad para consolidar modelos sustentables e igualitarios. Para la muestra el Cauca de hoy, tierra de nadie que después de la influencia de Márquez y sus amigos sólo muestran pobreza y delincuencia común”. 2
Con una lógica algo fáctica, un estudiante de bachillerato relativamente informado de que el que ha sido gobierno en Colombia y en el Cauca ha sido el Estado, podría responderle a Barrera: “Para la muestra la Colombia de hoy, tierra de su Estado y de su régimen político bipartidista, que después de dos siglos de influencia, estando el país entre los de mediano desarrollo económico técnico a
2 . Barrera, Javier A, “LA PIEDRA EN EL ZAPATO”, El Nuevo Siglo, 22 junio 2013.
escala mundial, le presentan al mundo una de las sociedades más inequitativas en materia de distribución de la riqueza, del ingreso y sobre todo, de la tierra”.
Por desgracia a este proceso, más allá del excelente papel desempeñado por los dos países garantes, Noruega y Cuba, y los de acompañantes, Venezuela y Chile, le está haciendo falta una VEEDURÍA INTERNACIONAL.
En los Atisbos pensamos que (más allá de la posición jurídica y éticamente válida de que en la negociación de un conflicto interno armado, Justicia Transicional y hasta Amnistías e Indultos sí puede haber “MENOS PARA GENOCIDIOS Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD Y DE GUERRA”), la CPI no puede ser un obstáculo para esta negociación. Y en efecto, en las últimas semanas este panorama ha empezado a esclarecerse. Como lo ha dicho, durante su paso por Bogotá, el señor Usmer, analista del despacho de la Fiscalía de la CPI,
“La CPI daría la bienvenida a un fin del conflicto armado porque significa menos crímenes y menos sufrimiento para las víctimas…Cualquier solución a la que se llegue podría tener implicaciones en la actuación complementaria de la CPI, porque lo acordado puede afectar los procedimiento nacionales para atender a crímenes en los que tiene jurisdicción la Corte”, para el caso colombiano desde el 2002…”. Por otra parte, han valorado como positivo lo visto: “las acciones judiciales para investigar y condenar a los responsables de crímenes bajo la jurisdicción de este Tribunal, entre ellos el Secretariado de las Farc, el ELN, los altos mandos paramilitares, oficiales del Ejército y políticos vinculados con las autodefensas. Se está evaluando si los denominados grupos paramilitares o nuevos grupos armados ilegales podrían considerarse grupos armados que podrían ser parte del conflicto…Hemos considerado que las acciones judiciales han contribuido en revelar muchos aspectos de contexto en el cual se cometieron los crímenes…HASTA AHORA LAS DEMORAS PARA CUMPLIR LAS ACTUACIONES JUDICIALES CONTRA PARAMILITARES NO SIGNIFICAN NECESARIAMENTE FALTA DE VOLUNTAD O DE CAPACIDAD”.3
Lo cierto es que en lo respecta a Colombia, la CPI tiene en la mira a Colombia en las siguientes materias: 1. El Marco para la Paz, que “deja impunes miles de crímenes atroces”; 2. El nuevo Fuero Militar; 3. La evolución de las conversaciones en la Habana; 4. Los falsos Positivos: tras revisar los casos, “se estableció que hay fundamentos suficientes para creer que estos actos se llevaron conforme con una política adoptada por lo menos a nivel de determinadas brigadas”.
De manera que a falta de una Veeduría Internacional, la CPI, manteniéndose dentro de las lógicas de su rol judicial complementario de las Justicias Nacionales, se ha venido acercando al proceso Oslo-la Habana con una actitud humanista y política positiva, que trasciende su misma jurisdicción penal. No sobraría entonces, la Cooperación Internacional con un papel político más sobresaliente en la materia, sobre todo para destrabar situaciones engorrosas, que puedan hacer peligrar un final exitoso de estos inéditos e históricos diálogos.
3 . “CORTE PENAL INTERNACIONAL MIRA A LA HABANA”, El Tiempo.com, 21-06-2013.

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