OSLO Y LA HABANA 2 : LA
IMAGINACIÓN PACIFICADORA
Humberto Vélez R.
Nota Introductoria.
En el anterior Atisbos, el número
158, expectante de desarrollos y resultados del proceso Santos-Guerrillas,
prometimos que, en cada uno de los
números siguientes, no escribiríamos
más de tres cuartillas. Pero, ocurre que como
no las podemos dejar huérfanas de muchos contextos, hacemos una
excepción diciendo que en este Atisbos
nos extenderemos a muchas cuartillas más, pero no más de las necesarias
para darle un marco conceptual analítico
adecuado al proceso de Oslo y de
la Habana 2.
ABSTRACT
QUINCE TESIS PRECISAS DE CONTEXTO.
1. Si alguien me preguntase en qué contexto de historia
objetiva y simbólica se encuentra el
conflicto político interno de Colombia en este octubre del 2012- pero sin
pretenderme como poseedor de la “verdad científica, pues a ésta la tenemos que
construir entre todos- , ensayaría la siguiente hipótesis: Las guerrillas del
ayer de 1998 – Farc y Eln- no son Las
guerrillas de hoy 4 de octubre del 2012.
Como para decir que tanto en las estrategias como en las posiciones territoriales
y en las mismas representaciones
simbólicas se han producido importantes cambios. En 1998, ningún General-
y entre ellos incluyo al duro tropero General Mora-
se opuso de modo abierto a que Pastrana aceptase el Modelo Caguán,
apuesta de despeje hecha por las Farc. Y
asumieron esa conducta porque sentían que los farquianos, tras duros y
humillantes golpes propinados al Ejército en la segunda parte de la década del
90, estaban a punto de quebrar el equilibrio militar estratégico del Estado. Al
respecto, recordar el evento más representativo, el de la toma de la Base
Militar de las Delicias. Por su parte, las Farc se imaginaban que estaban a las
puertas del poder. En la actualidad, en cambio, la situación es muy distinta:
mientras que los Generales saben que ya
no perderán la guerra, pero que tampoco la han ganado, el Secretariado y el
COCE saben que ya no la ganarán pero que tampoco la han perdido. Entonces, en
una situación así, como nunca las condiciones son propicias para una
negociación.
2. Negociar
con las guerrillas no es construir paz en Colombia, es sólo el inicio de un
complejo y dificultoso proceso, pues, y ¿los otros conflictos internos armados?
; y ¿la cultura intolerante?; y la profunda inequidad social que atraviesa al
conjunto de la sociedad colombiana?
3. “Esta
vez, la aproximación tiene que ser distinta porque otra es la situación
objetiva y simbólica de la guerra interna…”.
4. “Entonces, imaginación política, generosidad y apertura
mental, cualidades esenciales para que en Oslo y la Habana 2, pueda desplegarse
la imaginación pacificadora, figura ésta, entre romántica y racional, tan
ausente en las pasadas apuestas de negociación”.
5. “Ojalá los bandos pudieran ir a Oslo y a la Habana 2
provistos de otro espíritu- de cierta dosis de “espíritu de conciliación”- para que los acuerdos no arrastren consigo la
fragilidad de ser un mero producto de relaciones de poder”. “La experiencia
histórica ha enseñado que un “espíritu” así, sólo empieza a tomar forma cuando la desconfianza
entre adversarios ha iniciado su
desmonte. Ojalá que la primera fase de
pre-negociación exitosa en la Habana 1, así como permitió concertar unas reglas
de juego básicas, haya arrojado algunos frutos positivos y funcionales en
materia de construcción de confianzas.
6. “Nuestra posición es que la firma de unos acuerdos para
hacer la dejación o uso de las armas – este es un acto político y técnico
acompañado de reformas imprescindibles a la luz de las lógicas del evento
mismo- no es la coyuntura apropiada para exigir una revolución social y política como se hizo en el Caguán,
aunque sí se deben acordar y pactar las reformas sociales y políticas que la
posibiliten por encontrarse asociadas a los orígenes y dinámicas del
conflicto.”
7. “Ahora bien, si las reformas que acompañaron la dejación
de las armas no fueron las necesarias,
“alguien” dotado de fuerza social y política y simbólica, tendrá que ampliarlas
y ahondarlas, pero la experiencia histórica nos ha enseñado que, con seguridad,
ese “alguien” no será el Estado, que en materia social, con el apoyo de la
ciudadanía burguesa y aristocrática, tiene una muy gorda deuda social con la
ciudadanía popular.”
8. “Entonces, volviendo
al asunto de la negociación de Oslo y la Habana 2 y de
las posibles reformas, digamos que no vemos razones de fondo para que la
firma de una negociación política, que tiene como objetivo central dejar el uso
de las armas como método privilegiado de lucha política, tenga, para las
sociedades civiles, como condición dominante, la realización de una especie de
revolución social y política. “ Y todo
esto porque de lo que, como básico, se trata, es de que, por fin, en Colombia los bullosos y
fatigantes y perversos fusiles dejen de hablar y en definitiva, le entreguen el
uso de la palabra a la política, a una que sea legal y legítima y democrática y
entusiasta y convocante e imaginativa.”
9. “Pero,
en el caso de esta negociación, lo explícitamente acordado en materia de
reformas en la primera fase llamada de negociación de la negociación realizada
en la Habana 1, fue un problema
aterrizado y trascendental para el futuro del país y que ha venido siendo soslayado desde 1863
cuando se dio un primer paso para hacer una reforma agraria, pero que cayó en
el vacío: LA CUESTION AGRARIA.”. A la
Iglesia, la gran terrateniente de la época,
le expropiaron sus tierras, pero éstas no llegaron a manos de sus
cultores naturales, a las de aquellos sin tierra, como lo demandaba el sector
liberal liderado por Murillo Toro sino
que, de modo casi natural, se deslizaron ya hacia los grandes hacendados vigentes ya hacia algunos de los Generales de la Independencia.
En otras dos grandes coyunturas de la historia nacional -en la década de 1930
durante la Revolución en Marcha y en la del 60 durante el gobierno de Lleras
Restrepo - hubo la posibilidad real de una
reforma agraria, pero, de nuevo, la apuesta se traspapeló tras las sinuosidades de las relaciones
institucionales de poder y del enorme peso político de los intereses
corporativos de los grandes terratenientes. “
10. “LA CUESTIÓN AGRARIA EN COLOMBIA será el tema central de
discusión en Oslo y la Habana 2 y a esta Mesa no se llevará, como lo ha
afirmado nuestro colega académico Rubén Darío Acevedo “buena parte de la Agenda
Nacional bajo el supuesto de que por la paz
vale la pena llegar a estos extremos”.
Claro que “nadie ha dicho que al
final de una guerra civil o de un conflicto interno armado, la amnistía no sea
una figura legal aceptada y también un gesto de
paz y de reconciliación, pero ahora como nunca sabemos que esa figura jurídica
no aplica para crímenes
internacionales tales como los de lesa humanidad.” No reconocer esto, es tratar de enmarañar, de
mala fe, y en el peor estilo de los
uribistas, lo que sucederá en Oslo y en la Habana 2”.
11. “Entonces ahora, por haber sido de modo explícito acordado
en La Habana, en estas conversaciones,
en un marco institucional y con la presencia de fuerzas encontradas, los
colombianos vamos a tener la oportunidad de analizar y debatir los actuales
problemas del país desde el horizonte DE LA CUESTIÓN AGRARIA, problema éste
deslegitimado, como válido y pertinente, por lo menos desde 1970, por el
establecimiento colombiano.”
12. “Entonces dijimos, en marzo del 2011 en el Atisbos
Analíticos, que en Colombia ninguna
negociación tendría futuro si en la
formalización de las grandes decisiones
finales a ellas asociadas, sobre todo las más técnico-políticas, no
participaban los militares como protagonistas, aunque subordinados al
presidente de la República.”
13. “Nos guste o nos disguste, Colombia es un país inscrito en
el marco de la dominación hegemónica
mundial de los Estados Unidos…Ahora Marco Calarcá ha dicho que “no tiene nada
en contra de la participación de los Estados Unidos, como parte interesada en asuntos vinculados con el narcotráfico”.
14. “Como para decir, que este proceso de paz debe ser
des-mediatizado, vale decir, inhibido y anulado como show mediático, lo que no quiere decir que el gobierno
monopolice la información, que debe ser totalmente libre, sin que la impongan o
manipulen o la ubiquen como “única
verdad” a través de su propia fuente, ni el gobierno, ni los dueños de los
medios, ni las guerrillas ni los Estados Unidos”. La otra razón de la extensa
cita sobre Los Medios y La paz se encuentra asociada al hecho de que en su
escrito, Molano hace sugerencias muy importantes de ser tenidas en cuenta en el
caso de unas negociaciones en las que, en nuestro concepto, lo estatal militar
va a tener mucho peso, como lo expresa la presencia de dos Generales. Entonces,
si a los plenipotenciarios del gobierno se les va la mano imponiendo muchas
condiciones para “el otro” y muy pocas “para sí” o exigiendo muchas renuncias
sin ellos hacer concesiones, el proceso de negociación podrá traspasar el punto
crítico de un nuevo fracaso.
15.
“A partir de lo que hasta se ha
configurado como “dado”, en Oslo y la Habana 2 van a ser presencia tres temas
de importancia dominante, pero los dos primeros, de muchos modos, subordinados
al tercero: La cuestión agraria; la conversión de la insurgencia armada en una
insurgencia partidista civil; y el
estatuto ontológico de los militares.”
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