23 octubre 2016

ATISBO 249: CÁRCEL, ELEGIBILIDAD Y PLEBISCITO

Atisbos Analíticos No 249,  23  de septiembre de 2016, Humberto Vélez R, Armenia, Red de Universidades por la PAZ, Redunipaz
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CARCEL, ELEGIBILIDAD Y PLEBISCITO
Este, el 249, es quizá el más corto de los Atisbos Analíticos  que, como avances de investigación aplicada, hemos escrito entre enero del 2000 y este septiembre del 2016.
Las ambivalencias ‘’cárcel o penas alternativas’’  y ‘’elegibilidad  o no elegibilidad’’ de los exguerrilleros para hacer política  y desempeñar cargos públicos son quizá los dos tema centrales frente a los cuales los votantes del 3 de octubre definirán sus opciones por el Si o por el No en el próximo Plebiscito. Condensamos así la posición de los Atisbos:
1.    Si el triunfador es el Sí, todos, menos los traficantes de armas, saldremos ganando comenzando por Colombia que, en una estupenda coyuntura de  oportunidad podrá abordar su reconstrucción nacional a partir de un cambio importante en las relaciones sociales en el campo.
2.    Si el ganador es el No, todos terminaremos  perdiendo incluidos los vencedores, que se quedarán en un limbo político del que no podrán sacar avante la propuesta uribista de renegociar los acuerdos, pues ni Santos, no obstante quedar jurídicamente facultado para convocar a un nueva negociación, tendrá alientos políticos para intentarlo, ni las Farc se avendrían a una renegociación que más que tal, no sería otra  cosa que una exigencia disimulada de rendición, sometimiento y capitulación.
3.    En general, en todas las negociaciones de conflictos armados internos, siempre  habrá que buscar un equilibrio entre las lógicas y las exigencias de la justicia y las lógicas y exigencias de la paz. Pero, si en la negociación del más largo y sangriento y brutalmente impactante en lo ambiental y en lo socioeconómico conflicto interno armado que ha habido en el último medio siglo en el mundo occidental, como ha sido el colombiano, de entrada se exige cárcel para los guerrilleros como una condición sine que non,  de inmediato se rompe ese equilibrio a favor de la justicia y en detrimento de la paz, pues subversivos que militarmente no han sido derrotados,  no se van a sentar a discutir cuánta prisión merecen.
4.    Y si a lo anterior se agrega la propuesta de la no elegibilidad de los exguerrilleros, es decir, su no participación en lo que ha sido su pasión, la política, no sólo no habrá pacificación sino que se le estarán abriendo las puertas a la más cruel, anómica, sangrienta desregulada y bárbara re-guerra.
5.    Hacía allí podría conducir el triunfo del NO  cocido electoralmente alrededor de la propuesta uribista de la renegociación de los Acuerdos, pues al ser aquella  una imposibilidad política, no sólo nos vamos a seguir matando sino que, con seguridad, lo haremos  de modo más cruel y bárbaro.
6.    De todas maneras, si el triunfante es el No, la reguerra no se iniciaría el 3 de octubre por la noche, pues se puede abrir un nuevo y substancioso  espacio si un sector amplio de la ciudadanía como movimiento social por la paz, a la par con las Farc y el Eln, recogen la propuesta de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, a la que también asistirían representantes de la oposición a los Acuerdos en su expresión de extrema derecha.
7.    Y si en adelante todos tenemos que empezar a romper con las armas para hacer política, sería ésta, la de una ANC, una magnífica coyuntura de oportunidad para iniciar y jalonar ese proceso.  Al hablar de paz positiva o integral por estos años hemos destacado que en Colombia una dimensión muy importante de ella son los procesos de reconciliación y perdón. Algunos, con toda razón, podrán preguntarse cómo será posible hablar de “perdón’’ en una sociedad tan clasista como ésta, que tiene  su modernidad y modernización  atravesadas por el capitalismo salvaje. Pues bien, la misma historia de esta sociedad ha empezado a ensenarnos a muchos que si bien la paz integral solo podrá ser el resultado  de las luchas sociales democráticas, en una sociedad como la colombiana, que requiere con urgencia de   la reconciliación y del perdón,  es posible actuar dentro de una concepción humanista de la misma lucha de clases. Por ejemplo, diríamos que  no hay  por qué odiar a los individuos por el hecho de ser  burgueses, pues son humanos como todos los ciudadanos, sino que  el odio sólo debe recaer sobre las estructuras clasistas  de poder  por ellos creadas y, entonces, en un marco de tolerancia y de luchas democráticas, todos podemos luchar o por mantener o por transformar la actual sociedad en su etapa postconflicto interno armado.

    

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