18 septiembre 2017


Atisbos analíticos no 263, septiembre  10 DE 2017, incopaz, instituto colombiano de  y para la paz, CALI-ARMENIA, humbertovelezr@gmail.com,
Al Encuentro fraterno  CON FRANCISCO en  Villavicencio también llegó como víctima el cristo negro de bojayá : en una bárbara   batalla entre guerrilla y paramilitares, que pudo evitar el ejército, el 2 de mayo del 2002 le destrozaron la nariz, le mutilaron los dos pies y, de un tajo, le arrancaron los brazos de su torso…ASÍ LE REZÓ EL ACTUALFRANCISCO de asís al CRISTO MUTILADO:.                                     




“Oh Cristo negro de Bojayá,
que nos recuerdas tu pasión y muerte; junto con tus brazos y pies
te han arrancado a tus hijos
que buscaron refugio en ti.
Oh Cristo negro de Bojayá, que nos miras con ternura
y en tu rostro hay serenidad; palpita también tu corazón para acogernos en tu amor.
Oh Cristo negro de Bojayá, haz que nos comprometamos
a restaurar tu cuerpo.
Que seamos tus pies para salir al encuentro del hermano necesitado;
tus brazos para abrazar
al que ha perdido su dignidad;
tus manos para bendecir y consolar al que llora en soledad.
Haz que seamos testigos
de tu amor y de tu infinita misericordia".







¿CONSTITUYE  LA CATÓLICAMENTE  INNOVADORA TELOGIA  POPULAR
DE FRANCISCO UN OBSTÁCULO PARA EL DESPLIEGUE DE UNA ESTATEGIA
CONTRAHEGEMÓNICA  DE LIBERACIÓN DE LOS SUBORDINADOS?


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Para algunos, quizá para muchos, que el actual  Obispo de Roma   trasladase su sede a Bogotá sería  deseable pues, durante las meras cuatro frías noches  que en ella durmió,  la cifra de asesinados se redujo  de manera notable y, de acuerdo con informes oficiales, las lesiones personales disminuyeron en un 84%[1];  la política agotada en  la pugna Santos-Uribe  puso a muchos a reflexionar; por vez  primera durante 96 horas seguidas los Medios de difusión visibilizaron los dolores, las angustias y las miserias de  “los de abajo”; las gentes sintieron que las “obviedades” sobre las que el Papá enhebró sus discursos, eran  una pura y santa realidad irrealizada; y también ,por vez primera en muchas décadas, todos y todas, incluidas las exguerrillas y el Eln  y un sector importante del neo-paramilitarismo, ensayaron un lenguaje menos  agresivo y hasta  fraternal. Tremendo “milagro” éste que, excepción hecha del impulso a la Reconciliación, quizá solo durará hasta que el Papa Francisco retorne a Roma.
Ya diremos más  adelante cómo y por qué “un solo hombre” pudo producir tan fugaz  “milagro”, pues otros  dos Papas ya habían besado piso colombiano sin producir tan tremenda movilización ciudadana, mental y hasta  de “curiosidad”.
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En la historia de los Papas, dificultoso se torna fijar y precisar las fronteras entre su función pastoral (imprimirle dirección evangélica a los católicos), su papel moral (señalarles la distinción entre el bien y el mal) y su papel político (gobernar el pequeño pero poderoso Estado del Vaticano y manejar sus relaciones con otros Estados). Aunque en general, los dos primeros papeles han sido los más visibles, el tercero, el papel político, ha sido el más oculto y tapado quedando casi siempre a merced de la discrecionalidad y de las convicciones personales de cada Papa. De los 6  Obispos de Roma que ha habido en los últimos 70 años – Pío XII, juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco-, todos, con estilos distintos y acentos diferentes y más cerrados  unos que otros, han cumplido su papel pastoral  y moral, pero dos, Juan XXIII y  Francisco han sido los más francos, “liberales”  y abiertos. Uno y otro, más el segundo, han buscado abrir la Iglesia a un espíritu  nuevo más próximo a los problemas concretos de las bases eclesiales, a  un enfoque más amplio y comprensivo  de lo bueno y de lo malo, a una mejor inteligencia de las otras Creencias así como del ateísmo y del agnosticismo, lo que los llevó a  elevar la política a una fase superior de manejo para denunciar, sobre todo y ante rodo, las miserias de las sociedades capitalistas, consumistas y antiecologistas.  El Papa Juan, en busca  de una Iglesia más cercana a los problemas de sus feligreses, abrió el Concilio Vaticano II, pero por lo corto  de su obispado, apenas 6 años, no pudo cosechar sus primeros frutos; vinieron después tres Papas, que bailotearon entre “un poquitico” del Vaticano II y “un mucho más” del conservadurismo  de la época preconciliar, correspondiéndole  a Benedicto XVI observar, desesperado e  impotente y maniatado, los escándalos financieros del Banco del Vaticano. Presentó entonces su renuncia al Papado y llegó un  Francisco inscrito en  la llamada “Teología Popular” y dispuesto a enfrentar la aguda crisis del Banco del Estado del Vaticano. Como para recordar: nos estamos refiriendo a  un pequeño Estado teocrático de Europa meridional, enclavado en Italia, al oeste de Roma en la margen derecha del río Tiber, de 2 km2 de superficie urbana y con menos de mil habitantes que, aunque carece de recursos naturales, posee un importante Banco, “el Banco para las obras de la Religión”, con acciones muy bien colocadas  y muchos escándalos  en su seno sin que ninguno de los Papas anteriores se hubiese atrevido siquiera a medio arañarlo, pues  su manejo  se movía bajo un total  “secreto”. Habían sido muchos los Cardenales y altos Ejecutivos católicos, que se habían visto implicados en una u otra versión de negociados financieros. Lo primero que hizo el nuevo Papa en abril del 2013 fue suprimir  el pago de 25.000 euros anuales a cada uno de los cinco Cardenales de la Comisión Cardenalicia de Vigilancia; en seguida, consciente de que  todo escándalo y error del Banco, que habían  sido muchos y reiterados, empañaban la imagen del Estado del Vaticano obscureciendo el ambiente  y creando un clima adverso a la  aplicación de su Teología Popular, personalmente asumió su reforma, levantó todo “secreto” en torno a su manejo y nombró una Comisión Investigadora conformada por expertos todos ellos ajenos al Vaticano, con la tarea de investigar a cualquier miembro de la Curia y con la obligación de entregarle a él ,y sólo a él, los resultados de su trabajo[2]. Buscaba así Francisco enterarse a fondo de lo que venía pasando, sin cortapisas ni excusas, para poder tomar las decisiones más oportunas. Como se destaca en la Crónica citada, más temprano que tarde los funcionarios del Estado del Vaticano  estuvieron divididos en dos grupos: los Cardenales y Clérigos que estaban en contra del Papa y los que estaban a favor de Bergoglio, situación que se acentuó cuando se evidenció que el Banco del Vaticano, o “Instituto para los Obras de la Religión”, en el 2014 había intentado borrar más de 200 cuentas sospechosas de haber sido usadas para transacciones ilegales y, lo peor, cuando se supo que ese santo Banco estaba implicado en el lavado de dineros de las mafias y en muchas otras cosas no tan santas.
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Francisco se vino a Colombia muy marcado por el necesario y trascendental paso de la Reconciliación y el Perdón y la Reparación. Así lo manifestó el primer día de su visita en la Plaza de  Armas ante las autoridades del Estado, “quise venir hasta aquí para decirles que no están solos, que somos muchos los que queremos acompañarlos en este paso, este viaje quiere ser un aliciente para ustedes, un aporte que en algo abre el camino hacia la conciliación y la paz”. Y “la paz será un fracaso, si no hay reconciliación”, proclamó en Villavicencio el segundo día de su visita.[3] En realidad que en otras encuentros,  a este segundo paso lo calificó como el  primero, pero  no en términos cronológicos sino por su importancia central pues, en su opinión, no podía haber una pacificación auto-sostenida  con los alzados en armas ni avance alguno significativo en la construcción de paz positiva  si todo el proceso negociador en su conjunto no estaba alimentado  por el paso conciliador. Por eso,  y así lo reiteró, de modo explícito, en su última homilía en Cartagena el 10 de septiembre, precisamente se había venido  a Colombia en una muy concreta coordenada de su historia, vale decir,  cuando éste segundo paso, o etapa cronológica, la del inicio  práctico  de la Reconciliación, estaba en su momento de máximo  despegue. Sentía que él  y su Iglesia, y así lo pensaba, tenían  la obligación moral de hacer  un significativo aporte   a la transformación  de los históricos  odios y venganzas  en un proceso permanente y reiterado  de reconciliación, perdón y reparación. Además,  una Iglesia volcada en esa dirección, era una Iglesia inscrita en un proceso simultáneo de profundas transformaciones internas.
Fue así como el Papa con claridad  distinguió con claridad los tres pasos cronológicos del proceso negociador sobre los que ya habían  abundado los analistas y académicos, 1. la pacificación; 2. la reconciliación, siendo éste, en su concepto,  el más importante; y 3. la construcción de paz positiva, tres pasos que estaban subordinados a otro paso  estratégico, que en Cartagena el último día de la visita precisó así: Si Colombia quiere una paz estable y duradera, tiene que dar urgentemente un paso”  en la dirección “del bien común, de la equidad, de la justicia, del respeto de la naturaleza humana y de sus exigencias”, indicó el sumo pontífice durante el sermón de su eucaristía final en Cartagena. Así Francisco, en su última homilía en Colombia, instó al país a construir la paz “no con la lengua, sino con manos y obras”. Aprovechó, entonces,  su último discurso para lanzar el mensaje más político sobre cómo debe avanzar el proceso de paz en Colombia.[4] 
Importa recordar  que en su intervención en Cartagena el últimos día de la visita  señaló que el primer paso lógico-cronológico  del proceso negociador, el de la pacificación,  ya lo habían dado el año pasado los grupos enfrentados, gobierno y guerrilla, con los apoyos, sobre todo,  de otros grupos políticos y partidistas; pero, que  ahora se estaba entrando a un trascendental  segundo paso cronológico cuyo protagonista central tenía que ser el conjunto de la Ciudadanía, un  permanente Pleno de  Gentes que, cohesionadas alrededor de  diarios y reiterados Encuentros, fraternales y solidarios,  iniciaban un largo proceso de Conciliación y Perdón y Reparación. Aunque no lo dijo, de modo explícito, dejó sobreentendido que vendría un tercer paso cronológico que era el de la construcción de la paz territorial en, desde y para los  pobladores comunitarios a los cuales  deberían haberse reincorporado ya las distintas categorías de Excombatientes. Para esta época  él  estaría en Roma o en otras partes del mundo, haciendo lo que más sabía, de un lado, rezarle al Cristo Negro por el conjunto de la Paz colombiana y, del otro, brindándole al país los necesarios apoyos internacionales.



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Creyentes o no creyentes en los Atisbos Analíticos nos hemos sentido  como muy abiertos receptores críticos de un Mensaje que este Papa Humanitario y Humanista ha enviado a todos los colombianos, católicos y cristianos, no creyentes y ateos, indiferentes y agnósticos, muchos de estos últimos  portadores de una Ética solidaria y ciudadana  que ya quisieran para sus feligreses  el propio Francisco tal como él mismo lo ha destacado en diversas oportunidades, “es mejor un ateo sincero que un católico hipócrita”[5]. No es que debamos deponer la crítica, pero sí la alejamos  de aquella que en todas las conductas de un personaje poderoso que le es distinto, “descubre” siempre  alguna versión de complot. Por estos días, por ejemplo, se nos han atravesado afirmaciones olímpicas, por no tener el menor soporte empírico,  como aquella que dice que Francisco, revestido de humildad, ha venido a Colombia a preparar mental y simbólicamente a la población para una invasión de Estados Unidos a Venezuela realizada desde Colombia o aquella que señala que su humildad es cínica porque lo único que ha buscado es apoyar a su Iglesia católica en una coyuntura de crisis. No es que aceptemos, por ejemplo, de buenas a primeras su teoría de la teologización de lo popular, pero ya  la explicitaremos con respeto  aunque le encontremos importantes  limitantes y limitaciones para los procesos contra-hegemónicos de emancipación de los subordinados.  
Las críticas pueden moverse en una dirección menos avara. Aunque en esto no tenga que ver Francisco ni quizás sus colaboradores extranjeros, creemos que aunque los organizadores de los conversatorios  invitaron a los sectores de población deseados por el Papa, sin embargo, en algunas de las selecciones específicas primaron intereses estatales. ¿Por qué, por ejemplo, no se invitó ni a una sola madres de los varios miles de asesinados a través  del perverso y criminal juego semántico llamado “falsos positivos”? Concesión a la Iglesia católica colombiana también fue el que  no se le exigiese  pedir perdón por la masa de acciones de los curas pederastas en contra de los niños y  menores de edad. También llama la atención que ningún representante de las exfarc ni del Eln que, en honor a su presencia, pactó con el gobierno un cese bilateral temporal del fuego, hubiese sido  invitado a uno u otro de los conversatorios. El Eln, por ejemplo, grupo de ideología  cristiano-marxista,  concertó con el gobierno un cese bilateral  temporal del fuego a partir del 1 de octubre y, como lo ha señalado por estos días, durante la visita del Papa de facto  decretó  un cese unilateral como un reconocimiento a su extraordinaria gestión.[6]
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Ya en materia de críticas y análisis más  serios, el  comunicador Arturo Guerrero ha dicho[7]  que estuvo muy bien que el Papa que ha venido haya  sido este Papa y no otro Papa, pero que sería mejor que el país y el mundo contaran con más elaborados guías, pues sus discursos habían sido una batahola  de “obviedades”, que “una valoración  de su discurso deja ver  el uso de  conceptos y lenguajes repetidos sin fin  a lo largo de los tiempos: reconciliación, amor, misericordia, respeto, humildad. Palabras como piedras rodadas, que de tan lisas entran por un oído y salen por otro. Lo alarmante, prosiguió Guerrero,  es que en pleno siglo de la postmodernidad  las muchedumbres reciban esa prédica como si se pronunciaran  por vez primera, como si tal verbo sin dientes  sirviera todavía para re-encantar la existencia”; adicionó enseguida el argumento de que en materia de modernización tecnológica  Colombia vivía  en el siglo XXI, pero que en asuntos de   modernidad y de ideas y valores permanecía en el siglo XIX y “por eso el más grande personaje viene, hipnotiza y distribuye consejos idénticos a los forjados para los bisabuelos y los medios de comunicación, boquiabiertos, le hacen eco”. Válida en mediana  medida la apreciación de Guerrero sobre la superviviente Colombia premoderna, sin embargo, primero, a esas movilizaciones han asistido también muchos curiosos, y un Papa  despierta curiosidad aún en las sociedades más modernas, segundo, no todos los 45 millones de colombianos actuales son pre-modernos en sus ideas y valores, y tercero, siendo esto lo más importante, ese montón de obviedades  sobre las que Francisco enhebró sus Encuentros fraternos, siendo en esto  muy similar a Pepe Mojica,  se refieren a hechos y situaciones reales- políticas, económicas, culturales, laborales, recreacionales y hasta oníricas- todavía no realizadas ni alcanzadas ni conquistadas para  la vida cotidiana  y  la intimidad de esas masas, que por eso no pueden si no decirse: “ajá, caray, cómo es que he pasado por alto esto tan obvio, cómo no me había percatado, por qué lo había olvidado , en realidad de verdad que este chévere Francisco  tiene toda la pura razón”.
Muy positivo ha sido, por otra parte, el artículo del profesor de la Universidad del Valle Alonso Moreno, quien  como él mismo  ha dicho, esta visita llegó cuando la corrupción a escala burocrática superior había alcanzado  su máxima expresión con los mayores escándalos  corrompiendo la misma sal y por eso la examinó  como una encarnación de la esperanza de lograr la paz.[8] Sorprendente y confidente  estuvo, por otra parte, el lúcido analista Alfredo Molano, quien le  confesó al país  que tras 50 años de no haber asistido  a una misa, por la televisión, entre atento y conmovido, había vivenciado completica la primera  pues, a Francisco  “lo tengo como uno de mis maestros políticos, un tema que en el fondo  considero espiritual”. [9]

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Dijimos desde un principio que el Papa Francisco se inspira en la llamada Teología Popular, o, mejor, en la aplicación de la teologización de lo popular; pero, la Teología Popular  no puede confundirse  con  la  teología de la Liberación, horizonte éste del que estuvimos  muy  cercanos durante los años de universitario cuando nuestros maestros  fueron   Camilo Torres y  Orlando Fals Borda  en la Universidad Nacional.
 Para efectos de esta distinción, importa diferenciar en el interior de la Iglesia católica dos teologías[10] , una “ la Teología Especulativa” basada, sobre todo, en doctrinas, ideas y dogmas, a la que le importan más los ritos que la ética,  que las conductas concretas y  que las formas de vivir, y otra “ la Teología Narrativa” más asociada a los hechos presumiblemente históricos, y a la que, más allá de los ritos, le importan, sobre todo, las exigencias de los Evangelios, traducidas  en formas históricas  concretas de vida con bondad,  respeto,  tolerancia  y  ternura con todos. Y ya hacia afuera de la iglesia, y a una escala más política,  importa también distinguir  las relaciones de sus dos Teologías, la Especulativa  y la Narrativa, con la Teología de la Liberación a la que, desde la época de Camilo Torres, han pertenecido varios Jerarcas y seglares católicos en Colombia y América Latina y que es, más bien, una teologización de la revolución social. En el interior de la Iglesia, el Papa Francisco se ha ubicado en la Teología Popular, que es una forma específica de la Teología Narrativa y ha dado muestras de respetar la Teología de la Liberación, que él  no comparte pero comprende mientras, en alta proporción, las Jerarquías  Eclesiales no desean ni escuchar su nombre. En Colombia, basta recordar la experiencia  del Obispo de Buenaventura, Monseñor Valencia Cano.


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Al observar con detenimiento  los variopintos Encuentros fraternales y solidarios del Papa Francisco en  cuatro ciudades colombianas, de modo todavía  provisorio y como en un primer borrador, hemos logrado recoger   el significado específico de la Teología Popular aplicada a los problemas y especificidades del país.
Para Francisco todo católico debe ser un protagonista comprometido que, en los muy plurales ámbitos  sociales laicos en los  que  cada día se desenvuelve  cada uno  – social, político, cultural, ideológico, vivencial, educativo-formativo, productor de ideas e imaginarios, laboral, recreacional, grupal etc - debe contribuir a impulsar  Encuentros fraternos y solidarios  en los que los nexos e interacciones interpersonales e intergrupales  que los van definiendo, tengan como uno de sus focos de inspiración y de influencia  la presencia de lo espiritual evangélico. No es que, de modo desenfocado,  se aspire a que el   factor  Cristo- Evangelio sea el determinante, pero, por lo menos,  sí uno  altamente influyente. Entonces, más  que en los ritos de las Iglesias, se espera que los católicos todos los días se reinventen llevando a la práctica las exigencias de los Evangelios.  Y los Jerarcas y Curias deben ser un permanente acompañante  de esos Encuentros  dirigiendo a sus rebaños  no  desde los altares y los púlpitos y los  confesonarios, sino  metidos hasta el cuello  en esos cotidianos Encuentros  en procura de una sociedad cada día más humana y digna, es decir en opinión del Papa, cada día más cristiana.
 Esos serían  los contextos, primero, el de los excluidos y sufrientes de todo tipo, y  segundo, el de la búsqueda de  lo evangélico  popular, desde los que la Iglesia Colombiana debería lograr  la más profunda transformación; debe salirse de sus compromisos con los poderes establecidos, así  como de su encerramiento en las sacristías para, codo a codo, con la masa de excluidos y sufrientes y adoloridos y explotados  colombianos  dar el paso más  estratégico, que  ya  señaló Francisco,
 “si Colombia quiere una paz estable y duradera, tiene que dar urgentemente un paso en la dirección del bien común, de la equidad, de la justicia, del respeto de la naturaleza humana y de sus exigencias”.
Entonces, como lo precisó Hernando Gómez  Buendía[11] “Francisco viene del movimiento teológico que concluyó por darle razón a Lutero, para esperarlo a la vuelta del siglo XXI”; de   Lutero son  el rechazo a la Iglesia apoltronada y del clero arrogante para volver a la creencia y la vivencia  del encuentro personal e íntimo con Dios y, por eso, Francisco  le dijo a los 132  Obispos colombianos,
“la misión de ustedes es singular. Ustedes no son técnicos ni políticos son pastores”.
 Y acerca del esperado tema de la paz, el pontífice, tras citar a García Márquez, les hizo esta reflexión: “Todos sabemos que la paz exige de los hombres un coraje moral diverso. La guerra sigue lo que hay de más bajo en nuestro corazón, la paz nos impulsa a ser más grandes que nosotros mismos”. Y al terminar el discurso, les hizo un llamado a comprometerse con el Putumayo,
Y antes de concluir… un pensamiento quisiera dirigir a los desafíos de la Iglesia en la Amazonia, región de la cual con razón están orgullosos, porque es parte esencial de la maravillosa biodiversidad de este País. La Amazonia es para todos nosotros una prueba decisiva para verificar si nuestra sociedad, casi siempre reducida al materialismo y pragmatismo, está en grado de custodiar lo que ha recibido gratuitamente, no para desvalijarlo, sino para hacerlo fecundo. Pienso, sobre todo, en la arcana sabiduría de los pueblos indígenas amazónicos y me pregunto si somos aún capaces de aprender de ellos la sacralidad de la vida, el respeto por la naturaleza, la conciencia de que no solamente la razón instrumental es suficiente para colmar la vida del hombre y responder a sus más inquietantes interrogantes.[12]
Es sabido que la visita de Francisco a  Colombia fue preparada y planificada por una Comisión mixta conformada por representantes de la Iglesia y del Gobierno, y uno y otro con seguridad en su intimidad deseaban que los interlocutores fuesen “tales y tales” y  los temas a tratar “estos y estos”. El Estado con toda legitimidad podría haber deseado que hubiese Reuniones o Encuentros  con algunos de los representantes de los poderes estatuidos del establecimiento y con algunas autoridades específicas; pero no, los interlocutores fueron, los niños en general y con síndrome de down en particular; los drogadictos; los enfermos terminales; las mujeres violentadas; los migrantes sin techo; los pandilleros; los indígenas y afrodescendientes; los desechables; los arrinconados; y, sobre todo, las víctimas, los  sobrevivientes concretos del conflicto armado y los jóvenes  y las mujeres. Sobre éstas, casi  ningún creyente se había atrevido a decir lo que proclamó ante el Comité Directivo del CELAM, Consejo Episcopal Latinoamericano, 
"Si queremos una nueva y vasta etapa de la fe en el continente, no la vamos a obtener sin las mujeres. Por favor, no pueden ser reducidas a siervas de nuestro recalcitrante clericalismo”. [13]
 Por su parte, los representantes de la iglesia  esperaban que los temas fuesen el estatuto del catolicismo, la defensa de la familia tradicional, los matrimonios Gay, la adopción Gay, la eutanasia.  Sin embargo, a este Papa no le impusieron ni permitió que le trataran  imponer nada,   ni los interlocutores con los que iba a dialogar ni los temas que debía tratar. Tanto los primeros, los interlocutores, como  los segundos, los temas, fluyeron con espontaneidad  de la lógicas internas de su enfoque de  Teología Popular. Por eso llama poderosamente la atención que, excepción hecha de su reunión con el Presidente Santos, no hubiese habido ni un solo Encuentro  con uno u otro  sector de las elites de poder, sino que, por el contrario,  todas las reuniones conversadas fueron, si  no con lo más  genuinamente popular de los explotados, sí con personas y sectores de la masa más  afectada por los mayores sufrimientos. Emocionantes fueron, sobre todo, sus Encuentros y Conversatorios en las tardes al anochecer cuando  al llegar a la Nunciatura lo esperaban uno u otro grupo de sufrientes, y el  Papa, no obstante la fatiga de 12 horas de variada labor pastoral y no obstante el acoso de algunos de sus  acompañantes para que se entrara a descansar, se detenía delante de cada uno de ellos mirándolos a los ojos como tratando de apresar  el dolor específico de cada uno de ellos y solo entonces adivinaba lo que les debía decir. Por otra parte, el Papa en ningún  momento se refirió  a los temas expresivos  de la, para muchos, “la más profunda crisis histórica de la familia  en Colombia” producida, de acuerdo con el conservadurismo moral, por la lucha por la vigencia de los derechos de las comunidades gay.

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Es indudable entonces que la Teología Popular del Papa Francisco es  profundamente innovadora de los estilos con los que en Colombia las mayorías  de las  Curias han manejado la evangelización; esto no obstante, trasladado el asunto al plano de la política, sobre todo liberadora y des-alienadora, se  impone, aunque sea bajo la forma de pregunta  una importante inquietud planteada por el profesor de la Universidad Nacional, Miguel Angel  Herrera, cuyo texto citado recomendamos,  “¿acaso la Teología del Pueblo  no  se constituye  en  un obstáculo poderoso para  la construcción  de la autonomía integral en las luchas contrahegemónicas de los[14] subalternos de Colombia y del mundo  por su liberación?

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Terminamos este Atisbos con una pregunta ¿por qué un hombre solo, y hasta muy  solitario en el seno de su propia  Iglesia, ha logrado tan alta movilización en Colombia  con  4.5 millones de asistentes a las  cuatro Misas -Conversaciones?
Ya lo dijimos, la visita de un Papa es noticia en cualquier parte del mundo, aun en los países más incrédulos donde muchas gentes pueden  ir de modo masivo a verlo aún por mera curiosidad, lo que es más  válido cuando ese Papa es similar a nuestro latinoamericano Pepe Mojica en muchas partes del planeta tierra considerado el mejor Presidente de la contemporaneidad. Como para mandar por todas partes, muy junticos, a Mojica y a Borgoglio.
Entonces, en Colombia Francisco movilizó  una inmensa muchedumbre, estando en su seno  también  mucho curioso, primero porque su  prédica  es un  hecho tangible y observable- vive como piensa, en un cuarto decente pero  sencillo;  aleja  de sus vestidos toda forma suntuaria de lujo; en Roma  se traslada en   un viejo CochePapa;  come, lo que es recomendable para todo el mundo,  de un modo frugal pero sabroso;  y,  a ese hecho tangible,  se adiciona el de ser un gran dialogador que, con respeto y permiso previo, se le mete a la gente concreta a su intimidad para despertarle obviedades que, por viejas  y cansadas , ya  estaban  adormecidas  y por eso los escuchantes  al percatarse del “milagro”  no pueden más  que sorprenderse ante el mago que las despierta; entonces, se abren  más cuando las obviedades despertadas les preguntan que por qué se habían olvidado de ellas, a lo que aquellos les responden que porque “ya creían que no las podían realizar”. Segundo,  movilizó tanta gente porque posee un extraordinario carisma y Max Weber sugirió que cuando alguien lo tiene muy grande es capaz de mover montañas. Pero no basta poseer carisma. En tercer lugar, en cuanto al tono, la forma, el momento y el lugar, sabe decir las cosas de un modo directo y con un lenguaje sencillo por inteligible. Y en cuarto lugar, para no  tornarnos redundantes,  es un artista en el manejo del lenguaje corporal, sobre todo ¡esa sonrisa inapagable redondeada por esa mirada tierna y picarona que siempre se clava en los ojos del sufriente preguntándole por su específico dolor!   









                                                          

























[1] . “Bogotá sumó dos días sin homicidios durante la visita del papa”, El Espectador, 08-09-2071.
[2] .”Los banqueros de Dios”, Crónica de cómo  el Banco del Vaticano lavaba el dinero de las mafias”, https://actualidad.rt.com, 05-02-2015.
[3] . www.colombia.com, 08-09-2017.
[4] .EFE, www.pulzo.com, 09-10-2017.
[5] . www.elclarin.cl, 24-02-2017.
[6] . Ver,  “Por qué negociar con el ELN: Desafíos y Salidas”, Atisbos Analíticos  No  260, 
[7] . Guerrero, Arturo, “El Papa y el Verbos sin dientes”, El Espectador 07-09-2017.
[8] . Moreno, Alonso, “Demos el primer Paso”, Caja de Herramientas, No 557, 17-09-2017.
[9] . Molano, Alfredo, El  Espectador”, 10-09-2017.
[10] . Castillo, José María, “Otra forma de hacer Teología”, www.fedulta.com.
[11] . Gómez Buendía, Hernando, “¿Qué nos dejó la venida de Francisco? , RAZÓN PÚBLICA, 10-09-2017.
[12] .”Encuentro con los Obispos de Colombia” www.eltiempo.co, 07-09-2017.
[13] .”Estas fueron las palabras del Papa Francisco a los miembros del CELAM”, www.elheraldo.com,
[14] .Herrera, Miguel Angel, “Francisco Borgoglio, un Papa misionero en su propia tierra”, Caja de Herramientas, o9-09-2017. 

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